¿Malo? ¿Malvado? ¿Villano? ¿Cómo definir a Leo Johnson? Sólo hay una forma posible: es un hijo de la gran puta. Lo primero que vimos de él fue su camión y ya nos dio muy mal rollo. Su caso es acojonante, no tiene una sola escena en la que no sea desagradable hasta límites inconcebibles. Está metido en todos los asuntos sucios de Twin Peaks, y lo que realmente le mola es participar en violentas orgías sadomasoquistas, en algunas de las cuales participaba Laura Palmer. Hasta en estado vegetativo es capaz de revelarse como un tipo peligroso. Al final disfrutamos viéndole sufrir, pero por desgracia el último capítulo dejó su destino en el aire, aunque las cosas, por suerte para nosotros, pintaban muy mal para él.
El Cadillac Negro 