Nuestra “Fringe”
(ALERTA SPOILER: Prohibido leer sin haber visto hasta el último capítulo de la serie, el 13º de su quinta temporada)
“Fringe” ha sido, para mí, y por muy diversos motivos, una serie excepcional. ¿Durante sus cinco años de existencia? Durante los tres primeros, sin ningún tipo de dudas… Voy a concederle que sí, que hasta el final, esos dos capítulos (“5×12 Liberty” y “5×13 Enemy of Fate”) emitidos el pasado viernes, “Fringe” ha sido una gran serie. A pesar de que sus dos últimas temporadas han sido francamente mejorables, insisto y vuelvo a subrayar, y seguro que nunca será suficiente, en mi opinión. No me considero un gurú de nada como para decir “esto es bueno”, “esto es una mierda”, “esto es mejor que esto otro”, sólo puedo defender mis propias emociones y compartirlas por si a alguien le interesan, esté o no de acuerdo, y en mi caso no hablaré de una profunda decepción o abatimiento con respecto a la serie creada por J. J. Abrams, Alex Kurtzman y Roberto Orci, pero sí de un cierto desencanto. Y por favor, que nadie se lleve las manos a la cabeza ni me maldiga con toda su alma, aún. No quiero ser muy pesado o mostrarme demasiado a la defensiva, pero sé perfectamente qué tipo de pasiones despiertan hoy en día las series y cómo la gente se acaba tomando como algo muy personal las opiniones que no coinciden con las suyas. Sobre todo cuando hablamos de una serie como ésta, con una legión de fans fidelísima.
Esa ha sido, al final, la mayor grandeza de “Fringe”, su principal activo y el motivo de su supervivencia: la pasión inquebrantable de sus seguidores, muchos más de lo que reflejaban las cifras de audiencia y entre los que, pese a todo, me encuentro. Por eso me atrevo a juzgarla de forma un tanto severa, porque aunque no estuve allí desde el principio, sí acabé rindiéndome ante los magníficos hallazgos que convirtieron a la serie en algo único, irrepetible y extraordinario. Al igual que su prima (no carnal, como pensamos en un principio, sino bastante más lejana) “Perdidos”, “Fringe” supo construirse una mitología fascinante y un mundo propio, o varios, y llegó a volar muy alto, altísimo. Para mí, siempre será la serie de los universos paralelos, los saltos en el tiempo y, sobre todo, los apasionantes juegos con el espectador, que ya destacamos en nuestro anterior post ‘La última vida de “Fringe”. En la medida en que eso ha ido poco a poco diluyéndose, o perdiendo gancho, la serie creo que ha acabado resintiéndose y debilitándose.
Veo conveniente recordar lo que yo mismo escribí hace poco más de ocho meses: «… si como parece al final todo consiste en que los ‘Observers’, esos tipos a los que habíamos acabado cogiendo hasta cariño, son los malos de la historia, resulta que sí, que ya nos lo habían anticipado hace tiempo, y algunos simplemente lo habíamos olvidado (…). Así que sí, lo compro, aunque eso suponga aceptar que, en parte, toda la movida de sus universos alternativos, sus líneas temporales modificadas y demás enigmas no sean más que un gigantesco y larguísimo macguffin». También hablaba de «ese maravilloso y sorprendente giro del mejor episodio del año, y uno de los mejores de los 87 vistos hasta ahora, “Letters of Transit”, una nueva vuelta de tuerca a la que deberán aferrarse ahora los guionistas para acabar redondeando la función como la serie merece». Pues, como creo que no hay nada más honesto que contradecirse a uno mismo, o reconocer que no se está de acuerdo con lo que uno pensaba hace unos meses, no me duele nada afirmar ahora que la opción de tomar a los ‘Observers’ como los grandes villanos de la serie no ha sido al final, desde mi punto de vista, la más acertada.
Es verdad que “Inner Child”, el ya lejano capítulo 15 de su primera temporada, fue uno de los que más me impactó en su momento, y que siempre tuve la sensación de que ese niño ‘Observer’ tenía que ser, a la fuerza, muy importante, pero no volvimos a saber absolutamente nada de él hasta el sexto episodio de esta quinta y última temporada, “Through the Looking Glass and What Walter Found There”. Y más cierto es (y vuelvo a darle las gracias a Héctor Caraballo Bautista por refrescarme la memoria con este vídeo) que ya en el tercer capítulo de la segunda temporada, “Fracture”, nos dijeron directamente que los calvos trajeados eran unos hijos de puta, y que nos estaban estudiando con la única intención de exterminarnos. Algo que finalmente acabó sucediendo pero que, precisamente el pasado viernes, nos desvelaron que en ese punto concreto de la historia no era así realmente, o al menos no lo estaban haciendo de forma consciente, por lo que esa revelación no se sostiene… En fin, un lío. Es lógico que en una historia tan compleja como la que nos ha ido desgranando “Fringe” haya numerosos agujeros y contradicciones, no es eso lo que realmente me molesta, sino que esa escena clave, a pesar de ser tan clara y directa, muchos la fuimos olvidando porque luego no nos dieron más pistas que nos hiciesen ir pensando en esa dirección. Lo que nosotros vimos hacer a los ‘Observers’ durante cuatro años, y la importancia que adquirieron en la serie, fue otra bien distinta. Por eso, acabar resolviéndolo todo con el recurso de “al final los ‘Observers’ eran los malos” no sólo convierte a las cuatro primeras temporadas, como ya dije entonces, en un «gigantesco y larguísimo macguffin», sino que acaba haciendo que la resolución de la serie sea, por emplear otro término que nos encanta a los que creemos saber mucho de esto, algo parecido a un gigantesco ‘Deus ex Machina’. Es decir, no creo que nos hayan dado suficientes indicios a lo largo del camino para que podamos aceptarlo alegremente y sin pestañear, y además a mí al menos no se me va la sensación de que en el fondo todo lo que vimos durante casi noventa episodios no valió entonces para casi nada. Hablo en términos exigentes de narración, de resolución de una historia, porque precisamente a mí el viaje, sobre todo durante sus tres grandiosas primeras temporadas, me ha merecido muchísimo la pena. Pero si todo pasaba por una invasión ‘Observer’ de la Tierra en 2015, o cuando fuera, se podía haber llegado a ese punto de una y mil maneras, en la quinta, en la octava o en la tercera temporada, y si bien la trama fue girando mientras tanto en torno a los universos paralelos y las líneas temporales alternativas, podría haber sido todo muy distinto y tampoco hubiese cambiado mucho la cosa.
También me ha sucedido, y no es la primera vez, de hecho viene siendo algo habitual, que cuanto más he ido sabiendo acerca de los ‘Observers’ más ha decaído mi interés hacia ellos. No llega al extremo de lo que me pasó con “Los Inmortales”, pero me sirve como ejemplo. Igual no es una obra maestra, pero a mí la película de Russell Mulcahy de 1986 me parece una pasada, en gran medida por la acojonante banda sonora de mis amadísimos Queen. La historia de unos tipos que no pueden morir a no ser que sean decapitados, y que deben enfrentarse entre ellos durante siglos hasta que sólo quede vivo uno de ellos, me parece fascinante. No necesito saber nada más, no quiero que me digan qué son exactamente ni por qué les pasa lo que les pasa, es más, mantener el misterio creo que hace muchísimo más interesante la historia. Cinco años después, el propio Mulcahy, que en realidad no volvió a hacer nada decente en su puñetera vida, nos endosó “Los Inmortales II: El desafío”. Y nos vino con el cuento de que estos peculiares tipos venían en realidad de un tal planeta Zeist, de donde mandan precisamente a la Tierra una nueva remesa de Inmortales, lo que por algún motivo hace que el prota de la primera cinta, que ya era viejo, rejuvenezca 50 años, Sean Connery resucite porque sí y todo vuelva a empezar. Y no, no os estoy soltando impunemente un spoiler, os estoy haciendo un favor, porque “Los Inmortales II” es lo más putísimo peor, una de las películas más deleznables de la historia. Y además creo que hay hasta seis secuelas de cine más, una serie de televisión y varias cositas de dibujos animados, lo que ha acabado convirtiendo el lema principal de la historia, ‘Sólo puede quedar uno’, en un maldito chiste sin gracia. Pero no quiero desviarme del tema, simplemente quiero destacar lo siguiente: ¿Los Inmortales son en realidad extraterrestres? ¡¡Venga ya!! Pues yo prefiero hacer como que sólo existe la primera película y quedarme con el misterio… No alcanzo ni remotamente el mismo nivel de indignación con “Fringe”, pero sí es cierto que por momentos he añorado los tiempos en los que casi todo en torno a los ‘Observers’ era una incógnita, esas cuatro primeras temporadas en las que buscábamos escondido, mejor o peor, en cada episodio a nuestro amigo September, que de vez en cuando, solo o acompañado por sus colegones, adquiría algo más de protagonismo. Es otra eterna cuestión y nunca llueve a gusto de todos: muchos demandan respuestas convincentes y clarificadoras para absolutamente todo (que se lo digan a los guionistas de “Perdidos) y a otros en cambio no sólo no nos importa, sino que nos gusta que se mantenga el misterio sobre algunas cosas.
De cualquier modo, algunos pensarán que estoy cargando demasiado las tintas con el tema de los ‘Observers’, obviando o pasando por alto todo lo demás. El caso es que para mí la cuestión es importante porque no me ha dejado disfrutar de estos 13 últimos episodios como me hubiese gustado. Si ya la decisión de ‘resetear’ toda la historia en su cuarta temporada, volver en teoría a la casilla de salida y empezar a reconstruirlo todo de nuevo desde cero, aunque luego no fue del todo así, no me convenció demasiado, durante estos últimos capítulos he llegado incluso, por momentos, a tener la sensación de que estaba viendo otra cosa, otra serie. Esto no es “Fringe”, no del todo, he llegado a decirme, y en parte creo que los actores han podido tener una sensación parecida porque, por primera vez, no les he visto del todo cómodos en sus papeles. Bueno, John Noble ha estado, como siempre, impecable, y Joshua Jackson nunca ha sido la repanocha, por lo que en él el bajón no se ha notado tanto, pero la guapísima y gran actriz Anna Torv me ha parecido que ha estado tremendamente perdida durante buena parte de la temporada. Jasika Nicole sí ha mantenido intacto su tremendo encanto, pero tampoco ha ayudado demasiado que Lance Reddick o Blair Brown hayan acabado reducidos a puntuales estrellas invitadas, o que perdiésemos demasiado pronto a Georgina Haig, que llegó a rivalizar en belleza y carisma con su madre en la ficción. También ocurre que, vuelvo a un tema que ya he tratado otras veces, las series con más de veinte capítulos por temporada, que al final acaban estando durante casi ocho o nueve meses al año en antena, tienen siempre bajones puntuales y episodios más flojos o directamente de relleno, algo que pensé que no ocurriría con una última temporada reducida a 13 entregas. Y no debería haber sido así, pero lamentablemente ha sucedido. Muchos de los momentos que hemos visto en estos casi cuatro meses han carecido, vuelve a insistir en que para mí, de interés. “The Recordist” fue, sin ir más lejos, un capítulo infame. Todo el rollo de ir recuperando las cintas de VHS (sí, VHS… ¡¡¡grabadas supuestamente por Walter Bishop en 2015!!!) atrapadas en ámbar, con el plan definitivo para acabar con los ‘Observers’, ha sido en el fondo un tanto absurdo y me ha llegado a recordar a “Prison Break” con toda la movida de Scylla, o sea, a la que fue una gran serie en sus inicios pero en su momento más vergonzosamente bajo. Y ha habido que recurrir a verdaderos ejercicios de fe para acabar tragándonos algunas cosas, como la oportuna transformación de September en Donald, que no tenía demasiado sentido, o el salto en el tiempo definitivo al 2167 con el que al final se podía resolver todo.
Pues vaya mierda, pensarán algunos, y no, tampoco es eso. No he podido dejar de remarcar lo que creo que es obvio, pero en el fondo “Fringe” siempre será muy especial para mí, una serie que mantuvo un nivel altísimo durante sus tres primeras temporadas, que devoré además en pocos meses. Y sus dos últimos capítulos han acabado supliendo sus muchas y evidentes debilidades con una generosa y bienvenida ración de emotividad. Por mucho que algunas cosas estuviesen cogidas con pinzas y todo fuese más que previsible, y que la penúltima escena, esa idílica tarde en el parque con la pequeña Etta y sus felices padres, esta vez sin la inoportuna llegada de los ‘Observers’, estuviese cantadísima desde el mismo arranque de la temporada, el resto de momentos clave acabaron valiendo su peso en oro. Las despedidas entre Walter y Peter y, sobre todo, entre Walter y Astrid, esa última visita al ‘Universo Rojo’(a pesar de ser un tanto forzada), ese último y brutal ataque con todos los ‘fringe events’ que hemos ido viendo a lo largo de la serie (a pesar de ser un tanto caprichoso) y, por encima de todas las cosas, ese elegante y brillante cierre con el ‘White Tulip’. Como ese viejo amigo del que nos hemos distanciado con el tiempo, o con el que llegamos incluso a enfadarnos un poco, que de repente nos desarma con un gesto sincero y nos hace querer volver a abrazarle. Así fue el adiós de “Fringe”. La imperfecta pero, casi siempre, maravillosa “Fringe”. Nuestra “Fringe”. La echaremos de menos.
Pues a mí me parece una crítica bien pensada y, a pesar de que difiero en algunas cosas, sincera, lo cual es de alabar. No soy crítico ni es mi intención sentar cátedra, válgame Dios, pero sí creo que se ha visto la influencia que ha tenido en ésta 5ª temporada el recorte en presupuesto y de guionistas / escritores para poder darle «consistencia», «sensación de peligro», «de opresión» etc. a ésta realidad. En cuanto a los Observadores, soy de la opinión que al menos Windmark ha sido un buen añadido a la galería de personajes de la serie. También creo que ésta temporada ha sido más bien como un único capítulo y como tal debería verse (lo comprobaré cuando tenga los DVD).
En fin, y a título personal, me siento satisfecho ya que para mí siempre han sido los personajes lo importante de la serie (estando el argumento y los «misterios» más bien al servicio de ellos) y en el sentido de darles «closure», como dirían los americanos, no hay nada que reprochar a ésta temporada final. También es posible que sea más permisivo, sea más fácil de contentar, o más simplón, y es por eso que las inconsistencias no me afectan tanto :). Personalmente no tendré ningún problema en revisitar la serie entera (llevo vistas todas las temporadas varia veces ya).
PS: Sólo quería añadir que, parafraseando a Josh Jackson, «prefiero que una serie intente apuntar a lo más alto y fallar en el intento que contentarse en mantener el status quo» o algo parecido.
Agradezco que escribas este artículo, me ha recordado momentos que se me habían olvidado, y me has enseñado cosas que no conocía.
Pero tengo que decir, que por otra parte me «sacan de quicio» estos artículo, porque me da la sensación que aunque la serie se hubiera hecho adaptada a solucionar todas esas críticas, habría otro puñado de personas que escribirían artículos elucubrando y reclamando otro final para la serie diametralmente distinto.
Vamos, que prefiero disfrutar de este gran final y no pensar en lo que pudiera haber sido y no fue, o en lo que me gustaría que hubiese sido y no fue.
Un saludo y enhorabuena por el artículo.
Rodrigo, te veo un poco desencantado con tu evaluación de la serie. Yo lo que encuentro es que me ha hecho pasar buenos ratos, para mí es lo que cuenta. Pero tal vez la clave de la serie la tengan los mismos autores, que ya tardan en ser entrevistados.
Lo que voy a decir va a ser dificil de entender, y van a haber spoilers, pero tal vez el tema de Fringe siempre haya sido la familia, y todo lo referente a viajes en el tiempo, anomalías, mundos paralelos, futuros apocalípticos y otros temas de ciencia ficción haya sido el verdadero McGuffin.
Todo empezó con Walter Bishop en un centro psiquiátrico del que es rescatado por su hijo (al que no veía desde 17 años si no recuerdo) y una agente del FBI (con la que había experimentado cuando era niña antes de ser encerrado). Hijo (que además es «adoptado») y agente forman pareja posteriormente. A este núcleo familiar se le añaden otros individuos como ese amigo del alma-hermano-alter ego que es William Bell y esa enfermera-cuidadora-pseudomadre que es Astrid. Peter Bishop podemos decir que tiene una aventura (no consciente) con el doble de Olivia y eso hace tambalear la relación de pareja. Se nos presenta en otro universo cómo podrían haber sido las cosas de otro modo, como Walternate amargado por la pérdida del hijo, y una temporada final en el que la familia es un grupo sólido que se enfrenta a las adversidades reales que antes estaban latentes o no lo parecían (los observadores) y que termina con la familia tras una «muerte» (Walter) y un «nacimiento» o «renacimiento» (Etta).
El último párrafo es un esquema para desarrollar la idea. Puede parecer muy cogido por los pelos y en último término deberíamos preguntar a los creadores de la serie lo que querían hacer. Para hacer original el envoltorio, se toman todos los temas posibles de la ciencia ficción y en cada episodio, aunque parezca alejado de la trama principal, siempre hay un tiempo dedicado a ampliar la exploración de los personajes.
¿Porqué pienso eso? Porque todas las tramas se han cerrado de golpe excepto la que se centra en la familia. Los mundos paralelos se cierran y como si no hubiera pasado nada. Los cambiaformas son eliminados de golpe para que entre en el asunto William Bell al cual sólo cuesta vencer en un episodio, y la desaparición del mundo de los observadores ocurre también de manera facilona (como en las otras, todo está a huevo) en el último episodio.
A lo mejor se me ha escapado, pero no sé cuál es la razón que los observadores prefieran conquistar el universo verde (nuestro) al rojo (alternativo) cuando éste tenía una alta tasa de contaminación según se explicaba era preferida por ellos. Como esta, muchas. Pero la trama que queda perfectamente explicada es la de los personajes o como he llamado antes, la familia.
De todas maneras esta serie permite varias valoraciones.
Saludos y felicidades por vuestro trabajo
critica de DJANGO yaaa!!!!!!!!!!!!!! jeje
Una pregunta, porque si estoy en lo cierto es uno de los grandes agujeros de la historia:
En la primera incursión al otro mundo de Walter, cuando va a secuestrar a Peter, September no les rescata del lago helado? Porque si es así, al eliminar a los Observers, no deberían haber muerto en ese momento? Y si Walter muere no puede llevar a niño observer al futuro, por tanto no se acaba con la amenaza de los observers.
Vamos, un lio.
A eso me refiero yo, David. Si analizamos los hilos de la historia que tienen que ver con multiversos y paradojas temporales hay muchas cosas que no cuadran. Lo único que me cuadra de todo es la historia de una familia. por eso creo que es el principal propósito, lo que querían contar. El resto es un gran McGuffin de distracción (ojo, que no lo critico; yo he disfrutado como un tonto con un lápiz).
En realidad la paradoja es anterior. September visita a Walter cuando está investigando la cura para la enfermedad de Peter. Debido a esto, se distrae y falla. Sin esta distracción Peter se salva y no es necesario el salto al otro universo. La madre de Peter no se suicida. Walter continua en un hogar estable, por lo que seguramente no acaba matando a su ayudante y entrando en el manicomio y suplicando a Bell que le ampute parte del cerebro.
Así que Olivia nunca necesita llamar a Peter Bishop para usarlo de catalizador para Walter, y la familia nunca se forma.
Aún suponiendo que Walter acaba en el manicomio, aún suponiendo que Peter no está unido a él, su esposa se supone que le visitaría regularmente, por lo que Olivia tiraría de esta antes que pedir permiso al FBI para volar a Irak para buscar al hijo del científico.
Paradojas, paradojas…
Recuerden que la serie termina, pero no en la misma linea temporal en la que empieza, en la linea en la que termino la serie, el Peter del otro universo se ahoga cuando Walter lo secuestra, pero el se salvo por sus propios medios, asi que Septiembre no tuvo influencia en esos acontecimientos. En la linea de tiempo original, los acontecimientos no se vieron afectados, dado que la eliminacion de los Observadores en la linea alternativa no la afecto.
Tambien hay que tener en cuenta que Peter en sí es una paradoja, ya que no debería ni existir -su situación es más o menos como la de Walter en el futuro. En fin, personalmente, no me fijo en lo de las paradojas temporales ya que no detrae de mi disfrute de la serie. Ésta ahi junto con Firefly y Farscape en mi altar de ciencia-ficción :D.
Y en otro aparte, a ver qué tal está la nueva serie de Wyman: Almost Human con Karl Urban y a la que la FOX acaba de dar el visto bueno.
Acabo de encontrar tu blog y como lo dices en el inicio»prohibido leerlo si no has visto la serie completa» por lo tanto volveré …. Amo la serie y quiero saber lo q dices ….
Desde otra web acabe aqui, para leer tu opinion. Personalmente me parece tan buena como la de cualquier otra persona.
Si he de decir una cosa, con respecto a Fringe, entretiene, divierte, sorprende… y que mas quiero… Si quiero una trama extricta sobre algo, llamare al juez de la gurtel y que me pase el dossier!!!
En resumen, me lo pase genial y no quede con cara de gilipollas como en Perdidos jejejeje.
Un saludo y buen articulo.
Me hubiera gustado que al final final, Olivia estuviera en el parque con Etta y con… Lincoln Lee, y que más tarde fueran a casa a esperar a tío Walter que «viene a cenar».
Yo soy de la opinión de que sin los Observadores, Peter (el de este lado) habría muerto de niño de su enfermedad y que el otro Peter habría sido salvado por su padre, al no haber interferido Septiembre.