Cartas con Andrés Calamaro por, sobre y gracias a «Cargar la suerte»
Tengo que comenzar estas líneas reconociendo que desde hace meses tenía cierto respeto a enfrentarme a este artículo. Es más, desde hace unos dos años era una especie de recelo lo que sentía al pensar en el momento en el que Andrés Calamaro sacara un nuevo disco. Esto se debía a dos motivos, que podían ser casi el mismo: su anterior trabajo, «Volumen 11», supuso un ligero chasco, lo que plasmé en una crítica algo tibia, lo que a su vez me ocasionó (he aquí el quid de la cuestión) un enfrentamiento con el propio Calamaro que derivó en feas palabras y comentarios. Que uno de los ídolos de toda tu vida, un artista al que sigues y admiras desde hace casi 30 años, te ataque personalmente fue, no lo voy a negar, un incómodo momento, si bien nunca conllevó ningún tipo de reniego o arrepentimiento por mi parte. Tras este episodio, sentía que mi respuesta al nuevo álbum podría ser vista como un despecho (en el caso de una reacción negativa) o como una claudicación (en caso de una reacción positiva).
La fase más inmediata a la llegada del disco, viendo que la actitud de Calamaro, al menos en las entrevistas y las redes sociales, distaba una inmensidad de la mostrada dos años atrás, para bien, se me ocurrió asomar la patita y dirigirme a él para intentar un encuentro, una colaboración, un «algo» que hiciera de esta crítica un evento especial. Desde un primer momento su disposición, amabilidad y altruismo fueron dignos de mención, mostrándose presto a cualquier tipo de participación para con este humilde medio. Finalmente decidimos que una especie de intercambio epistolar podría ser interesante, quedando reflejado en él la visión de la obra del propio artista y la del seguidor (para no obviar la crítica que no podía obviar), dejando casi totalmente al margen cualquier asunto que no fuera el disco en cuestión. De esta forma, a continuación os brindamos las cartas que por la publicación de «Cargar la suerte», sobre la publicación de «Cargar la suerte» y gracias a la publicación de «Cargar la suerte» intercambiamos con Andrés Calamaro. Un lujo, un placer y un regalo. O cómo el artículo más temido se convirtió en el más gratificante.
Querido Andrés, a dos días de que se ponga a la venta y (casi mejor dicho) de que esté disponible «Cargar la suerte», tengo por primera vez en muchos años la sensación de que tu nuevo disco va a ser un gran disfrute.
No te niego que algunos de tus últimos álbumes los recibí sin la emoción de antaño, ya fuera porque apreciaba en ellos ciertas irregularidades («On the rocks» o «Volumen 11») o porque, teniendo todo en principio bien dispuesto y sin grietas, les faltaba algo que no llego a saber qué es («Bohemio»). Pero esta vez, escuchado el adelanto, «Verdades afiladas», y algún tema más en alguna entrevista, creo que lo que nos ofreces es muy «buena mierda», con permiso de la expresión. No me he querido recrear en estos avances ya que me gusta degustar el disco casi virgen, no quiero que el álbum me llegue mitad ya resabido y mitad inédito; lo quiero disfrutar en su unidad. Eso no quita que lo que he escuchado hasta ahora me guste, y mucho, y que en ello intuya a un artista de nuevo en plena forma. Se habla de que «Cargar la suerte» no desmerece a tu dupla mágica («Alta suciedad» – «Honestidad brutal»); para mí eso son palabras mayores (quizás en cierto modo por un importante calado emocional en mi persona), pero es que creo que puede ser así.
Además, celebro y mucho el regreso del Calamaro afable, amable en las entrevistas y agradecido. Que sí, que el trabajo de un artista no es caer bien, pero qué duda cabe que siempre se recibe mejor un manjar cuando te lo brindan con esmero y afán.
De lo que casi estoy seguro es de que el viernes quizás pueda confirmar que has grabado una nueva obra grande.
Un saludo.
S.A.
Querido Andrés, qué satisfacción me da poder confirmarte que las expectativas se han cumplido. ¡Qué gran disco has parido!
Aún en las primeras escuchas, no cabe duda de que «Cargar la suerte» quedará entre tus obras grandes, y eso es mucho decir. Todo lo que se le puede pedir a un disco, lo tiene: buenas canciones, una producción de enjundia, unos músicos inmensos e inspirados, una interpretación sobresaliente y un concepto de álbum medido y ajustado.
Cuando decías en entrevistas previas que si tuvieras que emparentar este «Cargar la suerte» con algún disco tuyo anterior lo harías con «Alta suciedad» me parecía que ponías el listón muy alto, pero es cierto que es con aquel legendario trabajo con el que más puede entroncar.
Creo que es en este álbum en el que mejor has dejado plasmado lo que abstractamente se llama ‘rock adulto’. No hace falta refugiarse en terrenos añejos o en estilos propios de veteranos para hacer un disco de rock no juvenil. A ello creo que contribuye de forma formidable el tratamiento de las guitarras, omnipresentes, poderosas, pero sin necesidad de sonar atronadoras o veloces.
Además, ¡qué sutileza con los vientos y qué deliciosamente suenan! Bien es cierto que los metales pueden solapar o eclipsar un trabajo si no se les ata en corto, y en esta ocasión tienen el protagonismo justo para adornar, enmarcar y envolver sin llevar la canción a ningún terreno que no sea al que le pertenece.
Tengo que darle más escuchas, obviamente, ya te contaré en unos días cómo va el calado, pero a día de hoy me tienen muy enganchado «Las rimas», «Tránsito lento», «Cuarteles de invierno», «Mi ranchera» y «Siete vidas», cada una a su manera (el riesgo y descaro, la delicadeza, la emoción y el rock calamariense más reconocible).
¿Puedo preguntarte cuáles son a día de hoy tus temas preferidos del disco? Más que los temas a los que más cariño tengas, los que realmente crees que son mejores composiciones e interpretaciones.
Quizás desgraciadamente, yo soy uno de esos que van salpicando internet de opiniones que la mayoría de las veces no le importan a demasiada gente. Incluso cierta crítica causó en ti un rechazo, y así me lo hiciste saber, a tu manera. Posiblemente en ella entró en juego el tema de las expectativas de las que hablas, quizás los tiempos eran otros, para todos. No obstante, celebro el disco que has grabado porque no quería que mi humilde nombre estuviera relacionado con una visión negativa de tu obra, e indiscutiblemente esta va a ser una ocasión perfecta para limpiar un poco aquel encontronazo. Espero en una próxima misiva poder profundizar más en el contenido de «Cargar la suerte» y darle la crítica que se merece, quizás completada con tu punto de vista, lo que sería algo glorioso, una crítica compartida entre oyente y artista.
Sigo dándole vueltas al long play.
Un saludo.
S.A.
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Saludos Andrés.
Por tercera vez en una semana me dirijo a ti pero en esta ocasión con un buen puñado de nuevas canciones ya impregnadas en mí. Rápidamente las canciones de «Cargar la suerte» se han hecho mías, cada una a un nivel, pero sin duda este trabajo me ha llevado a situar tu actual estado musical (y personal, si se me permite añadir) entre los más inspirados de tu carrera.
En algunas de nuestras conversaciones durante los últimos días me pediste una crítica «épica» al disco. No sé si puedo recoger ese guante, pero desde luego sí quiero dejar constancia de las impresiones que me ha causado el álbum.
Creo que se trata de un disco, sobre todo, equilibrado. Por equilibrado me refiero a que tiene la nostalgia justa, el riesgo necesario y el presente obligatorio. Hay letras que miran al retrovisor, hay letras íntimas y hay miradas al exterior. Pero sin embargo, musicalmente, es uno de tus trabajos más compactos y homogéneos (quizás a la par con «Bohemio»). «Cargar la suerte» huye del abanico estilístico que muchas veces formaban tus discos para centrarse en el rock, un rock sin grietas, maduro y elegante, interpretado por una banda de ensueño (incómodo asunto va a ser llevar estos temas a las tablas si no puedes contar con este mismo grupo).
Me permito ir tema a tema:
«Verdades afiladas» abre el disco con una deliciosa melodía, con un punteo de guitarra que acompaña durante todo el tema y con unas sonoridades típicamente americanas, con abundancia de acústicas. Que fuera la elegida a pesar de ser una canción sin estribillo dice mucho bueno de ella, de su carácter instantáneo.
«Tránsito lento» tiene un ‘groove’ bestial y un Hammond protagonista que hace que me recuerde mucho y bien a «Loco». Sin duda es el corte más elegante del lote. Me encanta esa definición que haces de ella como «canciones que escuchamos como si estuvieran cantadas en inglés».
«Cuarteles de invierno» presenta a las cuerdas, dando cuenta ya de lo potente de la producción, de la envergadura del disco y de lo rotundidad de la apuesta. Desde la apertura con «Tengo planes musicales» la canción ya se me coló bien dentro, siendo una de las más sentidas. En algunas partes de la letra hay espacio para los ripios tan marca de la casa. Se entronca con el tema anterior al continuar con la fotografía del movimiento, en este caso en un nuevo (y habitual) salto oceánico.
«Diego Armando Canciones» ha sido una de las que más han ido ganando con el paso de las escuchas. A lomos de una guitarra steel, se trata de una tonada pequeña en intenciones y en pretensiones, y todo hace de ello una delicia, con una estructura narrativa casi naif en esa repetición de los versos, que en el fondo la hacen entrañable, una reivindicación casi en voz baja, celebrando la cotidianidad de tu nuevo modo de vida.
«Las rimas» representa conceptualmente lo opuesto. Aquí estamos ante el tema más arriesgado, aunque sea únicamente por el acercamiento vocal al hip hop; pero no es solo eso, es una interpretación vocal extraordinaria que juega con los tonos mientras de fondo ruge una guitarra cercana a la distorsionada de «Paloma». El tiroteo de rimas es muestra más o menos afortunado en según qué línea, pero funciona como metralleta de ideas.
«Siete vidas» es el primero y creo que mejor de los tres rocks potentes, siendo este el más «de estadio», con ecos incluso a «Los chicos». Un típico rock calamariense, con todo su bueno y ningún reproche para una nueva reivindicación personal, esta vez sacando algo de pecho.
«Mi ranchera» es quizás el momento más emotivo y emocionante, con el piano más protagonista que nunca y con una de las letras más desnudas, una de las más cercanas a la lírica de «Honestidad brutal», con un punteo épico y brutal para hacer sangre.
«Falso LV» retoma las guitarras más afiladas y la mirada al exterior, cambiando totalmente de tercio para pasar de la intimidad más personal a la ironía al retratar determinadas posturas (o postureos), con los saxos vibrando y gritando entre solos de guitarra para levantar una de las más potentes.
«My mafia» vuelve a las distancias cortas para brindar por los amigos presentes (después de haberlo hecho muchas veces por los amigos ausentes), con las guitarras acústicas como dueñas de la canción.
«Adán rechaza» supone el último fogonazo del álbum, quizás la más pesada rítmicamente, recordándome a la «Gomontonera» de «On the rocks». Me hizo gracia cómo en una de las entrevistas de promoción le quitaste hierro a algunas de tus letras diciendo que son «análisis Netflix». Creo que esta canción tiene una «letra Netflix». Relajémonos.
«Egoístas» vuelve a apoyarse en un pedal steel para una de las melodías más frescas del disco,con unos coros maravillosos, por lo que la sitúo como deudora de los más inspiradas cortes americanos de Los Rodríguez. A pesar de la luminosidad, se trata de una letra muy seria y sincera, que se muestra en las antípodas de algunos cabreados textos que aparecían en discos como «El salmón» o «Volumen 11»; imagino que los respectivos estados personales de cada momento quedan plasmados en los discos, y esta canción debe ser reflejo de tu (buen y mesurado) estado actual.
«Voy a volver» supone un epílogo de nueva reafirmación, de nuevo sin gritar pero levantando la cabeza, con unos deliciosos coros y unos punteos de altura.
Y como cada uno hace suyo el disco a su manera, es posible que no estés de acuerdo en ninguna de mis afirmaciones e incluso que quieras puntualizar alguna de ellas. Espero tus comentarios (incluso a mis comentarios).
Un abrazo.
S.A.
Celebro el disco que has grabado pero casi celebro más tu predisposición y amabilidad para con este escribiente. Espero que tu buen momento continúe por mucho tiempo y podamos seguir disfrutándote.
Por mi parte, me pongo a pensar cómo maquetar y presentar estas cartas a nuestros lectores, intentando que quede plasmado lo mejor posible lo que hemos querido perpetrar.
Mucha suerte en todos tus proyectos, musicales y vitales.
Recibe un muy cordial abrazo y agradecimiento de todo el equipo de El Cadillac Negro.
Con cariño, Sergio.
S.A.
Para eso estamos Sergio.
Lo que haga falta.
Saludos a los Cadillac.
A.C.
Esta entrevista denota un gran pilotaje por tu parte.
caramba! muchas gracias. ha sido un placer.
Un saludo!
Desde que me enteré de esta colaboración entre S.A Y A.C me entraron ganas de escuchar más Andrés Calamaro y eso es mucho como mi amigo sabe,escuche bastante y bastante me gustó(no escarmiento con mis algunos complejos musicales)estoy de acuerdo cuando A.C dice(soy un artista popular desconocido grabe mil canciones y mucha gente conoce solo algunas pocas,si yo soy uno de ellos…en lo que no estoy de acuerdo es en lo que dice A.C(es un disco para aquellos que me escuchan.Mis más fieles simpatizantes.Lo hicimos pensando en el público genuino y entendido)cualquier disco es para cualquier amante de la música y no solo para unos fieles seguidores,bueno al menos ahora podré escuchar este disco sabiendo que también es para mi… gran trabajo S.A
pues muchas gracias por tu comentario. un saludo fuerte
Un gran disco: elegante, bello, con letras muy trabajadas y con varias lecturas. Andrés cantando de maravilla. Invito a todos a disfrutarlo con la capacidad de admiración intacta. Ahora sólo espero que vuelva a reunir a la super banda con la que giró en Bohemio y consigan ese sonido que empata con la banda de la gira de HB (Guille, Bruno, Candy, Ciro, Gringui).
Sergio «panqueque» Almendros, te diste vuelta como los mejores. Te felicito.
Volviste como un cachorrito. Das ternura
ay amigo anónimo, no hay más ciego que el que no quiere ver. si de verdad crees que yo he vuelto a algún sitio, pues así será. aunque nunca me fui.
Sublime el artículo!!!
caramba! muchas gracias, raúl
hola. excelente lo tuyo. con altura y sabiduria para escuchar el disco… donde se le puede escribir a andres?
muchas gracias por tu comentario pablo. sin embargo, permite que vele por su derecho a la privacidad. espero que lo entiendas.
un saludo.