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«Banshee»: una historia de violencia

12/04/2013

banshee

Aquellos que nos hemos acostumbrado a reservar una parte de nuestro tiempo diario al consumo de series de TV sabemos que hay obras que se convierten en parte de nuestras vidas, que dejan una huella perdurable que recordaremos por siempre y que una vez concluyen (ya sea la temporada de turno o de manera definitiva) dejan un vacío que resulta difícil de reemplazar.  Y luego están esas otras series que uno sabe que no revisará nunca, que no tienen ni desean la vocación de trascender, que funcionan como un puro entretenimiento o “placer culpable” pero que en determinados momentos apetece consumir para tomarse un respiro de los productos “importantes”, o en ausencia de éstos. En mi caso, un ejemplo perfecto de esta segunda categoría sería “True blood”, la delirante serie de vampiros creada por Alan Ball para la HBO, más disparatada y descabellada a cada temporada que pasa (la última la reseñamos aquí). Ball era también el responsable de “A dos metros bajo tierra”, una serie que yo no he visto pero que mi compañero de viaje Rodrigo me ha asegurado en más de una ocasión que pertenece con todas las de la ley al primer grupo. “Banshee”,  el último invento impulsado por el afamado showrunner (aunque en esta ocasión solo en calidad de productor ejecutivo), cae claramente del lado de las series del “polvo rápido”, ese “aquí te pillo aquí te mato” que disfrutas mientras dura y que olvidas cinco minutos después sin ningún complejo de culpa.

Lo bueno de “Banshee” es que no pretende ser otra cosa. Es honesta y pone las cartas sobre la mesa desde el principio. La serie propone desde su episodio piloto un cóctel pulp-noir de acción y drama con sabor a serie B ambientado en un feísta e ignoto pueblo perdido de la América profunda, reforzado con generosas dosis de sexo gratuito y una violencia demencial que por momentos roza lo gore. Todo ello condicionado por una necesaria exigencia de suspensión de la credulidad. Si el espectador no comulga con lo que pasa en esos primeros 50 minutos (y entiendo perfectamente que no lo haga)  lo mejor es que invierta su tiempo en otra cosa, pero si le pica el gusanillo y decide darle una oportunidad probablemente no le decepcionará, porque salvando algún bache en los primeros episodios (la temporada consta de diez) “Banshee” es trepidante, salvaje y estúpidamente entretenida, y una vez que coge carrerilla ya no hay quien la pare hasta el final.

Banshee_Lucas Hood

La serie de David Schickler y Jonathan Tropper ha sido la gran apuesta para esta temporada del canal Cinemax, una especie de hermana menor de la HBO que está tratando de convertirse en una alternativa a AMC, FX o Showtime, y los resultados no deben haber sido malos puesto que fue renovada para una segunda temporada tras la emisión del tercer episodio, lo cual es todo un logro  en unos tiempos en los que las cancelaciones están a la orden del día. Yo me acerqué a ella porque mis series favoritas estaban en “stand-by” a principios de año y mientras tanto me apetecía probar con algo nuevo, y he de reconocer que, a diferencia de otros estrenos en los que me había aventurado en los últimos tiempos como “Ripper Street”, “666 Park Avenue” o “Vegas”, con ésta he llegado hasta el final y el balance es satisfactorio, siempre teniendo claro su condición de simple pasatiempo de evasión cazurra que no me atrevería a recomendar a amistades de gustos refinados y exquisitos.

Banshee es el nombre de un pequeño pueblo del condado de Pensilvania al que llega un ex convicto que acaba de salir de prisión tras cumplir una condena de quince años por participar en el robo de unos valiosos diamantes.  Y el tipo llega precisamente a ese lugar porque descubre que es ahí donde se esconde bajo una identidad falsa su antigua amante y cómplice, que  logró salir indemne y con el botín de aquel arresto gracias a su sacrificio. El primer problema es que ambos tienen cuentas pendientes con la  organización mafiosa para la que trabajaban y  a la que intentaron sablear con el asunto de los diamantes, y esos gangsters no descansarán hasta que la deuda esté saldada. Y el segundo problema es que su amada, Anastasia, está felizmente casada con el fiscal del pueblo, tiene un par de críos y hace muchos años que enterró un pasado que todo el mundo ignora en Banshee. Para complicar las cosas, nuestro héroe se inmiscuye en una trifulca en un solitario bar de carretera en la que muere el recién llegado nuevo sheriff, Lucas Hood, de modo que aprovecha que nadie le conoce aún para suplantar su personalidad y presentarse como el flamante nuevo representante de la ley local.

Banshee_Carrie

Así pues, la serie pivotará sobre los expeditivos y poco ortodoxos métodos del nuevo marshall para hacer frente a los chanchullos, corruptelas y disputas locales, que de una manera u otra siempre pasan por el gran cacique del pueblo, Kai Proctor, mientras intenta reconquistar a la reticente Ana (ahora Carrie) –aunque eso no significa que no pueda pasarse por la piedra a cada tía que salga a su paso- y trata de no llamar la atención de los matones de la gran ciudad que están tras su pista. Y todo ello ocurre en una pequeña comunidad en la que conviven un grupo de amish –esa peculiar y cerrada cultura religiosa que tan bien retrataba “Único testigo”– y una reserva india. Ahí es nada.

En realidad “Banshee” es una sucesión de clichés y estereotipos, sus personajes son tópicos hasta decir basta, la sutileza brilla por su ausencia y la verosimilitud es un forastero al que conviene apalear si se atreve a asomar la jeta, pero, por alguna razón, la serie funciona. Tal vez sea porque los elementos que maneja (amores imposibles, lealtades traicionadas, conflictos paterno-filiales, secretos comprometedores, miedos ancestrales) son valores seguros que suelen funcionar a poco que haya un guionista decente en nómina, o posiblemente tenga algo que ver con que nunca se tome demasiado en serio a sí misma y coquetee saludablemente con el delirio gamberro y el absurdo más desquiciado (aunque sin llegar a los niveles de “True blood”). Y seguramente también mola porque el tratamiento de la violencia (y en cada capítulo hay al menos una gran pelea de las de zurrarse con todo) es tan brutalmente cafre que por momentos se diría que esta es una serie furiosamente transgresora.

Banshee_Fight

Pero es que además “Banshee” se las arregla para sortear con habilidad las flaquezas que suele padecer toda serie procedimental y, aunque la mayoría de sus episodios se centran en el “problema”  de turno que surge en el pueblo y con el que Hood tendrá que lidiar como sheriff –es increíble la cantidad de tropelías que se pueden cometer en un lugar tan pequeño y apartado del mundo-, nunca se pierde de vista la trama principal, que va cobrando más  fuerza y tensión según avanza la temporada, beneficiándose además de puntuales historias en “flashback” que ayudan a comprender mejor las motivaciones de sus personajes.

Al frente del cartel está Antony Starr, un discreto actor (en la línea de los entrañables Wentworth Miller y Dominic Purcell de “Prison Break”) que no va sobrado de recursos pero que se ajusta como un guante al papel de Lucas Hood, prototipo de macho alfa duro como el granito pero con fondo sentimental y atormentado por los quince largos años que pasó recluido en una cárcel tan hostil como la que habitaba Michael Scofield. Un tipo de una pieza y pocas palabras,  tan incapaz de hacerle ascos a una buena refriega con los puños desnudos como de negarle el paso a las paisanas que se cuelan en su destartalado cuchitril en busca de un buen revolcón sin más justificaciones. El hombre puede con todo lo que le echen, y aunque en muchos capítulos termine totalmente machacado y  hecho fosfatina deberías ver cómo queda el otro. Su única debilidad es Anastasia, más conocida en Bashee como Carrie Hopewell, interpretada por la felina y poco pudorosa Ivana Milicevíc, tan peligrosa y letal como él bajo la fachada de normalidad que hasta la llegada de Hood le ha servido para escapar de su tormentoso pasado. Anastasia se debatirá entre la vida dichosa y próspera a la que se ha acostumbrado y la pasión que no puede evitar seguir sintiendo por su antiguo amante.

Banshee-Proctor

Pero si hay un personaje en Banshee que contribuye decisivamente a que la serie parezca en algún momento más de lo que es ese es Kai Proctor, el gran capo local, que no en vano está interpretado por el mejor actor del elenco, el danés Ulrich Thomsen –un habitual del cine de Thomas Vinterberg-, aportando carisma y ambigüedad a un villano clásico de serie negra, temido y respetado,  paternalista en su rol de protector del pueblo pero implacable a la hora de dejar claro quién manda. Proctor, antiguo miembro de la comunidad amish que en el fondo nunca ha superado el haber sido repudiado por los suyos, está acostumbrado a hacer y deshacer a su antojo hasta que se encuentra una molesta piedra en el zapato.

Otros llamativos personajes que dan colorido a la serie son Job, un estrafalario hacker informático asiático y travestido de lengua viperina, antiguo colega de Hood, al que siempre está dispuesto a echar una mano aunque sea a regañadientes; Sugar Bates (interpretado por Frankie Faison, conocido por “The Wire”), ex boxeador que pasa tranquilamente sus últimos días sirviendo whisky a los pocos clientes que llegan a su tugurio y que se convierte en cómplice del falso sheriff; o Mr. Rabbit , el maligno e inquietante gangster ucraniano obsesionado con dar caza al protagonista.

Banshee_Job

Como decíamos antes, “Banshee” tiene garantizada su supervivencia durante al menos una temporada más y consecuentemente ha sido lo bastante inteligente como para ir dejando suficientes tramas abiertas que garanticen que el espectador vuelva a engancharse a su regreso, previsto para 2014. De momento no parece haber peligro de que le suceda igual que a “Prison break”, que daba para una temporada brillante pero cuyo éxito obligó a continuar artificialmente hasta convertirse en una parodia de sí misma. Que logre el estatus de culto de otra serie con la que podría compartir ciertas semejanzas como “Justified” ya es otro cantar.

5 comentarios leave one →
  1. 12/01/2014 10:54

    Este viernes comenzó su segunda temporada. A mí me gustó la primera temporada :) Aquí os dejo mi opinión ;)

    http://seriesanatomy.blogspot.com.es/2014/01/banshee-una-ciudad-con-muy-mala-sangre.html

    Un saludo!

  2. 13/01/2014 4:29

    Bueno, pues ya he visto el primer capítulo de la segunda temporada y… parece ir de relleno. Es flojo, flojo, flojo, hasta ser totalmente prescindible, salvo que tenga algo que se me escapa. Pero vosotros que sois críticos más avezados, es posible que me mostréis algo interesante en el mismo. Me refiero a que es flojo… comparado con el resto de capítulos claro… y que se podía haber contado lo mismo con un poquito de «acción» por medio… para mantener el interés del espectador. Es que… ni sexo siquiera… parece que el capítulo lo hicieran los mormones esos….

    • 13/01/2014 4:35

      Por cierto… mucha india, la india esa…. está como para repoblar….

      • Jorge Luis García permalink*
        13/01/2014 13:11

        Hola, Jose; pues de momento no hemos empezado a ver la segunda temporada, y no sé yo si lo haremos en breve, porque tenemos otras series en la agenda que en este momento nos llaman más la atención. Además, si nos dices que ha arrancado floja (y sin sexo :-)), pues menos ganas nos quedan… Un saludo!

  3. AsSV permalink
    31/10/2020 23:56

    Serie para desconectar, yo no lo habría dicho mejor, ver al Sheriff Good dando estopa es un placer.
    De Banshee al cielo.

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