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The Decemberists encuentran el justo término medio con «What a Terrible World, What a Beautiful World»

16/03/2015

The Decemberists What_A_Terrible_World,_What_A_Beautiful_World Cover

Las eternas contradicciones de la vida. Por un lado, los estadounidenses The Decemberists habían logrado en 2011, con su disco ‘The King is Dead’, convertirse en la banda de gran éxito al que parecían destinados desde sus comienzos y que se les había ido resistiendo con anteriores publicaciones. Por el otro, lo hicieron con un álbum en el que giraban hacia el sonido ‘americana’ y hacia unas canciones sencillas y de gran gancho melódico, en el que se apartaban ligeramente del brillante y ambicioso pop ‘indie’ y universitario de grandes obras como ‘Picaresque’ o ‘The Crane Wife’ o de exhibiciones de (excesivo) barroquismo del irregular pero interesante ‘The Hazards of Love’. Resultado: ambiciones y arcas más colmadas, aumento exponencial de interesados en su música, pero encontrándo en sus seguidores de siempre un cierto cabreo. ¿La solución? Pues intentar hallar el justo término medio: seguir explotando la veta del éxito y profundizar en las raíces americanas y, al mismo, tiempo, injertar elementos pretéritos como los arreglos ambiciosos, de más variedad instrumental, y volviendo a un aire general más dicharachero, más…POP. Esto es más o menos lo que consiguen en ‘What a Terrible World, What a Beautiful World’, uno de los lanzamientos más esperados para los que veneramos a la vez a The Jayhawks y a REM, a Cracker y a The Replacements, a los Wilco de los comienzos y a los Wilco de ‘Summerteeth’ (porque no, aquí no se pasa a su siguiente nivel de experimentación kraut).

La reválida en forma de disco para The Decemberists no puede comenzar mejor. ‘The Singer Addresses his Audience’ empieza tímida, con la excelente voz de Colin Meloy en primer plano y una íntima base de guitarra acústica para ir mutando, mediante unos fantásticos coros femeninos y un gran ‘in crescendo’ instrumental, en todo un himno, que antecede a uno de los grandes temas de lo que va de año, una ‘Cavalry Captain’ absolutamente ganadora, con una sección de viento que por momentos recuerda a los festivos tiempos de Dexy’s Midnight Runners y que aúpa a todo un monumento pop. Poco le tiene que envidiar ‘Philomena’, que con sus aires sesenteros y sus festivos coros, en un tono muy parecido a She & Him, se convierte en toda una delicia.

The decemberists 2015 2

La notoria influencia que ejercieron en ‘The King is Dead’ aquellos The Jayhawks que sin Mark Olson se rearmaron acentuando su vertiente más pop en discos como ‘Sound of Lies’ se convierte ya en absolutamente decisiva en esta nueva obra. Dos bonitos medios tiempos como ‘Make you Better’ y ‘The Wrong Year’ lo demuestran con creces, pero donde se produce el virtual relevo entre ambas bandas es en ‘Mistral’, un tema soberbio con un estribillo matador y deliciosas aportaciones de la harmónica y el piano.

Podríamos estar hablando fácilmente de una obra maestra si no fuera porque la banda de Portland insiste y vuelve a insistir con el folk estadounidense de cariz más rural y tradicional y, definitivamente, no es su género. Temas como ‘Lake Song’, ‘Till the Waters all Long Gone’ o ‘Carolina Low’ son correctas, no molestan, pero se muestran demasiado inferiores a sus compañeras y están muy lejos de poder emular los mejores momentos de un Johnny Cash o un Steve Earle. De hecho, en cuanto The Decemberists le añaden a su homenaje a las raíces yankis sus predilectos tintes pop salen cosas tan agradables como ‘Better not Wake the Baby’ y ’12/17/12′, cuando no exquisiteces como la desenfadada ‘Anti-Summersong’ (negación de su clásico ‘Summersong’, de ‘The Crane Wife’).

De todos modos, cuando vemos que un tema de mera transición como es ‘Easy Come, Easy Go’ alcanza tan considerable altura o cuando nos topamos con un cierre de disco tan majestuoso como la irónicamente titulada ‘A Beginning Song’  es cuando nos ratificamos de nuevo en que nos encontramos ante una banda única, que, pese a no habernos entregado con ‘What a Terrible World, what a Beautiful World’ su mejor obra, sí que mantiene el nivel de ‘The King is Dead’ y se asienta como uno de las mejores bandas de pop-rock que nos ha regalado este siglo. ¿No sería mucho pedir que los pudiéramos disfrutar pronto en directo en España, verdad? Ojalá…

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