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«Shadows in the Night»: Dylan se reta a sí mismo… y gana

05/03/2015

bob_shadows

Cuando Bob Dylan cantaba allá por los setenta aquello de ‘Forever Young’, nunca podría imaginar que ese título iba a resultar tan autoprofético. Porque es justamente ahora,  rozando las 74 primaveras y superando los 50 años de carrera musical, cuando Dylan es más joven que nunca. Absolutamente liberado de antiguas cargas, el bardo de Minnesota hace lo que le viene en gana: no deja de girar rotando constantemente el repertorio y deconstruyendo sin piedad sus grandes clásicos, tan pronto suelta un inesperado álbum navideño como se lanza a realizar un programa radiofónico que ha quedado como un clásico de las ondas o protagoniza un anuncio de automóviles porque sí, porque le da la real gana. Y, encima, no deja de entregarnos algunos de los mejores discos de su carrera desde finales de los años noventa.

No voy a negar que cuando se anunció que su próximo proyecto iba a ser un álbum de versiones de Frank Sinatra me invadió la sorpresa. Mucho antes hubiera imaginado un disco de revisiones de Hank Williams o de cualquiera de sus amados ‘bluesmen’ añejos, pero…¡¡¡¿¿¿Sinatra???!!! El reto era mayúsculo: uno de los mejores compositores de la Historia contra uno de los mejores intérpretes y recolectores de temas ajenos de todos los tiempos, el murmullo ronco y casi inaudible del de Duluth contra la virtuosa garganta de ‘Ojos Azules’, el irascible y furioso defensor de su intimidad contra el mejor embajador de los locales nocturnos de Las Vegas, el destructor de esquemas establecidos contra el yerno canalla más deseado por las madres. EL GENIO contra EL GENIO. No voy a negar que me extrañó pero tampoco que ardía en deseos de escuchar el material resultante.

Bob-Dylan-le-canta-a-Frank-Sinatra-y-publica-nuevo-discoShadows-in-the-Night

Que nadie espere a Dylan vestido de traje y en modo ‘impersonator’ cantando ‘Strangers in the Night’, este no es el terreno de Michael Bublé. En realidad, ‘Shadows in the Night’ se ajusta mucho más de lo esperado a la reciente trayectoria del de Duluth y no deja de ser una nueva muestra de su amor, como ya lo era el programa ‘Theme Time Radio Hour’, hacia las canciones populares de los años 40 y 50 del siglo pasado y a compositores clásicos como Irving Berling y el grupo del Brill Building, utilizando a Sinatra como un acertado hilo conductor, centrándose en su primera etapa de estrellato, aquella en la que un joven italoamericano deleitaba a EE.UU con sus canciones románticas y se encaramaba al primer puesto entre los cantantes melódicos. Mucho antes de que enloqueciese con el swing y de que experimentara con ritmos brasileños.

Dylan aclara todo lo posible su voz y se reúne con sospechosos habituales como Tony Garnier, Charlie Sexton y Donnie Herron para reducir hasta el hueso unas canciones caracterizadas por sus ostentosos arreglos, trasladándolas a un minimalismo sombrío y nocturno, con una slide guitar que se encarga de emular a las orquestas originales, beneficiándose de una duración de lo más adecuada -35 minutos- para que no llegue nunca a cansar.

17th Annual Critics' Choice Movie Awards - Show

El tratamiento escogido no es infalible -de hecho en la versión de un clásico como ‘Autumn Leaves’ se queda muy lejos de la fastuosidad alcanzada por Sinatra- pero sí absolutamente acertado para lograr al mismo tiempo respetar el legado del jefe del ‘rat pack’, darle una agradecida vuelta de tuerca y ser absolutamente congruente con la carrera de Dylan.

De hecho, las revisiones logran igualar las prestaciones de las originales tanto en temas míticos como la entrañable ‘Some Enchanted Evening’ y la archiconocida ‘That Lucky Old Sun’, en la que Dylan logra con solo algún arreglo extra a los habituales acercarse  a la inalcanzable versión del homenajeado, como en canciones mucho menos sobadas como las preciosas ‘The Night we Called it a Day’ y ‘Where are You?’ y, sobre todo, en dos de las cumbres del disco, la inicial ‘I am a Fool to Want you’, tan original, tan dramática, tan fantasmagórica, y esa absoluta maravilla de Berlin que se llama ‘What’ll I Do’, en la que el de Minnesota hace una de las mejores interpretaciones vocales que se le recuerdan, ampliando su registro y sonando extrañamente cálido y pleno de ‘feeling’.

‘Shadows in the Night’ no solo se queda ahí, sino que tiene el atrevimiento de enmendar la plana a Frankie en determinados momentos y llegar a mejorar algunos de sus temas. Así ocurre con ‘Stay with me’, ‘Why Try to Change me Now’ y ‘Full Moon and Empty Arms’, tres canciones muy genéricas de los comienzos de Sinatra, demasiado ahogadas por la potencia de sus arreglos orquestales, que, sesenta años después. descubrimos que requerían de un tratamiento mucho más sutil, de dejarlas respirar como hace Dylan, que nos regala otras tres interpretaciones de gran altura, y unos músicos remando siempre en favor de la composición.

Resulta paradójico leer encendidas críticas de cinco estrellas o de 100 sobre 100 cuando hace solo unos meses tantas voces tiraron de maliciosa ironía ante el anuncio del disco, resulta un tanto exagerado considerar a ‘Shadows in the Night’ una de las más altas cumbres de un autor que nos ha legado cosas como  ‘Bring it all Back Home’, ‘Highway 61 Revisited’, ‘Blonde on Blonde’, ‘Blood on the Tracks’, ‘Slow Train Coming’, ‘Time Out of Mind’ o ‘Love and Theft’, pero no cabe duda de que Dylan ha sido capaz de imponerse un durísimo reto y ganar por goleada, manufacturando el que será uno de los grandes trabajos del año. Uno ideal para escuchar en penumbra y una buena copa de vino mientras nos alejamos del mundanal ruido.

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