«Bron/Broen» vs «The Bridge»
(ALERTA SPOILER: Algunos de vosotros habréis visto “Bron/Broen”. Otros “The Bridge”. Habrá incluso quien le haya dado una oportunidad a ambas series, y otros muchos que aún no se hayan acercado a ninguna de las dos. En este post optamos por ‘enfrentarlas’ intentando soltar los menores spoilers posibles, para que así podáis decantaros por alguna de las dos, o ambas, sin arruinaros demasiado la experiencia. ¡De nada!)
La mejor señal de que no hacemos del todo las cosas mal es que algunos nos habéis sugerido, en más de una ocasión, que escribamos sobre tal o cual serie que echáis de menos en El Cadillac Negro. Eso quiere decir, creo, que apreciáis y valoráis lo que hacemos por aquí, y nos habéis dado algo de crédito. Una de las más demandadas el curso pasado fue “The Bridge”, el remake estadounidense de la sueco/danesa “Bron/Broen”, pero nosotros no pudimos atender vuestras peticiones. Ya sabéis que sobre todo se debe a la falta de tiempo y a la sobrecarga de ‘trabajo’ y, en este caso, en lo que respecta a un servidor se sumaba algo parecido a lo que le sucedió con el fenómeno “The Killing”/”Forbrydelsen”: siendo consciente de que las dos series despiertan interés, las dudas sobre por cuál de ellas decantarse, sobre a cuál de ellas merecía la pena acercarse en un primer momento, hacían que uno acabase dejando ambas en la cuneta. ¿Un error, o un doble error, por mi parte? Pues muy probablemente. Pero hete aquí que, con motivo de mi reciente cumpleaños, me regalaron en DVD la primera entrega de “The Bridge”, la americana. Así que (felizmente) ya no tenía excusas ni escapatoria posible.
Así, con el paso de los capítulos, mis sensaciones (como siempre, únicas e intransferibles) eran que en términos generales “The Bridge” era una serie más que correcta, magnífica en algunos momentos pero lamentablemente débil o torpe en otros . Y es que, más allá de personajes, casting, ambientaciones, diseños de producción, realización y, por supuesto, tramas, hay algo que siempre acaba marcando la diferencia entre una buena serie y una serie excelente: la solidez de su guión. Y en este sentido, “The Bridge” parecía patinar más de la cuenta, con algunos giros o situaciones un tanto forzados, cogidos con alfileres o poco o mal ‘cocinados’. La serie, en cualquier caso, no dejaba de ser un producto disfrutable, así que según avanzaba la temporada ya me había hecho el firme propósito de reengancharme cuando terminase a esa segunda tanda de episodios por entonces ya en emisión, para así también poder entregaros el post correspondiente. Pero yo no podía dejar de cuestionarme el porqué de esas flaquezas, y empecé a sospechar cuál podía ser el problema, así que… decidí lanzarme también sobre “Bron/Broen”. A fecha de hoy, y tras un maratón seriéfilo sin par, uno ha conseguido zamparse las dos temporadas de ambas series, ha confirmado sus sospechas y está, espero, en condiciones de poder valorar ambas producciones. Así que lo dicho: al lío.
Saga vs Sonya
“The Bridge”, en su primera temporada, es una adaptación fidelísima de “Bron/Broen”. Esto quiere decir que sigue casi el pie de la letra la trama de la fuente original, acomodando algunos aspectos a su propia personalidad, que la tiene, pero en ocasiones llegando incluso a calcar algunas secuencias completas y diálogos. Y por supuesto, la gruesa nómina de personajes escandinavos encuentra su equivalente en sus versiones norteamericanas. Así, la pareja protagonista formada por la sueca Saga Norén (Sofia Helin) y el danés Martin Rohde (Kim Bodnia) tiene su reflejo en la estadounidense Sonya Cross (Diane Kruger) y el mexicano Marcos Ruiz (Demian Bichir). Pero la cosa continúa: el jefe de Saga, Hans Petterson (Dag Malmberg), se convierte en Hank Wade (Ted Levine, el Buffalo Bill de “El silencio de los corderos”); la mujer de Martin, Mette (Puk Scharbau), y su hijo mayor, August (Emil Birk Hartmann), son al otro lado del charco Alma (Catalina Sandina Moreno) y Gus (Carlos Pratts); y el juego sigue con los periodistas Daniel Ferbé (Christian Hillborg) y Daniel Fry (Matthew Lillard), las viudas multimillonarias Charlotte Söringer (Ellen Hillingsø) y Charlotte Millwright (Annabeth Gish), los trabajadores sociales Stephan Lindberg (Magnus Krepper) y Steven Linder (Thomas M. Wright)… Eso sí, la jefa de Martin, la seca pero honesta Lillian (Sarah Boberg), se parece si acaso en el blanco de los ojos al superior de Marcos, el Capitán Robles (Juan Carlos Cantu), un malo tan maloso que casi roza la parodia. Pero si algo queda claro desde el principio en ambas series es que el punto fuerte será la dupla formada por Saga/Martin o Sonya/Marcos, con especial atención al rol femenino protagonista. Tanto Martin como Marcos, uno detective en Copenhague y el otro en el estado mexicano de Chihuahua, son dos tipos afables, cálidos, comprensivos, familiares, de risa fácil, honestos y buenos policías. Saga y Sonya, una en la localidad sueca de Malmö y la otra en la texana de El Paso, en cambio… son otra cosa. Bruscas, frías, con nulas habilidades sociales, solitarias, inmunes al sentido del humor, rectas y brillantísimas profesionales. Sufren, según todos los indicios, el síndrome de Asperger. Son por tanto dos personalidades incómodas y difíciles, tanto para sus intérpretes (muy correcta la Kruger, sublime la Helin) como para el espectador, y sólo gracias, precisamente, a su relación con sus partenaires masculinos nos terminan resultando más accesibles. Hay química (por contraste) entre ambas parejas, pero los choques y acercamientos entre Saga y Martin parecen estar mejor aprovechados, más llevados al extremo, provocando incluso algunas situaciones hilarantes, mientras que Sonya y Marcos más o menos lo consiguen pero a veces no son más que un pálido reflejo del dúo original. En definitiva, Sonya es un rol terriblemente atractivo (más allá del físico de su actriz) mientras que Saga es, simple y llanamente, colosal. Un personaje para la posteridad.
Con la llegada de sus respectivas segundas temporadas, en las que las dos series, por suerte para ambas, toman caminos totalmente distintos, las diferencias se acentúan. Tanto es así que Saga evoluciona, pero sigue siendo más Saga que nunca, mientras que Sonya aún mantiene sus rarezas y conflictos, gracias sobre todo a una subtrama existente sólo en “The Bridge”, aunque por alguna especie de milagro (o simplemente porque estorbaba, o sus responsables no creían del todo en ello) parece haber superado por completo su Asperger. Pese a esta evidente falta de coherencia, la serie y el personaje siguen funcionando, por lo que uno llega a lamentar que los responsables de la adaptación, Meredith Stiehm (“Homeland”) y Elwood Reid (“Caso abierto”) no optasen por matizar el personaje desde el principio, siendo así más consecuentes con su desarrollo. Y es que os hablaba de las flaquezas de “The Bridge”, y ésa es precisamente la más evidente: en su intento, u obligación, por seguir las pautas marcadas por “Bron/Broen”, la versión norteamericana se resiente en exceso. La serie original, creada por los suecos Hans Rosenfeldt, Måns Mårlind y Björn Stein, puede ser algo tramposilla por momentos, con alguna licencia argumental que sin embargo no nos cuesta perdonar. “The Bridge”, por su parte, no sale tan bien parada al adaptar esos aspectos de la trama tan sensibles. Sirvan como ejemplos dos cuestiones que, en concreto, claman al cielo: 1) las estúpidas y ridículas peripecias de la adolescente Gina Meadows (Cole Bernstein), frente a las mucho más coherentes de su sosías sueca, Anja Björk (Fanny Ketter), y 2) la inconsistente dinámica matrimonial entre Marcos y Alma, frente a la relación mucho más creíble que mantienen Martin y Mette. De hecho, yendo un poco más allá, mientras poco o nada podríamos reprocharle a Mette, Alma termina siendo odiosa, la mires por donde la mires. No deja de ser llamativa la facilidad que tiene el espectador medio para odiar, justificada o injustificadamente, a ciertos personajes femeninos. En este caso, está plenamente justificado, y sorprende la torpeza de sus guionistas, más aun siendo mujer una de sus showrunners. En fin, que la Skyler de “Breaking Bad”, la Lori de “The Walking Dead”, la Dana de “Homeland”, la Sansa de “Juego de tronos” o la Sookie de “True Blood” tendrían una digna sucesora si no fuese porque, en el fondo, Alma nos importa un carajo.
Pero no, no todo es un desastre en “The Bridge”, y no es así precisamente por esos momentos en los que se atreve a tomar distancias con “Bron/Broen”, saca a relucir su propia personalidad o idea sus propias subtramas. Personajes como Charlotte Millwright, Daniel Fry o Steven Linder tienen vida mucho más allá de la que tenían en sus versiones escandinavas, algo más funcionales. El bueno de Hank ejerce de figura paterna y nos ayuda a conocer más y mejor a Sonya, mientras que Hans, aunque sea un tipo simpático, se limita casi siempre a estar por ahí. E invenciones propias como Eva (Stephanie Sigman), Adriana (Emily Rios), Fausto Galván (Ramón Franco), Cesar (Alejandro Patino) o el grandioso Monte (el cantante de country Lyle Lovett, y su rostro imposible) ayudan a poner el foco sobre Ciudad Juárez. Y esa acaba siendo su mejor baza.
Grises vs ocres
La paleta de colores dominante en “Bron/Broen” son los grises. En “The Bridge”, los tonos ocres. En “Bron/Broen” sus personajes van convenientemente muy abrigados. En “The Bridge”, los rostros están casi permanentemente cubiertos de sudor. Esto, más allá de una mera cuestión estética, acaba siendo vital a la hora de transmitirnos sensaciones. El puente al que hace referencia el título de “Bron/Broen” es el de Øresund, que comunica a la localidad sueca de Malmö con la capital danesa, Copenhague. En “The Bridge”, es el llamado Puente de las Américas, un paso fronterizo sobre el Río Bravo entre la ciudad estadounidense de El Paso (Texas) y la mexicana Ciudad Juárez (Chihuahua). El choque cultural, en ambos casos, es notable, aunque los contrastes entre Suecia y Dinamarca, lógicamente, sean más sutiles. Y más aún para los espectadores no escandinavos. Yo tengo que reconocer mi incapacidad absoluta para distinguir entre el idioma sueco o el danés y, sobre todo al principio, salvo que esté muy claro, no es difícil dudar sobre a qué lado de la frontera estamos en cada momento. Con el paso de los capítulos, las diferencias irán aflorando. De forma un tanto tosca, podríamos decir que Dinamarca es México, en el sentido de que los suecos son más rígidos, formales y efectivos, y los daneses más accesibles, flexibles y en ocasiones chapuceros. Pero hay algo que comparten ambas sociedades en apariencia tan ejemplares (y lo son, en muchos aspectos): su lado oscuro. Algo que ya vienen explotando desde hace años la literatura y el cine escandinavos, y ahora las series. La basura oculta debajo de la alfombra no tardará por tanto en quedar en evidencia, pues esos son, al fin y al cabo, los designios del malo de la función.
Las desigualdades entre Estados Unidos y México son, en cambio, mucho más brutales. Ciudad Juárez es una de las localidades más peligrosas del planeta. Y más aún si eres mujer. Cerca de seiscientas han sido asesinadas y más de tres mil desaparecieron en los últimos veinte años. Es, además, el campo de batalla de los más peligrosos cárteles de la droga mexicanos, lo que unido a la corrupción de sus cada vez más mermadas fuerzas policiales conforma un cóctel explosivo. En el año 2010, se registraron más de tres mil crímenes relacionados exclusivamente con asuntos de drogas. A escasos metros, El Paso presume de ser, y así lo atestigua el FBI, la ciudad más segura de Estados Unidos, por delante de San Diego (no por casualidad otra ciudad fronteriza con México). En todo 2010 se registraron cinco asesinatos, como bien llega a apuntar, en un momento dado, el propio Hank. Y estamos hablando de una ciudad con cerca de 650.000 habitantes. Cómo es posible que la balanza esté tan descompensada es algo en lo que irá ahondando “The Bridge”, sobre todo en su segunda temporada. Y ahí es cuando resulta más efectiva y se antoja más necesaria.
Grises y ocres. Frío y calor. Dos tonos radicalmente opuestos que sirven en cambio para contar, en su origen, una misma historia. Sus dos magníficas cabeceras, con dos temazos como “Hollow Talk”, de Choir of Young Believers, y “Until I’m One With You”, de Ryan Bingham, nos introducen de forma inmejorable en ambos mundos.
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Soltando lastre
El final de la primera temporada de “Bron/Broen”, compuesta por diez episodios, es tan valiente como demoledor. En “The Bridge” esta resolución es igual de efectiva, o más, pero llega en el undécimo capítulo, dos antes de la season finale. Los dos episodios restantes actúan por tanto como una monumental resaca en la que empiezan a ganar importancia esas subtramas de cosecha propia, hasta entonces algunas de ellas un tanto caprichosas, y se va preparando el terreno para lo que habrá de ser la continuación de la serie. Porque ahí es cuando ambas producciones, como decíamos, toman caminos totalmente distintos. La segunda temporada de “Bron/Broen”, igual o más extraordinaria que la primera, gira en torno al ecoterrorismo y a una amenaza biológica que se cierne sobre ambos países. Con toda la psicosis que estamos viviendo actualmente con el rollo del ébola, más actual imposible. El puente vuelve a unir a Saga y Martin y seguirá teniendo una presencia capital en la serie, desde el momento en que un barco con muchos misterios a bordo queda encallado en Øresund. Por supuesto, también veremos la repercusión que tuvieron en sus protagonistas los acontecimientos de la primera temporada.
En la segunda temporada de “The Bridge”, el puente pasa a ser un elemento más simbólico que un lugar físico. Como las cosas quedaron mucho más abiertas, seguimos más o menos donde lo dejamos y la serie por fin se libera de sus ataduras, explorando más a fondo el tema de la violencia en Ciudad Juárez, el narcotráfico y la corrupción existente desde las bajas hasta las más altas esferas, a ambos lados de la frontera. Con una trama que recuerda en muchos momentos a la devastadora novela “El poder del perro”, de Don Winslow (se habla de una futura adaptación cinematográfica, pero yo sigo pensando que ahí habría material de primera para construir una serie memorable), esta segunda tanda de episodios es aún más cruda, salvaje y sangrienta que la primera. Ya con Elwood Reid como showrunner en solitario, tras el regreso de Meredith Stiehm a “Homeland”, la serie gana en empaque, solidez y sordidez. Aunque, a mi parecer, sigue sin ser tan redonda como “Bron/Broen”, conserva muchos de los hallazgos de su primer año en antena e introduce novedades que hacen crecer aún más el show, el más notable de ellos el personaje de Eleanor Nacht (Franka Potente), que fascina y acojona a partes iguales y llega a recordar al Anton Chigurh de Javier Bardem en “No es país para viejos”. Sigue sin llegar al nivel de otros dramas de la cadena FX con los que compartiría tono e intenciones (retratar la América más áspera, violenta y mugrienta), esas “Justified”, “Sons of Anarchy”, la histórica “The Shield” o la más reciente “Fargo”, pero por momentos se acerca.
Un futuro incierto…
Tras una primera temporada emitida en 2011 y una segunda en 2013, parece que en septiembre de 2015 tendremos más “Bron/Broen”, con una tercera temporada en la que, por desgracia, no estará Kim Bodnia retomando el papel de Martin Rohde. Las primeras informaciones señalaban que el actor danés había abandonado voluntariamente la ficción descontento por la evolución de su personaje, aunque más tarde el propio intérprete y Helin apuntaron que el máximo responsable de la serie, Hans Rosenfeldt, quiere explorar en los nuevos capítulos cómo se desenvuelve Saga sin el apoyo de su único amigo, y no se descarta el regreso de Martin en el futuro. Aunque la pérdida es enorme, dos espléndidas temporadas son crédito suficiente para seguir manteniendo la fe. Y tendremos mucha más Saga, por lo que un servidor ya ha marcada la fecha en rojo (o en gris) en el calendario.
En su segunda season finale, “The Bridge” deja más o menos resueltas todas sus tramas… pero también suficientemente vivas como para que podamos seguir tirando del hilo. Si a esto le sumamos unos desenlaces un tanto anticlimáticos, y el extraño ‘cliffhanger en falso’ que cierra su último episodio, “Jubilex”, creo que no debo ser el único que se ha quedado como a medias y con ganas de más, y que celebraría su regreso en el verano de 2015. O cuando sea. La puerta aún está abierta, pero podría cerrarse en cualquier momento. La cadena FX aún está meditando si opta por la renovación o la cancelación, mientras Elwood Reid dice tener planes para al menos los dos próximos años, Diane Kruger cree que hay materia suficiente para llegar hasta una décima temporada, y Franka Potente confiesa que estaría encantada de seguir interpretando a Eleanor Nacht. Ellos se dejan querer, pero lo cierto es que los ratings cosechados por el show han sido más que discretos (1,03 millones de espectadores en su despedida). Y ya sabemos que las exigencias televisivas son más despiadadas y mortíferas que un sicario del Cártel de Juárez.
…y la tercera en discordia
“The Bridge” no es el único remake internacional de “Bron/Broen”, pues apenas tres meses después del estreno de la versión norteamericana llegó a las pantallas de Sky Atlantic (Reino Unido) y Canal+ (Francia) “The Tunnel”, serie de diez capítulos coproducida por ambos países y ambientada en el túnel del Canal de la Mancha. En esta ocasión, son la francesa Elise Wasserman (Clémence Poésy) y el británico Karl Roebuck (Stephen Dilllane) los encargados de emular a Saga y Martin, y para su desgracia también a Sonya y Marcos. Porque un mismo chiste puede tener gracia las dos primeras veces, pero una tercera… Es posible que la serie sea fantástica, desconozco su grado de fidelidad con “Bron/Broen” y puede ser que sea superior a “The Bridge”, pero entenderán que al menos un servidor, de momento, haya tenido suficiente. En cualquier caso, con sólo una primera temporada emitida, se nos quedaba coja para confrontarla con sus dos ‘hermanas’. Pese a que sus audiencias, en el Reino Unido, fueron notablemente inferiores a las que cosechó la propia “Bron/Broen” en su emisión en la BBC, “The Tunnel” regresará con una segunda temporada, que se alejará también definitivamente de la serie escandinava. Quién sabe, quizás entonces…
De momento, casi es más divertido fantasear con una hipotética versión realizada en nuestro país. Los franceses ya están pillados, y con Portugal tendría su gracia, pero sin duda lo que molaría sería ambientarla en la frontera con Marruecos, en Ceuta, por ejemplo, que estuviese protagonizada por un español y una marroquí… Oh, wait.
Habiendo visto The Bridge, ¿me recomiendas ver Bron sin ver la primera temporada (como es casi igual)?
Rotundamente NO. Pero entiendo que haya gente que se lo plantee, así que quizás tenía que haberlo dejado claro en el post. Creo que te costaría, y mucho, entrar en la dinámica de los personajes, y también tardarías en pillarle el punto a Saga, y sería una pena. Como ocurre en todas las (buenas) series, una vez hecha la presentación de personajes, lugares, etc en la primera temporada, en la segunda ya están más libres para desarrollarlos y levantar aún más el show desde lo ya establecido. Además, en muchos aspectos sí es casi igual, pero en otros difieren bastante y sería un poco lío. Mi consejo siempre será ver «Bron/Broen» desde el principio, pues es una maravilla. Y ‘sólo’ diez capítulos por temporada. Yo, al verlas tan seguidas, aún pude disfrutar además jugando a ‘encuentra las diferencias’, pero si se da un poco de tiempo entre una serie y otra y así se va nublando un poco la memoria, pues casi mejor.
Rodrigo, totalmente de acuerdo.
Solo una apostilla:
En Ciudad Juárez es mucho más peligroso ser hombre. Por cada mujer asesinada caen diez o doce varones, pero de esto casi no se escribe aunque las estadísticas son fáciles de encontrar.
Una excepción
http://blogs.elmundo.es/elmundo/2009/11/20/elmundopordentro/1258709867.html
Hola, Resumiendo. Entiendo lo que dices y he leído el artículo. Lógicamente en una ciudad en la que algunos años han llegado a registrarse más de 3.000 muertes sólo relacionadas con el narcotráfico, es obvio pensar que estadísticamente mueren muchos más hombres que mujeres. Pero yo sigo pensando que Ciudad Juárez es uno de los lugares (al menos en el mundo occidental) más peligrosos para el género femenino, simplemente porque esa violencia (muertes y desapariciones, que ya sabemos que es lo mismo) se ejerce contra ellas únicamente por su condición de mujer. Ni siquiera están relacionadas con estar involucradas en temas de pandillas o narcotráfico, al menos directamente. Y lo más dramático es que, además de que es lógico pensar que detrás de todo esto se esconden crímenes sexuales (igual es una bararidad lo que voy a decir, pero yo prefiero recibir un balazo en la cabeza, que un balazo en la cabeza después de ser violado y torturado durante horas) la indefensión es total, pues como bien se apunta en «The Bridge», las fuerzas policiales y las autoridades no sólo no ayudan a encontrar una solución, sino que son parte del problema. También reconozco que no soy un experto en el tema, más allá de lo que pueda ser cualquiera de nosotros, pero son mis sensaciones. Un saludo.
Yo solo puedo opinar de The Bridge.
Es una buena serie pero con muchos altibajos y como bien dices, combina momentos muy buenos con otros bastante débiles que incluso dan vergüenza ajena.
En general la segunda temporada me ha gustado más que la primera y la he seguido con mucho interés hasta el penúltimo capítulo, pero el último capítulo me ha parecido muy endeble y poco creíble como acaban las diferentes tramas.
De todas formas me gustaría que se renovase porque el contraste entre la parte méxicana y gringa la hace muy interesante.
Aunque creo que con los datos de audiencia que tiene va a ser muy difícil.
Gracias por el artículo. Muy de acuerdo en casi todos los puntos. Disfruté mucho con ‘Bron/Broen’ y su apuesta estética, cosa que empecé a padalear con The Bridge pero me ha decepcionado su segunda temporada (excepto Franka Potente).
Y tengo que decirlo, ¿cómo pueden cuidar, casi mimar, en algunas series detalles de fotografía y luego rodar planos en coches en movimiento falseando fondos y con cámaras desde fuera?
Tanto en The Bridge como en Ray Donovan ocurre y me parece bochornoso.
Lo siento, tenía que soltalo.
Gracias por el artículo y por la web.
Un saludo desde Granada.
Hola, me parecen muy correctos los comentarios y creo que son un vehículo apropiadísimo para decidirse por ver las series. De hecho os suelo tener muy en cuenta al optar por ver unas series u otras. Yo personalmente no he visto The Brigde sino Bron/Broën. He de confesar que me tienen enganchados estos europeos del norte con sus series. Me parecen mucho más «reales» que los americanos. El motivo por el que me decidí no ver The Brigde es porque Bron/Broën me gustó tanto que no quería desilusionarme viendo The Brigde.
También es porque primero vi Forbrydelsen y luego vi The Killing y preferí la primera. Tal es así que llegué a ver la última temporada en V:O: subtitulada porque no podía esperar más.
Ambas me parecen dos series buenísimas.
Un saludo y a seguir iluminando al personal.