‘Dates’: El amor perjudica seriamente la salud
El amor. El tema universal y atemporal que ha sido el gran protagonista de todo tipo de narrativas a lo largo de las distintas épocas, medios y lugares. Y, sin embargo, una ‘rara avis’ en el brillante escenario actual de la ficción televisiva. No me entendáis mal, las relaciones románticas son un elemento imprescindible en toda estas series míticas que venimos disfrutando durante estos últimos años. Pero muy, muy escasas, sorprendentemente escasas son aquellas en las que el amor constituye el elemento troncal del argumento. Por eso, saludamos a ‘Dates’, una producción del prestigioso Channel 4 británico centrada en diseccionar las primeras citas de las más variopintas parejas, una idea no demasiado original pero que prometía la posibilidad de ofrecer un análisis adulto y riguroso de eso que se viene a llamar amor en este frenético siglo XXI.
Londres, presentada como una metrópolis tan estilosa como inabarcable e inmisericorde, se alza como un voraz agujero negro que traga sin cesar almas humanas condenadas a subir una y otra vez la montaña de las obligaciones sociales y sin poder pararse un momento a vivir, acoge las nueve microhistorias de 25 minutos que constituyen ‘Dates’. Nueve capítulos que comparten estructura: dos usuarios de un servicio de citas on line quedan para conocerse por primera vez. A partir de esta premisa todo puede ocurrir: encuentros entre las personas más incompatibles que cabría imaginar, equívocos, retrasos exasperantes, situaciones chocantes, miedos, prejuicios, inoportunas verborreas alcohólicas, fallidas primeras impresiones…Vamos, el cóctel molotov esperable cuando chocan dos almas solitarias sedientas de compañía pero heridas demasiadas veces en el pasado. A lo largo de su desarrollo, comprobaremos que en lo que parecía una sucesión de historias independientes se van repitiendo y cruzando determinados personajes para ir creando una bienvenida sensación de continuidad.
Un notable grupo de directores y guionistas, encabezado por el cineasta John Maybury y varios miembros de la reivindicable comedia ‘teen’ ‘Skins’, saben mostrar el signo de nuestros tiempos: un lujoso envoltorio en forma de fríos locales de diseño, el cinismo como bandera, la extendida desorientación vital, la tecnología como asidero/sustituto de verdaderas emociones… Todo ello manejando un amplio muestrario de personajes tan de hoy en día como una joven y confusa depredadora sexual, un tempranero viudo padre de familia, una soñadora y modesta profesora con algún que otro secreto, una lesbiana china que oculta su condición a su familia o un médico que ve cómo los avatares de su profesión frustran sus deseos sexuales.
Pero todos estos buenos augurios se vienen abajo cuando comprobamos que ‘Dates’ ha caído irremediablemente en la telaraña que ella misma se ha tejido y padece los mismos síntomas que parece pretender denunciar. Así, la producción de Channel 4 goza de buena apariencia, es moderna, atrevida y realista…pero apenas tiene contenido. Las decepciones se van sucediendo cuando van pasando los capítulos y la sensación es la misma: un buen planteamiento con muchas posibilidades que se va diluyendo en nimiedades a medida que avanza, poniendo toda su esperanza de salvación en un final sorprendente, que sí, a veces es ingenioso (otras muchas, no tanto), pero que no logra remontar el pobre desarrollo. Apenas hay brío, sentimiento, potencia, entrañas en una producción demasiado ensimismada en mirarse altiva al espejo y no a su corazón.
La frustración es aún mayor cuando presenciamos dos aislados oasis que nos permiten atisbar las altas cotas a las que podría haber llegado la serie: el buen capítulo final, que cierra con tino y garra la trama más trabajada de la producción, y el excelente quinto episodio, un fragmento repleto de humanidad y sorpresas en la que una cita abocada al fracaso desde el comienzo entre el veterano transportista viudo y una menor que ha mentido sobre su edad se convierte en un relato enternecedor, cómplice, pleno de humanidad y con un desenlace tan desgarrador como coherente. Un relato que recuerda, y eso es decir mucho, a esa icónica relación entre Timothy Hutton y Natalie Portman en una pequeña gran joya de los 90, ‘Beautiful Girls’.
Como producción británica que se precie, lo que no falla es el apartado actoral. El nivel colectivo, en una serie que deja a los intérpretes absolutamente expuestos, es de notable, pero destacan especialmente el aplomo y carisma de un clásico moderno, Ben Chaplin, y, una vez más, esa fuerza de la naturaleza que es Oona Chaplin, que, con su papel de confusa ‘femme fatale’, nos descubre su faceta más ‘sexy’ que esperamos seguir disfrutando en el futuro.
Esta intentona fallida que es ‘Dates’ deja claro que un buen equipo y desahogados medios no hacen por sí solos una gran serie, pero también que, mejorando en unos cuantos aspectos, la serie definitiva sobre el amor en la ‘edad de oro’ televisiva no debería estar muy lejana. ‘Dates’ no debería ser más que un simple aperitivo, el tropiezo necesario previo al triunfo.
Interesante esta «Dates». ¿Vais a reseñar la controvertida segunda temporada de «True detective» por aquí? Se ve que no os ha gustado mucho, a la primera le dedicásteis unas cuantas completísimas reseñas y esta segunda tanda de episodios ni ha aparecido por aquí.
Hola, Iker, y perdona el retraso de la respuesta, que uno ha desconectado mucho en las vacaciones!
Gracias por apreciar la reseña de ‘Dates’. Sobre ‘True Detective’no te puedo dar una respuesta definitiva, sé que la acogida entre algunos de mis compañeros no ha sido precisamente positiva, pero aún no te podemos decir el modo en el que hablaremos de esta segunda temporada. Permanece atento!
Un saludo