«La chica del tambor»: adictivo thriller de autor
Hay veces que estamos tan inmersos en la inabarcable oferta disponible en las plataformas televisivas estadounidenses -amén de ahora también las españolas- que olvidamos que ahí siempre ha estado, está y esperemos que siga estando por mucho tiempo la modélica BBC británica proporcionándonos una producción televisiva tremendamente sólida, que combina con especial acierto el respeto a la tradición y la búsqueda de nuevos caminos. Un ejemplo paradigmático de la perfecta mezcolanza de estos dos extremos es «La chica del tambor», una de las mejores miniseries realizadas por el ente británico en los últimos años y que acaba de emitir Movistar+ en su canal #0. Para descubriros todos sus recovecos, tenemos el placer de contar para este cometido con toda una experta seriéfila: Noelia García.
Al volante: NOELIA GARCÍA
Basada en el quinto libro de John Le Carré, y una de sus novelas más conocidas, “La chica del tambor” es un adictivo thriller que supone el debut televisivo del director surcoreano Park Chan-wook, que hace suya la historia y cocina a fuego lento una excelente miniserie con todos los ingredientes del thriller clásico: tenemos espías, terroristas, tensión, seducción, doble juego… Todo ello sostenido por un gran elenco de actores, entre los que sobresale por encima de todos una Florence Pugh espléndida, a la que secundan un Alexander Skarsgard misterioso y enigmático y un Michael Shannon que, como en todos sus papeles últimamente, brilla en su interpretación de un veterano espía.
Ambientada a finales de la década de 1970, tras la masacre de los Juegos Olímpicos de Múnich, la serie comienza con un atentado en la embajada israelí en la Alemania Federal, que pone en marcha un operativo para atrapar a sus autores. El objetivo es dar caza a Khalil, un escurridizo terrorista que capta a chicas occidentales, a las que utiliza para dejar en el lugar del atentado sus maletas con explosivos.
Khalil trae de cabeza al Mossad, lo que lleva a Martin Kurtz (Shannon), jefe del servicio secreto, a poner en marcha un plan tan inteligente como maquiavélico: captar a Charlie (Pugh), una joven actriz británica que frecuenta los círculos de la izquierda radical, para que sirva de cebo para Khalil. En un viaje que la compañía teatral de Charlie realiza a Grecia, ella caerá rendida a los encantos del misterioso Becker (Skarsgård), quien la convertirá en una agente doble y la someterá a un duro entrenamiento psicológico para que logre atrapar a Khalil. Sin embargo, la misión se irá convirtiendo en un doble juego cada vez más peligroso y complejo, lo que llevará a Charlie a replantearse sus propios valores.
Desde el capítulo inicial, “La chica del tambor” deja entrever que comparte productores ejecutivos con otra adaptación televisiva de una novela del mismo autor, “El infiltrado”, que ya fue un gran éxito de crítica en 2016. Ambas comparten una puesta en escena elegante, una gran belleza estética, unos diálogos muy bien elaborados y un ritmo pausado que, aunque requiere paciencia, va desarrollando la trama de forma eficaz.
El trabajo interpretativo del trío protagonista es impecable. Pugh, que ya destacó en “Lady Macbeth”, está perfecta en la gran variedad de registros que su personaje requiere a lo largo de la serie: actriz, joven enamorada, espía infiltrada, simpatizante con la causa palestina…. La joven actriz británica, de solo 23 años, lleva el peso de la trama resultando creíble durante toda la evolución de su personaje. Junto a ella, Skarsgard, ganador de un Globo de Oro y un Emmy por su papel en “Big Little Lies”, realiza un gran trabajo como ese espía misterioso y enigmático que, a la vez, se hace pasar por terrorista. El actor sueco se mueve muy bien en ese juego de ficción y realidad que supone enamorar a Charlie y entrenarla física y psicológicamente para su misión como agente doble. Y en cuanto a Shannon, poco se puede añadir de este actor que hace todo bien y que ya brilló como agente del FBI en la reciente “Waco”. Aquí, destaca en el papel de un veterano espía que sabe lo que quiere y utiliza todos los recursos que tiene en su mano para llevarlo a cabo, manteniendo siempre su cinismo y un particular sentido del humor.
Y no podemos olvidarnos de otro de los aspectos destacados de la serie, su cuidada ambientación. No solo te transporta a los años 70 con su fotografía y su fiel vestuario y peluquería, sino que han hecho un gran esfuerzo recorriendo países de todo el mundo para rodar en las localizaciones que Le Carré recoge en su novela. Ya en el primer capítulo, con esa bella escena nocturna rodada en la Acrópolis de Atenas, la serie da pistas de lo que nos espera en los cinco capítulos restantes.
“La chica del tambor” no es solo una serie de espías. En ella vemos una gran obra de teatro dentro de una interesante historia de ficción. Con una exitosa novela detrás, un director que cuida cada detalle y unos actores que brillan en sus respectivos papeles, esta miniserie gustará tanto a quien busque un thriller adictivo como a quien quiera una producción de calidad que cuente una interesante historia con un ritmo pausado pero envolvente.