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St. Vincent en Madrid: Annie Clark, que estás en el cielo

21/10/2024

Probablemente gane más dinero al año por sus royalties como coautora de «Cruel Summer» de Taylor Swift que con cualquiera de sus proyectos, discos o giras propias. Poco importa eso cuando su «All Born Screaming» es sin discusión uno de los discazos del año. Un disco cuyos temas sabíamos además que ganarían muchísimo con el directo… ¿PERO TANTO? Llegaba a Madrid precedida de una crónica de su concierto en Barcelona titulada «St. Vincent es la diosa del rock de nuestra era» y aún ahora no sé si fue una exageración o si se quedó corta. Tras el breve pero intenso y muy bien recibido show de la telonera Anna B Savage, una «vieja» conocida en este mismo blog (por eso no quisimos perdérnosla), Annie Clark salta al escenario de La Riviera con unos minutos de retraso y es una salida en falso porque su micro (ningún micro) funciona. Regreso a camerinos y tras unos minutos de confusión nueva salida y ésta ya sí es una salida triunfal. La voz de Annie suena de maravilla y todos los instrumentos suenan también a la perfección, y así habrá de ser durante las casi dos horas siguientes.

Annie canta fenomenal. Annie se cuelga la guitarra y de ella extrae unos riffs y unos solos marcianísimos. Annie recorre el escenario con aspavientos y muecas teatrales. Annie se acerca a las primeras filas y canta desgañitándose a escasos centímetros de la cara de sus fans. Les coge de las manos. Annie pasa de hacerse arrumacos con su bajista a poco después lanzarse guitarra en ristre sobre su otro guitarrista. Ambos caen al suelo y comienza un solo de batería (rara avis, y casi para bien, en los tiempos que corren) y sólo cuando éste termina, unos cuantos minutos después, nos damos cuenta, cuando Annie se levanta, de que lleva allí, tirada sobre el escenario, todo ese tiempo. Annie hace un intento de surfear sobre las masas y aunque no dura demasiado la gente lo celebra igualmente. Annie lanza un par de discursos e incluso canta algunas estrofas en castellano y aunque no le sale muy bien la gente lo celebra igualmente. Se agradece el esfuerzo. Annie habla de lo mucho que ama a España, nuestro idioma, las pinturas negras de Goya (cómo no creerla, viendo la estética de su último álbum). Annie muta sobre el escenario. Ahora parece el ser más dulce y candoroso del mundo, ahora es una pantera. Ahora encuentra el punto de cercanía exacto con su público para que nos sintamos no en La Riviera, sino en la intimidad de un pequeño bareto, ahora agiganta su figura y la creemos totalmente capaz de manejar a su antojo la audiencia de un gran pabellón, un macrofestival o un estadio. Ahora es una chamana convocando espíritus ancestrales, ahora es tu amiga del alma del instituto. Ahora da miedo, ahora te dan ganas de abrazarla. La banda también es fantástica, tanto cuando tiene que bordar las secuencias más art-rock del show como cuando se desmadra en arrebatos genuinamente punks. Annie se despide tras el recital emocionada y se percibe una emoción auténtica, como todo en ella. Annie llegó para cantarnos sobre lo cerca que estamos del infierno y acabó elevándose al cielo (de Madrid). Annie, gracias y qué gran noche. Hasta la próxima.

(Pinchad en leer más para más fotos y vídeos)

 

 

 

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