The Cult vuelven armados y peligrosos con “Choice of Weapon”
Menudo año llevamos. Cualquier frase, conversación o artículo que comience así puede terminar de muchas formas, la mayoría de ellas probablemente mal. Pero en El Cadillac Negro intentamos, en la medida de lo posible, abstraernos de las putadas del día a día y de todas aquellas cosas negativas empeñadas en quitarnos el sueño por las noches, y preferimos volcarnos en esa vía de escape que nos proporcionan esos discos, esos conciertos, esas películas, esas series que nos van haciendo más llevadera, o incluso muy placentera, nuestra existencia. Y en este sentido, en el plano musical, tengo que admitir que 2012 está siendo para mí un año fantástico. Un año en el que tres de mis bandas favoritas de siempre, Van Halen, Europe y The Cult, no sólo han regresado con nuevos trabajos discográficos, sino que lo han hecho, sin duda, con tres memorables discazos. Curiosamente, son tres grupos con una dilatadísima trayectoria en la que no han faltado los malos momentos, con largas travesías por el desierto, incluso prolongados periodos de inactividad, y que en alguna ocasión (aunque yo aquí salvaría a Europe) nos han entregado alguna obra mediocre o, si queremos, considerablemente por debajo de sus posibilidades y su leyenda. Por eso nos frotamos los ojos cuando, en el plazo de apenas cinco meses, hemos podido maravillarnos con las excelencias de ese “A Different Kind of Truth” de los californianos, ese “Bag of Bones” de los suecos y, ahora, este “Choice of Weapon” de la banda británica.
En realidad, hablamos de banda pero sería más correcto referirnos a ellos como un dúo. El vocalista Ian Astbury y el guitarrista Billy Duffy son dos tipos difíciles, con sus respectivos historiales de excesos y adicciones a sus espaldas, que además llevan más de media vida odiándose y peleándose pero que han acabado entendiendo que, el uno sin el otro, no son nadie. Ellos son los fundadores, amos y señores de un grupo por el que han desfilado, a lo largo de sus casi 30 años de existencia, agárrense, once baterías, ocho bajistas, e incluso dos teclistas ocasionales y tres guitarristas de acompañamiento en directo. Pero la banda, por suerte y contra todo pronóstico, se mantiene estable desde 2006 con la que es, probablemente, la mejor formación de su historia, con el batería John Tempesta (Exodus, Testament, White Zombie) y el bajista Chris Wyse (Ozzy Osbourne, Owl), a los que además se une en directo el guitarrista rítmico Mike Dimkich, que lleva desempeñando esta función desde 1993. Es más, “Choice of Weapon” marca ya todo un hito en su carrera, sin necesidad de escuchar una sola nota, al ser la primera vez que la banda graba con los mismos músicos en dos álbumes (el anterior, “Born into This”, fue editado en 2007), además de forma consecutiva. Pero el disco no pasará a la historia sólo por eso, no, sino por devolvernos a unos The Cult en plena forma, en estado de gracia y, sobre todo, más beligerantes e incendiarios que nunca.
Porque “Choice of Weapon” no es sólo inmensamente superior al, para mí, decepcionante “Born into This”, sino que me atrevo a decir que es su mejor trabajo (incluso por encima de mi amado “Beyond Good and Evil” de 2001) desde “Sonic Temple” (1989), una de las dos obras maestras, junto a “Electric” (1987), que el grupo nos legó en su época dorada. Co-producido por Chris Gross, su colaborador habitual en los últimos años, y Bob Rock, ese tipo capaz de lo mejor y de lo peor y que aquí se pone por cuarta vez al servicio de la banda, este noveno álbum de estudio es además el disco perfecto para acompañar a una revolución. Porque The Cult podrán tener muchos defectos, pero nunca han sido ajenos a esa realidad que nos rodea, y que actualmente parece que pinta más negra que nunca. El guerrero que nos intimida con su mirada desde la magnífica portada bien podría ser, de hecho, ese niño indio de “Ceremony” (1991) que ha crecido y que regresa con ganas de cobrarse una merecida venganza. Rebosante de rabia, lanzando sus mortíferos dardos contra el poder, en cualquiera de sus formas, “Choice of Weapon” baja al barro y se convierte en el hermano rebelde de “Wrecking Ball” de Bruce Springsteen, aunque en una onda más espiritual y, sobre todo, mucho más asalvajado.
En el plano musical, el disco tiene todo lo que podríamos exigirle a la banda. Esto es, un buen puñado de riffs antológicos, épicos solos y esos arreglos y overdubs de guitarra por doquier, marca de la casa, que tanto echamos de menos en su anterior obra. De todo esto andamos sobrados, pues el trabajo de Duffy, otro Guitar Hero de la vieja escuela, es realmente majestuoso. Astbury, por su parte, recupera la inspiración perdida con unas letras intensas y afiladas y unos estribillos que, esta vez sí, están a la altura, y nos regala además un trabajo vocal soberbio. Milagrosamente, su lamentable deterioro físico no sólo no ha acabado mermando su voz, sino que ésta suena más vigorosa, emocionante y rica en matices que nunca. Para redondear la función, Tempesta y Wyse conforman una base rítmica impecable, solidísima, sobre la que los dos líderes de la banda pueden desplegar todo su arsenal ofensivo.
La encargada de abrir las hostilidades es “Honey from a Knife”, un trallazo punk rockero de tres minutos justos de duración, una llamada a las armas que intuimos que funcionará, además, como un cañón en directo. En un ejercicio de contemporización admirable, el siguiente tema, “Elemental Light”, es un medio-tiempo hipnótico, que va ganando en energía para acabar convertido en una tormenta eléctrica con un Duffy en plan estelar. La confirmación de que lo que estamos viviendo no es un sueño, sino que efectivamente estamos ante algo grande, llega con “The Wolf”, otra potente genialidad que parece escrita en la época de “Love” (1985) y grabada en nuestros días. Un puente perfecto entre el pasado más radiante de la banda y su dignísimo presente, algo que se repite en el siguiente corte, “Life > Death”, el único que supera los cinco minutos de duración. The Cult rescata el espíritu Gothic rock de sus inicios y lo mezcla con la experiencia acumulada y la energía que a la banda le sobra en pleno siglo XXI, obteniendo así otro vibrante medio-tiempo con uno de los mejores clímax de todo el disco. Pero el incendio se desata ya de forma definitiva e irremediable con “For the Animals”, el acertadísimo primer single de “Choice of Weapon”, que pasa a engordar automáticamente la lista de clásicos del grupo. Si no te dan ganas de cagarte en todo lo que se mueve tras escuchar este tema, o bien no tienes sangre en las venas o la vida, afortunado tú, te trata espléndidamente bien. El grupo interpretó recientemente el tema en directo en el show de Jimmy Kimmel, una actuación que sirvió además para ver que Astbury, además de dar menos grima que en el videoclip (tranquila, chica, yo también me acojonaría si me sentase delante de ese ser en el metro)… ¡se mueve!
Cruzamos el ecuador del disco y las llamas no bajan su intensidad con “Amnesia”, de nuevo tres minutos clavados, un tema, el más rápido de todo el trabajo, que por fiereza y empaque no habría desentonado nada en “Beyond Good and Evil”. Empeñados en rompernos los esquemas, con “Wilderness Now” evocan, empezando por su título, a los The Who de las grandes óperas, pero sin perder en ningún momento su personalidad. Otro tema de cadencia lenta pero con muchas pelotas, con un Astbury totalmente crecido. Pero no olvidamos que estamos en una guerra, así que “Lucifer” vuelve a poner las espadas en todo lo alto, con otro derroche de mala baba y energía que nos remite de nuevo a su disco de principios de siglo. En realidad ya conocíamos el tema, pues pudimos descargárnoslo a principios de año como primer adelanto de este “Choice of Weapon”, pero escuchado en su contexto adquiere aún mucha más eficacia. Con “A Pale Horse” toca desempolvar de nuevo ese espíritu punk rock con otra canción que apenas sobrepasa los tres minutos, que comienza en una onda a los Stooges o The Clash para acabar cabalgando a ritmo de un épico estribillo de los de puño en alto. La batalla llega a su fin con “This Night in the City Forever”, otra pieza de bajas revoluciones, melancólica y subyugante, en la que todos los músicos parecen querer dar lo mejor de sí mismos para acabar cerrando por todo lo alto.
Y ya está, poco más de 41 minutos que nos han sabido a poco, por buenos, y que nos hacen querer pulsar inmediatamente el play de nuevo. Oh, wait. Si te has decidido por la “Deluxe Edition”, aún tienes un cd extra con cuatro bonus tracks, “Every Man and Woman is a Star”, “Embers”, “Until The Light Takes Us” y “Siberia”, que en realidad son los temas editados en formato ‘Cápsulas’ en 2010, ese extraño experimento surgido cuando el grupo anunció que no volvería a sacar jamás un nuevo álbum (un formato muerto, dijeron entonces), y que grabaría y publicaría su música cuándo y cómo le viniese dando la gana. Menos mal que nunca hay que tomárselos en serio. Los cuatro temas suponen una mejora respecto al nivel medio de “Born into This”, pero tampoco hasta el punto de merecerse desbancar a cualquiera de las diez pistas que integran su último álbum.
Con este espléndido “Choice of Weapon” brillando en su discografía, ahora sólo queda ver si The Cult superan también la prueba de la que es, en los últimos años, su gran asignatura pendiente: el directo. Aunque todo dependerá de la actitud de Astbury. Les he visto sólo una vez con esta actual formación, y si aquel concierto no fue un absoluto desastre sólo fue gracias a que Duffy se echó el equipo a la espalda y dio todo un recital de maestría y entrega. Pero todo lo que el rubio guitarrista intentaba levantar, un cantante ya algo demacrado parecía empeñado en hundirlo con una de las actuaciones más desganadas y lamentables que uno ha visto sobre las tablas, sin mover un solo músculo en los escasos 90 minutos que duró el recital, con cero comunicación e interacción con su público, y entusiasmo por debajo de cero, en una de las mayores muestras posibles de desprecio hacia sus fans. Por las crónicas de otras noches que he podido leer, viene a ser algo que se ha repetido con demasiada frecuencia. Menos mal que lo que hemos visto últimamente en algún vídeo permite tener un poco de esperanza. Y si The Cult, como parece, han elegido la música como su mejor arma para tumbar a sus oponentes y no hacer prisioneros, ahora ya sólo nos queda exigirles que prediquen con el ejemplo y demuestren sus ganas de guerrear en el campo de batalla más propicio para ello, los escenarios.
Muy buena pinta tiene el disco, Rodrax! La verdad que leyendo tu post me han entrado ganas de escucharlo (y eso que yo andaba un poco desganado ya con éstos). Dices que es muy superior a «Born into This» y teniendo en cuenta que éste último me parecía buen disco, debe estar de narices. Sobre todo, si como dices, también supera a «Ceremony» y «Beyond Good and Evil». Felicidades por el post, genio!
The Cult es para mi gusto la banda más infravalorada del Rock y el Hard Rock. Discos como Sonic Temple y Electric, de haber salido en 1975, por ejemplo, en vez de haber dado a luz en 1987 y 1989, donde la competencia era atroz y la escena estaba sobresaturada; habrían sido clásicos del Rock. A mí el Born Into This sí que me gustó ,pero le faltaba garra. Tendré que escucharme lo nuevo del binomio Duffy y Astbury. Excelente entrada, como siempre.
Qué pasa, tronkitos. Ya conocía por supuesto la inclinación de Alberto por la banda, de hecho con él fui al concierto que describo en el post, aunque él les ha visto más veces que yo e igual ha tenido más suerte… Y conociendo ya un poco los gustos de Alex, estaba convencido de que éstos también eran de su cuerda. En realidad, no considero a «Born into This» un mal disco, pero sí por debajo de sus posibilidades. Puedo escuchármelo entero de principio a fin sin ningún problema (algo que no puedo hacer, por ejemplo, con «The Cult», el disco con el que Bob Rock casi les hunde para siempre con su invento de la batería de hojalata, que luego repitió y también estuvo cerca de hundir a Metallica en «St. Anger»). Pero si digo que para mí fue decepcionante es precisamente por lo que dice Alex: le faltaba mucha, muchísima garra, algo de lo que anda sobrado este «Choice of Weapon». No sé, me parece que hubo cierta precipitación a la hora de publicarlo, al poco de reunirse de nuevo, o simplemente falta de inspiración o cierta desgana. Todo lo contrario de lo que percibo en su último trabajo. Deseando estoy ya de que lo escuchéis y me déis vuestra opinión, espero no haberos puesto las expectativas demasiado altas. Yo, se nota, ando bastante engorilado, sólo me fastidia que a su próximo concierto en Madrid, en unas fechas tan complicadas, igual me resulta imposible asistir… Un abrazo!
Brillante crítica y disco estupendo. Solo tengo una duda que no consigo resolver por mucho que mire en Internet : la version en vinilo incluye esas 4 BONUS TRACKS???
Saludos.
Hola, Roberto, bienvenido! Pues sí, pasado el entusiasmo inicial, el álbum me sigue pareciendo un auténtico discazo… A lo que no puedo responderte es a tu pregunta, ya que yo tengo la versión ‘deluxe’ en CD, curradísima, por cierto, en la que las cuatro ‘cápsulas’ vienen reunidas en un CD extra, por lo que quizás en la edición en vinilo se limiten a incluir sólo los diez temas del álbum. Pero tampoco estoy seguro… Un saludo!