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«Bloodsports», la nueva generación de Suede

25/03/2013

Suede_Bloodsports

Es un hecho comprobado. En el mundo de la música todo el mundo, tarde o temprano, termina volviendo para reclamar su parte del pastel. Y es lógico; a mí me parece bien. Vivimos tiempos duros y es lícito que cada uno se busque las habichuelas como buenamente pueda. No hay separación traumática ni diferencias irreconciliables que no tengan arreglo si hay un buen pellizco en juego. Además, hoy día ni siquiera es necesario meterse en el estudio a grabar un engorroso disco que sirva de excusa para ir de gira; sales con lo puesto, armado con la vieja e infalible batería de hits, tomas el dinero y a correr. Todos contentos, porque a nosotros (el público) no nos importa rascarnos el bolsillo para reencontrarnos con un pedazo de nuestro pasado y corear a voz en grito aquellas canciones que tanto significaron en algún momento de nuestras vidas. Un pellizco de nostalgia no hace daño a nadie y, qué demonios, hasta te puede alegrar el día.

El caso de Suede no difiere del de tantos otros “comebacks” de los últimos tiempos. Hace un par de años, casi una década después de “A new morning” (2002) -un fiasco que únicamente sirvió para firmar su acta de defunción (tanto física como creativa)-, y tras varios proyectos en solitario que no llegaron a ningún lado, la banda de Brett Anderson anunciaba una extensa gira de conciertos, además de la reedición integral de su discografía en formato deluxe (otro de esos inventos recientes tan en boga) y un nuevo grandes éxitos. Típico y tópico caso de regreso con las orejas gachas. Las crónicas de aquellos shows nos hablaban de una banda más que digna (no en vano el directo siempre fue una de sus mejores armas), que desplegaba toneladas de sudor en el escenario al mismo tiempo que desgranaba un repertorio de ensueño. Hasta ahí todo bien;  lo que ya no es tan habitual es que una de estas bandas que retorna a la carretera decida que la experiencia ha valido tanto la pena como para volver al estudio, es decir, como para no conformarse con ser un mero revival que se limita a sobrevivir en el circuito de festivales indie. Es posible que en 2013 en realidad nadie necesitara un nuevo disco de Suede salvo ellos mismos, lo que en principio les dignifica como banda, pero  que ese nuevo trabajo estuviese a la altura de sus mejores momentos ya era otro cantar. En mi caso, no voy a negar que mis expectativas eran nulas, por mucho que me quisieran vender la moto del “back to the basics”.

Suede

Suede quizás fueron mi banda favorita del denominado “brit-pop”. En aquella escena británica de mediados de los 90 en la que cada grupo tenía una referencia del pasado en la que mirarse (ya saben, Oasis eran The Beatles –en sus sueños más húmedos, claro-, Blur tomaban el testigo de los Kinks, Radiohead querían ser los nuevos Pink Floyd y Elastica podían pasar por The Jam), la propuesta de Anderson y el guitarrista Bernard Butler era directa heredera del David Bowie de la época Ziggy Stardust y recogía también cierto aroma a The Smiths, o sea que molaban mucho. La prensa británica, siempre a la que salta y deseosa de encontrar alternativas al entonces incipiente grunge procedente de EE.UU, solo necesitó un primer single para encumbrarles como “the next big thing”, y por una vez acertó. El adolescente que era yo en los 90 conectó inmediatamente con aquel sonido épico y emocionante en el que glamour y decadencia eran indivisibles, con esas epopeyas nocturnas cargadas de romanticismo y ese rollo tan “Heroes” de “tú y yo, nena, contra todos y hasta el fin del mundo”. Aquella trilogía inicial formada por “Suede” (1993), “Dog man star” (1994) y “Coming up” (1996) sigue siendo todo un tratado de melodrama pop cargado de canciones excelentes que jamás perderán su impacto emocional. Pero algo empezó a torcerse con el artificioso y por momentos frígido “Head music” (1999), su tentativa de firmar su propio “Young americans” vía barniz electrónico, en todo caso un disco estimable si se le compara con el lastimero y desmotivado “A new morning” que llegaría tres años después. A aquella debacle, que coincidió con una mía personal, no sobrevivieron ni la banda ni mi fanatismo, puesto que admito que después de eso ni escuché el regreso de Anderson con Butler en The Tears, ni ninguno de los trabajos en solitario que fue editando el vocalista, ni, lo que es peor, ninguno de los viejos discos del grupo. De alguna forma yo también estaba soltando amarras con una parte de mi pasado y Suede, entre otros, pagaron los platos rotos.

Más de diez años después sí puedo enfrentarme a Suede sin traumas ni complejos, aunque, como decía antes, no tenía demasiada confianza en “Bloodsports”, porque admitamos que ante este tipo de discos de regreso después de tanto tiempo conviene rebajar las expectativas, ya que ni la banda ni el oyente son los mismos de entonces. Y, sin embargo, el sexto disco del grupo británico me ha sorprendido muy agradablemente, tanto como un reencuentro sin rencores  ni resentimientos con aquella persona con la que se compartieron sueños, secretos y peripecias hasta que cada uno se fue súbitamente por su lado, dejando pendientes un puñado de reproches y frustraciones. Puede que “Bloodsports” sea solo una ilusión hábilmente calculada para pulsar las teclas de la añoranza, no lo sé, pero en mi caso funciona, y creo que debería funcionar con cualquiera que haya amado alguna vez a esta banda y lo escuche sin ningún tipo de cinismo.

 

“Bloodsports” podría haber sido un simple ejercicio de estilo elaborado con mucho oficio y poca pasión (y algunos puede que lo vean así) pero sus canciones se sienten frescas, urgentes, vivas. No mentía Anderson cuando anticipaba que el nuevo trabajo era un cruce entre la inmediatez pegajosa de “Coming up” y la exuberancia ampulosa de “Dog man star”. Sobre el papel quedaba muy bonito (demasiado para ser cierto), pero la realidad se le aproxima bastante, y estructuralmente es prácticamente calcado a su obra maestra de 1994. Aquí hay una primera parte que entra como un tiro, plagada de melodías ágiles, estribillos grandiosos y fraseos de guitarra de Richard Oakes que podía haber firmado el ausente Butler, todo ello envuelto por el estridente sonido glam pop diseñado por Ed Buller, productor de los primeros tres discos, y apuntalado por la pletórica garganta de un Anderson por el que parece que no han pasado los años. Tal vez no haya hits tan evidentes como los de “Coming up” (aunque aquello más que un álbum parecía una colección de singles), pero maldita la falta que hacen.  Los fans de U2 nos daríamos con un canto en los dientes si en su próximo disco (si es que alguna vez aparece) incluyeran algo parecido a “Barriers”, mientras que “Snowblind” y el single “It starts and ends with you” son puro “old school Suede” que no desentonarían mucho en una recopilación junto a “Animal nitrate”, “So young”, “We are the pigs” y “New generation”. La contagiosa “Hit me”, con su glorioso estribillo y esos “lalala” tan entrañables, parece una gema perdida de 1996; “For the strangers” , mecida por esa guitarra tan The Edge, podría pasar por un remake de madurez de “The power”, y la atmosférica  y emotiva “Sabotage” muestra el camino que debería haber tomado “Head music”.

Los últimos cuatro temas del disco se adentran por senderos más introspectivos y etéreos, como ya ocurría en “Dog man star”, aunque es justo reconocer que aquí no se alcanzan las cotas de melodrama al límite de “The 2 of us” o “Still life”. “Sometimes I feel I’ll float away” disuelve la melodía del “After the gold rush” de Neil Young en mercurio espacial con resultados notables, mientras que la desnudez solemne y espectral de “What are you not telling me” y “Faultlines” recuerda a las baladas despojadas de disco de debut ,y “Always”, quizás la más afectada y pomposa del lote, trata de emular los devaneos progresivos de “The asphalt world”.

 

En un mundo paralelo e ideal “Bloodsports” habría aparecido en 1998 y todos lo habríamos recibido como la continuación lógica de “Coming up”. Es posible que la crítica más hipster a esas alturas lo hubiese despachado con un desabrido “más de lo mismo”, o que los seguidores más “poppies” hubieran echado en falta más cortes tipo “Trash” y “The beautiful ones”, o también que ahora estuviésemos hablando de una “tetralogía” ejemplar para referirnos a los cuatro primeros discos de Suede, pero la realidad es que este álbum lo ha entregado en 2013 una banda que durante muchos años ha estado muerta y enterrada. Desde esa perspectiva,  ya les gustaría a muchos compañeros de su generación firmar hoy un trabajo tan meritorio como éste.

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7 comentarios leave one →
  1. 25/03/2013 15:02

    Gran reseña! Te recomiendo que escuches Here Come The Tears, no te arrepentirás.

  2. Sebastián Cibello permalink
    26/03/2013 4:22

    Sí amigo. Y A new morning me parece un discazo. Saludos

  3. jose permalink
    26/03/2013 19:10

    Ya le dado unas cuantas escuchas y no está mal. Tengo que decir de todos modos, que ni ‘Barriers’ ni ‘Hit me’ me parecen tan gloriosas y que ‘It starts and ends with you’ me parece malísima (la tengo bloqueda en mi itunes) y una decepcionante elección como primer single. Los grandes temas del álbum me son en mi opinion ‘Snowblind’, ‘Always’ y la, para muchos críticos desapercibida, ‘Faultlines’.

  4. Brando permalink
    28/03/2013 16:56

    ‘It starts and ends with you’ es un hitazo. Hay que ser amargo para bloquearla jaja
    Gran reseña, mas o menos he pasado por los mismos estados y las pocas expectativas al escucharlo y debo decir que da gusto volver a escuchar un disco entero. Me han gustado las dos partes, tanto la primera mas hitera como la segunda, mas dog man star.
    En general cuando los músicos dicen eso («es una mezcla de nuestros mejores discos») suele ser una gran mentira y termina siendo un disco parodia y aburrido. Pues no ha sido el caso para nada y de verdad que suena como una mezcla de esa trilogía, han reelaborado el sonido y sobre todo, el disco tiene muy buenas canciones. Las extrañabamos :)

  5. Jorge Luis García permalink*
    30/03/2013 13:20

    Muchas gracias a Rafael R, Sebastián, Jose y Brando por sus comentarios. Tomo nota de la recomendación de The Tears, aunque respecto a «A new morning» no creo que cambie nunca de opinión. Y estoy con Brando, «It starts and ends with you» puede gustar más o menos pero bloquearla en el itunes es un poco incomprensible. Un saludo!

  6. Sergio permalink
    04/04/2013 9:59

    ¡¡¡Menudo regreso se han marcado los Suede!!!

    He decir que poco esperaba de este disco, con cuentagotas me dispuse a escucharlo.

    Como siempre, primero los hits: Barriers y It Starts and Ens with you, y como siempre me suele ocurrir, que por poco tiempo o por entretenimiento, salgo, voy y vengo y escucho siempre las mismas!! Las 5 primeras y el resto pasa inadvertido.

    Solución: Me lo grabé en el iphone y antes de zzzzz, shuffle… me despertaba por la mañana tatareando alguna canción que no tenía ni idea de cual era!!

    Y ahora como en los viejos tiempos digo orgulloso que me se los nombres de todas las canciones que componen el album, y como sucede con esos discos que no paras de escuchar llegas a encontrar detalles que haces que tu canción favorita no sea la más conocida, comercial o el single.

    Para mi este disco está a la altura de los 3 primeros lanzamientos de la banda, aunque me quedo con Coming Up por cuestiones sentimentales.

    «Barriers» : es un temazo

    «Snowblind» : cada día me gusta más, suena fresca

    «It Starts and Ends with You» :el single, muy buena canción, perfecta para un regreso

    «Sabotage»: MI PREFERIDA

    «For the Strangers» : Mi segunda preferida

    «Hit Me» : Temazo!! Estilo Coming Up

    «Sometimes I Feel I’ll Float Away» : Suede como solo saben hacerlo ellos

    «What Are You Not Telling Me?»: Sello de Suede

    «Always»: Temazo oscuro

    «Faultlines»: Maestria vocal de Anderson

    «Dawn Chorus»: Bendita canción extra!!

    «Howl» : Perfecta para cerrar

    PD: Tambien me llevé un sorpresón con el último de los Smashing Pumpkins :)

    • Jorge Luis García permalink*
      11/04/2013 13:38

      Muchas gracias, Sergio, por dejarnos aquí tus impresiones. Ya he podido escuchar los dos temas extra y lo cierto es que no desentonan. Como en los viejos tiempos de Suede, hasta en las caras B hay espacio para alguna joyita. Un saludo!

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