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La Divina Comedia de «Mad Men»

09/04/2013

Mad Men season 6 Promo

(ALERTA SPOILER:  Revela detalles de la trama de la serie, hasta el primer capítulo de la sexta temporada)

“Mad Men” es admirable por muchas razones pero si hay algo que todavía me sigue sorprendiendo de la genial serie de Matthew Weiner es su capacidad para mantenerse fiel a sí misma sin aparente esfuerzo. Pocas, muy pocas  series (diría que únicamente las más grandes, ya saben, “Los Soprano”, “The Wire” o “Breaking Bad”) pueden lucir igual de lozanas a la altura de su sexta temporada que cuando empezaron sin perder ninguna de sus señas de identidad por el camino. Y el caso de la serie bandera de la AMC es especial, puesto que su propuesta siempre se ha aferrado a una narrativa adulta y compleja, un rigor dramático y una sutileza exquisitamente elegante que concede muy poco margen al efectismo, a la intensidad más frenética o al “más difícil todavía”. Su rollo no es el del “cliffhanger”  brutal que deja al espectador suplicando por otro chute al final de cada episodio; su forma de enganchar es otra, una que no puede  (ni quiere) conectar con todo tipo de sensibilidades y que conlleva que más de uno la despache con un desabrido “aquí no pasa nada”, cuando en realidad a sus personajes les suceden más cosas que a los de la mayoría de ficciones televisivas.  No es el caviar un manjar para todos los paladares, aunque sí puedo admitir que a veces  “Mad Men” da la sensación  de ir muy sobrada, de estar tan segura de sí misma que no tiene ninguna prisa por tejer la intrincada red en la que cada temporada uno termina atrapado. Y aunque Weiner ya ha anunciado que la próxima tanda será la última, que el final está cada vez más cerca, a estas alturas la serie no va a cambiar, ni va a empezar a acelerarse, ni va a volverse loca, y ninguno de sus seguidores lo queremos, por eso el doble capítulo de regreso “The doorway” sabe a clásico “Mad Men”, a punto de partida o “jumping off point” sobre el que empezar a construir otra etapa en las vidas de los locos de Madison Avenue, y lo hace en 90 minutos pausados y densos, plagados de simbolismos, metáforas y autorreferencias, quizás no tan redondos y enfocados como “A Little Kiss” (el primero de la quinta) pero indudablemente jugosos.

“The phantom”, el último episodio de la tanda anterior (reseñada aquí),  nos dejó con la promesa de la vuelta a la acción del viejo Don Draper. Después de trece capítulos en los que el antaño adúltero depredador sexual e implacable vendedor de sueños se había sosegado ostensiblemente en brazos de Megan Calvet, en la última secuencia de la temporada se encontraba frente a frente con una pregunta que quedaba en el aire, “Are you alone?”, y sobre la que, según ha avanzado Weiner, pivotará esta nueva temporada. Sin embargo, durante buena parte de esta “premiere” , situada temporalmente en las navidades de 1967, no estamos seguros de ante qué versión de Draper nos encontramos, porque aunque al principio le vemos felizmente tumbado a la bartola en una paradisíaca playa de Hawaii junto a la espectacular Megan, el libro que tiene entre manos, “El infierno” de Dante, no es precisamente una placentera lectura vacacional.

mad-men_Don&Megan

A lo largo del episodio vamos percibiendo detalles de que algo no marcha bien con Don: el insomnio, los momentos de ensimismamiento en la oficina (qué gran plano ese en el que le vemos de espaldas contra la ventana mientras rememora  el ruido de las olas) o el vómito sobrevenido en un momento particularmente inconveniente. Incluso la vieja magia del gran ilusionista no funciona a la hora de presentar su propuesta de campaña para el Royal Hawaiian Hotel, desechada por ser morbosamente incitadora al suicidio, pero toda cobra sentido en esos últimos cinco minutos en los que le vemos en la cama con la mujer de su vecino y aparente nuevo amigo, el doctor Arnold Rosen, un nuevo y prometedor personaje al que habrá que seguir la pista. Aunque éste no es el Don despreocupado que se regodeaba orgullosamente en sus deslices cuando estaba con Betty, sino uno carcomido por la culpa que desearía no comportarse de esa manera. “I want to stop doing this”, le confiesa a Sylvia (interpretada por Linda Cardellini) un Don Draper consciente de estar perdido en alguno de los nueve círculos de Dante y que anhela alcanzar el Paraíso, como el anónimo e invisible protagonista de su desechada campaña publicitaria. Posiblemente ésta pueda ser (con permiso de la cuarta) la temporada más oscura e infeliz de nuestro ejecutivo favorito, alguien condenado a repetir sus errores, malograr sus instantes de felicidad y acabar irremediablemente solo.

Mad Men_Don Draper

A nosotros nos han bastado 90 minutos para comprobar exactamente en qué punto se encuentra Draper, pero Megan no parece haber percibido ningún síntoma extraño en el comportamiento de su marido porque probablemente está demasiado entusiasmada con su creciente carrera como actriz. Durante estos meses le han ido muy bien las cosas a la señora Draper, porque si  en “The Phantom” terminaba con una considerable rebaja en sus expectativas al aceptar participar en un spot publicitario a costa de traicionar a una compañera y rogar por la recomendación de su marido, ahora disfruta de una cierta popularidad merced a un rol de femme fatale secundaria en un culebrón de TV y no parece necesitar el consuelo constante de su pareja.

Megan está destinada a volar sola, aunque me temo que en esta temporada va a disfrutar de menos minutos, principalmente porque Betty Francis reclamará su cuota de protagonismo perdida en la tanda anterior. De momento la hemos visto aún un tanto desfigurada (¿es maquillaje o es que a January Jones le ha cambiado realmente la cara?), un poco menos irritada pero probablemente igual de inmadura, confusa y a la deriva, como prueba la destemplada y desproporcionada perla (“Why don’t you go in there and rape her?”)  que le suelta a su marido en el dormitorio a costa de Sandy, la amiga de la ya crecidita Sally.  En “The doorway” la hemos visto de excursión por un destartalado bloque de apartamentos del Village habitado por beatnicks mugrientos en busca de Sandy, en la que posiblemente vea reflejada una versión adolescente de sí misma, con la intención de salvarla de un futuro incierto. Su fracaso en la pesquisa lo solventa cambiando el color de su pelo, completando así su metamorfosis desde la Grace Kelly suburbial de las primeras temporadas a una Elizabeth Taylor con problemas de sobrepeso. Los guionistas han de encontrar una forma de acercarla a Don porque ahora mismo su rol no encaja demasiado con el resto de piezas de la serie.

Mad Men_DonRogerPete

Otro gran protagonista de la premiere ha sido el impagable Roger Sterling, el personaje que siempre ha disfrutado de las líneas de diálogo más mordaces y sarcásticas de la serie, y por tanto un favorito absoluto de los fans. Como bien dice su ex mujer, “no importa lo que haga, todos le adoran”.  De hecho, “Mad Men” no sería lo mismo sin él. El fallecimiento y posterior funeral de su madre ha sido la línea conductora del capítulo (de igual forma que en “A Little kiss” lo fue la fiesta de cumpleaños sorpresa de Don), y sus sesiones de terapia con su psiquiatra le han permitido montar su sempiterno show, unos monólogos cargados de escepticismo y que pese a ser tronchantemente divertidos no ocultan un poso de amargura y desencanto vital. Roger se toma con estoicismo y cierta indiferencia la muerte de su anciana madre pero se derrumba completamente cuando se entera de la defunción de su antiguo limpiabotas. Siempre imprevisible y entrañable el viejo Sterling.

Por otro lado, los que pensaban que Peggy Olson volvería más pronto que tarde al redil de SCDP ( ¿o habría que decir ya SCDH?) deberán esperar sentados porque la chica ha demostrado a su nuevo equipo que ha aprendido las lecciones de Don y se las puede arreglar bastante bien ella sola. Peggy solventa con eficacia digna del mejor Draper la crisis surgida con un spot que tiene que emitirse en la SuperBowl y además obtiene de su jefe Ted un reconocimiento que a su antiguo mentor le costaba conceder. Su descacharrante conversación telefónica con un Pastor protestante prueba que cuando “Mad Men” se adentra en los terrenos de la comedia fina e inteligente tampoco tiene oponente.

Mad Men_Joan

Consciente de que el partido es largo y que aún quedan once entregas por delante, Weiner, que se ha responsabilizado de la dirección de este capítulo doble, se ha permitido dejar en el banquillo algunas de sus mejores bazas. Apenas hemos tenido pequeñas pinceladas del arribista Pete Campbell, aparentemente más fortalecido que nunca en la agencia (incluso se permite bromear a costa de Don) aunque intuimos que igual de desdichado en el plano personal, o de la pelirroja Joan Harris, ya socia de pleno derecho de la firma.  Algunas voces críticas acusaron a la quinta temporada de “Mad Men” de haber bajado el nivel, postura que en El Cadillac Negro no compartimos de ningún modo porque las “ausencias” de Don o Betty fueron compensadas con creces por el crecimiento de personajes como Pete o Joan. Ambos tendrán mucho que seguir diciendo en los próximos episodios, junto a los siempre eficientes Harry Crane, Ken Cosgrove, Stan Rizzo o Michael Ginsberg, más algunas caras nuevas entre las que destaca Bob Benson, un ambicioso ejecutivo de cuentas que bien podría ser el próximo Campbell.

En “The doorway” hemos tenido también nuevos  looks, peinados, barbas y patillas, como corresponde a una época en la que los cambios estéticos se producen vertiginosamente, e incluso las oficinas de SCDP lucen más coloristas, en contraste con la sobriedad de las primeras temporadas, y es de suponer que, como de costumbre, “Mad men” dejará una ventana abierta para escribir la crónica en segundo plano de las convulsas transformaciones sociales y políticas de finales de los 60. Nos quedan por delante once tragos para paladear y saborear cómodamente en nuestro sillón favorito, un apasionante viaje por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso de la Divina Comedia particular de Matthew Weiner. Relajémonos y disfrutemos.

7 comentarios leave one →
  1. 09/04/2013 14:00

    Muy buena crítica. Esta temporada tiene pinta de ir a ser la más oscura y pesimista de todas. ¿Quizás comience la verdadera caída a los infiernos de Don Draper?

  2. villacas permalink
    09/04/2013 16:07

    Un Don Draper que se identifica con su madre prostituta, y que por eso necesita poner los cuernos a sus mujeres, para que el sexo con ellas sea eso: un deber, ese Don Draper sólo puede fantasear con el alivio que le produciría la muerte.

  3. Carme permalink
    10/04/2013 22:22

    Un perfecto resumen, muy bueno.
    Gran serie, con unos guiones muy bien elaborados y unos actores excelentes en sus respectivos papeles. Todos los episodios «saben a poco» :-)
    Se acabó la espera, ahora toca disfrutar de esta temporada que ha empezado muy, muy bien.

  4. 11/06/2013 19:42

    Sin duda es una de las mejores series del momento, con un buen argumento y caracterización, no por nada ha ganado tantos premios y aseguro que no se quedará atrás.

  5. Txiquiteo permalink
    21/06/2013 10:33

    No se que pensais, pero a mi cada vez me gusta menos la interpretación de John Hamm, creo que no llega al nivel de otras temporadas o cada vez pasa más. Se me hace muy sobrecargada.

  6. Anónimo permalink
    26/02/2015 1:47

    Excelente comentario del doble capítulo, enhorabuena.

Trackbacks

  1. “Mad Men”: una temporada en el infierno | El Cadillac Negro

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