Steel Panther: Esta broma va muy en serio
(ALERTA: Este post contiene palabras malsonantes e imágenes soeces. Individuos especialmente sensibles…intenten disfrutarlo)
Una de las ‘cuestiones calientes’ cuando se va con un grupo de amigos a un concierto es sin duda la de los teloneros. ¿Pasamos de ellos ahora que estamos de buen rollo tomando unas cervezas, que al final solo hemos pagado para presenciar al cabeza de cartel? o ¿nos tiramos tres horas de pie para ver a un grupo que pasa desapercibido y que ha sido castigado con un sonido nefasto? Bien, puede haber al respecto innumerables posiciones, pero la mía, la de un loco de la música, es intentar ver todos los grupos que me sea posible. Pero hay veces que las circunstancias lo hacen imposible. Al respecto tengo marcados dos puntos especialmente negros: cuando ignoré a My Morning Jacket el día que telonearon a Pearl Jam y poco después era uno de mis grupos preferidos y, hace solo unos meses, cuando una cola histórica ante los dislates de la organización nos dejó a la mayor parte de los asistentes a uno de los recientes conciertos de Scorpions en Madrid sin poder observar las evoluciones en directo de uno de mis grupos del momento: Steel Panther.
Apenas dos meses antes del evento, solo conocía de la banda su nombre, su estilo, su creciente éxito y sus orígenes como banda de versiones. Dos meses después, esperaba con ansia el poder corear su buen puñado de adictivas canciones y divertirme de lo lindo con una de las formaciones que más me han hecho disfrutar en los últimos tiempos. Un modo fácil y concluyente de definir a Steel Panther es ‘los Darkness americanos’. Si la banda de Justin Hawkins, una de las favoritas del Cadillac como podéis ver aquí, aglutina con impecable frescura y gracia una buena cantidad de ‘plagios’ a grupos legendarios como Queen, Def Leppard, Thin Lizzy, Sparks o AC/DC, Steel Panther hacen algo muy parecido con los grandes nombres hardrockeros que convirtieron en los años 8o Los Angeles en una gran e ininterrumpida fiesta (Motley Crüe, Poison, etc.). Si The Darkness han tenido que cargar con el ‘sanbenito’ de ser un grupo de broma por tomarse las cosas con humor y proponer hilarantes videoclips y puestas en escena, Steel Panther van mucho más allá y son directamente una bufonada sin matices, exagerando al extremo todos y cada uno de los tópicos de la escena ‘sleazy’: cardados, mallas y melenas teñidas imposibles, apología de la fiesta sin descanso, un machismo que despedaza cualquier tipo de corrección política y, sobre todo, sexo, sexo, sexo y más sexo como ‘leitmotiv’.
La que ahora es una de las bandas de mayor crecimiento del hard rock actual, pieza cotizadísima entre los organizadores de festivales, comenzó en los albores del siglo con una modesta residencia los lunes por la noche en el mítico Key Club angelino. La aparición de bandas como Buckcherry y el regreso a la actualidad de mastodontes como Guns’n’Roses y Motley Crüe habían propiciado un cierto renacer de un estilo casi enterrado y, pese a que no se produjo el relanzamiento glorioso que se preveía, es cierto que se había creado un caldo de cultivo perfecto para explotar la nostalgia hacia aquellos años. Los por entonces llamados Metal Skool tocaban los grandes clásicos de la época con una actitud absolutamente desenfadada, creando un espectáculo cómico-musical que caló mucho más allá de lo esperado y se convirtió en uno de los ‘sitios en los que estar’ de la megalópolis californiana. En este contexto cómico, Metal Skool debutaron discográficamente en 2003 con ‘Hole Patrol’, una mezcla de ‘speeches’ pasados de rosca y unas pocas canciones propias, algunas de las cuales se acabarían convirtiendo en clásicos. Pero en aquellos años, las expectativas eran realmente modestas.
El crecimiento del grupo hizo necesario un paso adelante. En 2008 la banda anunció su cambio de nombre a Steel Panther y, con ello, el inicio de una carrera más ambiciosa, ya totalmente volcada hacia canciones propias. Esta conversión se consolidaba en 2009, año en el que vio la luz ‘Feel the Steel’, su debut bajo su nueva denominación. Heterogéneo y fiel resumen de casi todo lo que dio el hard rock en los años ochenta, desde los ecos más pop a lo Bon Jovi (los de New Jersey podrían acusarles directamente de plagio por ‘Party All Day (Fuck All Night)’) hasta temas plenamente heavy metal, ‘Feel the Steel’ no pasará a la historia como una obra maestra, pero sí demostró que estos tíos tan locos, con todo el cachondeo que se traían en las letras y la imagen, eran un grupo musicalmente sólido, recuperando y mejorando temas de su ‘Hole Patrol’ como esa paradigmática ‘Death to all but Metal’ y el valioso medio tiempo ‘Fat Girl (Thar she Blows)’, además de depararnos tonadas adictivas como las bonitas ‘Community Property’ y ‘Stripper Girl’ y ‘Turn out the Lights’. Colaboraciones estelares como las del ya mentado Justin Hawkins, Corey Taylor (Slipknot) o M Shadows (Avenged Sevenfold) acabaron de dar respetabilidad a un álbum que ya presagiaba una trayectoria mucho más interesante de lo que cabía esperar en un principio.
Pero la razón de que estéis leyendo estas líneas es, sin duda, su disco de 2011, ‘Balls Out’, mi bautismo de fuego con la banda. Abrí el precinto con una mezcla de expectación y temor. Menos de 50 minutos después ya sabía que tenía otro grupo al que seguir. Mucho más cohesionado, ‘Balls Out’ no suena como el afortunado conjunto de homenajes que es ‘Feel the Steel’, sino como el trabajo de una banda plenamente consolidada y ambiciosa. Aglomerando con mucha gracia todos los distintos sonidos que nos dio el ‘sleazy’, el plástico se aleja de las formaciones más personales de la época (Mötley Crüe, Poison, Guns’N’Roses, Cinderella) y se alinea con los mayores aglutinadores de ‘tics’ del género: los directos y divertidísimos Warrant y Pretty Boy Floyd.
Pocos discos recientes pueden presumir de la andanada inicial que conforman ‘Supersonic Sex Machine’, ‘Just Like Tiger Woods’ y ’17 Girls in a Row’. La primera es una ‘opening song’ perfecta, trepidante y directa que te logra poner en acción en tiempo récord, el justo para que puedas paladear como se merecen las dos siguientes, temazos pletóricos, dos clásicos que hubieran sido ‘hits’ masivos en los 80 y que lo siguen siendo (al menos en mi habitación mientras hago una sesión de ‘air guitar’) en el siglo XXI. La fiesta compuesta por guitarras al 11 y estribillos pletóricos continúa con la formidable ‘Tomorrow Night’ y con ‘That’s what Girls are for’ y no decae en absoluto con el precioso medio tiempo que es ‘If you Really, Really Love me’. Pena que ‘Balls Out’ se vaya a las 14 canciones, de haberse quedado en diez estaríamos ante una nueva obra clásica del hard rock.
El (relativo éxito de ‘Balls Out’ y su sorprendente calidad, además del desparrame que suponían sus directos -mezcla de ‘commedy show’ y música- , hicieron de Steel Panther pieza predilecta de los mayores festivales (como esta desopilante y masiva actuación en el Download inglés) y de los grandes grupos clásicos (Crüe, Def Leppard, Scorpions) para ejercer de teloneros y dejaron el camino expedito para que su siguiente disco fuera todo un suceso.
‘All You Can Eat’ nos llegó hace apenas unos pocos meses, concretamente en abril, y, de primeras, nos desconcertó a aquellos que buscamos una prolongación de la orgía de himnos festivos de ‘Balls Out’. Steel Panther endurecieron su sonido, situándose en la barrera del heavy metal (tal como lo hacían los Twisted Sister más fieros hace 30 años), y añadiendo toques de rock’n’roll clásico, perdiendo inmediatez y espíritu lúdico pero ganando en robustez, equilibrio y regularidad. Si os acordáis de la evolución de los Bon Jovi de ‘Slippery when Whet’ a ‘New Jersey o de los Poison de ‘Look what the Cat Dragged In’ a ‘Open Up and Say,,,Ahh!’ podéis haceros una idea de la ligera metamorfosis del grupo. Y hay que reconocer que a los citados grupos, el cambio no les hizo nada mal, de hecho les hizo más perdurables, algo que no dudo que le sucederá a Steel Panther. Este cambio sin embargo, no se traslada al apartado lírico, en el que todo continúa igual, si acaso aún aumentado al doble. Títulos como ‘Bukkake Tears’, ‘Gangbang at the Old Folks Home’, ‘Fucking my Heart in the Ass’ o incluso ‘You’re Beautiful when you don’t Talk’ no dejan nada a la imaginación.
Fruto de esta madurez nos encontramos su espectacular salto de calidad en el que era hasta ahora su pequeño talón de Aquiles. las baladas. Las magníficas ‘Bukkake Tears’ y ‘The Burden of Being Wonderful’ se convierten inmediatamente en las favoritas del álbum, sin desdeñar el muy buen medio tiempo que es ‘You’re Beautiful when you don’t Talk’. En las primeras escuchas parecen no encontrar rival en el apartado más rockero, pero poco a poco ‘Party Like Tomorrow is the End of the World’, ‘Gangbang at the Old Folks Home’, ‘Fucking my Heart’ in the Ass’ y, sobre todo, esa monumental ‘She’s on the Rag’ van destapando su tarro de las esencias y enganchando como temazos que son.
La próxima vez, no lo dudéis, un servidor evitará colas y demás aglomeraciones y estará raudo y veloz para presenciar en las primeras filas a una de las pocas bandas de la actualidad que son capaces de hacerte sonreir y menear la cabeza en la misma fracción de segundo. Rock on!
Con todo el cariño del mundo: ignorar a My Morning Jacket antes de Pearl Jam es para darse de cabezazos, una espina difícil de sacar. :)
Escuchando a los teloneros descubrí a Gomez (con PJ Harvey) y Joseph Arthur ( un par de años más tarde, con Gomez). Desde entonces, tengo muy en cuenta a los teloneros en los pocos conciertos que voy.
Tomo nota de Steel Panther.
Saludos!
Hola, Guillem
Tienes toda la razón, y no hay cabezazos suficientes para mitigarlo, en lo referente a My Morning Jacket. Meses después era uno de mis grupos favoritos y aún no he podido verles en directo, con lo que la espinita es cada vez mayor.
Buenos descubrimientos los tuyos, siempre me encantaron Gomez. Yo me alegro, por ejemplo, de haber podido descubrir a The Strypes gracias a su teloneo de Arctic Monkeys.
Haces bien en tomar nota de los Panther, no sé si serán de tu estilo, pero incluso para los no que sean fanáticos del ‘hard rock 80’s’ son verdaderamente divertidos.
Un saludo
No soy (para nada) de este estilo pero lo estoy escuchando hace ya un rato y he de reconocer que me lo estoy pasando bien.
Sin ser lo mismo, con Pink Grease me sucedió igual.
No cuadran conmigo pero, oye, lo bien que entran a veces.
;)
Me alegro de que, por lo menos, hayas pasado un buen rato escuchándolos, Nunca está de más una refrescante ración de cachondeo.
Un saludo!