12 temazos de U2 que NO escucharás en el «iNNOCENCE + eXPERIENCE tour»
Hace unos meses el camarada Sergio hacía balance en esta entrada de lo que había sido el tramo estadounidense del “iNNOCENCE + eXPERIENCE tour” de U2, de modo que nos podíamos hacer una idea de lo que nos encontraríamos en los conciertos europeos de la banda y concretamente -por la parte que nos toca- de los que tienen lugar durante esta semana en Barcelona, ciudad española agraciada con cuatro fechas en el Palau Sant Jordi. En ese repaso comprobamos que aunque el show está perfectamente coreografiado, medido y pensado conceptualmente, con ligeras variaciones en el setlist de cada noche, finalmente es la gira en la que más canciones diferentes están interpretado. Por eso quizás sea injusto pedirles más a estas alturas, aunque uno no puede evitar tener la impresión de que en directo U2 prefieren ir a lo seguro a escarbar en gemas perdidas de su cancionero, plenamente conscientes de que, siendo un fenómeno global que arrastra multitudes, el público medio que asiste a sus conciertos paga esencialmente para escuchar los grandes hits. Y, claro, a la hora de la verdad todos, fans acérrimos y oyentes ocasionales, terminamos entregados y abrazados a los clásicos inevitables -ya saben, los “Pride”, “Sunday Bloody Sunday”, “Where the Streets Have No Name”, “With or Without You”, o “One”-, pero, sin embargo, muchos (o quizás no tantos) lamentamos que Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. no bajen más a menudo al barro para revisar su fondo de catálogo, temazos que en algún momento dejaron de tocar y que parecen olvidados para siempre en la noche de los tiempos, como sí hacen otras vacas sagradas del stadium rock como Bruce Springsteen o incluso a veces los Rolling Stones.
Y sí, hay que reconocer que en la presente gira están recuperando ocasionalmente canciones largamente postergadas, viejas favoritas como “Gloria”,”October” o “Two Hearts Beat As One”, pero, aun a riesgo de pasarme de listo, tengo claro que hay una serie de buenas canciones, grandes canciones, cancionacas, que NO van a tocar ni de coña, por mucha sorpresa que puedan tener guardada en la recámara. Y hacer recuento de algunas de esas grandes proscritas es el propósito de este post, una idea que tengo que reconocer que he robado a mi compinche Rodrigo, que planeaba haberla puesto en práctica con motivo de la visita de AC/DC a nuestro país el pasado mes de mayo pero que por causas de fuerza mayor quedó suspendida. Con la banda australiana era bastante más fácil acertar, puesto que los de Angus Young sí son de los que van a piñón fijo con un setlist casi invariable noche tras noche, pero con U2 siempre existe el riesgo (bajo, en todo caso) de poder fallar (y ojalá que fallara). La selección de doce temas (ciñéndonos a uno por cada disco de estudio, sin contar el último, que es el que están presentando, y obviando caras B, cortes incluidos solo en recopilatorios o canciones compuestas para películas, que son un universo aparte), pretende reivindicar que U2 son mucho más que el ramillete de clásicos que todo el mundo conoce y que en su discografía hay suficientes tesoros que justifican por qué fueron una de las grandes bandas de la historia.
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TWILIGHT (“Boy”, 1980)
Última vez en directo: Entertainment Centre, Perth (Australia), 24 de septiembre de 1984
Aproximadamente desde el el “Elevation Tour” U2 vienen jugando periódicamente la carta del regreso a las raíces y reclamando que en sus inicios fueron una banda post-punk, por eso, además de la inevitable “I Will Follow”, la banda ha recuperado en sus giras del siglo XXI algunas canciones de su fantástico disco de debut como “Out of Control”, “The Electric. Co”, “An Cat Dubh” o «Into the Heart». Sin embargo, nunca se han atrevido con “Twilight”, el segundo corte de aquella obra inaugural, en el que quedaban perfectamente definidas las líneas básicas de su estilo primigenio: la pasional voz de Bono, las melodías dramáticas y exuberantes, la guitarra de The Edge esculpiendo abismos sonoros muy particulares y perfectamente reconocibles, la contundencia de la base rítmica y esa letra (“In the shadow, boy meets man”) que prácticamente resume en seis palabras todo el concepto de “Boy”.
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TOMORROW (“October”, 1981)
Última vez en directo: The Orpheum Theater, Boston (EE.UU), 5 de mayo de 1983
Abriendo la cara B de “October”, aquel disco de ‘rock cristiano’ que en su momento supuso un pequeño paso en falso tras el espectacular debut de “Boy” y que con el tiempo fue prácticamente olvidado por la banda, estaba una de mis canciones favoritas de los U2 de los 80. “Tomorrow” se diferenciaba de casi todas las piezas de la época de la banda porque abrazaba con más fuerza que ninguna otra sus raíces irlandesas a través de una implorante melodía de sabor celta, la incursión de gaitas tradicionales y violines, y la ausencia de sección rítmica hasta el abrasivo y grandioso tramo final. “Tomorrow” fue el primer tema del grupo en el que Bono se refirió explícitamente a su madre, desaparecida prematuramente cuando era un niño, temática que ha retomado en la reciente “Iris (Hold me close)”, así que su presencia sería muy apropiada en la primera parte de los shows actuales, pero es altamente improbable que se acuerden de ella.
SURRENDER (“War”, 1983)
Última vez en directo: University of Illinois Pavillion, Chicago (EE.UU), 22 de marzo de 1985
Hubo un tiempo en el que a “War” se le consideraba uno de los discos de rock esenciales de los años 80. Revestido de un sonido seco y agresivo y una actitud airada, ese trabajo sublimaba a U2 y su bandera blanca como estandarte de un tipo de banda idealista y comprometida con todos los problemas socio-político-culturales de su época. Con el paso de los años el aurea mítica de “War” parece haberse difuminado, en parte debido a la poca consideración que la banda ha tenido con sus canciones, de modo que hoy por hoy es ‘simplemente’ el disco de “Sunday Bloody Sunday” y “New Year’s Day” (bueno, y también “40”). Pero “War” era mucho más que esos himnos atemporales. Por ejemplo allí estaba “Surrender”, cuya espesa atmósfera nocturna desprendía un aroma hipnótico y embriagador. El secreto estaba en la labor de The Edge perdiéndose en sus tóxicos efectos de guitarra y, sobre todo, en los tentadores coros de las Coconuts de Kid Creole, que nos invitaban a rendirnos a las brillantes luces de la ciudad, a los amantes y las mentiras que recorren sus calles.
A SORT OF HOMECOMING (“The Unforgettable Fire”, 1984)
Última vez en directo: Oakland Arena, Oakland (EE.UU), 16 de noviembre de 2001
Las texturas, experimentos y trucos de estudio que Brian Eno y Daniel Lanois enseñaron a U2 en “The Unforgettable Fire” nunca fueron fáciles de reproducir en directo. “Pride (in the name of love)”, el single y único tema ‘radio-friendly’ del album, y “Bad”, mucho más directa y enérgica en su traslación al escenario, sí son clásicos incontestables del repertorio en vivo de la banda, pero el resto del disco apenas sobrevivió a la gira de presentación. El tema homónimo fue felizmente recuperado en el 360º Tour, y la simplicidad elegíaca de la breve “MLK” también le ha permitido aparecer en directo con cierta regularidad, pero yo siempre he echado de menos canciones como la que abría el disco, “A Sort of Homecoming”, una melodía hermosa y evocadora que fluía sobre un rico, novedoso y panorámico paisaje sonoro. Su letra poética y extraña también probaba el crecimiento de Bono como escritor.
EXIT (“The Joshua Tree”, 1987)
Última vez en directo: National Tennis Center, Melbourne (Australia), 14 de octubre de 1989
Es tan cegador el fulgor de “Where the Streets Have No Name”, “I Still Haven’t Found What I’m Looking For” y “With or Without You” que se tiende a olvidar que si “The Joshua Tree” pasa por ser uno de los discos más emblemáticos de la historia no es solo por la tríada de clásicos imbatibles que han sonado todos los días durante años en emisoras de FM hasta el hastío, sino también por las excelentes canciones que arropaban a esos clásicos. Y probablemente ni la banda recuerde que en los estertores de aquel álbum más grande que la vida habitaba un tema que no era en absoluto como los demás, que era una espectral inmersión en la mente del asesino, una instantánea en blanco y negro que retrataba el lado oscuro de la otra América. Capote y Faulkner cohabitando en un crescendo de violencia más que en una canción. Eso era “Exit”. Así de grande era “The Joshua Tree”.
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GOD PART II (“Rattle and Hum”, 1988)
Última vez en directo: Sportpaleis Ahoy, Rotterdam (Holanda), 9 de enero de 1990
“Rattle and Hum”: U2 irrumpen en el panteón de los dinosaurios antes de tiempo. U2 descubren el blues y juegan a enseñarles a los americanos las raíces de su propia música. U2, ebrios de éxito, se lanzan a hacer una película y se la pegan a lo grande en taquilla. U2 sumidos en la confusión, atrapados en un callejón sin salida y sin saber hacia dónde tirar. Todos esos titulares fueron usados para definir “Rattle and Hum”, que en realidad no era ningún desastre sino un algo embarullado contenedor de retales, en su mayoría bien apañados, que sencillamente cometió dos pecados: mirar hacia atrás en vez de hacia delante y ser anunciado como la segunda venida de Cristo. Sin embargo, la solución al dilema al que se enfrentaba la banda en aquel momento ya se atisbaba en el propio “Rattle and Hum” y se llamaba “God part II”, un tema que, aparte de rendir tributo a John Lennon, ya miraba de reojo al sonido más avanzado e industrial de “Achtung Baby” y anticipaba en el apartado lírico el cinismo mordaz de The Fly. Un tema a reivindicar.
LOVE IS BLINDNESS (“Achtung Baby”, 1991)
Última vez en directo: River Plate Stadium, Buenos Aires (Argentina), 1 de marzo de 2006
Aunque en su momento provocó una escisión entre los fans que no entendían la radical transformación de su banda favorita, “Achtung Baby” es hoy el segundo disco más importante de U2, y para muchos –entre los que me incluyo- el mejor que han hecho jamás. Y sin embargo, da la sensación de que por alguna incomprensible razón el grupo no termina de confiar en él totalmente para el directo, no sé si porque inconscientemente lo asocian a toda la parafernalia conceptual del Zoo TV Tour. Si semejante obra maestra la hubiera firmado cualquier otra banda aún hoy estaría introduciendo fácilmente cinco o seis temas por noche, pero ellos se empeñan en administrarlo en controladas dosis. De hecho, en “Innocence + Experience” solo “Mysterious Ways”, “Even Better than the Real Thing” y la sempiterna “Until the End of the World” figuran como fijas. Incluso “One” desaparece una de cada dos noches. Como para pedirles que se adentren en rincones tan olvidados como “Love is Blindness”, la escalofriante y perturbadora balada que cerraba aquel álbum. La melodía desolada, el bajo palpitando, la percusión moribunda, la guitarra aullando. Emoción pura. Puro arte.
LEMON (“Zooropa”, 1993)
Última vez en directo: Egg Dome, Tokyo (Japón), 10 de diciembre de 1993
Uno de los aspectos que más me disgustan de U2 es su tendencia a tratar de reescribir su propia historia y hacer como si determinadas etapas o canciones nunca hubieran existido. Por ejemplo, “The Best of 90-00” presentaba un retrato ladinamente sesgado de la época eliminando sus aristas más arriesgadas, como tratando de hacer ver que en realidad no fueron tan excéntricos. Es inaceptable que una recopilación de los 90 se pase por el forro a “The Fly”, su tema más definitorio de aquella era, por lo que tenía de radical declaración de intenciones. Pese a todo, “The Fly” sí ha sido retomada en giras posteriores, honor del que nunca ha disfrutado “Lemon”, segundo single de “Zooropa” y quizás el tema más audaz de su carrera, la prueba más palpable de que en los 90 U2, como el Bowie de la segunda mitad de los 70, hacían lo que les salía de la entrepierna sin importarles cuánto sufrieran sus seguidores más integristas. “Lemon” no solo era una provocación en toda regla a los fans del sombrero y el chaleco (otra más, después de la rompedora “Numb”, la avanzadilla de aquel disco del 93), también era un tema fascinante, futurista, ácido y neurótico. Y además incluye el mejor falsete de un Bono en plenitud de facultades.
GONE (“Pop”, 1997)
Última vez en directo: Scottish Exhibition Center, Glasgow (Escocia), 27 de agosto de 2001
A tenor de las declaraciones de los miembros de U2, “Pop” es la mayor frustración de su carrera. Un disco que nunca consideraron terminado y que acabaron publicando de cualquier manera porque el inicio de la gira se les echaba encima. Larry Mullen Jr. aún fantasea con la idea de volver a grabar esas canciones. Curiosamente cuando tuvieron la oportunidad de efectivamente regrabar varias de ellas para el recopilatorio simplemente se limitaron a rebajar el maquillaje electrónico. Estoy seguro de que si hubiera vendido 20 millones de copias probablemente “Pop” no sería el disco apestado que es ahora, porque, al margen del envoltorio dance-rock tan de la época que puede haber quedado un poco anticuado, tenía muchos buenos temas que merecen ser reivindicados, como “Last Night on Earth”, “Please” o la imponente “Gone”, un intenso número que posee la característica carga emocional de la banda y que combinando sabiamente rock y electrónica aún mantiene su sonido tan fresco como el primer día. Fue de las pocas canciones de “Pop” que se coló en el “Elevation Tour”, aunque desde entonces ha dormido el sueño de los justos.
KITE (“All that You Can’t Leave Behind”, 2000)
Última vez en directo: Mt Smart Stadium, Auckland (Nueva Zelanda), 24 de noviembre de 2006
Aunque en “iNNOCENCE + eXPERIENCE” solo sobrevive “Beautiful Day”, “All That You Can’t Leave Behind” es un trabajo al que U2 volvieron una y otra vez en sus giras del siglo XXI, en agradecido reconocimiento a la obra que les devolvió las ventas multimillonarias y la relevancia en el mainstream, después del traspiés de la era Pop. Muchos lo vivimos entonces como una claudicación, un regreso al redil con el rabo entre las piernas, pero es justo reconocer las virtudes de un disco que supo reconectar a la banda con una nueva generación, aunque fuera a costa de limarse los colmillos. Sí había buenas canciones allí, aunque no necesariamente las que fueron éxito. “Kite” siempre me pareció la que mejor conectaba con mi ideal de U2, con la voz de Bono pletórica otra vez después de algunos años flojeando, The Edge trazando hermosas espirales de guitarra, la sección rítmica ofreciendo un colchón mullido y unas cuerdas bien colocadas.
ORIGINAL OF THE SPECIES (“How to Dismantle an Atomic Bomb”, 2004)
Última vez en directo: River Plate Stadium, Buenos Aires (Argentina), 2 de marzo de 2006
Seguramente el gran mérito de “How to Dismantle an Atomic Bomb” fue el de proporcionarles a U2 su segundo pelotazo indiscutible a nivel global de la década después de «Beautiful Day», un logro que les diferenciaba de muchos veteranos contemporáneos suyos incapaces de dar con la tecla que les permitiera volver a sonar en la radio. El tema, claro, era “Vertigo”, y el disco una secuela más rockerizada de su anterior “blockbuster”, es decir, que había más oficio que inventiva –la constante de la banda en el siglo XXI-, pero también varios temas destacables, entre ellos “Original of the Species”, monumental pieza de pop cuasi-sinfónico, con muchas variaciones melódicas efectivas y la habitual capacidad de la banda para tocar la fibra. Siempre digo que Chris Martin habría matado por firmar una canción así. Con todo, la inclusión de una prominente sección orquestal complicaba su interpretación en directo, aunque no creo que esa sea la principal causa de su destierro desde el “Vertigo Tour”.
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BREATHE (“No Line on the Horizon”, 2009)
Última vez en directo: BC Place Stadium, Vancouver (Canadá), 28 de octubre de 2009
El mastodóntico 360º Tour aún es la gira mundial con mayor recaudación de la historia, es decir un éxito absoluto para la banda, y sin embargo, el disco que servía como excusa para volver a la carretera, “No Line on the Horizon”, resultó de los menos vendidos de su carrera. Un inevitable paso hacia la stonización que U2, pese a su longeva trayectoria, siempre habían logrado esquivar. Como sucede siempre que las ventas no responden a sus expectativas, algunos miembros de la banda renegaron después del álbum, que no es que fuera una obra maestra pero que al menos les mostraba de nuevo experimentando y tratando de superar la estandarización sonora de los dos álbumes anteriores. Y, como siempre, había unas cuantas pequeñas maravillas, como “Breathe”, rock vehemente e inflamado, de estructura meándrica y melodías apasionadas. El gran error fue elegirla inicialmente como “opener” del show, pues claramente no era el tema más indicado para comenzar un concierto multitudinario. De resultas, fue eliminada del setlist tras la primera parte de la gira. La banda pareció reconciliarse recientemente con “Breathe” al regrabarla en clave acústica en memoria de Nelson Mandela.
Como decíamos, no procede incluir en esta selección ningún tema de “Songs of Innocence”, puesto que es el disco de la presente gira y están tocando casi todas sus canciones, algunas de manera fija y otras de forma esporádica, aunque no deja de ser curioso que mi tema preferido del álbum, “Sleep Like a Baby Tonight”, sea uno de los dos únicos que a la hora de escribir estas líneas aún permanece inédito. Todas las canciones de este post, y algunas otras que también podrían haber formado parte de él, pueden ser escuchadas en la playlist que adjuntamos aquí abajo, “U2: All That They Left Behind”.
Que tremendos temas los que destacas. Surrender, Twilight, A sort of homecoming… El presente de U2 lleva tantos años siendo tan sombrío que uno olvida la banda que alguna vez fueron. Tremendos temas…
Saludos.
Esteban
http://politomusica.blogspot.com
Efectivamente, Esteban, tremendos temas. Eso sí, tengo que reconocer que me sorprende que estén tocando regularmente «Zooropa» (aunque sea una versión amputada) en el tramo europeo. Veremos si termina cayendo alguno de los que hemos citado aquí. Un saludo.
Impresionante artículo con el que coincido al 100%. Al igual que tú conozco su discografía profusamente y he disfrutado con ella como con ninguna otra banda en los últimos 30 años. Es obvio que no pueden mantener ese nivel de innovación y de sorpresa a lo largo de tres décadas aunque siempre nos alegran el alma con algún que otro tema, que al igual que en épocas pasadas, nos dan esa sensación de estar ante la inmensa banda de rock que de hecho son. Los he visto en todas las giras desde ZooTV y si es cierto que es una lástima no poder escuchar muchos de esos temas, u otros…. All Along the Watchtower, I threw a brick (thru a window), Staring at the Sun, Shadows and Tall Trees, Heartland, In God’s Country, Wire… Qué decirte!! Y Cómo hemos disfrutado. Por lo pronto, el próximo sábado espero volver a disfrutar de toda su liturgia y de la inmensa energía que transmiten. En cuanto a los críticos (sobre todo los furibundos), a veces no sé si pensar si se trata de elementos escindidos del mundo de la música clásica o de ex heavy metals, pero desde luego, no se me ocurre ver en ellos seguidores del pop rock de los 80 hasta nuestros días, ya que criticar el arte y la profundidad de esta banda, es habitar en las antípodas de los registros de la cultura rock y pop contemporánea.
Muchas gracias, David, por tu aportación. Hablas de los críticos furibundos, y la verdad es que, hasta donde yo recuerdo, con U2 siempre ha sido así. No es algo que surgiera con «All that you can’t leave behind», que es el disco a partir del cual quizás ofrecen argumentos más claros para ser atacados. Siempre ha habido una parte de la crítica y del público que les han tratado con dureza. En todas sus épocas desde «The Joshua Tree». Que si el mesianismo, que si la grandilocuencia, que si Bono salvando el mundo… Hay un sector que siempre reniega de lo masivo. The Cure o The Smiths molan, pero U2 no. Representan el establishment y hay que derribarlo, o, por lo menos, minusvalorar sus méritos. Con The Beatles habría sucedido lo mismo si la crítica de entonces hubiera sido tan snob como la actual. Pero, efectivamente, al final lo que queda es la música. Y hasta los más críticos han terminado reconociendo, por ejemplo, que «Achtung Baby» es un disco capital de los últimos 30 años. Pero para ser justos, U2 también han tenido siempre de su parte a la mayoría de la prensa generalista y a revistas como «Rolling Stone», que fue capaz de darle 5 estrellacas a «No line on the horizon» o proclamar a «Moment of surrender» como mejor canción de 2009. Un saludo!
Muy cierto. Añade a ello el potente complejo que arrastran los británicos en relación con todo aquello que llegue desde la isla Esmeralda. Ver destacar cualquier expresión cultural proveniente de Eire les obliga a vomitar lo peor de sí mismos. Algo similar sucedió con la horda de artistas escoceses que triunfaron en los 80 y 90 y que, irremisiblemente tuvieron que emigrar a la City para poder entrar en el circuito, dejando a Glasgow y su Barrowland para el regreso triunfal después de que la crítica londinense les permitiese llenar salas..
Cualquier crítico británico, preferiblemente inglés, consideró durante casi toda la década de los 80 que estos 4 ‘paddies’ eran unos advenedizos que no aportaban nada nuevo, y sus giras por el Reino Unido no contaban con el apoyo de crítica y público con el que sí contaban en el resto del continente y por supuesto, en EEUU. No en vano, no logran una crítica unánime y no se les considera íntegramente parte del gran Showbiz hasta que se presentan en Wembley en el Live Aid del 85 y simplemente… arrasan con una interpretación magistral de ‘Bad’ que da a entender a toda la crítica de un lado y otro del Atlántico, de que si había una banda madura, honesta y capaz de tocar la fibra de toda una generación esos eran U2. La gran vuelta de tuerca que les metió Brian Eno en las sesiones de grabación de ‘The Unforgattable Fire’ y las atmósferas celestiales cargadas de mensajes directos al corazón de sus seguidores, también dejaron ver bien a las claras que la New Wave, los New Romantics, y todo el sonido de la industria de la década había sido sobrepasado por estos 4 hipersensibles ‘paddies’ a una velocidad hipersónica y casi nadie en la pérfida Albión se había enterado. Aquel 13 de julio del 85 entraron en el Olimpo, dieron dos buenas ´hostias´a unos cuantos y se sentaron en el trono más alto -eso sí, algo fumado Bono ese día, pero las dieron… Y aún no había llegado The Joshua Tree-Rattle and Hum, ni mucho menos se atisbaba la revolución de Achtung Baby.
Volviendo a la crítica, desde el entorno más cercano a la banda y desde la propia perspectiva de cualquier irlandés conocedor de su entorno, todo aquello que quede al Oeste de su bella isla siempre será el lugar ideal al que emigrar… Y así hicieron desde el minuto 2 posterior a fundar la banda. Desde allí, desde esa amalgama cultural en la que los ‘paddies’ no son objeto de burla es desde donde se forjó la seriedad con la que a posteriori se les tuvo que tratar a su regreso a las islas británicas; fue un paseo firme y sin titubeos, forjado con un cuarto álbum en directo filmado y grabado en el corazón de la América más conservadora y reaccionaria. «A mí con banderas blancas?» «Pues sí a ti» o algo así les debieron contestar, pero lo que es indudable es que desde allí se forjó el nervio y se hundieron las raíces de esta banda que a día de hoy es ya un auténtico mito. En realidad, nada es sencillo para nadie en esta vida, pero para un irlandés, ni te cuento… con lo que, el reconocimiento y el respeto logrado por estos cuatro héroes de la cultura pop antes de cumplir los 3o tacos, es un hito sin precedentes en la historia de la cultura popular contemporánea. Ni Beatles, ni Stones, ni Dylan… -líbreme Dios de ser yo quien los satanice- por supuesto que han contribuido a llevar esto a donde se encuentra, y por supuesto que les allanaron el camino a U2 y a muchos otros, pero si queremos encontrar una historia de superación y de ganarse el respeto planetario a base de seriedad y de sortear valles y jaurías de lobos ese es el caso de estos 4 paddies a los que espero mostrar mis respetos el próximo sábado 10 en Montjuic.
Coincidiendo contigo en el favor del que han gozado y del que siguen gozando por parte de la mayoría de la prensa especializada del planeta (con la honrosa excepción de Radio 3 de RNE en donde han dejado de existir hace más de una década), no quería dejar pasar tu apunte para aportar mi visión acerca de cómo creo que ésta ha llegado al punto en el que se encuentra y que tú señalas tan convenientemente.
Por último, añadir una reflexión que me genera la repulsión con la que habla tanta gente en España sobre U2, en especial muchos que en algún momento les reconocieron su buen arte, me encantaría recordarles que en la ecuación de la creación artística musical no se pueden eliminar variables tales como las nuevas tendencias, los momentos y lo más importante… nuestro irremisible camino como receptores de ese producto musical hacia esta vida de adultos en la que ahora nos encontramos y que difiere una vía láctea de la manera en la que percibíamos aquellas vibraciones sonoras cuando aún sufríamos poluciones nocturnas. Los discos no son como los cuadros o las esculturas, amigo; el factor ‘momento-en-el-que-el-disco-se-te-graba-en-el-ADN», no puedes excluirlo de la ecuación… y ya casi ninguno de los que pasamos de los 40 estamos para tatuajes en el alma. Con todo, negarle a U2 el hecho de haberse seguido adaptando a los tiempos que corren, negar la calidad de su arte actual tanto desde una perspectiva ética como estética… es negar – querido amigo ex-fan- que jamás sufriste poluciones nocturnas en tu época adolescente ;;; )))
R U ready for the laughing Gas ?
I’m ready…
I’m ready for what’s NEXT!!
Muy interesante, David, tu reflexión sobre el rechazo británico a todo lo que venga del vecino esmeralda, y muy revelador de ese empeño de la banda, casi desde el primer momento, por mirar hacia USA, donde fueron mucho más rápidamente aceptados. Hablas del Live Aid como un punto de inflexión, y lo cierto es que, aunque allí se congregó la flor y la nata de la aristocracia del rock, ese evento quedó definido en esencia a dos imágenes: la de Freddie Mercury tomando Wembley sobre la palma de su mano, y la de Bono saltando las barreras para bailar con una espectadora. El éxito en un macroconcierto como el Live Aid o similares -con el tiempo tan medido y un público tan heterogéneo- dependía, en gran medida, de que el frontman conectara con la audiencia, y estos dos supieron entender su papel a la perfección. Claro, que eran tiempos en los que estos eventos podían cambiar para siempre el estatus de un artista. Me temo que ya no pasan esas cosas. Y totalmente de acuerdo en tu reflexión final sobre los discos y el ADN. Casi todos los que tenemos una cierta edad sabemos que ya nunca un disco se nos volverá a meter bajo la piel de la forma en que algunos lo hicieron en nuestra adolescencia, cuando realmente podían llegar a salvarnos la vida. No sé, quiero creer que todavía les sigue pasando a los más jóvenes, aunque ya no se hagan obras como «Achtung Baby». Un abrazo.