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… Y todo se empezó a torcer con «My Sharona»

18/05/2016

my_sharona

A decir verdad, no tengo ni idea de qué edad tenía la primera vez que escuché «My Sharona», pero de lo que sí estoy seguro es de que debía ser lo suficientemente pequeño y lo necesariamente mayor para que lograra volarme la cabeza. La canción se publicó en el verano de 1979 y, aunque uno ya está a punto de actualizarse a su versión 4.0, puedo asegurar no fue en ese momento cuando descubrí el tema de marras, así que imagino que el flashazo se produciría en algún momento de la primera mitad de los años 80, algún día mientras trasteaba en los vinilos de mi padre, o posiblemente fuera él mismo el encargado de descubrirme este tema y estos sonidos. Obviando esta laguna cronológica, sí puedo afirmar que esta fue la canción que me abrió las orejas a otro tipo de música, la que por primera vez me removió por dentro y con la que por vez primera experimenté esa satisfacción que te recorre todo el cuerpo (sí, todo) cuando escuchas algo que engancha contigo. Lógicamente no es ningún descubrimiento ni os estoy hablando de una joya oculta, ya que «My Sharona» es una de las canciones más conocidas y reconocibles de la historia de la música, si bien su grupo, The Knack, sí es bastante más anónimo (que no, que la canción no es de los Ramones, tal y como espeluznantemente he visto en algún sitio). Y es que estamos ante uno de los mayores ejemplos de lo que se ha venido a llamar «one-hit wonder», bandas que conocen un enorme éxito con una canción y de las que no vuelve a saberse nada más. Y es que además de vender un millón de ejemplares en apenas unas semanas y de ser uno de los temas más importantes de aquel año, posteriormente vivió una segunda juventud a mediados de los 90 como tema dentro de la película «Reality Bites», concretamente en esta escena, llegando de esta forma a una nueva hornada de oyentes.

Por lo tanto, está claro que no voy a pecar de esnob ni de cultureta si afirmo que «My Sharona» es una de mis canciones favoritas, tanto por lo que significó en su momento como, qué demonios, porque aún hoy en día, después de haberla escuchado cientos de veces, me sigue produciendo un importante subidón. Además, apuesto medio brazo derecho a que también es de los temas favoritos de buena parte de los amigos lectores de El Cadillac Negro, o al menos de los que más cariño le tenéis. Así que imagino que no os importará darle una nueva escucha. Ya sabéis, entra el ritmo de batería y a los pocos segundos se incorpora el bajo, suficiente ya para reconocer la canción. Pero el instante en que aparece el riff… ahí ya estamos moviendo la mano en plan air guitar, eh! … y «Oh my little pretty one, my pretty one, when you gonna give me some time, Sharona?».

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En un momento en que la música disco se había adueñado de las listas de éxitos, con Bee Gees y Donna Summer dándolo todo, y con el sonido de los 80 amenazando a la vuelta de la esquina, fue una sorpresa que una banda tradicional, una banda de batería, bajo y guitarra, volviera a copar todos los billboards. A pesar de su apariencia de new wave, vestidos con esos trajes que recordaban a la primera etapa de los Beatles,  el sonido de The Knack podría considerarse power pop, o quizás pop a secas, o rock, o la verdad es que a estas alturas da un poco igual. «My Sharona» se estructuró a partir de un poderoso riff de guitarra de Berton Averre que estuvo bastante tiempo guardado, esperando su momento, desde antes incluso de formarse la banda. Y la parte entrañable de la canción es que se trata de algo tanto inocente como primitivo: fue compuesta para conquistar a una chica. El líder y vocalista del grupo, Doug Fieger, quedó cierto día súbitamente enamorado de una dependienta de una tienda de ropa, de nombre Sharona Alperin. Allí vio la excusa para echar mano de aquel potente riff, componiendo la letra para él en un instante, letra que es igualmente básica, típica y tópica, un texto sobre el deseo sin ningún aliciente más que la inmediatez, y es que esa espontaneidad, ese llevarse por los instintos es a la postre lo fundamental de toda canción que se precie. Y el rock ‘n roll hizo el resto. Sharona posó para la portada del single, se hizo seguidora del grupo, dejó a su novio y comenzó una relación con Fieger (el orden de todo esto lo dejamos entre interrogantes), a pesar de su diferencia de edad, ya que él tenía 10 años más que ella, una relación que a la postre duraría más que la popularidad del grupo, que después de unos meses no fue capaz de facturar un éxito ni cercano al de «My Sharona». Quizás la parte menos romántica de la historia es que a día de hoy Sharona Alperin es una agente inmobiliaria que sigue usando su rol de protagonista de esta canción para intentar ganar unos réditos: http://www.mysharona.com. Doug Fieger falleció en febrero de 2010, por supuesto sin haberse ni acercado de nuevo a algo que pudiera asemejarse a un éxito, a pesar de que la banda se mantuvo en activo al menos hasta 2005 .

Como decíamos, el riff de guitarra es lo más reconocible de la canción, aunque he de reconocer que, en aquella iniciática edad en la que descubrí la canción, creo recordar que lo que más me llamaba la atención era el «my my my my sharona» del estribillo, imagino que incluso el idioma me resultaría chocante. De todas formas, sin duda es fundamental en ella también la espléndida línea de bajo de Prescott Niles, así como el trabajo armónico de las voces, respaldando unos precisos coros la melodía casi amenazante de la tonada. El último tercio del tema se convierte en un inolvidable punteo de Averre, para retomar Doug Fieger la voz en la parte final ya a base de jadeos y lamentos. Pura simpleza en la estructura, en la música y en la letra. Puro encanto, compañeros.

Si uno de los baremos para calibrar la importancia de una canción son las versiones que se han hecho de ella, ríete tú del número que pueden haberse perpetrado de «Yesterday», ya que «My Sharona» no le debe de andar muy a la zaga, desde las grabaciones en vivo del cover que realizaban Nirvana (y es que Dave Grohl ha asegurado en varias ocasiones que esta es su canción preferida), pasando por los heavylongos Hammerfall, hasta la versión que hizo Javier Álvarez mientras trataba de quitarse la etiqueta de «joven cantautor». Si otra de las pruebas para defender la repercusión de un determinado tema es su grado de conocimiento entre el pueblo, intentad encontrar a una persona que no la reconozca, aunque no tenga ni idea de su título ni, lógicamente, del nombre del grupo, pero el «ah! ya!» al escuchar cinco segundos, acompañado de una sonrisa, será demostración infalible. Y, por último, para comprobar definitivamente si una canción cumple con su cometido, probad a darle al play e intentad mantener los pies quietos los poco más de cuatro minutos que dura la, definitivamente, legendaria, irresistible y fundamental «My Sharona». Imposible, «give it up!».

the-knack

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3 comentarios leave one →
  1. Kim permalink
    22/05/2016 13:34

    Mi single de Capitol records no tenía esa bonita portada.Reproducía la misma foto del grupo portada del LP, creo que con el aviso de number one in USA, no estoy muy seguro.

    Todavía recuerdo las noticias y críticas de su aparición en la escena musical, los Knack además de revelación del año estaban llamados a emular la carrera nada menos que de los Beatles y todo, esto es verdad verdadera, por la profusión de temazos en su longplay ( o larga duración jajjaajaa, parezco el Luquín) de debut. Oh Tara!, Your number por your name,
    Maybe tonight, She’ so selfish…

    No cumplieron aquellas expectativas pero dejaron en su estreno un discazo de 10 del primer tema al último y por supuesto el legado de My Sharona Alperine para todos los aficionados al poprock.

    • Sergio Almendros permalink*
      22/05/2016 13:39

      gracias por tus aportes Kim, sin duda por lo que dices eres una voz más que autorizada para opinar del tema en cuestión, a buen seguro bastante más que el arriba firmante

  2. Make permalink
    11/02/2021 20:01

    Fíjate que tontería, durante un montón de años he creído que esta canción era de los Clash! Será porque la escuché gracias a un amigo que me descubrió lo mejor de aquellos años… en los primerísimos ochenta!!! Y me hacía un poco de lío, entre Umberto Tozzi, Víctor Jara, John Denver, Mercedes Sosa y Tchaikovski… Pero desde luego, lo que no se me ha olvidado es el ritmo hipnotizante,
    popopopopom po popopom popopom!

    Se me ponen los pelos de punta cada vez que lo escucho. Gracias por tu trabajo!

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