David Duchovny: Madridfornication
Hace un par de meses os hablamos de la primera novela de David Duchovny y de su predisposición a pisar terrenos sin miedo a resbalar. Televisión, cine, literatura… para acabar encontrándonos con un trabajo discográfico firmado por el actor en 2015. Un «Hell or Highwater» que en principio no nos mata de interés pero hemos de reconocer que funciona correctamente como un producto ameno e incluso seductor en su famoso monotone que se mueve entre el rock y el folk con algunos temas interesantes.
La noche del domingo, 15 de mayo, el hombre que ha encarnado a varios mitos de la pequeña pantalla hizo una parada en Madrid dentro de su gira europea y los miembros del Cadillac más apegados a la desvergüenza e ironía de sus personajes no contemplamos como opción el no aparecer por la Joy Eslava para verlo de cerca y escuchar aquello que tuviera que contarnos (o cantarnos). Desde la posición de seguidora ferviente desde tiempos inmemoriales que sólo buscaba verle la cara después de tantos años y no mantenía las expectativas muy altas ante el concierto, he de reconocer que en hora y media consiguió cerrarme la boca y convencerme de que sabe lo que está haciendo y lo hace porque le da la gana.
El momento en que aparece articulando un «Hola Madrid, soy David Duchovny» desata una suerte de cálida euforia colectiva después de la excitación y las ganas acumuladas durante el día, una bienvenida en una sala que no está muy masificada, regalándonos una ilusión de familiaridad muy agradecida. Es un showman, un Hank Moody más profesional que recurre constantemente a su humor sarcástico, que se gusta a sí mismo tanto como nos gusta a nosotros y que disfruta trabajando. Y nosotros nos perdemos en un «Let it Rain» que funciona a la perfección como apertura, que no pone toda la carne en el asador ni nos aploma, con sus primeros acordes de acústica.
«3000», tema que suele encabezar el setlist en sus conciertos, continua el recorrido levantándonos a todos con su enérgico rock y demostrando que a nuestro diletante favorito no le faltan ni dinamismo ni fuerza para saltar y vivir el espectáculo. Tampoco le faltan ganas de mover la pelvis ni de dejar claro que sus 55 años no lo privan de una sensualidad indiscutible, prueba de ello es su interpretación de «The Things».
A lo largo de esa parcelita nocturna en la que nos hacemos compañía nos regala un par de temas nuevos, «Every Third Thought» y un «Someone Else’s Girl» que espero escuchar en un futuro trabajo. Pero, paradójicamente, creo que ninguno de sus seguidores va a olvidar jamás el instante en que habló de homenajear a David Bowie y al ritmo del casi adictivo «Stay» se baja del escenario para bailar entre los asistentes y darnos lo que para algunos es una oportunidad única de ponerle las zarpas encima y tenerlo insultantemente cerca. No, definitivamente no va a ser posible descartar de la memoria el día en que tocamos a Fox Mulder.
Tampoco faltaron las ocasiones mechero con la parsimonia de cortes como «The Rain Song» o «When the Time Comes», los «shake the culo» de un artista que ante todo mantiene el sentido del humor y repite sin cesar las cuatro palabras en español que conoce, que grita un «motherfucker» agudo porque la opción contraria no es viable. Nosotros terminamos de descargar la emoción de estar donde estamos saltando con «Unsaid Undone», que tiene mucha más fuerza en directo. Llega el momento de despedirse antes de los bises y Duchovny empieza a tener la voz bastante cascada, pero no nos importa un carajo porque tiene que volver para los temas que más ansias tenemos por entonar (de acuerdo, los únicos que podemos entonar).
El cierre viene de la mano de «Hell or HighWater» (no podía ser de otra manera) y un «Positively Madison Avenue» que es un placer escuchar y que nos deja muy arriba mientras nos hacemos a la idea de que todo esto ha pasado demasiado rápido y no podemos haberlo disfrutado más. Nos ha ganado, por supuesto que nos ha ganado. Sólo hace falta dejarse contagiar por su entusiasmo y su carisma para darnos cuenta de que esta reciente faceta suya funciona lo suficientemente bien como para tener sentido, que no será un portento vocal pero muchas grandes figuras tampoco han brillado en ese terreno y no lo han necesitado, que queda mejor en el papel de rockero americano de lo que habíamos imaginado, que tal vez habíamos subestimado el espectáculo que podía ofrecer y que cuando volvemos a recorrer el álbum después de que la adrenalina vuelva a un nivel normal nos hemos perdido en ese puñado de canciones donde no deja de llover y Ghandi nos da consejos vía Twitter.
Lo has vuelto a hacer, motherfucker.
No sabeis como os envidio… envidia de la sana, pero os envidio y mucho.
Felicidades por la experiencia vivida, inolvidable donde las haya y un aplauso rotundo a este articulo.
Bravo!
Muchísimas gracias por comentar, leer y compartir. Ojalá haya más oportunidades porque discos ya sabemos que sí.
Hemos tocado a Duchovny. Ya nos puede pasar lo que sea en esta vida que nos quedamos con eso para alegrarnos.
Desde luego esta gira europea ha sido la gran oportunidad de cumplir el sueño de muchos. Hemos tocado a Duchovny, el símbolo de que hay cosas que un día dejan de ser imposibles.