‘Screaming for Vengeance’ de Judas Priest: 30 años del molde perfecto del heavy metal
El heavy metal es, seguramente, el género musical al que le han salido más subgéneros (metalcore, nu metal, black metal, trash metal, death metal, metal sinfónico y un larguísimo etcétera), lo que, unido a su también tradicional confusión con el hard rock, puede hacer difícil desentrañar qué es heavy metal de verdad. Pues bien, la respuesta es fácil, el heavy metal es, simple y llanamente, el ‘Screaming for Vengeance’ de Judas Priest, un absoluto clásico que cumple 30 añitos, con edición conmemorativa incluida, hecho un chaval.
Puede que esta afirmación tan tajante también pueda aplicarse a obras maestras posteriores como ‘Defenders of the Faith’ o ‘Painkiller’, pero ‘Screaming for Vengeance’ es el primer disco de la banda británica en aglutinar con perfección todas sus características y crear el molde perfecto en el que se basaría buena parte de su trayectoria posterior. Judas Priest llegaban a 1982 ya plenamente asentados en el mundo del rock tras unos inicios, desde mediados de los 70 hasta 1980, en los que habían ido mutando su primigenio sonido muy influido por el blues y el hard rock hasta convertirse en uno de los pioneros del heavy metal con una innegable influencia de Black Sabbath y en uno de los grupos, junto a Motorhead, de dureza más extrema en aquella época (aunque también exploraban con éxito las baladas y los medios tiempos). Sin embargo, su primera gran eclosión hacia la fama no llegó hasta su otro gran clásico, ‘British Steel’, en el que se metieron en terrenos mucho más cercanos al hard rock y en el que exploraron de manera perfecta la inclusión de ganchos comerciales, dando lugar a clásicos atemporales como ‘Breakin’ the Law’, ‘Living after Midnight’, ‘United’ o ‘Metal Gods’. Esta evolución hacia un sonido mucho más pulido en el estudio les proporcionó un éxito sin precedentes en Gran Bretaña y el resto de Europa. Sin embargo, el goloso mercado estadounidense se les seguía resistiendo. Ese sería su próximo objetivo, 1981 albergó el siguiente intento. La banda se marchó a Ibiza para grabar, en una situación idílica, »Point of Entry’, un disco en el que, si bien la dirección musical apenas variaba, el sonido era mucho más natural y menos ambicioso. No se puede calificar de menor un trabajo que contiene canciones tan grandes como ‘Heading out to the Highway’ o ‘Hot Rockin», pero estaba claro que quedaba lejos de la maestría de ‘British Steel’. El prestigio de la banda era tan grande que ‘Point of Entry’ no supuso retroceso alguno y, de hecho, las ventas fueron bastante buenas, pero no se había logrado subir el peldaño norteamericano. Eso llegaría al año siguiente.
Ibiza volvía a ser el escenario de una grabación muy distinta a la de ‘Point of Entry’. La banda, tras tomarse ese pequeño descanso en forma de disco, regresaba dispuesta a comerse el mundo. Por ello, en ‘Sreaming for Vengeance’ se vuelve al sonido más ambicioso: guitarras plenamente metálicas con muchos y variados efectos, la voz en primerísimo plano de un Rob Halford exultante y una batería de potencia descomunal, anulando su naturalidad, pero dando una excepcional vitalidad al conjunto. Y sobre esa base, una colección de canciones perfecta. Ni siquiera una mera introducción como ‘The Hellion’ era anecdótica, convirtiéndose en una pequeña maravilla, en una de las mejores intros de la historia del rock y la perfecta mecha que precede a un cohete supersónico como ‘Electric Eye’, sin duda una de las canciones paradigmáticas del heavy metal y una de las cimas de Judas Priest: un riff tremendo, un Halford apoteósico, cantando como si fuera un ser de otra galaxia, un estribillo demoledor y una zona intermedia pletórica con las guitarras de K.K. Downing y Glenn Tipton doblándose a la perfección. Este inmejorable comienzo casi opaca a un temazo como ‘Riding on the Wind’, otra canción realmente potente con ese redoble de batería inicial tan característico y un fenomenal solo de guitarra. El disco entra en un terreno más calmado con tres medios tiempos consecutivos. ‘Bloodstone’, la absoluta debilidad personal de un servidor, comienza con una espectacular introducción que deja paso a un riff más cadencioso, eje sobre el que se asienta una composición que se escora hacia el hard rock, con la voz de un señorial Halford reinando sobre una instrumentación que queda por debajo en la mezcla, y que se convierte en una de las grandes ‘joyas ocultas’ de la discografía priestiana. La ambición comercial de ‘Screaming for Vengeance’ queda bien reflejada en ‘(Take These) Chains’, la única composición ajena del disco -obra de Bob Halligan Jr.– , un precioso medio tiempo con un estribillo absolutamente pop que contrasta brillantemente con las potentes guitarras características del grupo. ‘Pain and Pleasure’ cierra esta tanda más relajada, y la cara A, siendo quizás, pese a su gran calidad, el momento menos destacable de un disco que no admite nada que no sea excelencia. La velocidad regresa con el tema título, una vertiginosa canción con Halford desgañitándose sobre unas tremendas guitarras plenas de efectos y una batería espectacular. Puro heavy metal a toda potencia que da paso a la gran causante del suceso del álbum, ‘You’ ve Got Another Thing Comin», la punta de lanza de la banda en EE.UU y uno de sus grandes clásicos, combinando perfectamente potencia y gancho comercial gracias a un estribillo memorable. Pero no acaba aquí la cosa: ‘Fever’ se muestra como otro de los tesoros escondidos de Judas, un medio tiempo que comienza de forma suave y misteriosa y que va sabiendo crear un ambiente muy especial a través de numerosos cambios de ritmo y un gran estribillo. Una composición perfecta a la que no le va a la zaga ‘Devil’s Child’, majestuoso cierre de disco que retoma la vertiente más hard rock de la banda y que contiene unos coros de ensueño. 10 canciones y 39 minutos después, como mandan los cánones, el heavy metal tiene ya su disco de referencia.
Desde el momento de su lanzamiento como single, ‘You’ve Got Another Thing Comin» se adentró en las listas estadounidenses cual caballo de Troya, propiciando la entrada por la puerta grande en el país de las barras y estrellas de Judas Priest, que extendió el éxito del disco con el segundo sencillo, ‘(Take These) Chains’, y, sobre todo, con una extensa gira que recorrió prácticamente todo el país, dejando muy al margen a su fiel audiencia europea, ya con montaje ambicioso y ante grandes audiencias, logrando una trascendencia que ya no cesaría. Más de 5 millones de copias vendidas en todo el mundo contemplan esta obra maestra.
Para colmo de alegrías, la edición 30 aniversario resulta bien interesante, tanto para aquel coleccionista que quiere tenerlo todo de sus banda favorita como para el que quiera sustituir su antiguo vinilo o casette por el CD y, sobre todo, para, afortunado él, aquel que todavía no haya gozado de este clásico. Los extras no son demasiado generosos pero sí muy interesantes, librándonos de tener que soportar quince mezclas alternativas de una sola canción o demos inaudibles. El formato audio incluye los dos bonus que ya contenía la reedición de 2001, una toma en directo de ‘Devil’s Child’ y ‘Prisoner of your Eyes’, un descarte de las sesiones de grabación de ‘Turbo’ que ya fue recuperado por Halford en su proyecto en solitario en el disco ‘Live Insurrection’ y que en su día estuvo a punto de ser cedida para ¡¡¡Julio Iglesias!!! La novedad son cuatro tomas en directo de los mejores temas del álbum grabadas en un concierto de 1982 en San Antonio (Texas). Pero la joya de la corona es el DVD que acompaña al lanzamiento, nada más y nada menos que la consolidación de Judas Priest en América: su actuación en el mítico US Festival de 1983. El evento que marcó a fuego la trayectoria de Van Halen y Scorpions y que dejó ver la grandeza de nuevos valores como U2, Stray Cats o Motley Crüe también fue fundamental para nuestros protagonistas, que salieron triunfantes ante una inmensa masa de más de 300.000 personas. El punto culminante de dos años de locura que comenzaron bajo el tranquilo sol de Ibiza.
Muy buena review, del que para mi es el mejor disco de Judas Priest. Me diste ganas de volver a escucharlo de punta a punta, cosa que estoy haciendo en este momento.
Muchas gracias! Si con mi modesto post he conseguido que el nivel mundial de audiciones de ‘Screaming for Vengeance’ haya crecido un 0,000001% me doy por absolutamente satisfecho. Ah, que envidia, te hago ahora mismo balanceando la cabeza con ‘Bloodstone’. A disfrutarlo!
Acabo de descubrir esta web y estoy flipando por la elegantísima, precisa y detallada forma de redactar los 2 artículos que acabo de leer. Ya teneis otro lector. Pero por favor, dejad de escribir Trash para referiros al Thrash Metal. Sin h significa basura y no lo es para nada…
Muchas gracias Sergio, y bienvenido a bordo del Cadillac. Esperamos que sigas disfrutando de nuestro blog y, por supuesto, entonamos el mea culpa y no volveremos a decir trash, por supuesto que no es ninguna basura. si no no creo que lo hubiéramos estado escuchando durante tanto años…¡y los que quedan! ¡Un saludo!
Totalmente deacuerdo ABSOLUTA OBRA MAESTRA Ese disco es un punto de inflexión en la carrera del grupo y a su vez su cima. Es el paso de la etapa hard rock y rock melodico a partir del «british teel» a heavy metal y trash metal que vendría despues … por eso mismo lo aglutina todo: sonido potente, melodias, temas con arreglos y extructuras tremendas … y grandes canciones sobre todo.
Excelente articulo pero … te has olvidado de nombrar a Tom Allom, el productor. El tuvo mucho que ver con aquello.
Muchas gracias, Boro. Tienes mucha razón en mencionar a Tom Allon y su decisiva aportación. Cierto es que podría haber entrado en el análisis, pero preferí centrarme en la banda y, sobre todo, en las canciones a la hora de escribir el artículo.
Un saludo!