«Cómo conocí a vuestra madre»: un billete a Farhampton

(ALERTA SPOILER: Revela detalles importantes de la trama de la serie hasta el último capítulo de la octava temporada)

“Cómo conocí a vuestra madre” será recordada cuando termine, dentro de aproximadamente un año, por muchos motivos, pero uno de ellos será sin duda por haber tenido el MacGuffin más largo de la historia. Y es que fíjense, cómo es la gente, que muchos se pensaron cuando empezaron a ver la serie que ésta nos iba a contar cómo Ted Mosby, el protagonista, conocía a su esposa y por ende madre de esos dos hijos que le escuchaban, con cierto hastío, sentados en un sofá en el año 2030. Creo recordar incluso que mi amiga Ruth, que fue de las primeras que se enganchó a la serie, mucho antes de que yo lo hiciera, estaba convencida tras ver los primeros capítulos de que Robin era la señora en cuestión. Luego, como tantos otros, se dio cuenta de que no era así, y a partir de ahí nuestro amigo Ted se fue involucrando en una sucesión de noviazgos, algunos más afortunados que otros, y el chiste se fue alargando… y mientras tanto fuimos disfrutando de una de las comedias más divertidas, entrañables y emocionantes (en el sentido de ser capaz de emocionar) de la última década. Porque si algo quedó claro desde el principio fue que el personaje interpretado por Josh Radnor no era el único protagonista de la historia, sino que éste, junto a la eterna e irrompible pareja formada por Marshall Eriksen (Jason Segel) y Lily Aldrin (Alyson Hannigan), la propia Robin Scherbatsky (Cobie Smulders) y el grandioso sinvergüenza Barney Stinson (Neil Patrick Harris) conformaban la pandilla de amigos más maravillosa vista en una pantalla de televisión desde los tiempos de “Friends”. Todos han tenido, a lo largo de los, de momento, ocho años de vida de la serie, sus momentos de gloria, eclipsando muchas veces al propio Ted, todos se han ido ganando un hueco en el corazón de los espectadores, todos han llegado a tener la misma importancia y el mismo peso que el resto de sus compañeros en la trama, y todos acabaron siendo indispensables e insustituibles. Entendimos de esa forma que ‘La Madre’ no sólo no era lo único trascendente, sino que a veces era incluso lo menos importante.

Decía que los creadores y principales guionistas de la serie, Carter Bays y Craig Thomas fueron alargando cada vez más el chicle y para muchos la broma perdió su gracia. Como suele sucederle a todas las series, pasada ya su cuarta o quinta temporada, “Cómo conocí a vuestra madre” fue perdiendo algo de la frescura, contundencia y empaque de sus primeros años en antena, algo que se ha ido acentuando con el paso del tiempo. Que si la sexta es peor que la quinta, que si la séptima baja el nivel con respecto a la sexta, que si la octava, la que terminó este lunes 13 de mayo, es la peor de todas… Algunos la han abandonado, para siempre, en algún punto del camino, otros han terminado renegando pero han seguido viéndola, a veces da la sensación de que para seguir criticándola (¿de qué me suena esto?) y otros muchos hemos seguido disfrutándola y encontrando siempre motivos para mantenernos tan fieles a la serie como el primer día. Así lo demuestran sus excelentes audiencias en EE.UU y, en nuestro país, la repercusión y seguimiento que aún a día de hoy mantiene en los blogs y webs especializadas. Lo que no quita que seamos conscientes de que “Cómo conocí a vuestra madre” ha vivido tiempos mejores.

Llegamos así a ese 13 de mayo, lunes, aunque nosotros tuvimos que esperar al martes 14 para que el capítulo estuviese ‘disponible’ en nuestro país. El Día de la Madre se celebra en España el primer domingo de mayo y en EE.UU, en cambio, el segundo, por lo tanto este año fue, oportunamente, sólo un día antes de la fecha señalada. Pero en el ambiente seriéfilo, el Día de la Madre quedará para los anales de la historia como aquél en que pudimos ver el vigésimo cuarto y último capítulo de la octava temporada de “Cómo conocí a vuestra madre”. “Something New”, siempre recordaremos ese título, que llegaba como respuesta al “Something Old” de la semana anterior. El juego de palabras parecía remitir a la inminente boda (y llevamos ya tres años con ella a cuestas…) entre Barney y Robin, pero al final lo ‘viejo’ acabó encarnándose en la guapa canadiense, el mayor objeto de deseo de Ted durante estos ocho años, y lo ‘nuevo’… pues sí, al fin hemos podido poner rostro y voz, aunque de momento nada más, a la futura señora Mosby. Reconozcámoslo, el capítulo no fue por donde todos pensábamos que iría, por lo que hasta los últimos segundos llegamos a pensar que volverían a vacilarnos y que no cumplirían la promesa que nos hicieron hace mes y medio, al final de “Time Travelers”, cuando nuestro protagonista ‘se plantó’ ante la puerta de ella y nos obsequió con ese momento sublime: «Hola, soy Ted Mosby. Y en exactamente 45 días tú y yo vamos a conocernos». Pero no, aquélla fue otra jugada genial de una larguísima partida que ahora termina, o quizás sería más apropiado decir que comienza a terminar, una partida que aunque a algunos ha podido sacar de quicio no podemos negar que nos ha regalado muchos momentos brillantes a lo largo de todos estos años. Y es que vale, aunque nos dijésemos a nosotros mismos que conocer la identidad de la chica no era lo único relevante, siempre agradecimos de buenísimo grado cada pildorita, cada detalle, cada guiño, cada pista, por mínima que fuera, que Bays y Thomas nos fueron dejando por el camino. De esta forma, fuimos sabiendo que ‘La Madre’ usaba un paraguas amarillo que en algún momento pasó por las manos del propio Ted, y que luego acabó siendo un símbolo constante a lo largo de las temporadas, que ambos asistieron un año a la misma fiesta de St. Patrick, que ella era una de las alumnas de la clase de Económicas en la que él se metió por error en su primer día como profesor en la Universidad de Columbia, que era compañera de piso de Cindy, una de las novias fugaces de Ted (llegamos a ver incluso sus pies desnudos saliendo del cuarto de baño), que además tocaba el bajo, que se conocieron el día de una boda, que luego acabó resultando ser la de Barney y Robin, que en 2015 ya estarían casados y serían padres de una niña… Y según se acercaba el momento, llegamos a ver a Ted diciendo “te quiero” por primera vez a su amada bajo el susodicho paraguas, el mismo que ocultaba su rostro en la estación de tren de Farhampton, en donde ambos coincidieron (o coincidirán) bajo la lluvia regresando de la gran boda, esa en la que alcanzamos a ver a la chica tocando el bajo de espaldas, mientras él la miraba extasiado… Sí, el juego ha sido apasionante, y nos ha dejado incluso alguna broma memorable, como al final de la sexta temporada, cuando vimos a una joven rubia tras el cristal de un restaurante y el ‘Futuro Ted’ le dijo a sus hijos: «Y chicos, así es como conocí a vuestra madre… Mentira. Sólo era una chica».

No es justo juzgar la temporada entera de una serie, además de 24 capítulos, por su último episodio. O por sus últimos segundos, aunque en este caso hayan sido insuperables. Pero, ¿ha sido la octava temporada de “Cómo conocí a vuestra madre” la peor de su historia, como piensan algunos? Yo me inclinaría por que ha mantenido más o menos el nivel de los últimos tiempos, lo que implica reconocer que ha estado bastante por debajo de esos tres o cuatro primeros años sencillamente apoteósicos. La serie ha seguido dándonos de vez en cuando algunos fogonazos buenísimos, otros capítulos más intrascendentes que apenas han logrado arrancarnos un par de sonrisas, y es probable que en algunos momentos sólo los más fervientes devotos hayamos sido capaces de defenderla. Todos sabemos que en las historias de amor la chispa y la pasión de los inicios se va poco a poco atenuando, pero entonces puede surgir otro tipo de magia más volcada en el cariño y la intimidad, y cuando eso sucede la adhesión hacia la otra persona llega a ser más fuerte e inquebrantable que nunca. De hecho, ahí es cuando aparece y se demuestra el verdadero Amor, así escrito con mayúsculas, porque lo otro puede ser… otra cosa. Y yo, aunque suene tremendamente cursi, sigo enamorado de “Cómo conocí a vuestra madre”. De Ted, Marshall, Lily, Robin y Barney. Y confío en que con el tiempo también lo pueda estar de esa muchacha que hemos visto comprando un billete en una estación de tren de Nueva York. Con destino a Farhampton.

En mi primer post sobre la serie, cuando aún no se sabía si la octava sería la última o la penúltima temporada, llegué a escribir que quería que ésta terminase en 2013. Ahora, tal y como han venido las cosas, sólo sé que cuando se emitan esos últimos 24 episodios me dará muchísima pena tener que despedirme de ella. También es cierto que esa incertidumbre, si la serie cerraría definitivamente sus puertas este año o llegaría hasta 2014, ha podido ser en parte la gran culpable de la deriva que hemos visto en muchos momentos de esta tanda de capítulos. Conocemos otros casos parecidos y las cosas siempre suelen salir regular. Bays y Thomas aseguraron en su momento que manejaban los dos escenarios, pero que en ambos casos la primera mitad de la temporada se mantendría inalterable y sería la segunda la que podría ir en una u otra dirección. Teniendo en cuenta que la CBS anunció la decisión final casi sobre la bocina (al parecer Jason Segel fue el que forzó más la cuerda en las negociaciones), yo no estoy muy seguro de que los guionistas hayan tenido claras sus cartas en todo momento. Esto no nos ha impedido, sin embargo, que algunos episodios hayan volado, por uno u otro motivo, a gran altura: el inicial “Farhampton”, el doble “The Final Page”, “Band or DJ”, “P.S.I Love You”, “The Ashtray”, el citado “Time Travelers” e incluso “Something Old”, aunque sólo sea por esa broma con España que tanta repercusión tuvo hace una semana y que levantó tanta polémica (vamos, no puedo creer que alguien se tomase en serio tantos supuestos ‘errores’, cuando quedaba bien claro que la verdadera sátira iba dirigida contra el propio estadounidense medio y sus nulos conocimientos de todo aquello que quede más allá de sus fronteras). Y así, llegamos a “Something New”.

Ah, que no lo he dicho. ‘La Madre’, o como de momento figura en los créditos, ‘La Chica con el Paraguas Amarillo’, es Cristin Milioti. De todas maneras, los que habéis llegado hasta aquí ya lo sabíais. Sólo la hemos visto unos segundos en pantalla, aunque ya hemos podido oír su voz. «Hi. One ticket to Farhampton, please». Otra frase para la posteridad, y lo único con lo que podremos quedarnos durante meses, pues ni siquiera sabemos su nombre. De hecho, al final la hemos conocido antes que Ted. O no, pero bueno, ya me entendéis. Que levante la mano quien no pensase que nos llevarían de nuevo, por enésima vez, a esa boda en donde se produciría el anheladísimo encuentro. En lugar de eso, hemos tenido otra vuelta de tuerca y para mí la jugada ha sido casi perfecta. Volveremos a la ceremonia, seguro, en la ‘season premiere’ del año próximo, y a partir de ahí se construirá una novena temporada que, para mal o para bien (yo me inclino por esto último) será totalmente distinta a todas las que hemos visto hasta ahora. Sabemos también cómo terminará, pero todo lo demás es una incógnita, salvo el hecho de que Ted tendrá un duro adversario en la figura del actual novio de la chica, y cuando digo duro digo duro de verdad, porque también le pusimos rostro hace semanas, y no es otro que Lou Ferrigno Jr., el hijo de Hulk. Con sólo esos breves segundos en pantalla, como no podía ser de otra forma, la Milioti ha causado bastante revuelo. A unos les convence más, a otros menos. Unos creen que es encantadora, otros dicen incluso que es tirando a fea. Unos defienden que será perfecta para el papel, otros no esperaban menos que una supermodelo. Yo me quedo con mi primera impresión, y es buena. Me parece adorable. Pequeña y menuda (¿de qué otra forma iba a poder prestarle a Lily sus botas?), morena (¿alguien lo dudaba, viendo a sus hijos?), simpática y risueña. Que ya nos hemos cruzado con más de una zorra y alguna sosa por el camino. También celebro que hayan apostado por un rostro prácticamente desconocido. En televisión sólo ha interpretado breves papeles en “Los Soprano”,  “The Good Wife”, “Nurse Jackie” o “30 Rock”,  mientras que su carrera cinematográfica es más bien anecdótica, aunque la veremos en la próxima de Martin Scorsese, “The Wolf of Wall Street”. Eso sí, como actriz de musicales la tía puede presumir de haber sido nominada a los Tony, y como actriz protagonista, por “Once”, la adaptación de Broadway de esa deliciosa película que ya os comentamos en este blog. Y más referencias al Cadillac: la banda sonora de la ya histórica última escena, ese maravilloso minuto y medio, que os regalamos al final de este post, la ponen The Shins con “Simple Song”, una de las canciones favoritas de mi compañero Jorge, perteneciente a su disco “Port of Morrow”, cuya reseña encontraréis aquí. Se nota que estamos contentos, ¿no? Pues ya está. Siete años, siete meses y 26 días después, si no me he equivocado en mis cuentas, el título “Cómo conocí a vuestra madre” cobró, por fin, todo el sentido.

Próxima parada: Farhampton.

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