Muse: música para las masas
(Post revisado y actualizado en mayo de 2016)
Reconozco que cuando escuché por primera vez “Showbiz” allá por el año 2000 no se me pasó ni remotamente por la cabeza que los británicos Muse pudieran llegar a convertirse en una de las stadium band definitivas del siglo XXI, porque, a diferencia de otros compañeros generacionales como Coldplay a los que desde el principio se les intuía gran potencial comercial, el sonido oscuro, melodramático y visceral de Matt Bellamy, Chris Wolstenholme y Dominic Howard no parecía lo bastante radio friendly, pero lo cierto es que trece años después los tenemos ofreciendo shows apabullantes ante masas de fervientes seguidores y de público ocasional en recintos de gran capacidad que hasta hace poco parecían reservados para vacas sagradas tipo U2, Rolling Stones o Bruce Springsteen. Que en un país como España una banda como Muse toque (y llene) en el madrileño Vicente Calderón o en el Lluis Companys de Barcelona supone un logro que habría sido inaudito en la década de los 90 para artistas como Radiohead o Oasis, pero que parece más factible para un grupo de rock alternativo en una época en la que, a pesar de la crisis, el aficionado medio no tiene demasiados reparos en gastarse en conciertos el dinero que ya no invierte en comprar discos.
Muse pertenece a esa clase de bandas que despiertan tantas adhesiones inquebrantables como odios irracionales, y es que un grupo que en alguna ocasión se definió como “heavy neoclásico metalcore punk hyper-band” no podría (ni debería) ser del gusto de todos. Incluso entre las filas de los fan fatales están los que reciben con alborozo cada nueva ocurrencia que la banda se saca de la manga y los que se echan histéricamente las manos a la cabeza cada vez que se alejan, aunque solo sea mínimamente, del sonido canónico de su disco favorito. Como ya sabrá el pasajero veterano de El Cadillac Negro que recuerde nuestras críticas de “The 2nd Law” (2012) y «Drones» (2015) , en lo referente a Muse somos pulcramente aristotélicos y no nos alineamos incondicionalmente con ningún extremo. Nos gustan, pero en dosis moderadas para no sufrir indeseables cortes de digestión, que ya estamos un poco mayores para ciertos excesos. Desde esa línea ponderada que probablemente no contente ni a unos ni a otros, os invitamos a recorrer en once pasos la trayectoria de un grupo que, para bien o para mal, es una de las grandes referencias del pop-rock de gran formato de aquí y ahora.
1. SUNBURN
El disco de debut de Muse, publicado en 1999, remitía inevitablemente a los Radiohead de “The Bends”, concretamente sonaba como una versión anabolizada de la banda de Oxford, y no solo porque estuviese producido por John Leckie sino porque la voz de Bellamy, afectada, frágil, angustiada, era casi clónica de la de Thom Yorke, aunque también recordaba al timbre emotivo de Jeff Buckley. Muse todavía tenían que definir su propia personalidad pero es justo reconocer que en una época en la que el “brit pop” agonizaba y las nuevas bandas británicas presentaban un perfil amable y tristón ellos defendían un discurso mucho más enérgico en el que quedaba algo de la vieja rabia del “grunge”, lo que les convertía en una rara avis en el panorama musical de la Pérfida Albión. “Showbiz” era un disco irregular que ya mostrabas síntomas de la hipertrofia hacia la que siempre tendería la banda, pero que albergaba un puñado de buenas canciones entre sus surcos, como “Muscle Museum”, “Unintended” o el tema titular, aunque la mejor y más definitoria de su estilo era el corte inicial, “Sunburn”, con sus líneas circulares de piano clásico, su agilidad rítmica y el estallido guitarrero del bombástico estribillo.
2. NEW BORN
“Origin of Symmetry” (2001) llevó la propuesta de “Showbiz” un poco más lejos en todos los sentidos para terminar de conformar la identidad de la banda. De hecho, este es el disco preferido de muchos fans y el que mejor representa el sonido canónico de Muse. Las guitarras se endurecen, batería y bajo lucen más robustos, los sintetizadores hacen acto de aparición (memorables en” Bliss”), se oyen ecos de Rachmaninov (“Space Dementia”) y la épica más histriónica campa desbocada a sus anchas. Muse buscaban noquear al oyente como si se tratasen del mismísimo martillo de Thor, y a fe que lo conseguían en temas como “New born”, que comienza mecida por unos teclados oníricos y se rompe por la mitad cuando un distorsionado riff asesino eleva las revoluciones hasta el paroxismo.
3. PLUG IN BABY
“Origin of Symmetry”, entre otras cosas, también era la prueba de que Muse son unos músicos fantásticos, muy superiores a la media en el campo del rock alternativo, donde a veces queda más “cool” hacer alarde de no saber tocar. Tampoco es que sean Dream Theater, pero la sección rítmica formada por Wolstenholme y Howard es de las más sólidas y contundentes del panorama actual, mientras que Bellamy pasa por ser uno de los guitarristas más virtuosos y creativos de los últimos tiempos. Incluso la revista inglesa “Total guitar” le proclamó como el mejor de la década en una de esas listas que solo sirven para crear polémica y matar el tiempo con discusiones estériles. Lo cierto es que si Bellamy ha logrado la reputación de “guitar hero” de esta generación es por riffs como el de “Plug in baby”, uno de los más reconocibles del rock contemporáneo; urgente, retorcido y dramático. El tema fue el primer hit de Muse en las listas británicas y ayudó decisivamente a que “Origin of Symmetry” se convirtiese en un éxito en su país, alcanzando la certificación de disco de platino.
4. TIME IS RUNNING OUT
Con “Absolution” (2003) Muse demostraron que su ambición no tenía límites y que estaban decididos a convertirse en la banda más grandiosa del mundo. El siempre difícil tercer disco debía ser el de la consagración y el trío londinense puso todo de su parte para que así fuese. Sin variar en exceso el sonido melodramático que en sus líneas generales ya había quedado establecido en “Origin of Symmetry”, Muse se dedicaron, con la ayuda del productor Rich Costey, a añadir capas de regusto operístico y orquestal, texturas progresivas y pinceladas electrónicas a unas composiciones de tono cada vez más apocalíptico. Entre ella destacaba la potente “Time is running out”, construida sobre una infecciosa línea de bajo fuzz y coronada por un estribillo diseñado para ser coreado en grandes espacios. Fue su primer Top 10 en el Reino Unido y el tema con el que por fin penetraron en el mercado estadounidense.
5. HYSTERIA
“Absolution” supuso para Muse su primer número uno en álbumes en el Reino Unido y confirmó el nuevo status de una banda que ya estaba lista para conquistar plazas mayores y codearse con Coldplay por el certificado de aspirante al trono de U2. Poco importaba que al hacerse cada vez más grandes también aumentasen las críticas hacia su exagerada pomposidad y a su irreductible grandilocuencia. Lo que a estas alturas yo ya tenía claro es que cada vez que salía a correr por el parque con un disco de Muse en el iPod regresaba a casa el doble de exhausto, así que comencé con mi táctica de seleccionar ciertos cortes, y lo cierto es que algunos de “Absolution” eran perfectos para batir mis propias marcas. Es el caso de “Hysteria”, a mi juicio el single más convincente de los que se extrajeron del álbum, una furiosa y directa pieza rockera con estribillo explosivo, guitarras abrasivas, bajo galáctico y marchamo de himno incontestable.
6. SUPERMASSIVE BLACK HOLE
En “Black Holes and Revelations” (2006) Bellamy y compañía abrían una nueva etapa más politizada en el aspecto lírico y abrazaban sonoridades más diversas, ampliando la paleta de influencias sin alejarse nunca demasiado de su ya característico estilo, lo que deriva en un trabajo más ecléctico y variado que posiblemente sea mi preferido de su trayectoria, aunque algunos seguidores integristas ya empezaron aquí a arquear una ceja. Siguen presentes los teclados y sintetizadores sinfónicos deudores de Rick Wakeman, profundizan en elementos electrónicos que establecen puentes con el synth pop 80’s de Depeche Mode y New Order (la fantástica “Map of the Problematique”), picotean entre especies exóticas y latinas (“City of delusion”) y se atreven con un futurista dance-funk con falsetes a lo Prince en “Supermassive Black Hole”, audaz primer single, su mayor éxito en las listas británicas (número 4) y uno de los más populares, entre otras cosas por su inclusión en la película “Crepúsculo”.
7. STARLIGHT
Si “Absolution” les abrió definitivamente al público mainstream, “Black Holes and Revelations” no hizo sino confirmar a Muse en Primera División y consagrarles comercialmente, puesto que supuso su segundo número uno consecutivo en el Reino Unido, donde alcanzó el triple platino (su disco más vendido en las islas), y fue Top 10 en EE.UU. Gran parte del éxito se debió a “Starlight”, su “Clocks” particular, probablemente el tema más orientado hacia el gran público de toda su trayectoria. Un bajo ultradistorsionado, un memorable fraseo de piano y un sintetizador new wave envuelven la melodía más pop que hayan grabado nunca, y todo ello sin dejar de sonar a Muse.
8. KNIGHTS OF CYDONIA
Si hay un tema que resume en sí mismo todo el universo Muse ese es “Knights of Cydonia”, posiblemente el tema más querido por los fans y también el que mejor simboliza las razones por las que muchos les desprecian. Se trata de una pieza progresiva más épica que el poema del Mío Cid que toma como inspiración principal la galopante “Telstar” de los Tornados pero en la que se combinan y se alternan de forma trepidante trompetas de spaguetti-western, sintetizadores vintage, secciones corales que recuerdan a Queen y riffs robados a Black Sabbath en un explosivo cóctel tan sublime para unos como estomagante para otros. Salvando las distancias, es el “Bohemian Rhapsody” del siglo XXI.
9. UNDISCLOSED DESIRES
A la altura de su quinto disco de estudio, “The Resistance” (2009), el referente para Bellamy ya no era tanto Thom Yorke como Freddie Mercury, que de seguir entre nosotros seguramente les habría recomendado un poco más de sentido del humor y frivolidad a nuestros chicos. Cada vez más orientados hacia la distopía paranoica en los textos y al eclecticismo con coartada sinfónica en lo musical, Muse nunca habían sonado más extravagantes que en “United States of Eurasia” -o cómo hacer que Queen se lleven al huerto a Lawrence de Arabia mientras Chopin mira por la ventana-, ni tan siderales como en “Uprising” –Gary Glitter perdido en la urbe de “Blade Runner”-, ni tan conceptuales como en esa enorme suite para orquesta y piano en tres partes llamada “Exogenesis” , en la que resuenan Beethoven, Rachmaninov y Roger Waters. Pero mis favoritas eran la cabaretera “I belong to you” (ésta sí que habría hecho sonreír a Freddie) y sobre todo el R&B electrónico de “Undisclosed desires”, con su fabulosa programación de pizzicato con violines sintéticos y su pegadizo estribillo tan Depeche Mode, por más que al viejo fandom le toque las narices.
10. MADNESS
Tres años después de “The Resistance” Muse daban un paso más en su ansia por experimentar en otras direcciones sonoras al anunciar la incorporación del dubstep en su sexto disco, “The 2nd Law”, amenaza que hizo saltar todas las alarmas en los foros de fans. Al final no fue ni mucho menos para tanto y todo se redujo a algunas salpicaduras maquinales en “Unsustainable” (primera parte de la nueva sinfonía con la que se cerraba el álbum) y “Follow me”. Sin embargo, la electrónica, en su perfil más minimalista, sí era la protagonista del sorprendente primer single, “Madness”, que sonaba como los U2 de los tiempos de “Zooropa” y “Pop” y que a la postre era de lo mejor de un trabajo que rebajaba la carga dramática y el despliegue de fuegos artificiales y que parecía emprender una transición hacia un lugar aún indeterminado. Pese a cosechar su cuarto número uno consecutivo en las listas británicas, “The 2nd Law” fue recibido con cierta frialdad por parte de sus seguidores y terminó vendiendo bastante menos que sus antecesores.
11. DEAD INSIDE
Quizás escaldados por la tibia recepción de «The 2nd Law», Muse decidieron no ir más allá en su búsqueda experimental, virar de rumbo y regresar a su zona de confort, aunque no con la cabeza gacha, sino magnificando todos los tics, excesos, virtudes y defectos de su sonido más característico en otro trabajo conceptual en el que Bellamy insistía en sus teorías de la conspiración mundial. Pero la apuesta por el ‘más es mucho más’ de «Drones» se veía lastrada por una falta de inspiración evidente, como si la banda hubiera llegado a un punto en el que su discurso no diese para más. Temas como «Psycho» chapoteaban sin rubor en el autoplagio sin aportar nada nuevo a un libro de estilo plagado de referencias cada vez más directas a Queen y U2 en las que casi siempre se impone el trazo grueso a cualquier atisbo de sutileza . «Dead Inside», una de las pocas piezas que miraban hacia adelante en vez de hacia atrás, era de lo más destacado del lote, con sus ecos de funk futurista, sus sonidos sintetizados, la melodía estilosa y la ruptura final con la entrada de las guitarras. «Drones» ahondaba aún más en esa brecha cada vez más irreconciliable entre fieles y detractores, aunque eso no quita para que en directo mantengan su reputación de banda infalible y arrolladora, amplificada por unos fastuosos montajes escénicos dignos de Pink Floyd. Tal vez sea ahí, en un estadio abarrotado por miles de personas entregadas a una catarsis colectiva, el único lugar donde a Muse nunca se les discute.
Gran post, Jorge, coincido contigo en tu apreciación sobre Muse, una banda única y con grandes cualidades, aunque, quizás, un poquillo sobrevalorada. Eso, sí, desde aquí te reclamo la inclusión de ‘Absolution’, el mágico tema-título de mi disco favorito, sin duda, de los británicos.
Para gran fortuna y desgracia de todos los que somos fans Muse ha crecido enormidades en muy poco tiempo, considerando que hasta el Black Holes & Revelations se comenzó a difundir masivamente como tal. Para algunos sobrevalorada y para otros infravalorada como toda gran banda. Creo que se están dejando por fuera todos aquellos lados B que en algunos casos fue el primer acercamiento que muchos tuvieron con la banda (como en el soundtrack de la asquerosa y vomitiva eclipse), que ha contribuido a que sigan y sigan aumentando su gran numero de seguidores, aunque yo en lo particular creo que su punto cumbre musical se encontró en la gira del Black Holes, ya que tenían la gran fuerza con la que iniciaron, los clásicos consagrados y un nuevo repertorio que a la larga también se podrían considerar como clásicos. Creo que de Muse falta aun mucho por escuchar, ya que si algo tenemos que agradecerles siempre es ese gesto de cambio, unos mas frenéticos que otros pero que son una parte integral de esta enorme banda.
Es uno de los mejores post sobre Muse que he leído en mucho tiempo. Es uno de mis grupos favoritas. Estuve en uno de esos megaconciertos en Madrid mis ojos no han vuelto a ver cosa igual.
Son tremendos. Son increíbles y me encanta su música.
Gran trabajo con este post. Lo he disfrutado mucho.
Alberto, walkyria y martukix,muchas gracias por vuestros comentarios y por los elogios al post. Entiendo que echéis de menos alguna canción pero en una lista reducida a diez temas está claro que va a faltar más de una. Simplemente pretendía repasar la trayectoria de la banda equilibrando en la medida de lo posible sus seis discos en estudio (el de caras B no deja de ser eso, caras B, y aunque ya sé que muchos fans les tienen gran aprecio no es mi caso). Un saludo!
Que redacción tan fantástica y rica en referencias, aunque no me gustaran muse la habría disfrutado. Felicidades
Excelente post, muy bien escrito y con un punto de vista muy objetivo y respetuoso con estos temas «delicados».
Anoche estuve en el concierto de Barcelona en el estadio olímpico y disfruté muchísimo. Era la primera vez que los veía en directo y, por lo que había leído sobre ellos, tenía el listón muy alto: No me defraudaron.
Yo soy de los que disfruta de cada uno de sus discos sin complejos. Cada uno es una pequeña obra de arte a su manera.
Magnífico post. Creo que has conseguido etiquetar con palabras las sensaciones que a muchos nos provoca esta banda, tan complejas y resbaladizas al lenguaje. Gracias. Ayer, coincido con Víctor, no sólo no defraudaron sino que dejaron el listón muy alto.
Desde luego este artículo me ha hecho pensar. Consideraba a Muse como los hermanos pequeños de Coldplay y Radiohead, a su vez los hermanos pequeños de U2, a su vez los hermanos pequeños de los Rolling. Pero está visto que tengo que analizar el asunto con más detalle. Agradezco a Jorge Luís García que me haya dado una pista.
Muchas gracias F, Víctor, Itziar y Javier por vuestras aportaciones. Celebro que os haya gustado el punto de vista del post y que os haya aportado algo. Y me alegro de que los que estuvisteis en el estadio Olímpico disfrutarais de un potente show. Un saludo a todos.
Hacía tiempo que quería hacer mi propio top 10 de la banda y no sé cómo he llegado hasta este post.
Felicidades por el post, me ha dejado sin palabras, muy bien redactado y bastante objetivo -dentro de lo que cabe-. Yo no sería capaz. Muse han sido, son y seguirán -o eso espero- siendo mi grupo favorito. A pesar de que ahora muevan a masas. A pesar de haber aparecido en «Crepúsculo» -y por partida doble-. A pesar de «coquetear» con el dubstep.
Me identifico en muchos aspectos, como que Origin of Symmetry sea mi disco favorito -y con razón, siendo Bliss la canción con la que me acerqué a ellos-, o lo de Incluso entre las filas de los fan fatales están los que reciben con alborozo cada nueva ocurrencia que la banda se saca de la manga y los que se echan histéricamente las manos a la cabeza cada vez que se alejan; aunque yo soy de las que primero se echan las manos a la cabeza y luego les encanta, como me pasó con «Madness»… ;)