Iron Maiden: las joyas de la Doncella
La Doncella está de nuevo en nuestro país, y eso es siempre motivo de celebración. España es uno de los países en donde más se ama, más se reverencia a Iron Maiden, la banda más importante de la historia del heavy metal junto a Judas Priest (cada cual que les ponga en el orden que prefiera). La Península es uno de los territorios más visitados por la banda capitaneada por el bajista Steve Harris, que siempre ha sido una de las más currantas y entregadas a su público en sus más de tres décadas de existencia. Su actividad en los últimos años, con sus miembros ya más cerca de los 60 años que de los 50 (el batería Nicko McBrain ya los ha cumplido) ha sido incansable, encadenando una gira tras otra ya sea presentando un nuevo disco, recreando alguno de sus tours más épicos o conmemorando alguno de sus álbumes clásicos. Y sus seguidores, que en su inmensa mayoría nunca les han dado la espalda, ni siquiera cuando han atravesado algún delicado bache, siempre ha sabido agradecérselo. Su actual gira, con motivo de la reedición de su directo de 1989 “Maiden England”, arrancó en su tramo europeo el pasado lunes en Bilbao, con un concierto ante 4.000 privilegiados que sirvió un poco a modo de ensayo general. Tras una parada previa en Lisboa, desembarcan viernes y sábado en Madrid y Barcelona como cabezas de cartel del festival Sonisphere. Toca dedicarle también un sentido y merecido homenaje a su primer batería, Clive Burr, fallecido hace un par de meses tras varios años castigado por la esclerosis múltiple. Así que la cita es, de nuevo, ineludible.
En El Cadillac Negro no hemos querido dejar pasar la ocasión de unirnos a esta celebración, y mis dos compañeros de blog, que también son seguidores de la banda, me han concedido el honor de ser yo el encargado de rendirles tributo, con un post a modo de viaje a través de las joyas de su discografía. Tarea ardua y difícil, habiéndome decantado en esta ocasión por destacar una canción, con su correspondiente vídeo en directo, de cada uno de sus 15 álbumes de estudio. No siempre será la mejor (a veces sí), no siempre será la preferida por la mayoría de sus fans (a veces también), pero siempre será MI FAVORITA, por los motivos que sean. Ya sabéis cómo funcionan estas cosas. Y es más que probable que muchos de vosotros estéis poco o nada de acuerdo con los temas elegidos… Es lo de menos. ¡Qué demonios! Esto no deja de ser una excusa para hacer un exhaustivo repaso a su larga y brillantísima producción discográfica. Espero que disfrutéis el viaje.
.
1. Iron Maiden (IRON MAIDEN, 1980)
“Prowler”, “Remember Tomorrow”, “Running Free”, “Phantom Of The Opera”, “Charlotte The Harlot”, “Sanctuary”… El debut homónimo de Iron Maiden, grabado en menos de dos semanas, está repleto de temazos. Lastrados, eso sí, por una producción lamentable, obra de un tal Will Malone que al parecer no mostró el menor interés en el grupo y claramente nunca supo ver lo que tenía entre manos. De hecho, cuentan que al final incluso les acabó dejando tirados y ellos, que no tenían ni puñetera idea de nada, tuvieron que terminarlo como pudieron. Aún así, no pocos fans adoran su sonido crudo y punkarra, aunque no es mi caso. Como el talento y el entusiasmo pueden con todo, el vocalista Paul Di’Anno, el bajista Steve Harris, los guitarristas Dave Murray y Dennis Stratton y el malogrado batería Clive Burr, que conformaban la primera formación oficial de Iron Maiden, nos legaron, pese a su sonido muy mejorable, una primera colección de canciones para la posteridad, pero yo he elegido “Iron Maiden” por aquello de que es su perfecta tarjeta de presentación, con esas guitarras dobladas y ese bajo galopante, el ADN esencial de la banda. Una pieza que, por razones obvias, no ha faltado jamás en uno solo de sus conciertos.
.
2. Wrathchild (KILLERS, 1981)
Para su segundo álbum, “Killers”, Iron Maiden realizó dos fichajes que resultarían fundamentales para convertirse en una de las bandas más importantes del planeta: el legendario productor Martin Birch y el guitarrista Adrian Smith. El primero habría de producir todos sus discos hasta “Fear Of The Dark” (1992), mientras que el segundo, en realidad, entró en el grupo sustituyendo a Stratton al poco de publicarse su álbum de debut. Leí en su momento que Stratton dejó la banda porque consideraba que no tenían futuro, lo cual puede ser un bulo como una casa, pero de ser cierto, menuda visión tenía el tipo. Lo importante es que la presencia de Birch y Smith se nota desde las primeras notas de la instrumental “The Ides Of March”. El sonido del disco es espectacular y Smith, con el permiso del también genial Murray, es el mejor guitarrista que ha pasado jamás por la banda. “Murders In The Rue Morgue”, “Killers” y “Purgatory” son también excepcionales, pero ninguna puede igualar a un clasicazo como “Wrathchild”, uno de los temas con más garra y mala hostia, y eso es decir mucho, de la historia de Maiden. Tras “Killers” Paul Di’Anno abandonaría el grupo, y de forma bastante poco amistosa. Él alega que se fue porque Harris era un dictador y no podía soportarlo, que puede ser. La versión oficial dice que le daba al alpiste cosa mala, y por la pinta que luce actualmente, ha debido seguir haciéndolo. Yo, por mucho que ame a quien acabaría siendo su sucesor, no voy a negarle que hizo un trabajo magnífico en los primeros (y decisivos) años de vida de la Doncella. Y la mala pata que ha tenido en su mediocrísima carrera posterior le ha acabado convirtiendo, incluso, en un personaje bastante entrañable.
.
3. The Prisoner (THE NUMBER OF THE BEAST, 1982)
Si aspiras a arrebatarle a Judas Priest la hegemonía de Dioses Supremos del Metal, tienes que tener a un cantante y frontman que sea capaz de toserle al mismísmo Rob Halford, y Iron Maiden encontró al tipo perfecto: Bruce Dickinson. El ex cantante de Samson elevó al grupo a otro nivel. Y la producción de Birch, más brillante todavía, hizo el resto. “The Number Of The Beast” es una obra maestra del género, un disco para la historia, el álbum que les dio su primer número 1 en Reino Unido y les consagró definitivamente y sin vuelta atrás como una banda grande entre las grandes. Poco más se puede decir. Algunos me considerarán un blasfemo por elegir “The Prisoner” por delante del emblemático tema que da título al álbum, o de “Hallowed Be Thy Name”, quizás la mejor canción que haya escrito nunca Harris, o de “Run To The Hills”, uno de los clásicos más queridos por sus fans. Pues vale, culpable. Y no he elegido “22 Acacia Avenue”, la vibrante segunda parte de “Charlotte The Harlot”, de milagro… Pero la canción inspirada en la mítica serie británica de los años 60 es una de mis favoritas, con algunos de sus mejores riffs, una extraordinaria batería cortesía de un Clive Burr que apuraba sus últimos días en la banda, y un estribillo majestuoso.
.
4. The Trooper (PIECE OF MIND, 1983)
Tras el despido del hoy llorado Burr y la entrada del carismático batería Nicko McBrain, Iron Maiden lograría hacerse por primera vez en su carrera con una formación estable, y sin ninguna duda la más feliz y exitosa de su historia. La exigencia de mantener el nivel respecto a “The Number Of The Beast” era altísima, pero a la Doncella no le temblaron las piernas y apenas un año después entregó con “Piece Of Mind” otro álbum colosal. La pegada única e inigualable de McBrain se nota ya desde el arranque con la magnífica “Where Eagles Dare”. “Die With Your Boots On” y “Still Life” son otras dos de mis debilidades, pero el cuarto plástico de Maiden ha pasado a la historia, especialmente, por contener dos joyas absolutas como “Flight Of Icarus” y, sobre todo, “The Trooper” y sus antológicos riffs. Uno de sus temas ‘bandera’, y ya sabéis por qué lo digo. Su portada, por cierto, es una de mis favoritas, con el ‘pobre’ Eddie empezando a sufrir ya las perrerías a las que le iría sometiendo Derek Riggs.
.
5. 2 Minutes To Midnight (POWERSLAVE, 1984)
Qué tiempos aquéllos, en los que las grandes bandas eran capaces de publicar discazos año tras año… Con “Powerslave”, Iron Maiden volvieron a hacerlo. Era su quinto álbum y la primera vez que grababan dos de forma consecutiva con la misma formación. Harris, Dickinson, Murray, Smith y McBrain estaban en estado de gracia y formaban ya por aquel entonces un equipo sólido, matador e imbatible, como se confirmaría un año después en el histórico directo “Live After Death”, grabado durante la gira de presentación de este trabajo. Probablemente la soberbia “Aces High” sea el mejor arranque que podamos escuchar en cualquier disco de la Doncella, “Powerslave” tiene su punto, “The Rime Of The Ancient Mariner” es todo un hito, y no solamente por ser la canción más larga de la historia de Maiden, y la instrumental “Losfer Words (Big ‘Orra)” y “Flash Of The Blade” tienen un huequecito en mi corazón, pero “2 Minutes To Midnight” es sencillamente perfecta. Esa intro, ese estribillo, esos solos… ¿Qué demonios estáis haciendo? ¡Dadle ya al play, maldición!
.
6. Wasted Years (SOMEWHERE IN TIME, 1986)
Entre 1980 y 1984 habían publicado cinco insuperables discos de estudio, en 1985 vio la luz su primer y hasta la fecha más emblemático directo, y en 1986 regresaban unos Iron Maiden con fuerzas renovadas y ansias innovadoras, introduciendo por primera vez el uso de sintetizadores, algo que no fue muy bien acogido por un amplio sector de su público. Pero si Harris y sus chicos se distinguen por algo, aún hoy en día, es por ir a su puta bola y hacer siempre lo que les viene en gana, lo que para mí es otro motivo más de admiración y respeto. La cosa sobre el papel podía dar algo de miedito, pero tras escuchar la inicial “Caught Somewhere In Time”, “Stranger In A Stranger Land” o ese pelotazo que es “Heaven Can Wait”, los temores pronto se disipan. Pero la gran joya, sin ningún género de dudas, es la excelsa “Wasted Years”, escrita en solitario por Adrian Smith, por si no ha quedado clara ya mi absoluta devoción por el guitarrista. Steve Harris es el amo y señor de la Doncella, pero Smith ha sido y siempre será el otro gran compositor de la banda. Y si la mayoría de portadas de Iron Maiden son cojonudas, la de “Somewhere In Time”, con su correspondiente contraportada, probablemente sea la mejor, con decenas de autorreferencias a la historia y la imaginería de la banda.
.
7. The Evil That Men Do (SEVENTH SON OF A SEVENTH SON, 1988)
“Seventh Son Of A Seventh Son”, que como habrán deducido los más avispados es su séptimo disco de estudio, es uno de mis preferidos de la banda, algo en lo que coincido con uno de mis compañeros de blog, aunque el otro no comparta nuestro entusiasmo. Le tengo además un especial cariño, ya que aunque algún colega ya me había pasado alguna cosa en cassette, éste fue el primer disco de Iron Maiden que me compré en CD. Y el primer VHS que me agencié fue precisamente el “Maiden England”, grabado durante el “Seventh Tour Of A Seventh Tour” y cuya reedición en DVD ya hemos dicho que sirve de excusa para la actual gira del grupo. En cualquier caso, con su séptimo disco redoblaban la apuesta y, tras los sintetizadores, daban entrada a los teclados. De nuevo un aluvión de críticas y, una vez más, un golpe en los morros a todos sus detractores. Directo al número 1 en el Reino Unido (no lo lograban desde “The Number Of The Beast”) pero, lo más importante, un discazo sublime: “Moonchild”, “Infinite Dreams”, “Can I Play With Madness”, el mismo tema título, “The Clairvoyant”… pero, sobre todo, “The Evil That Men Do”, mi canción favorita de la Doncella. De hecho, así titulé un relato, que estaba protagonizado por el Diablo, con el que gané un concurso literario. En el instituto. Con 14 años. Como os decía, qué tiempos aquéllos… Hoy Wert no permitiría tamaña afrenta.
.
8. Bring Your Daughter… To The Slaughter (NO PRAYER FOR THE DYING, 1990)
A principios de 1990, el drama se cernió sobre Iron Maiden, con el anuncio de la salida de Adrian Smith, al parecer descontento porque el grupo (o dicho de otro modo, Steve Harris) había decidido no dar continuidad a la senda emprendida en sus dos trabajos precedentes. En realidad no está muy claro qué sucedió realmente, pero si es cierto lo anterior, escuchando “No Prayer For The Dying” no podemos por menos que darle la razón al guitarrista. Su octavo álbum fue el más flojo grabado hasta la fecha por la banda, y un notable paso atrás en su carrera. El sustituto de Smith, Janick Gers, que venía de grabar con Bruce Dickinson su primer álbum en solitario, “Tattooed Millionaire”, acabaría ganándose un huequecito en el corazón de los fans, pero aquí no tuvo tiempo ni espacio para aportar prácticamente nada. Aún así, como en todos sus discos, hay cosas bastante potentes y reivindicables: “Holy Smoke”, con ese inicio tan cojonudo, la propia “No Prayer For The Dying”, “Hooks In You”, que, mira por dónde, estaba compuesta por Smith y Dickinson… Pero la gran alegría del álbum fue “Bring Your Daughter… To The Slaughter”, único single del grupo en alcanzar el número 1 en Reino Unido, y eso que fue boicoteado por la BBC. Es cierto que no suena nada a Maiden, es demasiado básica y simple, aunque precisamente por eso mola, para los estándares de la banda, ya que en realidad era un tema de Dickinson en solitario para la banda sonora de “Pesadilla en Elm Street 5”, y Harris se empeñó en rescatarla para el álbum. Sí, con la llegada de la nueva década y la celebración de su décimo aniversario, Iron Maiden se encontraban más perdidos que nunca.
.
9 Afraid To Shoot Strangers (FEAR OF THE DARK, 1992)
“Fear Of The Dark” marcó el fin de una época para Iron Maiden. Fue el primer disco de la banda que no contó con una portada diseñada por Derek Riggs, supuso la despedida de Martin Birch, que decidió jubilarse tras su grabación, y fue también el último con Bruce Dickinson como vocalista en ocho años. Con Janick Gers ya mucho más implicado en la dinámica de la banda, también en las labores compositivas, evidenció en cualquier caso una mejoría bestial, a todos los niveles, respecto a su inmediato predecesor, y les devolvió al lugar que les correspondía, dándoles su tercer número 1 en el Reino Unido. “Be Quick Or Be Dead”, “From Here To Eternity”, la power ballad “Wasting Love”, algunas debilidades mías como “Childhood’s End”, “Chains Of Misery”, “Weekend Warrior”… Y sí, aquí cometo otra blasfemia, otro pecado mortal, no eligiendo “Fear Of The Dark”, que no es que sea uno de los mayores clásicos de la Doncella, sino que es uno de los mayores estandartes de la historia del heavy metal, pero es que “Afraid To Shoot Strangers” es un tema que siempre me ha dejado sin aliento, uno de los que me hizo enamorarme definitivamente y ya sin remedio de la banda cuando aún era un tierno adolescente. Lo tiene todo, delicadeza, misterio, belleza, rabia, violencia… Y algunas de las melodías de guitarra más bonitas que uno ha escuchado en su vida.
.
10. Sign Of The Cross (THE X FACTOR, 1995)
A mediados de los 90, tanto Iron Maiden como Judas Priest atravesaron curiosamente, y de forma paralela, los momentos más duros y espinosos de sus respectivas trayectorias. Tuvieron que afrontar las pérdidas de sus emblemáticos vocalistas, Bruce Dickinson y Rob Halford, ambos apostaron por dos tipos desconocidos, que aunque se dejaron la piel en dos álbumes con sus correspondientes giras no consiguieron hacer olvidar a dos iconos de este rollo, y al final el resultado acabó siendo el mismo. Dickinson y Halford terminarían volviendo al redil, aunque en el caso de Maiden la jugada resultaría mucho más productiva, quizás también por aquello de la edad. Pero no adelantemos acontecimientos, y centrémonos en la banda que nos ocupa. El elegido para ponerse al frente de la Doncella fue Blaze Bayley, y yo al menos celebro que apostasen por un tipo con un registro distinto y muy personal, mucho más áspero y rudo, y no por una mera copia. El resultado fue “The X Factor”, un disco que, lo defenderé ante quien sea, es cojonudísimo, aunque esté lastrado quizás por su excesiva duración. La portada muestra por primera vez a un torturado Eddie de carne y hueso (bueno, de plastiquete, pero ya me entendéis), y su producción, oscurísima y machacona, obra de Steve Harris y Nigel Green, es un grandísimo acierto. El primer single de adelanto, “Man On The Edge”, escrito por Janick Gers y el recién llegado Bayley, es una puta apisonadora, mientras “Lord Of The Flies”, “Fortunes Of War”, “Look For The Truth”, “The Aftermath” o “Judgement Of Heaven” nos regalan algunos momentos especialmente brillantes. Pero había que tener un par de huevazos para abrir el plástico con una cancionaca de más de 11 minutos como “Sign Of The Cross”, una de las composiciones más inspiradas de Harris, y eso son palabras mayores. Cada cambio de ritmo, cada riff, cada melodía es si cabe mejor que la anterior. Una jodida obra maestra.
.
11. Futureal (VIRTUAL XI, 1998)
La calidad de “The X Factor” no tuvo continuidad con su undécimo disco, “Virtual XI”, el peor trabajo de lejos de su carrera (y su peor portada), que acabaría defenestrando definitivamente al pobre Blaze Bayley. El hombre se esforzaba, sudaba la camiseta y su rendimiento en estudio era bueno, aunque en este caso no le ayudaron unas composiciones en general bastante mediocres. Pero en directo su trabajo bajaba unos cuantos enteros, con tendencia a destrozar sus propios temas, no digamos los de Bruce Dickinson. Y si este último sobre el escenario es un derroche de energía y carisma, y aún hoy en día se mantiene en plena forma, a Bayley no le acompañaban ni las formas ni la imagen. Sobre las tablas parecía un tanto gañán, y su deterioro físico ya empezaba a ser entonces evidente. Y ha continuado en la actualidad: el tío se ha convertido en una especie de clon de Paul Di’Anno. ¿Podríamos hablar de la maldición de los ex de Iron Maiden…? En cualquier caso, yo le guardo un especial cariño, porque curró como un campeón, su misión era más que imposible y además tras dejar la banda ha encadenado una serie de desgracias en lo personal que han convertido su vida en un infierno. Centrándonos en el disco en cuestión, hay poco rescatable: el primer single, “The Angel And The Gambler” era un “Can I Play With Madness” alargado y mal entendido, así que sólo salvaría “Lightning Strikes Twice”, “The Clansman” y el tema de apertura, “Futureal”. Eso sí, la calidad de los vídeos en YouTube con Bayley en concierto es tan ponzoñosa que he tenido que hacer una pequeña trampa, colgando un ‘falso directo’ del tema en cuestión. Hay versiones mucho más potables de sus temas interpretados por Dickinson (algo que por cierto le honra), pero eso sí me parecía una profunda falta de respeto. E insisto, el tipo no se lo merece.
.
12. The Wicker Man (BRAVE NEW WORLD, 2000)
En 1999 se producía la noticia más esperada por los fans de Iron Maiden y, por ende, por todos los seguidores del metal en el mundo entero. Bruce Dickinson regresaba a la banda, y además lo hacía llevando de la mano a Adrian Smith, a quien había conseguido fichar para sus dos últimos (y cojonudos) discos en solitario. Y mejor aún, Janick Gers, que tras diez años en el grupo se había ganado muy merecidamente el cariño del público, sobre todo por su entrega sin par sobre los escenarios, se mantenía como miembro de la Doncella, por lo que Iron Maiden pasaban a ser un sexteto, con tres pedazo de guitarristas, y a tener así una formación de ensueño. Harris, Dickinson, Smith, Murray, Gers y McBrain, el Puto Dream Team del Heavy Metal. Tras la correspondiente y espectacular gira de reunión, en la que además supieron ser justos con el legado de Bayley, en 2000 los ‘nuevos’ Maiden se estrenaron a lo grande con “Brave New World”. El matrimonio con Nigel Green se rompió tras el fiasco de “Virtual XI” y Harris entablaba una relación mucho más fructífera con Kevin Shirley, quien ha producido desde entonces junto al bajista todos los discos del grupo hasta la fecha. Producción inmejorable, portadaza y temones: “Ghost Of The Navigator”, “Brave New World”, “Blood Brothers”, “Out Of The Silent Planet”, “The Thin Line Between Love & Hate”, pero sobre todo el brutal arranque con “The Wicker Man”, uno de esos temas concisos y directos a la yugular que tan palotes nos ponen a los fans, y que no son tan habituales, o al menos no tan buenos, en los últimos tiempos.
.
13. No More Lies (DANCE OF DEATH, 2003)
Atenuado un poco el entusiasmo que provocó su regreso, y con la tranquilidad que daba saber que los mejores Maiden habían vuelto para quedarse y que teníamos Doncella para rato, su siguiente álbum, “Dance Of Death”, me impactó bastante menos. Para mí está un peldaño por debajo de “Brave New World”, pero no deja de ser una percepción personal, habrá quien lo ponga al mismo nivel o lo considere incluso superior. Exceptuando una portada un tanto cutrona, la tónica se mantenía, y la producción de Harris y Shirley volvía a sacar provecho de tres guitarras que les daban un sonido descomunal. La inicial “Wildest Dreams” no era “The Wicker Man”, pero “Rainmaker”, “Gates Of Tomorrow” o “Face In The Sand” sí volaban alto. Una de mis favoritas es “Age Of Innocence”, compuesta por Harris y Murray, aunque yo hubiese jurado por estilo que estaba escrita por Dickinson y Smith, que sí firmaban, junto al bajista, la bellísima “Journeyman”. Pero la mejor composición de todo el álbum es “No More Lies”, cien por cien Harris, que además en directo alcanzaba una dimensión mastodóntica, como queda comprobado en el vídeo que podéis ver más arriba.
.
14. Brighter Than A Thousand Suns (A MATTER OF LIFE AND DEATH, 2006)
Con “A Matter Of Life And Death”, Iron Maiden abrazaron definitivamente una fórmula con la que venían tonteando en los últimos tiempos, consistente en temas larguísimos, densos e intrincados, en detrimento de sus cortes más desnudos e inmediatos, que además de ser escasos no eran especialmente los más inspirados. La Doncella usaba y abusaba así del virtuosismo de sus seis integrantes, y la decisión de Shirley de no masterizar el álbum acabó dándole un sonido muy crudo, directo y apabullante. No pocos fans se sintieron traicionados con este nuevo rumbo, acusándoles de ‘progresivos’, como si esto fuese un insulto, pero es que además tampoco se ajustaba del todo a la verdad. Pero ellos a su bola, a muerte con sus convicciones y subiendo la apuesta, optando en otra decisión muy controvertida por interpretar el álbum en su totalidad, junto a un mínimo puñado de clásicos, en la gira de presentación, para martirio de los más integristas. Yo me sitúo en el bando de los que piensan que el disco es excelente, de esos que además crecen y crecen con cada escucha. El single “The Reincarnation Of Benjamin Breeg” ya me dejó muy buen sabor de boca, pero “These Colours Don’t Run”, “The Longest Day” o “For The Greater Good Of God” la superan, aunque si tengo que elegir una esa es “Brighter Than A Thousand Suns”. La versión con la que he decidido obsequiaros es una en directo en los míticos estudios londinenses de Abbey Road. No me digáis que no es un puntazo.
.
15. Satellite 15… The Final Frontier (THE FINAL FRONTIER, 2010)
Su último trabajo discográfico hasta la fecha, “The Final Frontier”, no se movía un ápice de la propuesta ya plasmada en su anterior álbum, para disgusto de sus detractores. De nuevo ganaron la partida, y 30 años después de su debut, lograban todo un hito en su carrera, ya que no sólo volvieron a ser número 1 por cuarta vez en el Reino Unido, sino que alcanzaron el puesto más alto en las listas nada menos que en 28 países, entre ellos España. Llegaron al número 4 en Estados Unidos, su posición más alta, y despacharon más de 800.000 copias en su primera semana en todo el mundo, lo que en nuestros tiempos, y teniendo en cuenta que el disco se filtró días antes de salir a la venta, es una jodida hazaña. Pocas bandas pueden presumir de gozar de tan buena salud con tres décadas de historia a sus espaldas. “The Final Frontier” no baja ni por asomo la calidad de su predecesor, es otra fuente inagotable de goce y disfrute para aquéllos que comulgamos con los Maiden actuales. Eso sí, para mí, el single de adelanto, “El Dorado”, es la canción más floja de un álbum que atesoraba joyas como “Mother Of Mercy”, “Coming Home”, “Isle Of Avalon” o “Starblind”, pero la mejor noticia era que los Maiden más complejos y maduros no se habían olvidado tampoco de componer pelotazos como la canción que daba título al disco. Nunca habían dejado tanto tiempo entre dos álbumes, cuatro años entre el anterior y éste, pero como no se den prisa llevan camino de superarlo. Que no dejen nunca de girar, pero que se vayan poniendo manos a la obra, que tenemos mono.
El viaje, felizmente, continúa. Y como no sabemos adónde nos llevará en el futuro, ni cuánto camino nos queda por recorrer, lo mejor que podemos hacer es seguir disfrutándolo mientras dure. Así que, ya sabéis… Up The Irons!
Trackbacks
- Scorpions: 17 aguijonazos | El Cadillac Negro
- Screams on Sunday: Un diamante en bruto que debuta con ‘Call a Reality a Lie’ | El Cadillac Negro
- Auge, caída y reunión de Guns N’Roses: Las 20 fechas clave | El Cadillac Negro
- Auge, caída y reunión de Guns N’Roses: Las 20 fechas clave (2017 edition) | El Cadillac Negro
Grandioso repaso a la carrera de una grandísima banda, con el punto extra de ser uno de los ‘dinosarios’ que en mejor forma se mantienen. En general, estoy bastante de acuerdo en tu punto de vista, aunque, claro hay excepciones. Para empezar, confieso ser ese compañero de blog al que ‘Seventh Son of a Seventh Son’ no le parece una de las mejores obras de Maiden, de hecho es la que menos me llena de su etapa clásica, solo por delante del muy mejorable ‘No Prayer for the Dying’. Mi favorito, sin duda, es ‘Piece of Mind’ (yo también daría cancha a esa grandísima ‘Revelations’) y es mi vara de medir respecto al grupo. Partiendo de que, sin duda, ese innombrable ‘Virtual XI’ marca el pozo creativo del grupo, ‘The X Factor’ me parece bastante mejor, pero temo que me gusta bastante menos que a ti. Por último, ‘Dance of Death’ me supuso un bajón importante tras el esperanzador ‘Brave New World’. Menos mal que con sus dos últimas obras y el directo (en eso casi nunca han fallado y menos en esta última etapa, a la altura de las mejores en cuanto a conciertos) me he resarcido y puedo seguir disfrutando con una banda de leyenda. Up the Irons!
Brutal! Rodrigo, un repaso genial a esta pedazo de banda, sin duda una de las más importandes de la historia… De la música. No coincido en algunos pocos casos (X Factor no me va mucho), pero sí en la mayoría de tus favoritos, también en cuanto a temas. 7th Son ha sido siempre mi favorita junto a Killers (me encanta la voz de Di’Anno, tanto como la de Dickinson). Nada de polémico en la selección de Afraid to Shoot Strangers, que junto con Childhood’s End son en mi opinión dos de las joyas desconocidas de los Maiden (pero es que tienen TANTOS temazos «ocultos»). En fin, menudo currazo. Sin duda, has dado con lo mejor de la Bestia.