“Juego de tronos”: Paint It Red
(ALERTA SPOILER: Prohibido leer sin haber visto hasta el décimo y último capítulo de la tercera temporada de la serie)
Erase una vez un señor muy gordo y risueño de larga barba blanca, atuendo de hobbit, gorra de marinero y grandes gafas que reposaban sobre una nariz ancha, tras las que se escondían unos diminutos y chispeantes ojos traviesos, que moraba en la pequeña localidad de Santa Fe, en el estado norteamericano de Nuevo México. Para cualquiera que se cruzase con él en aquellos días, podría pasar perfectamente por un entrañable y pacífico jubilado, un adorable abuelito de esos que suelen gastar su tiempo arreglando el césped de su jardín, o pescando tranquilamente con sus nietos en el lago, o acompañando a su esposa a hacer la compra al Drugstore de la esquina. Quizás pocos hubiesen podido averiguar que aquel tipo de aspecto apacible era en realidad, para millones de fanáticos de la fantasía en todo el mundo, algo así como una especie de Dios… aunque otras decenas o cientos de miles de personas le consideraban, en cambio, un bastardo sádico sin corazón hijo de las mil putas. Esto último venía siendo así más o menos desde principios del nuevo milenio, después de que publicase la tercera novela de su saga “Canción de Hielo y Fuego”, titulada “Tormenta de espadas”. Y a ese mismo sentir se sumaron, allá por principios de junio de 2013, no pocos espectadores de la serie “Juego de tronos”, adaptación de la HBO de su célebre saga literaria, que descubrieron llevándose las manos a la cabeza, o cubriéndose los rostros con mantas o cojines, cualquier cosa que encontraron a mano, qué era aquello que venía horrorizando a los lectores de sus libros desde hacía más de una década.
Ahí están los famosos vídeos que inundan la red con las reacciones de los fans al histórico noveno episodio de la tercera temporada de la serie, “The Rains of Castamere”, para corroborarlo, pero a mí me bastó darme un paseo por Facebook o Twitter la pasada semana para tenerlo claro: comentarios del tipo «no volveré a ver “Juego de tronos”», «¡¿pero qué coño han hecho?!» o «cabrones, se han cargado la serie»… El propio George R. R. Martin, el venerable personaje del principio de nuestra historia, explicó recientemente cómo algunas de sus decisiones le costaron hace ya 13 años un buen número de seguidores, aunque seguro que también le hicieron ganar unos cuantos, y reforzaron aún más la lealtad inquebrantable de otros muchos. Y en la misma entrevista el escritor defendía su peculiar forma de entender la ficción: frente a todos aquéllos que leen con la única finalidad de encontrar consuelo y evadirse de las putadas de la vida diaria, ese tipo de historias en las que «el chico siempre obtiene a la chica, los buenos ganan y reafirman que la vida es justa», algo que es muy respetable y comprensible, sus novelas intentan ser «más realistas acerca de cómo es la vida real», y así tienen «alegría, pero también dolor y sufrimiento», y «capturan la vida en su parte clara y oscura». Yo no puedo estar más de acuerdo y le aplaudo por ello. Como aplaudo también a los máximos responsables de su adaptación televisiva, David Benioff y D. B. Weiss, por ser igualmente valientes y plasmar con fidelidad la palabra escrita a la pequeña pantalla hasta las últimas consecuencias. Ya expliqué hace un año, en el post que escribí con motivo del cierre de su segunda temporada, titulado “Héroes, villanos, furcias y bastardos”, dónde residían para mí los grandes aciertos de esta apabullante “Juego de tronos”, cuáles eran en mi opinión esos detalles que la convertían en algo único y excepcional, y en este 2013 todos esos hallazgos no sólo han seguido ahí, sino que se han agigantado de manera monstruosa. Algunos odiarán, u odiaréis, al ‘bueno’ de Martin por haber concebido algunos de los eventos que hemos disfrutado/sufrido en esta temporada que acaba de llegar a su fin. Yo en cambio soy de los que cree que ese es, precisamente, el motivo por el que deberíamos profesarle adoración eterna.
En las cuatro entradas, cinco con ésta, que ya le he dedicado a “Juego de tronos” en este blog no me he cansado de repetir que es una de las mejores y más fascinantes series de la actualidad, y sin lugar a dudas la más espectacular, pero creo que este año ha subido incluso de nivel. Desde su arranque, el pasado 31 de marzo con el capítulo “Valar Dohaeris”, Benioff, Weiss y compañía nos ha entregado una tercera temporada casi impecable, llegando a pulir además algunos de los defectos o pegas que hasta ahora podíamos tener muchos de los espectadores que no nos hemos leído los libros (aquéllos que sí lo han hecho supongo que seguirán teniendo sus cuitas y debates, pero ahí intentaré no volver a meterme). Hay tantas tramas, personajes, escenarios y frentes abiertos que los guionistas se ven obligados a hacer juegos malabares para intentar mantener nuestra atención y no descuidar demasiado ninguno de ellos, y aunque no siempre lo hayan logrado, en esta tanda de diez episodios han conseguido en bastantes momentos un equilibrio casi perfecto, y han exhibido un pulso narrativo férreo, palpitante y ejemplar. Es cierto que “Tormenta de espadas”, por lo que he podido leer por ahí, pasa por ser para muchos la mejor novela de la saga, mientras que sus dos continuaciones (hasta la fecha) no despiertan tantas pasiones, por lo que gran parte del mérito hay que concedérselo de nuevo, cómo no, a Martin, pero vuelvo a insistir en que el trabajo de todos los implicados en una adaptación audiovisual es complicadísimo y, en esta ocasión, su labor ha sido excelente, por no decir de matrícula de honor.
Precisamente el equilibrio en las tramas ha sido tal que puede haber dado la sensación de que algunas de las mayores estrellas del show hasta la fecha hayan perdido algo de terreno, aquéllos a los que dedicamos más loas y alabanzas en ocasiones anteriores, como podría ser el caso del clan Lannister en su conjunto. Así, el pequeño gran Tyrion, la atormentada Cersei y el villanísimo Tywin han seguido teniendo sus momentos de lucimiento, y no han sido pocos, mientras que el cabronazo de Joffrey nos ha seguido obsequiando con sus brotes constantes de locura, pero esta vez no hemos dependido tanto de ellos y de lo que ocurría en Desembarco del Rey y sus intrigas palaciegas, como sí ocurría quizás en la temporada anterior. Aunque es cierto que la capital de los Siete Reinos se ha visto felizmente enriquecida con la irrupción del clan Tyrell, especialmente de la despierta Margaery y la grandiosa Lady Olenna, uno de los mejores fichajes del año. Asimismo, Arya nos ha vuelto a demostrar por qué la queremos tanto, y además ha acabado encontrando un aliado de excepción en ese Sandor Clegane, alias “El Perro”, que ya empezó a apuntar buenas maneras a finales del curso pasado. Pero, por suerte, personajes que parecían dormidos, o que no nos habían dado tanto como esperábamos hasta ahora, han logrado salir de su letargo y protagonizar algunos de los mejores momentos de la temporada, como Robb Stark, su esposa Talisa y su madre Catelyn (y no sólo por eso que todos sabéis), los pequeños Bran y Rickon (sí, existe, e incluso habla) junto a sus viejos y nuevos compañeros de fatigas, toda la tropa de Rocadragón y, especialmente, Jaime Lannister, Jon Nieve y Daenerys, los grandes triunfadores de esta tanda de episodios.
Reducida su presencia a una mera anécdota el año pasado, el primogénito de los Lannister, el (ahora lo sabemos) mal llamado ‘Matarreyes’, y al que el danés Nikolaj Coster-Waldau aporta toneladas de carisma, ha tenido un resurgir bestial esta temporada. La durísima odisea que le hemos visto soportar y el precioso vínculo que ha acabado estableciendo con la enorme, en todos los sentidos, Brienne, le han redimido ante nuestros ojos, y ha pasado de ser uno de los mayores hijos de perra del Reino a uno de los tipos más íntegros, honestos y con mejor fondo que hemos visto hasta el momento. En cuanto al hijo bastardo de Ned Stark y la Madre de Dragones, hasta ahora tenía la sensación de que llevaban algo así como existencias casi paralelas, tras dedicarse a mamonear durante buena parte de la segunda temporada, en la que apenas nos dejaron un par de momentos puntuales reseñables. En esta ocasión ha sucedido todo lo contrario. Más Allá del Muro (y Sobre Él, y Al Otro Lado) hemos sido testigos de la tierna y sincera historia de amor entre Jon e Ygritte, y hemos seguido sus andanzas junto a los Salvajes, con especial atención a esa espectacular y bellísima escalada, pero también hemos prestado atención a las aventuras del bueno de Sam y su protegida Gilly, y muchos momentos han valido su peso en oro. Si acaso hemos echado en falta la presencia de Mance Rayder, con lo que Ciarán Hinds al final ha visto reducida su participación a poco más que un cameo. Y en las lejanas tierras del Este, Daenerys de la Tormenta ha seguido acumulando poder y aliados de forma asombrosa e imparable. Su fuerza parece crecer a la misma velocidad que sus dragones, y de seguir así parece difícil que alguien vaya a ser capaz de detenerla cuando por fin esté lista para desembarcar en Poniente.
Otros nuevos fichajes y escenarios que han funcionado muy bien, al menos en mi opinión, han sido esa Hermandad Sin Estandartes, con los misteriosos Beric Dondarrion y Thoros de Myr a la cabeza, a los que no me importaría encontrarme más adelante, y ese psicópata llamado Ramsay Nieve, bastardo del grandísimo hijo de puta Roose Bolton, al que hemos visto con el inquietante rostro de Iwan Rheon (mi actor favorito de “Misfits”) y que se ha dedicado a torturar capítulo tras capítulo y hasta lo indecible a un Theon Greyjoy que nos ha acabado despertando una inmensa lástima. No pocos se han llevado las manos a la cabeza porque supuestamente estos últimos eventos no aparecen en “Tormenta de espadas”, y sí más adelante, cosa que ya sabréis que a mí me resbala bastante, y también se han escandalizado lo suyo por la crudeza y la saña del martirio en cuestión, pero supongo que a falta de sexo gratuito, que este año de eso hemos estado algo más escasos, Benioff y Weiss se han desquitado entregándonos su temporada más violenta y salvaje hasta la fecha, con muchos de sus capítulos teñidos de un intenso rojo sangre.
Porque reconozcámoslo, aunque haya sido una temporada gloriosa en muchos momentos, y sobrada de atributos y virtudes, en realidad pasará a los anales de la televisión, sobre todo, por ese hito llamado “The Rains of Castamere”. La ‘Boda Roja’ marcará un antes y un después en la ficción contemporánea. Como poco, ya muchos escucharán a partir de ahora los magistrales títulos de crédito compuestos por Ramin Djawadi con el miedo en el cuerpo, por lo que pueda venir a continuación. Y es que a las series de la HBO, como “Los Soprano”, “The Wire” o la más reciente “Boardwalk Empire”, nunca les ha temblado el pulso a la hora de cargarse a algún personaje importante de la forma más inesperada, pero “Juego de tronos” parece dispuesta a llevarlo aún más allá. Ya sea en las calles de Nueva Jersey, Baltimore o Atlantic City, o en cualquiera de los rincones de los Siete Reinos de Poniente, en las guerras mueren personas, casi nunca de forma justa y siempre de manera dolorosa. Y no hay guerra más encarnizada ni más inhumana que la que se está librando en “Juego de tronos”. Una serie que, de nuevo, ha sido fiel a su tradición entregándonos el gran ‘highlight’ del curso en su penúltimo episodio, algo que si no recuerdo mal también sucedía, aunque siempre a su manera, en la citada “The Wire”. Pero, al igual que hacía la serie creada por David Simon, tras la tormenta procede cerrar de forma elegante y convincente, y así ha sucedido con el capítulo emitido este pasado domingo, “Mhysa”, que ha puesto el broche perfecto a una temporada a la que se le pueden poner muy pocos ‘peros’. Se confirma así que “Juego de tronos” ya compite, y es miembro de pleno derecho, en la Liga de las Más Grandes. De la Historia, digo.
Es que los Starks son lo mas tonto que ha parioo madre; menos mal!!!
Ay, amigo Antiloo, si no te conociera pensaría que no tienes corasón…
Acertadisimo analisis,Una serie como dices, magistral, para mi junto con breaking bad, las mejores series de los ultimos 10 años, por encima de lost.
Respecto a lo que comentas sobre que la gente critica los crueles destinos de algunos protagonistas, en mi opinion, esa es la esencia de juego de tronos, eso es lo que hace a esta novela y a esta adaptacion algo unicos e irrepetibles, cuando vi el noveno capitulo me quede pegado en la silla literalmente, impresionante
lo unico que me jode sobremanera es tener que esperar a abril-mayo de 2014 para continuar con la historia, a mi sinceramente, 10 episodios por temporada se me hacen pocos, pienso que es una seria que perfectamente podia tener 12 episodios por temporada y asi no tener que eliminar tantas subtramas, pero por lo demas esta seria es una delicia
un saludo a todos
Hola, carloskalibur, gracias por comentar y por tus elogios. Creo que lo que más nos duele a todos es eso que dices de que sólo tengamos diez capítulos por temporada, que se nos quedan en muy poquito. A mí cada vez se me hacen más cuesta arriba las series con más de 20 episodios por temporada, pero creo que 12 o 13 es la duración ideal, aunque en este caso me temo que se debe más bien a una cuestión de presupuesto, porque a la vista está que es una serie carísima. HBO es consciente de que “Juego de tronos” es hoy por hoy la gran joya de su corona, así que si cada año decide ir soltando más pasta, supongo que irá mejorando aún más algunos aspectos de producción, ya de por sí bastante espectaculares, pero nos tendremos que seguir aguantando con diez episodios al año. Me conformo con que vayan hilando y equilibrando cada vez mejor las tramas, como han hecho esta temporada. ¡Un saludo!
Tengo que confesar que soy un «yonki» de JDT,y que la primera temporada me deslumbró y me dejó con la boca abierta.Dicho esto,también diré que he llegado a dudar si seguiré viéndola en el futuro (seguramente picaré y la veré, jeje), y esto es por varios motivos.
En primer lugar,tenemos que hacernos la idea que JDT es, de alguna manera un culebrón.
Las tramas se arrastran y se extienden sin llegar nunca a una conclusión,-no me estoy quejando de la falta de una estructura convencional de tres actos-, sino de que nunca se cierra una de las muchas tramas abiertas, (y cuando medio se hace es matando a alguien)
Otra cosa es que se manipula al espectador con expectativas que no se cumplen,un ejemplo gordo sería el final de la T2, una invasión de «white walkers» parecía inminente y aún la estamos esperando.O cosas como el personaje de Mance Ryder, que parecía que iba a ser muy imporante y al que apenas hemos visto….
En cuanto al «exterminio» de personajes (heredado de las novelas) me parece que se pasan un huevo,una cosa es que huyan de «el bueno gana-y-se-queda-con-la-chica» y otra esto! Una cosa es que los digamos»buenos» puedan sufrir y morir (como en la realidad) y otra cosa es que todo les salga mal, y que encima mueran a traición y de forma infame.Ver a los personajes con que te identificas(los bobos Stark) perder siempre también destruye el suspense,jeje.
En cualquier caso, me temo que seguiré viéndola, hay méritos de sobra en la serie y además, como he dicho, soy adicto! :-)
Como siempre, ha sido un placer leer el análisis que hacéis. En lo que respecta a Game of Thrones, estoy de acuerdo creo que con todo lo que comentas. Estamos ante una serie enorme, y esta tercera temporada ha subido un escalón más en esa excelencia a la que nos empiezan a acostumbrar.
Respecto a la consideración de George R.R. Martin, un tío que consigue meterte tantas tramas, con tanta riqueza, con maestría en los diálogos y en las descripciones, que sabe dónde quiere ir y no importa si algún destacado personaje cae en el intento, no puede ser considerado de otra manera (otra cosa es si nos deja antes de que acabe, claro…). Y el mérito de la adaptación de la tele es ser fiel a los libros y al mismo tiempo introducir los necesarios cambios.
Muchas gracias.
Esta temporada ha sido hasta el penultimo capitulo, lenta, lenta, lenta. después, vale que las guerras no son justas y siempre mueren buenos y malos, pero es que aqui todo lo malo ocurre a los buenos o al menos a los que la serie nos pone como los buenos desde el principio, los mas leales, los mas nobles en el amplio sentido de la palabra, los stark, y todo lo bueno ocurre a los villanos. todavia estoy esperando que muera algun lannister, ya es hora, no? despues de tres stark caidos y la perdida de su reino. me gusta la originalidad en las tramas y que no ocurra lo que esperas, pero es que esto es una putada de las gordas, es como darle un caramelo a un niño, sacarselo de la boca cuando lleva un rato chupando, volverselo a dar y volverselo a quitar. le voy a dar una ultima oportunidad a la serie pero como me siga desilucionando la mando a la mierda. cuando digo serie me refiero obviamente a la saga, libros y serie
No puedo estar más de acuerdo contigo, :)
Excelentísima crítica!! Concuerdo por completo. Y sí, la mayor tortura a la q nos someten Martin y HBO es la espera. En cuanto al accionar creo que, si bien duele que mate a los buenos, o a varios de ellos, no concuerdo con esa idea de que «puede matar a cualquiera». Pienso que hasta el momento tiene pilares bien claros y no creo que los toque hasta el final, o la trama se le caería de las manos. Lo que hace es hacernos sufrir y mantenernos enganchados gracias a ese sufrimiento, xq así somos los humanos. Paciencia y mucha, los Lannister pagarán!!!
Hola a todos!
Creo que este año se han notado mucho y para bien ésos diez minutitos más por capítulo que ha tenido ésta tercera temporada. Han sido 100 minutos que han servido para dar un equilibrio mayor entre las diferentes tramas, así como una mayor profundidad en cada una de ellas.
Y no os olvidéis: Chaos isn´t a pit. Chaos is a ladder!
Chao!
Hace poco comencé a leer los libros y me tienen atrapada, de la serie de HBO no se mucho, pero de lo poco que he leído me parece que vale la pena porque es una gran producción, espero pronto comenzar a verla.