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«Homeland» 2.0: supervivencia o reinvención

08/10/2014

Homeland-Season 4

(ALERTA SPOILER: No leer sin haber visto los dos primeros capítulos de la cuarta temporada de la serie, “The Drone Queen” y “Trylon and Perisphere”)

El gran hándicap de “Homeland” siempre ha sido su permanente obligación de demostrar que su explosiva y moralmente ambigua premisa inicial podía prolongarse una temporada más. Alex Gansa y Howard Gordon pasaron con nota el examen de la segunda season apostando por el frenesí narrativo y sacrificando algo de verosimilitud (aunque algunos ya comenzaron entonces a detectar síntomas de agotamiento), pero tropezaron ostensiblemente con la tercera, por culpa sobre todo de una discutible estructura que casi acaba con la paciencia del espectador más fiel. Para cuando “Homeland” quiso enderezarse el daño ya estaba hecho, y el enseñamiento contra la serie en blogs y redes sociales se había convertido en una tendencia imparable. “The Star”, el último capítulo de aquella tanda, se atrevió a cerrar la historia de su protagonista, el marine Nicholas Brody, en una decisión que más que valiente se antojaba la única posible. Aquel episodio habría funcionado perfectamente como series finale, pero al mismo tiempo hacía tabula rasa para reescribir su propio futuro, ya sin el lastre de un personaje fascinante pero sobradamente amortizado y que con su mera existencia seguía condicionando la serie. De hecho, gran parte de esa desdichada tercera temporada fue un primer ensayo (fallido) para comprobar hasta dónde podría llegar sin Brody. Y si algo quedó demostrado es que el invento no tendría posibilidad de continuar sin finiquitar primero la trama del carismático pelirrojo para sacarle definitivamente de la ecuación (a él y a su ya prescindible familia).

Muchos aducirán que “Homeland” sin Brody ya no es “Homeland”, que esto siempre fue un show sobre dos almas torturadas que funcionaban como las dos caras de la misma moneda y faltando una de ellas pierde todo su sentido. Probablemente tengan razón. Quizás debería haber acabado ya, pero la serie de Showtime también era una radiografía en clave de thriller de espionaje de los EE.UU post 11-S y de los efectos que las cuestionables decisiones de ese país en materia de política exterior causan en el resto del mundo, y esa es una vía que puede (y debe) seguir explorándose en una ficción televisiva. Que esa ficción se siga llamando “Homeland” y aproveche unos personajes ya existentes puede ser discutible, pero nadie está obligado a seguir en el barco. Los que hemos optado por quedarnos queremos comprobar, ante todo, si esta “Homeland 2.0” se va a conformar con sobrevivir o si va a ser capaz de reinventarse a sí misma. En ese sentido, “The Drone Queen” y “Trylon and Perisphere”, los dos episodios de la cuarta temporada emitidos el pasado domingo en EE.UU, nos muestran a una serie con el gesto más humilde, todavía acostumbrándose a una nueva piel más sobria, más preocupada de sentar unas bases sólidas para su trama y crear atmósfera que de tratar de desencajar la mandíbula del espectador a las primeras de cambio. Ya habrá tiempo de pisar del acelerador, parecen insinuarnos Gansa y Gordon; ahora parece tratarse de recuperar credibilidad y de colocar adecuada y cuidadosamente las piezas en el tablero, con Carrie Mathison como ineludible centro de la acción.

Homeland-Carrie-Lockhart

A pesar de haber sido pasto de innumerables parodias y chanzas a costa de la hipergestualidad de Claire Danes, Carrie sigue siendo un personaje potente y atractivo, perfectamente capaz de soportar el peso de la serie sobre sus hombros, y eso es algo que se corrobora en estos dos primeros capítulos. La brillante y controvertida analista de la CIA es ahora jefa de estación en Kabul (Afganistán) y no le tiembla demasiado el pulso a la hora de ordenar bombardeos sobre objetivos del Gobierno de EE.UU. Que uno de esos ataques sobre Islamabad (Pakistán) termine con la masacre de decenas de inocentes supone para ella más un fastidio a nivel diplomático con delicadas consecuencias políticas que un verdadero problema de conciencia. De haber algún atisbo de remordimientos, estos quedan sepultados bajo la solitaria copa de vino nocturna y el antifaz para dormir. El nuevo y despiadado pragmatismo de Carrie sorprende al antaño expeditivo Black ops Peter Quinn, y probablemente también sorprendería (y entristecería) a Brody si siguiera vivo, pero sobre todo sorprende al espectador de las tres primeras temporadas. Lo que no extraña tanto es que “la reina del drone” sea una madre pésima que prefiere poner miles de kilómetros de por medio con su pequeña antes que tener que hacerse cargo de ella. Ya sospechábamos que alguien como Carrie tendría problemas de empatía con un bebé, pero es que la pequeña Frannie es el vivo retrato de Brody (ignoro si Damien Lewis es padre, pero si me dicen que la niña es verdaderamente hija suya yo me lo creería a pies juntillas) y eso provoca en ella unos sentimientos ambivalentes con los que no sabe lidiar. En cualquier caso, la tensa escena de la bañera coloca al espectador en una situación incómoda respecto a nuestra anti-heroína (más anti que nunca), y prueba la valentía de una serie para la que habría sido más fácil buscar la conexión incondicional de la audiencia con su protagonista –más ahora que es la única- que cuestionar sus actitudes.

Homeland-Trylon and Perisphere1

Quizás el personaje llamado a cubrir de algún modo el vacío dejado por Brody sea el joven Aayan Ibrahim (Suraj Sharma), único superviviente del ataque en Islamabad y sobrino del talibán Haissim Haqqani, objetivo del bombardeo. Pese a sus intenciones de no involucrarse en el asunto termina finalmente expuesto por la difusión del video grabado con su teléfono móvil que prueba la matanza. Es previsible que su camino se cruce con el de Carrie y que esconda más de lo que se intuye a simple vista (como insinúan esas provisiones de “A-Xeron”). Los responsables de la serie también parecen decididos a dar un paso al frente con Quinn (Rupert Friend), que en estos dos primeros capítulos ha aparecido como la antítesis de Carrie, reconcomido por la culpa, aparentemente hastiado de convivir con –y ser parte de- tanta inmundicia moral y necesitado de alguna válvula de escape (ya sea el alcohol o una agradable casera con sobrepeso) con la que aliviar su conciencia. Confiamos en que los guionistas sepan conferirle sustancia a un personaje que desde su aparición en la segunda temporada ha sido de los mejor aceptados por el público pero que ya iba necesitando desafíos mayores.

Mientras, Saul Berenson (Mandy Patinkin) espera su turno agazapado en uno de los márgenes de la trama, reorientado hacia sector privado pero conservando todavía sus propias recetas para los conflictos de seguridad nacional y también secretas ambiciones de volver a la CIA –alentadas por otro viejo conocido, Dar Adal (F.Murray Abraham)- ahora que el ex senador Andrew Lockhart (Tracy Letts) se enfrenta a una crisis política. Su futuro más próximo parece unido al de una Carrie que en su regreso a Islamabad puede necesitar el consejo y el aplomo moral de su antiguo mentor más que nunca. Otros personajes que sabemos que tendrán recorrido -como Fara Sherazi (Nazanin Boniadi), la analista iraní de la CIA que debutó en la tercera temporada- aún no han aparecido, o lo han hecho muy brevemente -Martha Boyd (Laila Robins), la embajadora norteamericana en Pakistán- o aparentemente no volverán a hacerlo –Sandy Bachman (Corey Stoll), el jefe de estación de la CIA asesinado por una turba en las calles de la capital pakistaní-.

Homeland-Carrie-Quinn

“The Drone Queen” y “Trylon and Perisphere” suponen un prometedor punto de partida para esta “Homeland 2.0”, pero de momento es solo eso, un inicio. Todavía es pronto para pronosticar si el camino emprendido, que tratándose de esta serie estará plagado de meandros y recovecos, será lo suficientemente apasionante y absorbente. La receta a seguir consiste en conciliar la complejidad de la alta política internacional con el suspense de la acción sobre el terreno y los conflictos internos de los personajes. Una buena combinación y desarrollo de esos elementos dará para una buena temporada, pero para volver al nivel de excelencia de sus primeros tiempos “Homeland” necesitará algo más, ese punto extra que la distinguió de tantas otras. Confiemos en que Gordon y Gansa, esos dos viejos zorros, froten la lámpara y aparezca el genio.

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2 comentarios leave one →
  1. 09/10/2014 5:01

    Después de ver el final de la 3a temporada me prometí a mi mismo no volver a ver la serie, pero aquí estoy llevándola al día. Carrie me pone de los nervios en muchas ocasiones y la última temporada me pareció demasiado floja; pero aquí sigo. Por ahora esta 4a temporada no ha mostrado sus cartas, pero el comienzo no es del todo malo

  2. 10/10/2014 18:02

    A mí el arranque también me apreció bien. Es normal que las audiencias bajen, porque la tercera temporada dejó decepcionados a muchos. Ahí va mi valoración global de lo que hemos visto hasta ahora ;)

    http://seriesanatomy.blogspot.com.es/2014/10/el-reset-de-homeland.html

    Saludos!

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