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“Sólo Dios perdona”: Winding Refn Reloaded

31/10/2013

Only God Forgives - Ryan Gosling

Cuando publicamos a comienzos de año el post en el que elegíamos nuestras películas favoritas de 2012, algunos se extrañaron al no ver en la lista “Drive”, de Nicolas Winding Refn, y lo cierto es que si no fue así fue porque, quizás, nos pasamos de estrictos y rigurosos. Es probable que la gran mayoría de los espectadores españoles descubriésemos el film protagonizado por Ryan Gosling durante el pasado año, esto es así, pero eso no quita que la película fuese estrenada en nuestro país el 28 de diciembre de 2011 y… bueno, así nos las gastamos, a veces, en este blog. Pero sí, si la hubiésemos dado categoría de cinta de 2012, sin ningún tipo de dudas no sólo hubiese acabado entrando en nuestra lista, sino que habría estado situada en los puestos más destacados. Y tampoco hubiésemos sido muy originales, pues el octavo trabajo del realizador danés, esa brillante, apabullante reinvención del género negro (aunque yo siempre defenderé que “Drive” es un western) cautivó a medio planeta y puso, de la noche a la mañana, a todos los críticos y aficionados cinéfilos comiendo de la mano de Winding Refn (a partir de ahora sólo Refn). Si a esto le sumamos la irrupción definitiva en la Primera División actoral de un Gosling que, tras la celebrada “Blue Valentine” (Derek Cianfrance, 2010), entregaba de una tacada el susodicho film y “Los idus de marzo”, de George Clooney (reseñada aquí), se entiende por qué tantos comenzaron a salivar ante la noticia de que ambos se reencontrarían en el siguiente proyecto del cineasta.

¿Cómo se explica, entonces, que “Sólo Dios perdona”, en su estreno en el pasado Festival de Cannes, el mismo lugar en el que “Drive” deslumbró dos años antes y Refn se llevó el premio al mejor director, provocase deserciones de la sala, abucheos, pataletas, y una repulsa casi generalizada del respetable? ¿Cómo entender semejante pinchazo, decepción tan mayúscula? Pues, la verdad, creo que no es tan difícil. Es posible que muchos abrazaran la figura del danés como si se tratase de un recién llegado, o un director novel de esos con un futuro prometedor por delante y aún mucho que demostrar, pero lo cierto es que, como decía más arriba, “Drive” era su octava película. Y “Pusher”, su ópera prima, fue filmada en 1996, y de eso hace ya 17 años. Quizás sea conveniente echar un vistazo a su filmografía y así se entienda todo un poco mejor. Yo tampoco me considero un erudito de su obra, sólo he visto la mencionada “Pusher” –reconozco que se me atragantó un poco, y que creo que me basta además para hacerme una idea de lo que podría encontrarme en “Pusher II: Con las manos ensangrentadas” (2004) y “Pusher 3: Soy el ángel de la muerte” (2005) –, “Bronson” (2008) y “Valhalla Rising” (2009) –y de estas dos últimas sólo puedo decir que las vi con una extraña mezcla de fascinación, estupor y hastío–. No he logrado hacerme ni con “Bleeder” (1999) ni con “Fear X” (2003), sus trabajos menos reconocidos, pero ahora dudo incluso que me hubiese animado a darles una oportunidad. Pero, aún con esas lagunas, creo que tengo el bagaje necesario como para afirmar que “Drive” no sólo es su mejor film, sino que resplandece como una excepción dentro de su cinematografía, un oasis, el único asidero accesible dentro de una producción dominada hasta ese momento por títulos de difícil digestión para el gran público, inmisericordemente anticomercial. Con “Sólo Dios perdona” Refn no hace más que retomar las cosas donde se quedaron antes de la película que le hizo mundialmente famoso, o incluso se empeña en llevarlas más allá.  

Only God Forgives - Ryan Gosling Wanna Fight

“Sólo Dios perdona”, por tanto, tiene todas las señas de identidad que distinguen a un autor que se ha ganado a pulso poder ser reconocido por su estilo. Yo me atrevería incluso a afirmar que el título con el que más conecta de su filmografía, con el que encuentra más vínculos, es precisamente “Valhalla Rising”, el anterior a “Drive”. Planos dominados por unos rojos o azules extremos (como en aquélla, casi siempre en permanente contienda), atmósferas opresivas (a las que contribuye en gran medida la música, repitiendo en esta ocasión el compositor Cliff Martinez), secuencias oníricas (deudoras, lo reconozca o no el danés, del maestro David Lynch), ausencia casi absoluta de diálogos (el protagonista de su film de 2009, nuestro admirado Mads Mikkelsen, no pronunciaba una sola palabra en todo el metraje, y sólo abría la boca para defenderse a mordiscos de sus adversarios), personajes herméticos y descabellados con los que resulta imposible empatizar (y si alguien lo consigue, sinceramente, tiene un problema), violencia llevada al límite (una constante en su obra, aunque en esto quizás “Bronson” se lleve la palma)… La película es también la confirmación de que el cine de Refn es mucho más visual que narrativo, y más estético que ético, en el sentido de que realmente no busca, y si lo pretende no lo consigue, transmitir una historia y un mensaje del que se puedan extraer profundas lecturas.

Only God Forgives - Vithaya Pansringarm

No es el danés amigo de excesivos metrajes. Su film más extenso es precisamente “Pusher”, y no se va más allá de los 110 minutos… y precisamente a mí se me acabó haciendo un poco largo. “Sólo Dios perdona” se queda en los 90 minutos pero, si tuviésemos que escribir lo que nos está contando realmente, nos bastaría un folio y nos sobraría la mitad. Aquí es cuando uno se da cuenta de que “Drive” es la única película en su filmografía en la que Refn no tuvo la más mínima participación en su guión, una adaptación de Hossein Amini de la novela de James Sallis. El resto de sus films han sido escritos por el director, bien junto a algún colaborador o en solitario, como en este caso. Y Refn, y aquí igual me estoy metiendo en terrenos pantanosos y ganándome la enemistad de sus más férreos admiradores, es para un servidor más un compositor de planos y secuencias (genial, por otra parte, de los mejores en la actualidad) que un narrador y un contador de historias competente.

Only God Forgives - Kristin Scott Thomas

El mismo Gosling se ve abocado aquí a repetir y forzar hasta el extremo y lo tolerable el hieratismo y la inexpresividad que tan bien funcionaron en “Drive”, y debe tener cuidado porque del encasillamiento, que ya es grave, al ridículo y la autoparodia va un paso. Aquí es, durante gran parte del film, poco menos que una camiseta andante, o recostada en un sofá, y eso es decir bien poco. Su antagonista, el tailandés Vithaya Pansringarm, no deja de dar vida casi más a una entidad que a un personaje, aunque acabe teniendo más metraje y sobre todo más acción que el propio Gosling. El otro plato fuerte de la cinta, Kristin Scott Thomas, encarna a una villana de cómic tan irreal y exagerada que a la fuerza acaba captando nuestro interés, pese a que al final no dé tanto como promete. Ella tiene, al menos, las mejores y más punzantes frases de un guión no especialmente brillante en este sentido. Tom Burke repugna el poco tiempo que está en pantalla, porque así está concebido su papel, y Yayaying Rhatha Phongam seduce cada vez que aparece, porque para eso está, y poco más se puede decir de esta sangrienta historia de venganza en los bajos fondos de Bangkok, aparte de que técnica, formal y visualmente es una absoluta pasada. Y no, no se me escapan sus metáforas ni sus simbolismos, pues capto lo que nos insinúa Refn sobre el personaje de Gosling, ya que es bastante obvio, pero sigo pensando que no hay mucha tela que cortar.

Only God Forgives - Ryan Gosling vs Vithaya Pansringarm

No consideraré, pese a todo, que “Sólo Dios perdona” sea una cinta fallida, aunque así lo haya parecido hasta ahora. Está claro que, en su estilo, es un film deslumbrante y una rotunda delicia para aquéllos que comulgan con este tipo de propuestas que no son aptas para todos los públicos. A mí, como me sucedió con “Bronson” o “Valhalla Rising”, me llega a cautivar por momentos, a revolver por dentro en ocasiones y a provocar en algunos instantes una profunda indiferencia. Nada semejante, ni de lejos, a la conmoción y la admiración que me causó una película como “Drive”, que seré capaz de revisitar y disfrutar las veces que haga falta. Unas sensaciones que seguro que compartieron conmigo muchísimos espectadores. Por eso conviene estar bien informado de lo que uno puede encontrarse antes de acercarse a una sala de cine, pues luego vienen las deserciones, los abucheos y las pataletas. Refn es Refn, y si algo nos ha dejado claro es que, para bien y para mal, no cambiará nunca. Quien sí parece haber ‘escarmentado’ es Gosling, que no sólo no se presentó en Cannes a defender esta película, sino que se rumorea que ha acabado rompiendo relaciones con el director, y no en muy buenos términos. Pero el danés a su bola. De momento parece que tiene dos proyectos en marcha: “I Walk With The Death”, un thriller en el que se reencontrará con Carey Mulligan  y del que sólo sabemos, en palabras del propio cineasta, que «tendrá lugar en Miami y habrá mucho sexo», y una adaptación de “El Incal” de Alejandro Jodorowsky (a quien, por cierto, está dedicada “Sólo Dios perdona”). Que Dios nos pille confesados.

Only God Forgives - Time To Meet The Devil

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