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«Byzantium», las reinas de los condenados

21/03/2014

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Muchos no lo recordarán, pero cuando “Entrevista con el vampiro” (1994) vio la luz, hace ya casi 20 años, fue recibida con cierto escepticismo tanto por la crítica como por parte del público, desdeñada por exhibir un reparto que por aquel entonces era carne de carpeta de quinceañeras y por presentar a los chupasangre como seres llorones y dignos de lástima. A mí, sin embargo, me fascinó entonces y todavía hoy lo sigue haciendo. Puede que no sea redonda y que Antonio Banderas esté afectadísimo y algo fuera de lugar, pero en conjunto a mí se me antoja una de la superproducciones más singulares de los 90, una visión desesperadamente romántica y barroca del mito del no-muerto como criatura atormentada que no temía adentrarse por senderos macabros y sombríos nada frecuentes en los “blockbusters” de hoy en día. Además, contenía una de las grandes interpretaciones de Tom Cruise (antes de la Cienciología, las placentas devoradas y demás tontunas) y, sin duda, la mejor de la entonces niña Kirsten Dunst. Sí, la película del irlandés Neil Jordan ha resistido notablemente el paso del tiempo –como también lo ha hecho otro icono del cine vampírico de aquella época, el “Dracula” de Coppola- , y su recuerdo es aún más imponente si se compara con casi todo lo que llegó después al subgénero. Porque “Entrevista con el vampiro” poco o nada tiene que ver con las cursiladas de la saga “Crepúsculo”, ni con los anabolizados action heroes de “Underworld” o “Blade”, ni tampoco con las bestias deshumanizadas de “Abierto hasta el amanecer”, “Soy leyenda” o “30 días de oscuridad”, ni por supuesto con aquella deleznable secuela apócrifa llamada “La reina de los condenados”.

Históricamente el vampiro ha sido un recurso sobre el que el cine ha vuelto una y otra vez, incluso en estos tiempos de dominio zombi, y aunque la mayoría de la ocasiones ha sido a través de productos de calidad más que cuestionable, también ha habido valiosos hallazgos en los últimos años que han renovado sus códigos ancestrales e insuflado sangre fresca a su mitología, como la serie de la HBO “True Blood” (al menos en sus inicios) o la cinta sueca “Déjame entrar” (2008), sin lugar a dudas la mejor ficción vampírica en lustros, al mismo tiempo que una rara avis que abría nuevas y perturbadoras vetas para el género por la vía de la gelidez, la sugerencia y la atmósfera (y con uno de los fuera de campo –la secuencia de la piscina- más gloriosos de todos los tiempos). No es de extrañar que la cinta de Tomas Alfredson sea el espejo en el que se mira Jordan -también responsable de la memorable “En compañía de lobos” (1984) y dueño de una trayectoria desde hace algún tiempo ciertamente irregular –  para su regreso al cine fantástico. “Byzantium” llega a nuestras carteleras haciendo muchísimo menos ruido que el que hizo “Entrevista con el vampiro” en su momento y con un presupuesto bastante más limitado, pero en realidad no está muy alejada espiritualmente de aquella, funcionando como una especie de “cara B” y estableciendo un reconocible juego de rimas temáticas y visuales con la cinta protagonizada por Cruise y Brad Pitt.

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“Byzantium” cuenta la historia de una huida permanente, la de dos mujeres vampiro que han vagado por la tierra durante 200 años, aunque lo interesante de la propuesta no es esa historia, que en el fondo es más convencional de lo que aparenta, sino cómo nos la cuenta el director de “Juego de lágrimas”  (1992) a través de una estructura fracturada que alterna el tiempo presente con unos flashbacks que nos retrotraen al siglo XIX y que va descubriendo poco a poco sus misterios y claves (impenetrables, extrañamente oníricas durante su primera mitad; progresivamente transparentes según avanza el metraje). La cadencia narrativa es contemplativa y el tono íntimo y reflexivo -quizás demasiado, lo que puede provocar que los aficionados al exabrupto efectista pierdan la paciencia-, pero es precisamente eso y la extraordinaria belleza plástica de la cinta lo que hace que sobresalga por encima de la media del género.

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“Byzantium” exige perderse en su atmósfera lírica y surreal, en los fuertes contrastes que surgen del brillo de los neones del pueblo costero del presente y los sabores góticos con reminiscencias de la Hammer del pasado -excepcional fotografía de Sean Bobbitt-, y descubrir por el camino guiños a la obra pasada de su director.  Al efecto fascinador de la película también contribuye el trabajo de sus dos actrices protagonistas,  la joven Saoirse Ronan, perfecta en la piel de Eleanor, una vampira introvertida de apariencia eternamente adolescente y torturada por secretos inconfesables, y una sorprendente Gemma Arterton como Clara, espécimen protector, extrovertido y poderosamente sensual que no puede evitar recordarnos al carismático Lestat de Anne Rice. La lucha por la supervivencia de ambas féminas en un universo dominado por figuras masculinas es uno de los motores temáticos de la cinta, y por ende, quizás su mayor hallazgo y aportación al género.

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La cinta de Jordan también quiere poner su granito de arena en la actualización de clichés vampíricos sugiriendo un origen insólito para la maldición eterna, añadiendo elementos de brujería bizarra que funcionan mejor en el aspecto visual (esas cataratas de rojo sangre) que conceptualmente, y tampoco brilla especialmente en la introducción de la, al parecer, obligatoria historia de amor entre Eleanor y un joven al que da vida el grimoso Caleb Landry Jones, aunque al menos es de agradecer que la guionista Moira Buffini no trate de suplir la falta de emoción con exceso de pasteleo. El final, un tanto forzado y precipitado, tampoco es lo más destacado de una cinta que, sin embargo, roza el notable en todo lo demás y que se convierte, aunque solo sea por falta de competencia real, en una de las propuestas vampíricas más estimulantes de los últimos tiempos.

3 comentarios leave one →
  1. 22/03/2014 0:27

    Si le quitas la historia de amor adolescente. Magnifica y a la altura de las grandes de vampiros y demás. Lírica,poética y reflexiva poseedora de una clama muy lejana a los vampiros que hacen furor entre los que están creciendo

    La verdad es que me gusto mucho y cuando la vuelva a ver, quizás no opine igual, pero me parece una película que con el tiempo ganara mucho. Cuidate

  2. 24/03/2014 22:19

    Pues a lo mejor… con el tiempo gana… no lo sé. Pero el caso es que la vi ayer, y me pareció un truño de mucho cuidado. Aburrida, lenta, y totalmente carente de ritmo e interés. Es posible que yo sea muy burro con esto, pero sólo es una opinión. En su día vi la de «Entrevista con el Vampiro», y me pareció magnífica. Comparar esta con aquella… casi me parece un insulto.
    Por otra parte, siendo una película de vampiros… no aparecen las características (pros y contras) de ser un vampiro por ningún sitio. Toman el sol lo mismo que un alemán en Marbella el primero de Julio…. y sin ponerse ni coloraos….
    Me parece que hay que respetar un poco a los clásicos… Cuando Bram Stoker creó Drácula, lo hizo con unas características que han perdurado a lo largo de los siglos, y ahora… vienen estos… y de aquello, sólo dejan la inmortalidad. Por lo demás… como chavales…. y cortando cabezas como en «Los Inmortales».
    Lo dicho… para mi gusto… pésima. (Pero espero otras opiniones, porque a lo mejor son… «cosas» mías…)

  3. 28/03/2014 2:14

    Pues la he vuelto a ver justo ahora mismo en el plus. Y bueno, dejemoslo en que no me ha gustado tanto como la primera vez…..

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