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El blues berlinés de Alice Phoebe Lou (y otras locas historias de Mauerpark)

04/06/2014

Alice Phoebe Lou in Mauerpark

Quizás el título de este post sea un poco engañoso. Lo digo porque lo que hace Alice Phoebe Lou no es ‘estrictamente’ blues, aunque ella así lo defina. Mi impresión es que es más una (deliciosa) mezcla de folk y pop, si queréis, con raíces blueseras. Y ella, blanquita, rubísima, pequeña y muy delgada, tampoco es berlinesa, ni siquiera alemana. Alice nació en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, a mediados de los 90. Pero “Berlin Blues” sí es el título del tema que abre su primer EP, “Momentum”. Y esa es la ciudad en la que desembarcó hace aproximadamente dos años, la que recorre ahora cargada con una guitarra acústica y un buen puñado de preciosas canciones, regalando así su talento a quien quiera escucharla en los clubes, calles, plazas, parques y paradas del metro de la capital germana. Que no os engañen las apariencias. Tras su aspecto frágil, su cuerpo menudo, su cara de niña, se esconden una fuerza portentosa y una voz que os asombrará y conmoverá por su dulzura, calidez, nervio y corpulencia.

Otra parte del título sí es totalmente cierta, y es que Alice fue una de las muchas maravillas que descubrí en mi visita al Mauerpark, sin ninguna duda mi lugar favorito de la que se ha convertido en mi segunda ciudad favorita del planeta (por detrás de Nueva York, por si alguno se lo pregunta). Es seguro que no es el parque más bonito del mundo, ni siquiera de Berlín. Pero nació, y floreció, en lo que antes era una franja de la muerte, un territorio baldío poblado únicamente por torres de vigilancia, focos, alambradas, minas, fosos, patrullas de soldados y perros, entre dos tramos del muro que durante 28 años mutiló y desgarró una ciudad, un país y el mundo entero. Aún contempla a sus visitantes, en lo alto del parque, un tramo de 300 metros de muro, vestigio de una pesadilla y testigo del renacer de un pueblo. Muerte y vida, esa que brota ahora cada domingo en torno a su concurrido mercadillo, arropa a sus artistas, se arremolina en torno a su famoso karaoke. Me cuesta imaginar ahora un símbolo que ilustre mejor términos tan sobados y maltratados, a veces, como libertad, esperanza, ilusión, renacimiento.

Alice Phoebe Lou by Robert Paul Kothe

Nos encontramos con Alice en la entrada al parque, no sé si la única pero sí parece la principal, en el cruce entre Eberswalder, Schwedter y Bernauer Straβe. Frente a unas escaleras de piedra que hacen la función de pequeño auditorio. Por esta suerte de escenario irán desfilando a lo largo de la jornada numerosos artistas, y aún muchos más visitantes, algunos pasan de largo con indiferencia, otros se han dado prisa para pillar uno de los mejores lugares desde los que contemplar este no tan improvisado festival, y también están los que, como nosotros, se topan por sorpresa con este espectáculo y no tienen más remedio que pararse. Porque tuvimos la inmensa suerte de que, en ese lugar y a esa hora, ella estuviese interpretando sus canciones. Vestida con unos pantalones cortos, una camiseta verde de tirantes, un calcetín granate y una zapatilla verde en una pierna, los colores invertidos en la otra, y armada únicamente con su guitarra y su voz, Alice nos dio la bienvenida a Mauerpark de la mejor forma posible. Bastaron un par de canciones, bueno, en realidad ya lo logró a los pocos segundos, para que cayésemos rendidos a sus pies. Y nos hiciésemos con su primer disco, “Momentum”. Y nos llevásemos a la pequeña e inmensa Alice Phoebe Lou para siempre con nosotros. Antes de adentrarnos en la locura del parque grabé un vídeo cortito, demasiado cortito, por eso les dejo este otro muchísimo mejor, dónde va a parar:

“Momentum” es, oficialmente, un EP. Aunque, con ocho canciones y una media hora de duración, sólo necesitaría un par de temas o cinco minutillos más para que pudiésemos considerarlo un LP en toda regla. Grabado a caballo entre Berlín y Ciudad del Cabo, con cinco productores distintos y con la colaboración de un buen puñado de amigos de todos los rincones del planeta, quizá “Momentum” no sea ese disco que uno se pondría mientras se prepara en casa para salir una noche de fiesta a darlo todo. Sí es, en cambio, perfecto para esos momentos en los que uno necesita tumbarse, cerrar los ojos, dejarse acariciar y, por qué no, remover por dentro, por una voz hermosísima y unas melodías evocadoras, honestas y fascinantes. Al menos, la próxima vez que Gema llene hasta arriba la bañera (sí, ya sé que no debe hacerse, pero a veces…), se meta entre la espuma, me diga que le ponga algo de música, yo le pregunte qué quiere escuchar aunque ya sepa la respuesta, «lo que tú quieras, pero algo tranquilo», ya no tendré dudas. Las ocho canciones de “Momentum” (siete originales y una versión del “Bang Bang (My Baby Shot Me Down” compuesto por Sonny Bono para Cher, aunque más popular en la voz de Nancy Sinatra) hablan, como ella misma explica en su web, de muchas cosas: «la excitación y las dificultades en mi estilo de vida nómada, mis idealistas y anarquistas puntos de vista sobre el mundo y la condición humana, mis observaciones sobre la gente que voy conociendo en mis viajes y las pruebas que nos va poniendo el corazón. Me esfuerzo en mis letras para llegar a personas de cualquier cultura o edad».

Alice Phoebe Lou - Momentum

Siendo como es “Momentum” un excelente y cuidadísimo trabajo, y sobre todo el inspirado y esforzado primer envite de una artista que, esperemos, aún tenga muchísimo que decir (y cantar), Alice Phoebe Lou gana en persona, y despojada de cualquier tipo de artificios y compañías. No le hace falta nada más que una guitarra y alguien que esté dispuesto a escucharla. Este blog nació para que los que aquí escribimos pudiésemos compartir todo aquello que nos emociona o emocionó, para bien o para mal, en el presente o en el pasado, y aunque creo que (casi siempre) lo hemos conseguido, sí es cierto que inevitablemente hemos sucumbido a la tiranía que nos impone la actualidad y al fulgor que desprenden los grandes nombres. Pero a veces uno se encuentra con alguien como Alice, una joya oculta que sólo hemos podido admirar, por así decirlo, cuatro afortunados, y siente la necesidad de compartirlo. Podéis escuchar mucho más de ella en su SoundCloud, e incluso comprar su EP en su web o seguir sus pasos, si tenéis la suerte de andar por Berlín, en su Facebook. De nada.

Pero Alice no fue lo único apasionante con lo que nos topamos en Mauerpark. Tiene mucha fama su mercadillo, aunque lo cierto es que, además en un atípico domingo de mayo berlinés con un sol de justicia y el termómetro rozando los 30 grados, puede resultar mareante, incluso agobiante. Ropa y accesorios chulísimos, obras de arte, instrumentos musicales, cualquier cosa que uno pueda imaginar, conviven con todo tipo de objetos que parecen sacados directamente de la basura, y ropas y calzado viejo que no se pondría ni un pordiosero. Pero si lo venden, será porque alguien lo compra. Cuando uno se va adentrando en sus cada vez más estrechos y concurridos pasillos, siente la necesidad de salir de allí. Y así, se encuentra con dos negros montando un jaleo tremendo con su batería y sus percusiones, mientras una pandilla de punkis (de los clásicos, de los de toda la vida) bailan intentando animar al personal. Cómo no, no podían faltar sus perros, que yacen derrotados ajenos al bullicio, y entre ellos un tipo totalmente inconsciente, incluso llegamos a temer que estuviese muerto, pero la indiferencia de la gente y el hecho de que unos minutos después hubiera desaparecido nos hizo respirar más tranquilos. Gente de todas las edades, nacionalidades y tribus urbanas, la mayoría con una cerveza en la mano, recorren el parque arriba y abajo, y de vez en cuando se detienen o se sientan a escuchar a alguno de los cantantes o grupos que actúan en cualquiera de sus rincones. Uno de ellos es la Rupert’s Kitchen Orchestra. Se definen a sí mismos como ‘la mejor banda berlinesa de funk del mundo’. Y, amigos, son de puta madre. Lo cierto es que forman un conjunto peculiar. Un cantante y saxofonista jovencito y descarado, vestido como un camarero de hotel, un guitarrista con aspecto de pirata, si los piratas llevasen trenzas, una joven bajista con pinta de modosita universitaria, y un batería, el más veterano de todos, que saca un excelente rendimiento a su pequeño instrumento. Magníficos músicos los cuatro. Y mucho funky, en ocasiones muy rockero, cantado además en alemán, lo cual tiene su punto. Otro CD para la buchaca. Aquel día estaban vendiendo su penúltimo trabajo, “Wir woll’n keine Party!”, grabado en 2010, pero tienen tres LPs más, el último de ellos, “Keine Angst”, editado hace un par de años. Podéis escuchar y comprar su música en su web, o simplemente curiosear un rato. Os dejo también uno de los vídeos que grabé:

Como tampoco era plan de regresar a Madrid cargado de CDs, decidimos encaminarnos al que es, sin duda, el evento estrella de Mauerpark: su ya mítico karaoke. Lo que empezó como algo espontáneo y casi improvisado ha acabado convirtiéndose en uno de los mayores reclamos turísticos de Berlín, con web oficial y página de Facebook propia. Hace unos años, el irlandés Joe Hatchiban plantó allí un ordenador, un micrófono y un par de altavoces, y así empezó todo. Hoy en día, el fenómeno ha crecido hasta tal punto que unas dos mil personas se congregan cada domingo en un anfiteatro de piedra para, durante cinco o seis horas, participar en la fiesta o simplemente disfrutar a tope de ella. Niños, jóvenes, viejos, habituales o visitantes ocasionales, grandes voces e intérpretes espantosos, todos son bienvenidos y todos, sin excepción, recibirán una calurosísima ovación. Aunque es verdad que aquéllos (los menos) que lo bordan pondrán en pie el graderío, lo que más se premia es el entusiasmo y entrega de los participantes, llegando a celebrar hasta la más horrenda versión inimaginable de “Don’t Stop Me Now” de Queen, como demuestra el vídeo que os dejo más abajo. Joe ameniza la velada con mucho sentido del humor y cada cierto tiempo se pasea con un bote por la grada aceptando las contribuciones del respetable. Pero uno siente que no hay dinero suficiente para compensar lo que este tipo ha hecho por la ciudad.

No sé cuándo podré regresar a Berlín, ni cuánto tiempo, ni en qué condiciones. Pero lo que sí sé es que ese no fue el único domingo que un servidor querrá pasar en Mauerpark. La ciudad es fascinante en muchos sentidos, pero ese parque tiene algo que probablemente no se pueda encontrar en ningún otro sitio. Y uno siente una sanísima envidia. En una ciudad en la que los músicos tienen que pasar un absurdo casting para poder actuar en la calle, en la que lo que hace Joe sería considerado mendicidad, o en la que gran parte de sus habitantes considerarían que el ambiente que se disfruta en Mauerpark es propio de cerdos, hippies y perroflautas, amigos de ese de la coleta tan peligroso para España, uno no ve posible que pudiese darse un fenómeno similar. Ni siquiera algo tan sano y divertido como lo del karaoke, pues tenemos demasiado miedo al ridículo y nos sobra también mala hostia para reírnos del de los demás. Por supuesto que quiero, por muchos motivos, a mi ciudad, y en algunos momentos su gente, aunque no toda, hace que me sienta orgulloso. Pero también sé ver y me duele todo lo malo que hay en ella. Seguro que como todos los lugares, especialmente las grandes urbes, Berlín tendrá su mierda y sus miserias, ocultas o no tan evidentes para los emocionados visitantes que, durante cinco días, conocen sólo su cara más atractiva, confortable y amable. En ese sentido, admito que ha sido un amor a primera vista y, como todos los flechazos y enamoramientos tempranos, uno sólo alcanza a ver aquello que tanto le cautiva de su objeto de deseo, y necesita tiempo, mucho tiempo, para ir conociéndolo en profundidad y descubriendo su lado oscuro. También sé que hay muchas Alice Phoebe Lou, muchas Rupert’s Kitchen Orchestra, muchos Joe Hatchiban no sólo en Berlín, sino también en Madrid, en cualquier otra ciudad española, en Helsinki o la Cochinchina. Lo que jode es que, aquí, muchos se empeñen en ponérselo más difícil de lo que ya es. Ich verstehe nicht.

Hala. Auf Wiedersehen.

By the Wall

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8 comentarios leave one →
  1. Irene B. Trenas permalink*
    04/06/2014 11:49

    Un post magnífico, Rodrigo. Gracias por acercarnos a Mauerpark a los que no hemos podido pisarlo aún, gracias por presentarnos a Alice. Es una manera perfecta de contarnos tu experiencia personal en Berlín bañada en esa cultura que tanto nos gusta. Me quito el sombrero.

  2. José Manuel Loscertales permalink*
    10/06/2014 23:06

    Coincido plenamente con Irene.

    Rodrigo, no sólo es un estupendo ejemplo de cómo este blog se abre también a nuevas tendencias; (quizás minoritarias sí; pero no por su calidad, ni por falta de mérito y talento); además, nos regalas con tus palabras un domingo en Mauerpark, para todos aquellos que aún no tenemos el placer de conocerlo en persona.

    Hoy puedo decir que conozco un poco más a Alice y desconozco un poco menos a Berlín.
    Nos dejas expectantes por saber dónde nos llevarás en tu próximo viaje…

  3. Anónimo permalink
    04/09/2014 0:47

    buenisimo post!!! abrazos desde argentina!!

  4. Anónimo permalink
    27/09/2014 22:48

    QUE TAL, TE ACLARO QUE LO DE LA VERSIÓN DE BANG BANG, LA CANCIÓN ORIGINAL ES DE DALILA…
    SALUDOS! Y BUEN POST…

  5. Javier permalink
    18/12/2014 1:34

    Suscribo íntegramente todo lo que has dicho sobre Alice. Escuché su canción «grey» y me quedé atónito… Su música y su voz me transmiten algo indescriptible.

  6. Anónimo permalink
    09/06/2015 2:26

    Hola, soy de Argentina. Hace un mes estuve por Berlin, dos semanas las cuales estuve tocando en las calles y restaurantes porque no tenia dinero para comer, etc, jaja larga historia, A lo que voy es que la conocí tocando en Warschauerstrasse, muy bien. solo que mi impresión no fué la misma que la tuya ni que la de los demas comentaristas. Al principio puedo decirte que es genial, encantadora, pero verla 5 dias seguidos, puedo decirte que entendí absolutamente todo, sabe muy bien lo que hace y de que manera hacerlo. Cuando volvi a mi ciudad, inspirado por esa gran..-como escribirlo? disciplina?
    hice 4 canciones, proyecto al que llame “Los chicos sin gloria” en honor a esta muchacha. No son halagos, ni canciones de amor, puedo decirte eso
    Ojalá te interese y leas las letras!

    http://www.loschicossingloria.bandcamp.com
    p.d la tapa del “ep” es un rip off a un arte de disco de una banda argentina tambien llamada Fun people.

    saludos!!!
    Nahuel

    • Fede permalink
      23/07/2015 18:20

      Muy buen post.
      Respecto al compatriota: Si viene a Baires, macri le da un subsidio. Sentí la misma sensación en mauerpark, esos mensajes subliminales eran muy fuertes. Me cague de risa con lo que pusiste en loschicossingloria.

  7. 25/04/2017 9:08

    Excelente artículo! Lograste describir la esencia del Mauerpark! El sitio causante de mi enamoramiento por Berlin también! Que suerte la nuestra de coincidir con estos artistas en lugar y hora!

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