«Delta»: la calma, la luz y las raíces de M Clan
Admito que cuando intento perpetrar unas líneas sobre un determinado disco en ocasiones no sé muy bien por dónde hincarle el diente. Hay veces que no encuentras una idea lo suficientemente concreta o importante para desde ella englobar todo un álbum, ya sea por falta de personalidad o por una excesiva dispersión (del disco, no mía. O también). Afortunadamente para la fluidez de este texto, «Delta» se encuentra en las antípodas de esa indefinición. M Clan tenían muy claro lo que querían hacer y cómo hacerlo. Pretendían un disco de folk y country americano y han hecho un disco de folk y country americano. Pero además, casi por encima de todo, «Delta» es un disco evocador, orgánico, melancólico, luminoso y, sobre todo, bonito, muy bonito.
Hace ya tiempo que M Clan no tienen que demostrar nada a nadie ya que sus más de 20 años de carrera deberían ser suficiente carta de presentación o reclamo para los oídos ávidos de rock. No obstante, cada cierto tiempo gustan de dar un nuevo giro a su apuesta, por lo que a estas alturas es posible que consigan sorprender o agradar a audiencias hasta ahora hostiles. Así, bien podría estar el grupo en su versión 4.0 después de:
·Dos discos de puro rock sureño, con entusiastas críticas y escaso seguimiento.
·El éxito masivo gracias a un sonido más accesible, un par de versiones de clásicos infalibles y la historia de una tipa que no tiene tenía edad para hacer el amor.
·La huída hacia delante con un estilo más personal y maduro, con un acercamiento al rock & soul.
El concierto de celebración de sus 20 años en la carretera, títulado en su posterior publicación en cd+dvd «Dos noches en el Price», y que ya desgranamos en estas líneas, se convirtió posteriormente en una gira que se fue alargando mucho más de lo previsto debido al gran éxito del que estaba gozando nuevamente el grupo, alcanzado posiblemente su mayor aceptación desde la época de aquella «Carolina», pero sin llegar a ella. Así, tras cerrar esa etapa, Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez anunciaron que en su próximo álbum darían rienda suelta a los sonidos acústicos y americanos que ya habían salpicado algunos de sus discos. Temas como «Gracias por los días que vendrán», «Las palabras que me dijiste», «Solo viento» o «Balada del desarraigado» rápidamente se relacionaban con este inmediato futuro, por lo que la idea parecía coherente y apetitosa.
Dispuestos a hacer las cosas ‘como Dios manda’, decidieron que para grabar un disco de música americana había que ir a América, y qué mejor sitio que Nashville, la cuna del country. Lógicamente, grabar en una determinada ciudad no da garantías de absolutamente nada, pero sí lo da ponerse en manos de un tal Brad Jones, siguiendo así el mismo camino recorrido hace unos años por Quique González para su «Daiquiri Blues». Y es que en ambos trabajos se puede uno recrear en infinidad de destellos, adornos y pinceladas de buen gusto, vistiendo a las canciones con los más bellos ropajes. Sin embargo, donde el álbum de Quique González era oscuro y triste, este «Delta» se presenta lleno de luz y esperanza, con espacio también para los textos desdichados, ya que seguimos hablando de rock ‘n roll, pero desde otra perspectiva menos derrotista. Y si la labor de producción resulta inconmensurable, más aún lo es la nómina de músicos que el bueno de Brad Jones reclutó para la causa, con el legendario Al Perkins comandando la cuadrilla al pedal steel. Y hablamos de legendario porque sus cuerdas estuvieron presentes, por ejemplo, en el «Exile on Main Street» de los Stones, que es poco menos que uno de los discos más importantes de la historia del rock. Así, el ya nombrado pedal steel, los dobros, las mandolinas, las acústicas, las armónicas, los violines, las percusiones más USA que uno pueda imaginarse y numerosos «detallitos» de producción van dando pequeñas pinceladas para componer un cuadro que, asentado ya de por sí en unas buenas canciones, hacen del disco una pequeña joyita casi sin mácula.
El álbum en sí es un homenaje de M Clan a algunos de los grupos que más han influido en su sonido, una loa a las bandas americanas de los años 60 y 70 que fueron germen de todo el rock que vino posteriormente. De este modo, las canciones de «Delta» evocan directamente a míticos nombres como los Byrds, Simon & Garfunkel, Creedance Clearwater Revival, Eagles, Crosby, Stills, Nash & Young, Love, The Band, The Mamas & the Papas, America o Buffalo Springfield, tomando de ellos el gusto por las armonías vocales, sin duda otro de los puntos destacados del disco. Y a ellos se refiere el tema que abre el álbum, «Grupos americanos», una nada disimulada declaración de intenciones impregnada de la melancolía de los tiempos de vinilos y casettes, cuando cada adquisición era contemplada como un tesoro, recreándose en la inquietud e incertidumbre propias de la juventud. Musicalmente, el tema, muy a lo Creedence, ya pone las cartas sobre la mesa, con acústicas de 12 cuerdas a raudales, dejando por ahora unicamente apuntes del lienzo que se empieza a vislumbrar.
Es en el segundo corte, «California», donde se muestra definitivamente la jugada con una deliciosa balada country ya sí repleta de numerosos detalles sonoros que hacen del tema una delicia melancólica para evocar una historia de sueños frustrados llena de poderosas imágenes. No se me debería permitir haber llegado a este punto del texto sin haber hecho referencia aun a la voz de Carlos Tarque, sin duda una de las bazas fundamentales del grupo desde su inicios; y Tarque sigue cantando de forma extraordinaria, si bien ahora se muestra muchas veces más narrador que nunca, sin alardes, y empastando perfectamente unas armonías que se antojan más juguetonas y bellas que nunca, con chispazos de dobles voces y bailes de coros que se erigen como un nuevo brochazo en la lámina. Destaco especialmente su interpretación en «Delta», la canción que da título al álbum, casi conteniéndose, casi susurrando en algunos pasajes, pero rompiéndose suavemente y balanceándose en el estribillo. Una delicia de tema y de canto. Cabe resaltar también en este corte, además de las irresistibles dobles voces, la presencia destacada de una guitarra española, que llega a mezclarse con la armónica, dando lugar a un curioso cruce Spain-Nashville. Este cruce de culturas también aparece en «Viaje hacia el sur», al menos temáticamente, aunque como composición para mí esta bastantes puntos por debajo, teniendo su baza fuerte en el desarrollo instrumental de la segunda parte de la canción, ahí sí, cremita.
Para quitarme cuanto antes los puntos negativos, apunto ya que, personalmente, la ya citada «Viaje hacia el sur», «Tráeme tu amor» y «Corazón en tránsito» (esta fuera de la edición en cd) me parecen las más flojas de todo el disco. Muy bien tocadas y con cosas interesantes, pero en general son a las que menos «chicha» las he encontrado. Y en el lado positivo y muy destacado de la balanza, además de las ya alabadas «California» y «Delta», el temazo «Concierto salvaje». Y este es un temazo porque en esta versión ‘folki’ suena de maravilla, llena de energía y magia, pero la imagino más enchufada, más enrabietada, y me parece que sería una joya de iguales dimensiones. Es fácil que a uno se le pongan los pelos de punta con una canción de esas a flor de piel, muy sentimentales. Más complicado es que te suceda únicamente al oír cómo entra la banda en la canción y la impulsa a base de una deliciosa melodía y una instrumentación rica pero perfectamente empastada. Esto me sucede con «Concierto salvaje» cuando, tras las primeras estrofas acompañadas solo de acústicas, a la llamada de la mandolina irrumpe el resto del grupo para llevar al tema muy alto y pasearlo orgulloso, apoyado en una de las pocas guitarras eléctricas de todo el disco.
Manteniendo el nivel de optimismo y energía, «La esperanza» resulta un gran primer single, con una inspiradísima melodía, plena de luz. También podría ser la que más entronque con ‘el otro’ acústico de M Clan, aquel lejano y tan exitoso como prescindible «Sin enchufe», pero donde aquel era un acústico revestido más de la cuenta, aquí hay una composición desnuda, abierta y adornada por destellos. De similar tratamiento es «Saltamos sin mirar», un tema fresco, luminoso y de los más sencillos musicalmente de todo el álbum. Por otro lado, los dos temas más de raíz son «Caminos secundarios» y «Whisky on the rocks». El primero es un country-rock con todas las letras, desenfadado temáticamente, pero encantador, mientras que el segundo, también de mis favoritos, se apoya en apuntes celtas a base de violines y posee un feeling bestial y una bella letra de despedida bañada en alcohol.
Había apuntado anteriormente la importancia de las armonías vocales en todo el disco, y en este apartado hay una que sobresale especialmente, «Polvo de estrellas», con la letra, permítanme la licencia, más hippy de toda la carrera de M Clan, y un tratamiento vocal al más puro estilo Crosby, Stills, Nash & Young. Además, hay dos canciones que se apartan mínimanente del concepto del disco, muy poco, quizás las más oscuras y dramáticas. Una es «Todo lo joven muere hoy», a la que le encuentro en su desarrollo cierta similitud con varios cortes de su anterior trabajo, «Arenas movedizas», con la instrumentalización más pomposa de todo el álbum. En esta, Tarque aparece más exigido, llevando su voz a las cotas más extremas del disco. La letra también es una de las menos optimistas, resultando un compendio de finales y derrotas. Y triste (pero bella) es el tema que cierra «Delta», «Noche de desolación», (la única firmada unicamente por Ricardo Ruipérez, ya que el resto aparecen como composiciones de Tarque/Ruipérez), una balada de redención a pecho descubierto. Un colofón indiscutiblemente acertado.
Pues sí, me ha gustado «Delta». Entiendo que a la parte menos domada de los seguidores de la banda les cueste quizás encajar la jugada, les parezca falta de decibelios y en excesivo sosegada, pero sin duda los oyentes más experimentados, esos cercanos ya también a su versión 4.0, encontrarán en estos cortes un perfecto acompañamiento para numerosas situaciones o simplemente para pasar algo menos de una hora disfrutando de un disco bien escrito, bien tocado, bien adornado y bonito, muy bonito.
Excelente.
Poco más que decir.
muchas gracias teresa
Magnífico CD, y estupenda reflexión la suya! A mi me ha gustado mucho el CD, especialmente la canción ‘Delta’. Estoy deseando escucharles en directo!
Gracias por tu comentario, Arima