U2 y «Songs of Experience»: el dinosaurio que se resistía a la extinción
No falla. Es algo que sucede cada vez que U2 publica nuevo disco. Se forman dos bandos tan polarizados que es complicado asimilar que estén hablando de la misma maldita cosa. Y con “Songs of Experience” no ha habido una excepción. Primero llega la prensa ‘amiga’, capitaneada por “Rolling Stone” y “Q”, y eleva el nuevo trabajo a los altares; que si un clásico moderno, que si un excitante regreso a su mejor versión, que si top-3 del año. Y, como en un inevitable movimiento pendular hacia el extremo opuesto, aparecen las reacciones contrarias de “NME” y demás guardianes de las esencias de lo cool: terrible desaguisado, insufrible compendio de pastiches, una nueva prueba de la irrelevancia de una banda que a nadie debería importarle ya un carajo. En medio quedan los fans irredentos, muchos de ellos dispuestos a impresionarse con cualquier cosa que lleve la firma de los dublineses, y el público general, desde hace algún tiempo no muy por la labor de dejarse los dineros en comprar el nuevo disco pero definitivamente sí en los tickets para la próxima gira, sea cual sea el precio que tengan. De tanto repetirse el mismo proceso, uno termina teniendo la impresión de que al final un nuevo lanzamiento de U2 es simplemente un pretexto para reafirmar posiciones prefijadas sobre la banda y de que, en realidad, el disco es lo de menos. Que a Bono y cía, lo que significan y representan, hay que amarlos u odiarlos por decreto. Y entre tanto extremismo se hace difícil medir el verdadero estado actual de un grupo que, como suele ser lógico en casi todo dinosaurio con más de 30 años de trayectoria, hace tiempo que dio lo mejor de sí, pero que aún se resiste a la extinción. La virtud suele estar en el término medio aunque no salga rentable a la hora de conseguir clicks y generar conversación social, y “Songs of Experience”, como todos los álbumes que han venido facturando en el siglo XXI, ni es una lustrosa obra maestra ni tampoco un excremento húmedo y hediondo que conviene no pisar. Pero, entonces, ¿qué es exactamente? Eso es lo que vamos a intentar descubrir en las próximas líneas.
Un servidor siempre ha sido seguidor acérrimo de U2, como ya he dejado claro muchas veces en otras entradas de este blog, pero eso no me impide reconocer que mi relación actual con la banda, por varios motivos, ya no es tan intensa como antaño. De hecho, mis expectativas ante este nuevo trabajo no eran muy altas. Principalmente porque los adelantos que se habían ido conociendo (a excepción de “The Blackout”) no me motivaban en absoluto. No responden al tipo de música que yo creo que U2 deberían estar haciendo ahora que ya rondan la sesentena ni a la que mí me pide el cuerpo. Pero también influía, creo, cierto desapego hacia su actividad reciente. Que un disco que tenía que haberse publicado, tal y como Bono anunció, poco después de “Songs of Innocence” para formar ambos una especie de díptico conceptual se fuera retrasando más y más (otra vez) por las razones más peregrinas tampoco contribuyó precisamente a fortalecer mi fe en la banda. Y que decidieran aparcar el trabajo en el que supuestamente debían estar centrando todos sus esfuerzos para darse un baño de multitudes al calor del 30 aniversario de “The Joshua Tree” se me antojaba un paso definitivo hacia la “stonización” que siempre habían querido evitar, por muy disfrutables que pudieran ser esos conciertos.
Así que, con la euforia bajo mínimos pero con la inevitable curiosidad del que todavía se considera fan, mi primer contacto con “Songs of Experience” está lejos de ser una experiencia grandiosa o apabullante. El álbum me parece un conjunto un tanto deslavazado de piezas que podrían haber sido descartes de otras épocas, y ojo, que esto tampoco tiene que ser necesariamente algo peyorativo, puesto que los seguidores sabemos que en las caras B de los singles de U2 siempre ha habido fogonazos de creatividad cojonudos (“Lady with the Spinning Head”) y curiosidades molonas (“Fast cars”), pero también temas corrientitos o directamente intrascendentes (“Summer Rain”). De primeras también constato que la dispersión sonora es la nota dominante, con la banda marchando en distintas direcciones y cambiando de registro sin mucho orden ni concierto. Incluso en “Songs of Innocence” se notaba menos la gran cantidad de cocineros metiendo mano en el guiso con sus propias recetas, y lo cierto es que aquí tenemos nada menos que un mini-ejército de cinco productores (Jacknife Lee, Ryan Tedder, Steve Lillywhite, Andy Barlow y Jolyon Thomas). Algunos dirán que esto le otorga variedad al asunto, pero yo veo más bien una falta de propósito, hilo conductor o cohesión musical, y esa no es una sensación que se me haya difuminado con las escuchas. Sí transpira en el tono general una ligereza pop que le aleja de la densidad con vocación experimental de “No Line on the Horizon” o de la pulsión rockista de “How to Dismantle an Atomic Bomb” y le emparenta más con aquel “All That You Can’t Leave Behind” que en su momento a mí tanto me decepcionó por venir de donde veníamos. Pero como un disco nunca debe juzgarse por la primera impresión y hay que dejar que las sucesivas escuchas pongan cada cosa en su lugar, vamos a ir tema por tema, ya con una buena tanda de reproducciones en la mochila, buscándole una identidad a este “Songs of Experience”.
LOVE IS ALL WE HAVE LEFT
U2 rompe su costumbre de abrir sus discos con un tema guitarrero que eleve las pulsaciones desde el primer momento y propone una pieza ambiental y breve que funciona más como una intro que promete (falsamente) encaminar el trabajo hacia una dirección muy distinta a la habitual. Es un buen comienzo, con Bono cantando en su registro más contenido y crooner, arropado únicamente por unos sintetizadores etéreos y espectrales y ayudado puntualmente por el vocoder. No es esta una herramienta que a mí me entusiasme, y en términos de moderneo llegan al invento como cinco años tarde (como buenos carcas), pero reconozco que no arruina la melodía, tan bonita y evocadora como las de aquellas primas lejanas: “MLK” y “October”. Líricamente ya aparece uno de los leit-motiv del álbum: el amor como la fuerza más poderosa del universo y, al final de todas las cosas, la única que prevalece.
LIGHTS OF HOME
Un molón riff de guitarra acústica distorsionada prestado del “My Song 5” de las Haim (parece que The Edge ya no está para currarse algo propio original) introduce una pieza de sabor americano en el que la banda suena contemporánea, segura y con un groove convincente. El estribillo, muy característico de ellos, funciona muy bien, e incluso también lo hace la coda comunal de herencia beatle, claramente ideada para ser coreada en estadios. Buenas vibraciones desde el primer contacto. Temáticamente Bono hace velada alusión a ese misterioso “susto” que, por lo visto, le ha hecho ser consciente de su propia mortalidad (“Shouldn’t be here ‘cause I should be dead”) -¿o está hablando del grupo?- y retoma su problemática relación con dios (“Oh Jesus If I’m still your friend/ What the hell you got for me”). Por cierto, esta es la primera canción del disco en la que recuperan motivos de “Songs of Innocence”, también la más sutil, con los versos de “Iris (Hold Me Close)” de “Free yourself to be yourself/ If only you could see yourself”. La versión con cuerdas de la edición Deluxe sacrifica el riff de guitarra a cambio de un tratamiento más original, con reminiscencias del «Burn the Witch» de Radiohead, aunque no necesariamente superior.
YOU’RE THE BEST THING ABOUT ME
Por más veces que la escuche jamás me convenceré de que este es el mejor primer single que podían ofrecer U2 en la actualidad, y, a tenor del éxito que ha obtenido, entiendo que tampoco lo es para el gran público. Un tema de pop-rock genérico, luminoso y aseado, de mitad de la tabla, de esos que en otros tiempos quizás habrían pasado desapercibidos o incluso relegados a rellenar algún single (¿acaso esto es mucho mejor que “Always”, aquella cara B de “Beautiful Day”?), y que ahora pretenden que sean punta de lanza para la radiofórmula. Con todo, reconozco que las estrofas tienen su gancho (aunque sea a costa de inspirarse disimuladamente en las de “Even Better than the Real Thing”). En lo lírico, nueva carta de amor de Bono a Ali con cierto regusto amargo final (“Why am I walking away?”)
GET OUT OF YOUR OWN WAY
El segundo sencillo extraído de “Songs of Experience” incide en la senda del optimismo blanduzco, el manual de autoayuda de saldo y el atracón de almíbar. A estas alturas ya me resulta difícil soportar esta faceta de la banda. Ya podían habérsela regalado a los Killers. Además, es tan evidente el refrito de “Beautiful Day” que creativamente pierde cualquier valor, por mucha producción cuidada y detallista que le metan. Yo me salgo de este camino. Skipt.
AMERICAN SOUL
Después de un tramo tan flácido y edulcorado se agradece mucho la contundencia rockera que trae “American Soul”, uno de los pocos temas en los que The Edge sumerge su guitarra en el barro y la sección rítmica de Larry Mullen y Adam Clayton puede lucir imponente musculatura. De hecho, hacía mucho tiempo que U2 no sonaban tan ortodoxamente agresivos (quizás desde “Love and Peace or Else”), pero parece estar en este disco para aparentar, se siente como una imposición impostada para cubrir la cuota de rock’n’ roll peleón. Y aunque se agradezca su inclusión, tampoco es que esto sea un temazo incontestable. El estribillo trasplantado directamente del puente de “Volcano” no lo termino de comprar, me parece un pegote, y con las escuchas tampoco logro disipar la sensación de que se trata de un remedo de la inédita pero sí interpretada en los shows del 360º Tour «Glastonbury». Parte de las estrofas ya aparecían en “XXX” de Kendrick Lamar, que devuelve el favor lanzando un speech de apertura old testament style. Líricamente Bono reincide en su fascinación por EE.UU. y en su tramo final alerta sobre los peligros que acechan a la tierra prometida, así que esta debe ser de las que hicieron (o retocaron) tras el terremoto Trump.
SUMMER OF LOVE
Esta es de las que más me gustan. Pieza aparentemente menor que se crece con las escuchas. Pese a su vulgar título, posee un clima, clase y elegancia que no habría desentonado en la banda sonora de “The Million Dollar Hotel”. Bono la interpreta con sobriedad, seducción y sin gritar, y cuando toca subir lo hace con una naturalidad nada forzada, mientras que la banda pellizca con sutileza y sin caer en excesos. Incluso las cuerdas que aparecen en la parte final le añaden un plus de distinción. La letra es lo suficientemente ambigua como para que el drama de los refugiados al que hace alusión no se convierta en una homilía. Como curiosidad, Lady Gaga figura en los créditos aunque nuestros oídos no la perciban.
RED FLAG DAY
He leído ya a más de uno proclamando que este tema supone un regreso a los tiempos de “War”. ¿En serio? ¿De verdad se perciben aquí la dureza marcial o la crudeza hosca y combativa de aquella obra inmortal? Por favor, todo lo que hay de “War” en “Songs of Experience” es el casco en la cabeza de la hija de Edge de la portada. Lo que sí es “Red Flag Day” es un tema muy pop, con muchos ganchos melódicos, que, de entrada, descoloca que venga firmada por U2, pero que si se acepta sin prejuicios es bastante adictiva. De hecho, si esto lo publica un grupo indie tipo Vampire Weekend seguramente haría las delicias de la comunidad gafapastosa. Musicalmente lo único destacable es su ritmo nervioso y sincopado, y también sorprende que la voz de Bono suene tan juvenil a estas alturas (aunque supongo que en el estudio de grabación se pueden hacer maravillas). La letra habla de nuevo tangencialmente de los inmigrantes que se juegan la vida en las aguas del Mediterráneo, pero en esta ocasión me chirría más la frivolidad de referirse a un asunto tan serio de manera tan pueril (“So many lost in the sea last night/ One word that the sea can’t say is no”.
THE SHOWMAN (LITTLE MORE BETTER)
Otro tema de vocación menor que en su falta de pretensiones y su jovial mordacidad se termina convirtiendo en un simpático favorito a pesar de que no sea para nada lo que un servidor esperaría de U2. Simpleza instrumental semi-acústica y un estribillo veraniego y fabuloso, de esos que no puedes dejar de tararear una vez se te meten en la piel, en el que se mezclan añejos aromas sixties con los The Cure más juguetones. También contiene una de las mejores letras del álbum, en la que Bono vuelve a tirar de ironía, como en sus mejores tiempos, para hablar del oficio de estrella de rock haciendo mofa de sus tics, caprichos y delirios de grandeza. Como si The Fly, ya de vuelta de todo, se hubiera retirado a pegarse la vida padre en una playa de las Bahamas.
THE LITTLE THINGS THAT GIVE YOU AWAY
Tras el remanso de ligereza del díptico anterior, “Songs of Experience” retorna a un registro épico más reconocible con una canción que intenta desesperadamente capturar la magia de sus más míticas baladas de antaño pero que se queda en eso, en el intento. La pieza está partida por la mitad, quedando a un lado la típica tonada correcta pero ya muy trilladita y al otro el no menos típico pero siempre efectivo crescendo emocional de la banda, con The Edge, que permanece agazapado durante casi todo el álbum, apuntando ahora sí hacia el cielo con sus armas de siempre. Ese tramo final es el que eleva al tema, sobre todo porque el flujo torrencial de las palabras de un Bono completamente a oscuras y en plena crisis existencial suena genuinamente sincero.
LANDLADY
Este es un número sugerente que, sin embargo, empieza prometiendo más de lo que finalmente da. Pretende ser una serena y delicada canción de amor que emocione más desde la contención estilosa que desde la pirotecnia hinchada, y lo cierto es que melódicamente está muy bien trabajada, Bono canta fantásticamente y Larry Mullen realiza un trabajo muy delicado, pero me da la sensación (puede que equivocada) de que termina confundiendo madurez bien entendida con sosería. Le pongo un interrogante porque aún no sé si con el tiempo me crecerá o se me quedará igual.
THE BLACKOUT
Fue lo primero que enseñaron de “Songs of Experience”, aunque no debían de tenerle mucha fe porque rápidamente aclararon que el primer single real sería otro. Y sin embargo a mí me sigue pareciendo que esto habría sido el sencillo de presentación ideal pese a que musicalmente tenga tan poco que ver con el resto del disco. Es uno de los pocos instantes en que se intuyen ramalazos de la energía vigorizante de su época noventera pero enfocados desde una óptica plenamente contemporánea. Hay guitarras rock con ciber-efectos chulos, una línea de bajo muy funky, un 4×4 infeccioso, parones molones y un estribillo ideal para grandes recintos. Me atrevo a pronosticar que esto funcionará como un tiro en los próximos conciertos. Y a mí me gana que les basten solo dos versos para esbozar lo que significa ser U2 en pleno siglo XXI y capturar el signo de unos tiempos en los que un perturbado tiene acceso directo al botón nuclear. “A dinosaur wonders why it’s still on the earth, yeah/ A meteor promises it’s not gonna hurt, yeah”.
LOVE IS BIGGER THAN ANYTHING IN ITS WAY
El título da una idea exacta de lo que se puede encontrar aquí. Grandilocuencia a mansalva henchida de buenos sentimientos y melodías pastelosas por doquier. Aquí se marcan un Coldplay en toda regla y quizás por eso pueda llegar a encantar a las multitudes, pero yo solo salvaría el puente, si acaso. Definitivamente los U2 de “Love Is Bigger Than Anything In Its Way” ya no son para mí, pero es que incluso en este mismo plan de repostrería industrial “Windows in the Sky” le daba sopas con honda.
13 (THERE IS A LIGHT)
Un buen final de disco. Reformulación del “Song for Someone” del album anterior en la que se extirpa la sencillez acústica de la original y se propone una estructura más abierta en un marco musical más espacioso e incorpóreo, con arreglos tenues (magnífica la percusión ahogada de Larry) y una melodía más contenida y quizás por ello más emotiva. Perfecto otra vez Bono, que a estas alturas ya ha demostrado de sobra ser el verdadero protagonista del disco, cantando con una inteligencia y un dominio de sus recursos actuales que hacía tiempo que no mostraba. La letra es quizás de las más maduras (en el buen sentido) y profundas del lote (“And if the terrors of the night come creeping into your days/ And the world comes stealing children from your room/ Guard your innocence from hallucination/ And know that darkness always gathers around the light”), convirtiendo todo ello esta “13” en la conexión más afortunada con el concepto de inocencia/experiencia que pretendía la banda inicialmente.
En conclusión, “Songs of Experience” aún aporta momentos valiosos que demuestran que U2 todavía no están acabados. Como a casi todos sus álbumes, se le acaba viendo con mejores ojos con las escuchas (especialmente -o quizás sólo- si se es fan de la banda), pero le detecto más inconsistencias de las habituales. Conceptualmente me parece menos sólido y enfocado que el, para mí, superior “Songs of Innocence”, aunque tiene a un Bono en estado de gracia que, junto al buen equipo rítmico que siguen formando Adam y Larry, se basta para tapar la crisis galopante de un Edge que, muy lejos ya de los tiempos en los que era un verdadero escultor del sonido y auténtico motor de la banda, se limita a ejercer de gregario de lujo en las sombras. Les veo todavía atrapados entre lo que creen que el público quiere y lo que realmente aún podrían llegar a hacer. Enredados entre la conmovedora y a la vez un poco patética obsesión por volver a tener un hit masivo y la tentación de dar esa batalla por perdida y atreverse a meter en el tracklist oficial más cosas como “Book of Your Heart”, un tema extra absurdamente enterrado entre los remixes de la edición Deluxe en el que, paradójicamente y a pesar de no estar ni siquiera bien mezclado ni rematado, me encuentro con lo que yo creo que deberían ser U2 en 2017: misterio sugerente, madurez estilosa, exquisitez nocturna, épica bien entendida y experimentación sin estridencias. Pero si adquieres la edición normal esto te lo pierdes. Esto no es realmente lo que quieren que escuches. Cuando se den cuenta de que esto sí es lo que algunos queremos escuchar, entonces quizás tengamos unas “canciones de experiencia” verdaderamente la altura del legado de U2. Seguiremos esperando.
Lo has clavado Jorge, enhorabuena por la crítica. Y «13 (there is a light)» es una joyita que me encantaría la utilizaran en los conciertos para cerrarlos.
Muchas gracias por tu comentario, CR, y te compro tu propuesta para cerrar los conciertos. Pasemos de «40» a «13» :-)
Enorme artículo: muchas gracias. Me alegro que esté escrito con madurez, y no desde el fanatismo, ni tampoco criticando por criticar.
U2 llevan una temporada buscando acomodo con los nuevos tiempos e intentando atraer a nuevas generaciones… ¿dónde quedan esas palabras de Bono al comienzo de la Gira Zoo Tv: “We might lose some pop kids, but we don´t need them”? Creo que parte de este pequeño caos que tienen se debe a la ausencia de Paul Mcguinness y la gestión nefasta de Live Nation.
En lo que se refiere al disco, me llevé una gran decepción con las primeras 2 escuchas. Ahora ya, con la perspectiva de un par de escuchas más, puedo decir que no es un mal disco ni mucho menos, pero no reconozco a U2 en él: está todo demasiado edulcorado, muy suave. No hay buenos riffs de the edge, no hay buena base rítmica. Esto es un hecho, no una opinión. Entiendo que ellos quieren que sea así, pero a mí me molesta que sea así. En cualquier caso, hay buenos temas: los mejores, para mí, Book of your Heart y Red Flag day.
La versión de The Blackout en el album es bastante peor que la que adelantaron en Septiembre. Love is bigger es un gran tema y, si hubieran quitado algunos arreglos y metido más épica podría haberlo sido aún más. The little things ha mejorado con respecto a la versión que han estado tocando en la gira Joshua Tree, que era un auténtico coñazo.
Por cierto, como viene siendo habitual, vuelven a dejar un temazo fuera del disco: Book of your heart. Ya lo hicieron con Mercy (how to dismantle), con Winter (no Line) o con Crystal Ballroom (Innocence): ¿por qué? Es un misterio para mí. Pero me molesta enormemente, ya que son temas que por supuesto no suenan en directo.
Lo dicho: gracias de nuevo. El mejor artículo que he leído estos días..
Pues muchas gracias por tus palabras y por dejar por aquí tus impresiones. Hay cosas en las que coincidimos y en otras no tanto. Y eso está bien. Respecto a aquel comentario que citas de la época Zoo TV, es obvio que ya no son la misma banda de entonces. Aquellos U2 se perdieron en algún momento tras el chasco que se llevaron con la era Pop. Finalmente volvieron a por los pop kids, y está claro que aún hoy siguen buscándoles. Un saludo.
Sí, así es. Totalmente de acuerdo contigo: se la envainaron después del Pop: una pena.
A mí que un grupo quiera abarcar el máximo número de gente no me parece mal en sí; el problema es lo que eso supone con respecto a su música; lo que se pierde por el camino es mucho. U2 podrían seguir ofreciendo cantidad de temas como Book of your heart; sin embargo, los dejan de manera testimonial a modo de bonus… y eso es para cortarte las venas.
Lo dicho: muchas gracias por el artículo.
Claro que da rabia, sí, pero es lo que hay. Míralo de otra forma: mejor un «Book of your heart» en los bonus tracks que en el cajón de los descartes.
Hola Jorge, me ha gustado tu artículo, tenía ganas de leer una crítica así, tan exhaustiva, y sin ni incurrir en descalificaciones baratas ni alabanzas exageradas. Comparto bastante de lo que comentas, sobre todo cuando hablas de «los U2 como esperas que deberían ser en 2017″….
Yo tengo una «esperanza» similiar, de que suenen de nuevo más eléctricos pero no tan comerciales, más claustrofóbicos, más dramáticos, en definitiva, como en Achtung Baby. Pero digo «esperanza» entre comillas porque eso no sucederá…
Si te digo que yo me hice fan de U2 con 12 años tras escuchar The Fly, y, a continuación, sumergirme en el universo turbador, agobiante, misterioso, de Achtung Baby, imaginate cómo he ido encajando los sucesivos discos de U2 a partir de 1991…Ningun disco me ha llenado en la misma forma ni de lejos que el antes mencionado…
Ahora bien, son una basura todos los albumes de U2 desde entonces? No. Tú también apuntas a ello. Pienso que algunos de ellos tienen alguna canción muy buena, y luego unas cuantas pasables. No hablo de los discos de los 80, que me parecen, salvo un par de excepciones, estandartes clarísimos de la música rock de aquella década.
El nuevo álbum: tras unas cuantas escuchas completas, no me parece una obra maestra ni que deba estar en el podium de mejores albumes de U2, ni mucho menos. Pero no está mal, para mí; en el sentido de que no hay ninguna canción que yo diga…»puff vaya petardo, saltar..». Y, sobre todo, con una cosa creo que aciertan, por fin: con las melodías. No en todas las canciones, está claro. Será porque este album tiene un deje un poco más pop, un poco más delicado. En eso, por tanto, yo le veo ese punto positivo que no le veo a ningun disco posterior a POP (sí, el, defenestrado por muchos, album de 1997).
Hay buenas canciones pop-rock con melodías que fluyen no forzadas e incluso pegadizas: red flag day, summer of love, lights of home, the showman. Suenan con gracia, con Bono cantando muy bien, y sin recurrir a «ooh-ooh-ohs» forzados e inoportunos.
Las cuantro canciones que anticiparon: sí me gusta «the best thing…», sobre todo la estrofa inicial, con el fraseo de la guitarra de Edge y la entrada de Adam…el estribillo, menos. Blackout…mejor en la version que anticiparon en directo, la del album para mí suena algo más débil, descafeinada, y el estribillo, demasiado obvio, no se comieron mucho el tarro…
«Get out…» pasable, una mezcla entre Beautiful Day e Invisible, más cercd esta última. «American Soul», en directo va a sonar muy cañera…
No sigo…En definitiva, por el momento me parece un buen conjunto de canciones, algunas de ellas con melodías que enganchan bastante y eso ya es algo. Puede que inconexas entre sí en cuanto a estilo.
Mi gran duda es si con el paso de los meses/años seguiré pensando lo mismo. Todos los discos de U2 desde ATYCLB (incluido) se han desinflado dentro de mi «universo U2». Espero que este no lo haga, pero el tiempo lo dirá.
Como cierre, yo ya me resigno a que U2 sólo llegue a hacer un muy buen disco, este puede llegar a serlo, pero no tengo esperanzas a que dejen un nuevo clasico atemporal tipo AB, TJT, o, si me apuras TUF.
Un saludo
R.A.D.
Muchas gracias, R.A.D., por pasar a comentar y dejarnos tu valoración. Yo tampoco tengo esperanzas de que suelten otro clásicazo atemporal como los que citas, de esos que te dejaban noqueado ya la primera vez que los escuchabas (aunque también es cierto que no somos los mismos con 12-14 años que con 35-40 palos). Pero también es lógico que ya no estén para esos desafíos. Para llegar a ese nivel no basta con parir una, dos o tres canciones muy buenas, sino que necesitas once o doce de la más alta calidad, y además, precisas ese aura, esa clase de magia inasible que no proviene de la experiencia, sino de la inspiración. Recuperar todo eso a la vez lo veo improbable, pero todavía quiero creer que en el futuro pueden superar el listón de «Songs of Experience». Un saludo.
Excelente critica como todas las que leo en esta pagina; elaboradas desde una perspectiva muy personal, pero sin apasionamientos; mesurados y siempre muy profesionales . Con respecto al disco de marras, si el disco hubiese sido de un grupo indie pop, te diria que es un gran intento por entrar al mercado. Pero este U2 ya no es el U2 de antaño, esta demasiado edulcorado. Me parece mas un esfuerzo por atraer a un nuevo publico que por complacer a los antiguos fans. Igual disfrute algunas canciones.
Pues te agradecemos mucho tus palabras, César. Espero que sigas encontrando por aquí motivos para regresar. Un saludo.
Muy buena crítica, Jorge Luis, en general estoy de acuerdo con lo que dices. Ni es tan malo como dicen muchos («insufferable» y «terrible» son dos de los calificativos que he leído en algunas críticas), ni tampoco es su mejor disco desde Zooropa, ni mucho menos.
Es un buen disco, agradable, y coincido con Red Angel Dragnet, no hay ninguna canción que me parezca horrible, que me quiera saltar… Como digo, es un disco majo, agradable, y ahí radica su mayor problema: que no llega a apasionar, a atraparte del todo… Está bien, sin más…
Sobre las críticas más negativas y cañeras a U2 me gustaría decir algo: creo que por lo visto existe en el mundo de la crítica musical una regla no escrita que dice que todo grupo ya consagrado, millonario, etcétera, no puede sacar un disco medio decente…. Son solo una aberración, algo totalmente pasado y tal… Esto convive con otra tendencia en aupar hasta los mismo altares al ultimo grupo indie, experimental, etcétera, incluso aunque su música sea bastante mediocre; y con el paso del tiempo, una de dos, o se hunden en el olvido, o consiguen alcanzar al éxito, tras lo cual pasarán a engrosar esa lista interminable de grupos que deben ser odiados eternamente y que solo producen basura musical.
No creo que sea su mejor disco desde Zooropa: para mí, ese honor correspondería (¡sorpresa!) a «How to Dismantle an Atomic Bomb», que me parece, y me ha parecido siempre, un muy buen disco. Debo ser el único que piensa así, por lo visto, pero a mí me gusta mucho Atomic Bomb, de principio a final. Aunque claro está, no llega a las Alturas de Joshua Tree, Achtung Baby, o Fire.
Por supuesto que la obra de U2 desde Zooropa no puede compararse con lo que vino antes. Pero eso no quiere tampoco decir que todos los discos desde entonces hayan sido basura. De la misma manera que los discos de los Stones de los últimos 25 años no pueden compararse con Sticky Fingers, Exile o Aftermath, pero eso tampoco quiere decir que Voodoo Lounge o A Bigger Bang sean malos discos, porque no lo son.
Pues aquí, entre tú y yo, y ahora que nadie nos oye, para mí «How to Dismantle an Atomic Bomb» también fue un disco muy disfrutable; al menos yo lo disfruté mucho más que el anterior. No acabo de entender la mala fama generalizada que tiene este disco en concreto. Cierto que había más oficio que inventiva (como durante todos estos años), pero tenía varios temas muy chulos, y el hit sí era un HIT. Además, en los conciertos del Vertigo Tour a los que fui yo me lo pasé como un enano. Un saludo, Mr. Mustard, y gracias por tus palabras.
La Bomba fue un buen disco… Yo me apunto también a ese carro. Ahora bien, no lo recuerdo especialmente por Vértigo ni por Blinding lights, sino por MIracle Drug, Yaweh y Crumbs from your table: 3 joyas de la discografía de U2 que lamentablemente duermen el sueño de los justos (Miracle la tocaron en algún concierto al comienzo de la gira Expeirencie, pero rápidamente desapareció del setlist)…
Muy de acuerdo con la crítica en general, y 150% de acuerdo en lo que comentas sobre «Book of your heart». No sólo me parece la mejor del disco (a pesar de estar oficialmente «fuera»), sino la mejor de todas las que ha sacado u2 en los últimos ¿15 años? Quizá la mejor desde Electrical Storm.
Lástima que joyas como esta o como «Cedars of Lebannon» nos las den con cuentagotas cuando, como bien dices, deberían ser el ingrediente principal.
Muchas gracias por comentar, Norbu. Ciertamente, con esas gemas desperdigadas que han ido dejando escondidas o incluso fuera de los álbumes en los últimos 15 años se podría formar una playlist muy interesante. Un saludo.
Los últimos discos de U2 te acaban convenciendo al escucharlos cada cierto tiempo, eso no pasaba antes, en el siglo pasado dejabas caer la aguja y la hostia era instantánea… Quizás deberían pasar de todo el mundo (hasta de nosotros), irse a algún lugar en el que despejarse y volver con algo que realmente quieran hacer, sin condicionantes ni expectativas, a estas alturas se pueden permitir eso y mas. No espero un Achtung Baby, jajaja, pero si volver a poner el tocadiscos y emocionarme…