U2 y «Songs of Innocence»: la salida del laberinto
En las entrevistas promocionales de “No Line on the Horizon” (2009) Bono se hartó de proclamar que ese mismo año U2 publicaría otro lote de canciones de tono más introspectivo registradas durante aquellas sesiones y que recibía el nombre provisional de “Songs of Ascent”, recordando en cierta manera la jugada de «Zooropa» (1993) después de “Achtung Baby” (1991). Era una noticia demasiado bonita para el seguidor de la banda, resignado desde hace mucho tiempo a esperar cuatro años entre disco y disco. Demasiado bonita para ser verdad. De hecho, bastó que “No Line on the Horizon” no funcionara comercialmente como ellos habían esperado para que cundiese el pánico y, pese al gran éxito del 360º Tour, la secuela prevista quedara aplazada indefinidamente, comenzando entonces un larguísimo e irritante periodo de titubeos y vacilaciones en torno a qué dirección tomar que ha estado a punto de acabar con la paciencia de los fans, entre los cuales me incluyo desde que tengo uso de razón (musical), y no sé si con el propio grupo (de hecho, el eterno gurú Paul McGuinness se quedó inesperadamente por el camino). No me importa que hoy por hoy U2 parezcan más una multinacional que una banda, ni que para muchos hipsters sean el gran dinosaurio al que derribar, o que lo sea Bono. Si hay algo peor que un fan fatal de U2 es un hater de U2. Yo amo a estos cuatro irlandeses y creo que siempre los amaré. Son demasiadas vivencias junto a ellos. Casettes intercambiadas con amigos en el colegio, horas escuchándoles en mi habitación con o sin compañía, cintas de VHS machacadas por el uso (después repuestas en DVD), canciones que pusieron banda sonora a instantes de euforia y momentos de tristeza, noches de conciertos imborrables (jamás olvidaré lo de Madrid 93), incursiones en tiendas de discos en busca de cualquier tesoro, singles, directos piratas, rarezas… Los que sois o habéis sido fan de alguna banda ya sabéis de lo que hablo. Es verdad que con los años la excitación ante un nuevo lanzamiento no es igual; ni uno es el mismo ni tampoco lo es ya el grupo, pero el vínculo emocional siempre está ahí. Por decirlo de una forma un tanto cursi, hemos crecido juntos y pese a todo lo que hemos pasado nos seguimos queriendo. Lo mismo, supongo, que les ocurre a esos cuatro chicos de Dublín que se unieron a finales de los 70 para comerse el mundo y que 35 años después aún siguen unidos (¿cuántas bandas clásicas pueden decirlo? ¿queda alguna con todos sus miembros originales?)
Por eso, como seguidor de toda la vida de U2, llevaba ya un tiempo cabreado con ellos. Me repateaba que se hubieran perdido en un intrincado laberinto del que no parecían saber salir. Está bien, y es hasta aplaudible, que una banda con su trayectoria se plantee hasta qué punto puede seguir siendo relevante, que se resista a querer verse a sí misma como un viejo mamut, pero lo que no es de recibo es marear la perdiz hasta el agotamiento. El baile de productores de los últimos años (se ha llegado a hablar de tipos del nivel de David Guetta, pero también salieron los nombres de Red One o de Will.i.am, antes de decantarse por Danger Mouse… para terminar aburriéndole y retocando casi todo su trabajo) dejaba bien a la vista que no había una hoja de ruta sólida, y los aplazamientos constantes y demoras insufribles denotaban un complejo de Penélope (ya saben, la que deshacía por la noche lo que tejía por el día) preocupante. Demasiadas ambiciones tirando de una banda que quería reaparecer con una obra maestra incontestable, que además supusiera una reinvención de sí misma como en su momento lo fue “Achtung Baby”, pero que también fuese capaz de vender millones de discos y de competir en los iPods de la chavalada con Adele, Lady Gaga y la larga lista de wannabes de U2 (con Coldplay y The Killers a la cabeza). A estas alturas U2 debería estar por encima de las expectativas del mercado y limitarse a publicar el trabajo más honesto posible. No puedes tenerlo todo a la vez, no con más de tres décadas de carrera. Creo que solo me había cabreado tanto antes con U2 cuando escuché por primera vez “Beautiful Day” y no pude evitar la decepción de comprobar que el grupo que se había pasado los 90 a contracorriente y haciendo lo que le daba la gana, haciendo leña del árbol de Joshua y defecando sobre ella, entregaba las armas y se decantaba por el camino fácil para congraciarse con el público masivo (bueno, también me enfadé cuando me pasé una mañana entera en la cola de Madrid Rock y un así me quedé sin entradas, o cuando me han obligado a volver a comprar las mismas canciones de siempre para conseguir dos nuevas, pero ese no es el tema).
Los avances que habíamos escuchado durante los últimos meses tampoco invitaban precisamente a la euforia incontrolable. “Ordinary Love” era un típico medio tiempo de U2, bonito y tal pero que no ofrecía absolutamente nada nuevo, mientras que “Invisible”, voluntariosa pero poco memorable, no pasaba del “quiero y no puedo”. Ambos temas, además de no sacudir particularmente los cimientos de la industria (ah sí, que “Ordinary Love” ganó un Globo de Oro, si es que eso significa algo), hacían pensar que si eso era lo mejor que podían ofrecer no se entendían cinco años de barbecho, ni tantas vueltas, ni mucho menos la presencia de Danger Mouse en los controles (un tipo que, cuando le dejan, puede lograr un sonido tan cojonudo como el de “Turn Blue” de The Black Keys). Y así, tras el enésimo aplazamiento, nos ha caído por sorpresa “Songs of Innocence”, en otra de esas impecables maniobras de marketing que no harán sino incrementar el odio insano de sus haters. El cacareado nuevo disco se regalaba de improviso en iTunes durante un tiempo limitado y aparecía en la cesta de la compra de 500 millones de usuarios de dispositivos de Apple, como si de una gigantesca operación de spam se tratase. Un paso más allá de los que ya dieron en su momento Radiohead y Beyoncé con tácticas parecidas y que abren nuevos caminos para la explotación comercial del negocio musical (ya veremos si verdaderamente rentables o asumibles).
De modo que, con el inevitable cosquilleo que supone volver a enfrentarse al material nuevo de una de mis bandas fetiche, tocaba olvidarse de cualquier rencilla pasada y dejarse llevar por el presente más inmediato. Conviene apuntar que aunque soy consciente de que los U2 del siglo XXI no son lo que fueron en los 80 ni mucho menos en los 90 tampoco creo que “All That You Can’t Leave Behind” (2000), “How to Dismantle an Atomic Bomb” (2004) y “No Line on the Horizon” no sean, todos ellos, álbumes con buenas, incluso algunas excelentes, canciones. Quizás sea que la cabra tira al monte, pero yo jamás despotricaré de esos discos. Superado el disgusto que me llevé en su momento con “Beautiful Day”, acepté que los U2 de los 00’s son una banda más autocomplaciente y “radio-friendly”, que tira más de oficio que de inventiva y que prefiere recrearse en su propio sonido, un sonido que crearon ellos y que tienen todo el derecho del mundo a reivindicar ahora que lo han plagiado tantos grupos jóvenes, antes que desafiarlo. Incluso el para muchos denostado “No Line on the Horizon” me pareció un intento muy apreciable por superar la estandarización sonora de sus dos discos anteriores. Además, el grupo ha defendido con convicción en cada una de las giras de este siglo su nuevo material (el impacto de “Vertigo” en directo es similar al de los clásicos), sin limitarse al tradicional grandes éxitos de las bandas viejunas. Y, demonios, temas como “Kite”, “Original of the Species” o “Breathe” no tienen tanto que envidiar a sus mejores momentos. Vaya, que me gustan esos discos. Por tanto, mi listón no estaba ni mucho menos tan bajo como el de otros fans más nostálgicos, y sencillamente me habría dado con un canto en los dientes si el nuevo álbum mantenía al menos el nivel del anterior. Desde luego, a estas alturas, no esperaba otro “Achtung Baby”, en realidad ni siquiera otro “Pop” (1997).
Lo que revelan las primeras escuchas de “Songs of Innocence”, insuficientes en todo caso para determinar qué lugar terminará ocupando con el tiempo en la tabla de su discografía, es que U2 han salido bien parados de su particular laberinto creativo, con aspecto rejuvenecido y una musculatura más fibrosa. Es reconfortante comprobar que, aunque siguen sonando a ellos mismos, se han atrevido a salir en varios momentos de su zona de confort de una manera natural y aparentemente espontánea, sin que parezca que estemos ante experimentos forzados. Puede que no haya muchos temas que vayan a engrosar el canon del grupo; no se intuyen muchos futuros clásicos –ojo, tampoco los había en “Zooropa”, uno de sus trabajos menos acomodaticios y más reivindicables-, pero estas once canciones lucen efervescentes y entusiastas como hacía tiempo que no les oíamos, algo que tiene su mérito teniendo en cuenta la cantidad de “cocineros” involucrados en el guiso. Nunca sabremos cómo habría sido el disco si se hubiese confiado plenamente en Danger Mouse (aunque el último tramo del álbum permite vislumbrarlo), pero la producción de Ryan Tedder, Paul Epworth, Declan Gaffney y Flood contribuye a que la banda suene actual y fresca sin caer en moderneces de temporada. Además, pese a su variedad estilística, aquí parece percibirse una cohesión, un propósito (podemos volver a citar a “Zooropa”, también a “Pop”) que se hallaba ausente en “All that…” y “How to Dismantle…”, discos que se sentían más como colecciones de canciones que como álbumes con una identidad propia.
Tal vez esa unidad tenga que ver con el cacareado retorno a las raíces del grupo, no tanto en el aspecto musical -U2 nunca han vuelto a sonar como lo hacían en “Boy” (1980), tampoco aquí- como en los textos de las canciones, en su mayoría formadas por recuerdos de la juventud de Bono y The Edge en el Dublín de las postrimerías de los 70, de los primeros amores, de las bandas que les marcaron a fuego, de la madre prematuramente ausente, de la violencia del IRA, etc. De hecho, desde el entorno de la banda se está insistiendo quizás más de la cuenta en que esta es su obra más personal y, de hecho, el relato escrito por el vocalista en el interior del booklet apuntala esa idea, pero tampoco creo que en “Songs of Innocence” toque temáticas que no hayan estado antes presentes en su obra (recuérdese “Mofo”, “Sometimes you can’t make it on your own”, “Tomorrow”, “God part II”, “Please”, y un larguísimo etcétera).
El disco arranca con “The Miracle (of Joey Ramone)”, tema que al parecer utilizará Apple en la campaña promocional del nuevo iPhone 6 y que contiene suficientes ganchos (los clásicos “Oh Oh Oh”, un riff de guitarra tan simple como efectivo cargado de fuzz, un estribillo enérgico y coreable) para calar a priori en el oyente medio. Que se convierta en un hit como lo fueron “Beautiful Day” o “Vertigo” será otra cosa, pero la canción posee fuerza, perfil rockero –más neo-glam que punk, pese a homenajear a los Ramones- y calculada suciedad digital. Supone un vigoroso comienzo y su letra celebra la magia de descubrir por primera vez una música que te golpea el corazón y las entrañas (“I woke up at the moment when the miracle occurred/ Heard a song that made some sense out of the world”). Sabido es que U2 siempre han rendido pleitesía a los Ramones (los llevaron de teloneros en el “Zoo TV Tour” –sí, yo les vi en directo, como 50.000 personas más que en su inmensa mayoría no les hicieron ni puñetero caso-, y la leyenda cuenta que Joey murió pacíficamente en su cama escuchando “In a Little While”), pero no deja de resultar paradójico que conceptos tan radicalmente distintos como Ramones y Apple terminen coexistiendo en un mismo punto.
“Every Breaking Wave” es una vieja conocida del fan avezado puesto que ya fue interpretada en varias ocasiones en el 360º Tour con las mismas estrofas aunque con un estribillo sin rematar y bastante peor que el de la versión definitiva. Aquí encontramos a los U2 más mayestáticos, expansivos y reconocibles. Es la fórmula clásica que tantas veces hemos oído pero en una de sus mejores traducciones. Su letra, sobre las mareas sentimentales que asaltan a una pareja que podría ser la de “With or Without You” veinte años después, es hermosa (“Every breaking wave on the shore/ Tells the next one there’ll be one more/ And every gambler knows that to lose/ Is what you’re really there for») y la cadencia melódica se revela fantástica, emocionante. En otros tiempos habría sido un éxito seguro; en estos ya no lo sé. La primera sorpresa llega con “California (There is no end to love)”, que comienza con una intro que festeja la armonías vocales de los Beach Boys y prosigue con un vehemente ritmo que puede recordar al de “No Cars Go” de Arcade Fire. Entonces entra un Bono exultante con una zigzagueante melodía que es puro pop henchido de sintetizadores, teclados y guitarras burbujeantes. La pieza descoloca en la primera escucha, por inédita en su repertorio, pero se convierte en un grower de manual. “Song for Someone”, en la que Bono rememora aquellos besos robados a la primera chica (Ali, que aún sigue siendo su mujer) y confiesa estar “a long way from where I was and I need to be”, desgrana una melodía cristalina con preciosos coros de The Edge en una balada ideal para estadios pero que se resiste a caer en la grandilocuencia preservando una agradecible intimidad. “Iris (Hold me close)” es como un ajuste de cuentas de U2 con sus wannabes, además de una emotiva carta de amor de Bono hacia su madre, la Iris del título, fallecida cuando solo era un adolescente (“Iris playing on the strand/ She buries the boy beneath the sand/ Iris says that I will be the death of her/ It was not me»). La banda actualiza su sonido más clásico de los 80 –bajo al galope de Adam Clayton y el mítico delay de The Edge enroscándose sobre la melodía- acercándolo a la épica colindante con las pistas de baile de The Killers con resultados imponentes. ¿Quizás llamaron a David Guetta para que hiciese un remix de esto con vistas a petarlo en las discotecas? Quizás, pero en ese caso mejor no oírlo nunca.
“Volcano” se aferra a una robusta línea de bajo de Clayton para sumergirse en las aguas del post-punk, corroborando que la sección rítmica de la banda firma en “Songs of Innocence” su trabajo más dinámico en mucho tiempo. La atmósfera nocturna y sofocante del tema posee reminiscencias de “Red Light”, aquella anomalía de “War” (1983) que posiblemente sea la canción más infravalorada de su carrera, pero su estribillo bizarro y desacomplejado la convierte en una pieza mucho más directa y lúdica que aquella, aunque también puede interpretarse como una lectura más certera que “Get On Your Boots” de la receta prescrita en “Vertigo”. En “Raised by Wolves” volvemos a un registro poco habitual de la banda, con un entramado musical en constante tensión sorda acrecentada por un sampler vocal repetitivo que estalla en un estribillo áspero y airado con una agresividad que no recordábamos en la banda desde los tiempos de, otra vez, “War” (apunten “The Refugee” como pariente lejana). No es de extrañar entonces que la letra reconstruya un atentado del IRA de 1974 en el que murieron 33 personas y del que fue testigo directo un amigo de Bono.
La evocación de las calles de Dublín en las que creció el vocalista nutre la densidad sonora de “Cedarwood Road”, pieza con el riff de guitarra más ortodoxamente rockero del lote y también el mejor aforismo (“A heart that is broken is a heart that is open”). Buen tema que, sin embargo, palidece ante “Sleep Like a Baby Tonight”, para un servidor la gran joya del disco y la que más remite al espíritu inquieto y explorador de los 90. Aquí los viejos sintetizadores prestados de Kraftwerk acolchan una nana siniestra que Bono canta con su mejor voz de caramelo envenenado, recuperando incluso por unos instantes el falsete de MacPhisto (y, aquí sí, los pelos como escarpias), mientras que The Edge va clavando alfileres de guitarras filtradísimas entre la clase y elegancia que aporta la sección rítmica. Tampoco es casualidad que el tema lleve la firma de Danger Mouse en solitario, por primera vez en todo el álbum.
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U2 homenajean a otro de sus ídolos de juventud, Joe Strummer, en “This Is Where You Can Reach Me Now”, una pieza muy directa que rememora la última época de The Clash (la de “Sandinista!” o “Combat Rock”), aunque si alguien menciona a Franz Ferdinand también se lo compro. En realidad, aunque sus orígenes pueden encuadrarse en la New Wave, el sonido primigenio de U2 tenía más que ver con las sombras oscuras de Joy Division que con el hedonismo de The Specials, por lo que “This Is…” aporta otra vista novedosa de la banda, con su sugerente introducción, los coros atípicos, el ritmo gomoso y el trabajo a la guitarra de The Edge, que durante todo el álbum nunca acapara demasiado protagonismo pero siempre está donde se le necesita, esforzándose además por encontrar matices y colores distintos en su instrumento, más allá de su característico sonido de marca. Y, de la misma forma que en “Zooropa” U2 dejaron que un invitado protagonizara el tema de cierre -Johnny Cash en “The Wanderer”; antes, por ciento, de que grabara “American Recordings” y todo Dios empezara a reivindicarle como el puto amo que siempre había sido-, en “Songs of Innocence” dejan que la sueca Lykke Li, musa de gafapastas y autora del valioso “I Never Learn” (de este mismo año), aporte su vaporoso estilo a la intensidad narcótica de “The Troubles”, balada lúgubre de atmósfera onírica y recubierta de cellos y violines cinematográficos. Una conclusión magnífica únicamente empañada por un súbito fade out que parece llegar antes de tiempo.
Cinco años después de que Bono anunciase una rápida secuela para “No Line On The Horizon” que nunca llegó, el líder de U2 ha advertido, tan solo un día después de regalar su nuevo disco, que las nuevas canciones tendrán continuidad en breve con “Songs of Experience”, e incluso desde el entorno del grupo se apunta que podría haber un tercer álbum en un futuro próximo. Demasiado bonito para ser verdad, pero sin embargo esta vez todo (incluida la ausencia de “Invisible” en este tracklist) apunta a que no se trata de otra boutade y que realmente esta vez las interminables horas en el estudio sí les han cundido. Quizás cuando llegue esa segunda parte haya que poner en perspectiva este “Songs of Innocence” y evaluarlo en un marco aún más ambicioso. Ojalá estuviésemos ante su propio “White Album”, aunque si no termina siendo así tampoco nos podemos quejar: U2 han encontrado la salida del laberinto. Hallelujah.
Ya os leía cuando empezasteis allá por 2012, si mal no recuerdo. Yo era el co-dueño de Appetite For Prostitution por aquel entonces, y me flipaba lo que escribíais. ¿Qué decir de U2? Es mi grupo favorito, pero han perdido definitivamente el rumbo artístico. Bono hace tiempo que dejó de ser músico. Los discursos que suelta se sostenían antes porque aún hacía genialidades, pero de un tiempo a esta parte, normal que se mofen de él. Su estrategia de marketing me ha parecido irrisoria: negarle el derecho a otras plataformas a reproducir su disco en detrimento de Apple poco y mal habla de él. Entrando en el disco, es más bien una continuación del horrible ‘No Line on The Horizon’ que de ‘Achtung Baby’ como decía Lanois. No voy a decir que me siento estafado porque, en cierta medida, esperaba algo así, pero sí creo que podrían haberse esforzado en hacer un álbum que llegase al seis de puntuación. ¿Lo mejor que pueden ofrecer es ‘The Miracle’ o ‘Volcano’? Si es así, que sigan haciendo promoción de sus empresas y saliendo en cualquier evento porque, afortunadamente -mejor dicho, desgraciadamente-, el mundo no necesita un nuevo disco de U2. Son demasiado buenos y grandes como para hacer lo que hacen los Stones: salir de gira cada equis tiempo sin necesidad de dar rienda suelta a una creatividad más que soterrada.
Un abrazo, señores. Os dejo mi bitácora por si os interesa: http://www.ourgodsaredead.blogspot.com.es/
Disco valiente pero pésimo,si los niveles de exigencia que tienen algunos fans de la banda es este , flaco favor a la banda , que hagan un disco de sevillanas y lo vendan como U2 en fin …
Muy informada tu reseña. En general la comparto. También soy fan desde hace mucho, casi 20 años y bueno, pese a que durante la última década la banda me ha decepcionado muchísimo, he disfrutado mucho Songs of Innocence. Me ha parecido un álbum cuidado en producción, que cuando apuesta a la segura lo hace bien (Iris, Every breaking wave, Song for someone, Volcano) y cuando va un poco más allá sale muy bien parado con la propuesta (Cedarwood, Raised by wolfes o esa maravilla titulada «Sleep like a baby tonight»).
A diferencia de cualquiera de los últimos discos, no encuentro canciones de relleno acá, algunas nos gustarán más que otras pero es un conjunto de temas bastante compacto. Si, me ha gustado, para una banda que ya supera los 30 años de existencia me parece un trabajo más que digno.
Saludos!
Esteban
http://politomusica.blogspot.com
Gran artículo; prácticamente suscribo todo lo que se dice en él. Soy un fanático de U2 desde que tengo uso de razón…ya los ví en Zoo tv indoor San Sebastián 92 con 14 añitos…así que experiencia no me falta. El álbum me ha emocionado y crece en cada escucha. Las más difíciles (segundo tramo del disco) van haciéndose hueco y claramente han convertido el disco en un top de la carrera de U2: el tiempo dirá dónde se queda exactamente. Desde luego, es lo mejor que han hecho desde el Achtung… se han esforzado, han evitado acomodarse y se nota…
ufff!!!!! la verdad como dice otro forista por aqui los fans de u2 se conforman con poco soy un fan tambien de u2 pero la verdad que vienen en piloto automatico desde allthat you cant leave behind es lamentable este dsico un poquito mejor que no line on…pero no mas que eso se salva cedarwood road,volcano y california,sleep like a baby me deja como dice el titulo de la cancion every waking,irish,y song for somoene no despegan nunca el resto del disco un embole
y apra completarla la roling stone le pone 5 esctrellas ni a agtchung baby le pusieron 5 en su momento bono esta escribiendo cheques a todas las revistas musicales a ver si lo salvan
Muy de acuerdo… el álbum es una mierda… U2 ya deben pensar ciertamente en retirarse…
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, que prueban la disparidad de opiniones que está suscitando no sólo «Songs of Innocence», sino la trayectoria de U2 en la última década. Por mi parte ya está todo dicho al respecto y no cambiaré ni una coma.
Alex, sí que te recordamos de nuestros primeros tiempos y yo también te he seguido leyendo en tu nuevo blog, como siempre muy recomendable.
Esteban, espero encontrar pronto en Politomúsica tu reseña de U2.
Un saludo a todos.
Ya está! La reseña del nuevo de U2. Saludos!
http://politomusica.blogspot.com
No soy de saber expresar lo que siento, pero realmente debo reconocer una gran similitud en cuanto lo que pienso sobre el disco, es casi exactamente lo que hubiese opinado (de saber hacerlo). Considero a ‘Sleep’ lo mejor del disco, incluso los ultimos temas mas Iris me parecen lo mejor (esperaba ver q salia de la colaboracion con Danger Mouse de quien habia escuchado sus colaboraciones con Jack White y Nora Jones) y esa parte me convencio para bien. Tengo quiza unas 40 canciones en mi repertorio particular de U2, y que saquen un disco con 4 temas que me gusten ya esta bien, es mas de ningun otro grupo puedo sacar mas de 3 por disco, asi que no se porque la exigencia de algunos de que saquen un Achtung Baby de nuevo, es como pasa con Messi mete 3 goles y todo normal, viene Di Maria y mete una asistencia y ya es el mejor del mundo. Creo q los tipos se ganaron el derecho de hacer lo que quieran, ya que hasta sin querer sacan temas buenos (Acrobat, Salome, Luminous Times, Sweetest Thing, Ground Benneat, Mercy, White as Snow)
Me encanta el disco. Las sensaciones que tengo tras varios dias de escucha son parecidas a las que tenía cuando salió Achtung. No digo que el disco esté al nivel de Acthung Baby, pero si está muy por encima de lo hecho en los útlimos 15 años, y eso por si solo ya convierte a Songs of Innocence en una de las joyas de la década. Posiblemente, a dia de hoy, solo Placebo me llene tanto como lo hacen Bono & cia.
En este último disco U2 no han inventado nada, simplemente porque en el rock ya no hay nada que inventar. De ello ya se encargaron ellos mismos en la década de los 90. Inventar algo hoy dia es sinónimo de ponerte en manos de Guetta o Pitbull y que te pinchen en verano en cualquier carpa playera al aire libre.
En cuanto a críticas que he leido diciendo que los fans de U2 se conforman con muy poco o que si el mundo no necesita un disco de U2…bueno, yo mejor diría que los fans de U2 con lo que se conforman con seguir escuchando a U2 y quizá lo que el mundo necesite sean más discos de U2 y más bandas como U2. Prefiero ser un supuesto fan «conformista» que sigue escuchando U2 a ser un supuesto fan «exigente» que acaba por escuchar a Arcade Fire, que con apenas cuatro discos a las espaldas les ha bastado para convertirse en una caricatura de ellos mismos. Ese si que ha sido un grupo que verdaderamente prometía y se ha estrellado.
Para terminar diré que respeto todas las opiniones sobre los temas del disco. Todas son igualmente válidas…pero por favor, dejemos ya de recurrir a la refritada cantinela de si «este tema suena o quiere sonar Led Zeppelin o el otro tema suena o quiere sonar a los Beach Boys»…U2 suenan a U2 y punto, y así seguirán sonando hasta que la tumba los guarde. Parad de contar. Ese tipo de crítica y opinión queda para periodistas tipo Julián Ruiz. Personajes de ese tipo si que están de vuelta y con el arroz más pasado de lo que quieren hacernos creer que están U2.
Que la memoria no nos abandone y podamos utilizarla para recordar que se escribía y se opinaba de U2 cuando sacaron Zooropa o Pop. Por entonces el mundo entero prácticamente quería enviarlos a Guantanamo…20 años después ese mismo mundo idolatra aquellos discos.
Dejemos que el tiempo coloque a Songs of Innocence donde se merece y que el mundo siga disfrutando de discos de U2.
ALEJANDRO si hoy en dia te compras un disco por 3 temas o cuatro no mas de eso que este bueno segun vos, a la industria discografica le deberia ir mejor y en el caso de u2 bajaron mucho la productividad si solo te gustan 4 temas del ultimo disco
Crítica por canciones: (muy bueno el disco!!!!!!!!!!)
– The Miracle (of Joey Ramone) me recuerda a canciones como beautiful day o Elevation (con mucha energía).
– Every Breaking wave, tiene una intro con un buen bajeo, es una buena balada y la letra es muy buena.
– California es también es una canción con buen mood y un buen coro: “oh uh oh oh oh” :3
– Song for someone es la canción más tranquila del disco, una bella balada llena de esperanza, hermosa!.
– Iris (hold me close) tiene un buen bajeo y vaya buena voz de bono! como canta al inicio muy al estilo depeche mode. La letra, el ritmo, la voz es simplemente perfecta!
– Volcano tiene también un buen bajeo, al parecer en el disco predomina el bajeo sobre la guitarra, esto le da un toque groovy a todo el disco muy bueno, Volcano creo que representa el sonido de U2 de esta época.
– Raised by wolves, excelente voz, tal vez la canción hubiera sido mejor si The edge hubiera hecho algo más con su guitarra.
– Cedarwood road, es la canción más “rockera del album”
– sleep like a baby tonight, esta canción parece salida del album pop, me recuerda mucho a Velvet dress, muy buena con slow tempo.
– this is where you can reach me now, suena muy indie rock! creo que también representa el nuevo sonido de u2.
– The troubles, para cerrar con broche de oro u2 nos deja esta joya, los violines de fondo, la voz femenina es de Lykke Li una cantante indie pop sueca le da un giro entero al sonido de u2, esta canción es genial!
Se habla mucho de todo lo que no tiene que ver con la música (que tratándose de U2 y Bono es bastante normal) pero para mí no son más que temas accesorios que no me interesan. A mí me interesa sólo la música de U2, y hablando de música, me parece que este es el mejor disco de U2 desde el súper infravalorado pero genial Pop. De hecho, The Troubles es el mejor cierre de disco desde Wake Up Dead Man. Incluso la balada experimental que nunca falta en un disco de U2, como One Step Closer del How To Desmantle An Atomic Bomb o Grace del All That You Can’t Leave Behind, que suelen ser bastante aburridas, en este disco raya a un nivel sobresaliente con Sleep Like a Baby Tonight. La mano de Danger Mouse se nota y para muy bien en arreglos como los violines de The Troubles (que parecen sacados de un álbum de Broken Bells) o el sonido de la batería de Larry en el pedazo de tema que es Cedarwood Road. The Miracle es el mejor tema con el que U2 abre un disco desde Discotheque. Incluso la canción happy del disco, California, es infinitamente mejor que la canción feliz del No Line On The Horizon (me refiero a I’ll Go Crazy Tonight). Hay canciones que son superlativas como This Is Where You Can Reach Me Now o Isis. Pero lo mejor de todo es que en general se respira una atmósfera que cohesiona el álbum y hace que la suma de sus partes sea más que esas partes por separado. U2 han vuelto frescos y demuestran estar más vivos y vigentes que nunca. Los fans estamos de enhorabuena.
Amigo: es la mejor crítica del disco que he leído. Acertadísima en todas sus referencias, la verdad, impresionante. Felicitaciones.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Al parecer ese «Songs of Experience» que iban a publicar «en breve», no verá la luz al menos hasta dentro de un año o año y medio, según ha especificado Bono en una reciente entrevista, así que quizás me había emocionado demasiado pensando en un ambicioso «White Album» administrado en dos tomas. Parece más prudente esperar que ese disco llegue -si es que llega- dentro de cuatro o cinco años, lo normal en ellos, vamos.
Bueno, creo que esta vez tendremos suerte y no será tanta la espera. Por cierto, con SOE sentí algo que hace mucho, mucho tiempo, no sentía con U2, y que podría resumir como «sorpresa»:
El disco puede ser un poco mejor, o un poco peor, pero lo cierto es que, salvo algún obtuso que no se haya tomado el trabajo de escucharlo con tranquilidad, nadie puede decir que es el disco que se esperaba de la banda.
Esto nos dejo a todos un poco descolocados: no es la manera de hacer canciones que usualmente abordaba U2 («this is where you can reach me now», «the troubles», realmente no suenan como ha nada que hayan hecho antes).
Y es, definitivamente, un disco que crece con el tiempo. Es mejor no dictaminar nada de entrada, es dificil saber si a uno le gusta mucho, o no le gusta en el arranque. Me recuerda a cuando salió Zooropa. De a poco va creciendo, y eso es también, algo muy muy raro para el U2 de los últimos veinte años.
Discazo de u2 soy fan desde el 96 y creo que es de lo mejor que han sacado, me gusta incluso mas que Pop… coincido en que Sleep like a baby tonight es la joya del disco y suena muy Kraftwerk, tremendo. Cerdarwood es genial lo mismo que Every breaking… y no hay canciones de relleno, son todas muy buenas. Tremendo disco se nota el laburo!
A mi me ha parecido muy malo. No soy seguidor de U2, pero sí que valoro y estimo Achtung Baby y alguna otra cosa. Imparcialmente, el disco es una porquería, no está al nivel de una banda con tanta historia tras de sí (en fin, no están a la altura desde hace una década o más). Una lástima. Retírense.
Aguante U2, pero ya no es lo que era :(
La verdad cuando escuche este me re desilucione… sin embargo luego de un par de escuchas me empezo a caer mas simpatico. Nunca un achtung o pop (no entiendo como hay gente q repudia pop, es genial)
Ahora, all that you can’t a mi me encanta… desp con atomic bajó y no line… no se que paso en no line… ademas con eno y todo… bueno, en fin… ojala me guste cada dia mas y q tb salga el otro disco.
Ojo, muchas veces la primera escucha traiciona y desp le agarras la onda y es lo mas… pensar que la primera vez que escuche genesis dije «que es esta basofia aburrida?»
Pensé que «Invisible» se la guardarían para «Songs of Experience», pero al final aparece como track oculto en la edición deluxe de «Songs of Innocence». Me parece una buena ubicación para el tema.
El disco nuevo Lo escuche el otro dia y lamento decir que me costará un gran esfuerzo volverlo a oir por iniciativa propia,tal vez la radioformula se encargue de que acabe por gustarme,(y no oigo la radio, asi que esta dificil) pero desde hace años este grupo hace canciones «standard» y planas, como cuando vas a comprar unas patatas congeladas a una gran superficie y te encuentras que todas las patatas de otras grandes superficies saben igual y tienen hasta la misma bolsa, solo cambia el titulo o nombre, pues lo que me pasa con U2 es eso, que ya ofrecen una comida que ya la conocemos y acaba por no gustar. Me aburren ya, solo quedan los recuerdos de viejas canciones como con tantas otras bandas sucede.
Un disco muy pobre, muy pomposo, lleno de nombres y de poca creatividad.
Simplemente, simple mercadotenia, musicalmente un disco para escucharse una vez y luego para echarlo al monton de los olvidados
Lo de U2 en “Songs of Innocence” se asemeja a la crisis de la mediana edad. Hay una desesperación evidente en los movimientos que el conjunto ha tomado, y que se prolongan en las canciones que conforman este trabajo. La verdad, no es nada simple ser U2 a estas alturas; “No Line In The Horizon” no tuvo la repercusión comercial ni popular a la que solían estar acostumbrados incluso hasta “How to Dismantle an Atomic Bomb” (2004). A su favor, puede afirmarse que renovaron por completo su sonido, tanto con “The Joshua Tree” (1987) como con “Achtung Baby” (1991). Que han sido la banda más grande del mundo. Pero ya no.
En ese sentido, reescribir una época gloriosa significó dos cosas para U2: mirar atrás y mirar a los lados. Atrás para alimentarse del fuego juvenil que hoy no tiene, el de los inicios de su carrera en Dublín (‘Cedarwood Road’), y la inocencia y la ambición que esa época conllevaba (“The Miracle (of Joey Ramone)”). Y para los lados para ver qué es lo que funciona en el contexto actual de la música, cuáles son los nombres que han alcanzado el reconocimiento popular que a ellos se les desvanece. Era cosa de mirar unos cuantos discos que han repercutido en el último tiempo (los cuatro últimos de Black Keys, «Modern Guilt» de Beck, entre otros) para encontrar a Danger Mouse, y acompañarse además por otros como Paul Epworth (Adele, Paul McCartney), Ryan Tedder (del conjunto pop One Republic), Declan Gaffney y un viejo conocido, Flood (el único sobreviviente del comité de asesores clásico del grupo). Pero, a fin de cuentas, son meras soluciones cosméticas para un problema profundo: la falta de creatividad y su forzado rejuvenecimiento.
Ante todo, U2 no quiere pasar al olvido. No sólo eso, sino que ambicionan seguir vinculados a lo moderno, lo actual. Por una parte, está su cuestionable lanzamiento a través de ITunes (un criticado intento por acercarse a la gente), y por otra, el racconto, el emular a bandas que, a su vez, los emulaban a ellos, como Coldplay (‘Iris’). Pero nada de eso repara la falla estructural de “Songs of Innocence”: a pesar que cada uno de los tracks cuenta con una composición correcta, amable, nada resulta trascendente, ni seductor. Y por mucho que encontremos a los irlandeses en lo que describen como su álbum más personal, y tratando de sonar jóvenes, ni el presente ni menos el futuro, lo tienen asegurado con un puñado de canciones plano, tibio, y que no aspira a la grandeza de lo que significa ser U2.
No me considero fan de U2 pero sí he escuchado con atención algunos de sus discos y creo que puedo decir sin temor a equivocarme que Songs of Innocence no sólo es un buen disco -sólido y compacto- sino que es grande. U2 no engañan a nadie. U2 suenan a U2. El disco es recomendable al ciento por ciento y sólo los fans más quisquillosos podrían permitirse el lujo de ignorarlo.
No me considero fan de U2 pero sí he escuchado con atención algunos de sus lanzamientos y creo que puedo decir sin temor a equivocarme que Songs of Innocence no sólo es un buen disco -sólido y compacto- sino que es grande. U2 no engañan a nadie. U2 suenan a U2. El disco es recomendable al ciento por ciento y sólo los fans más quisquillosos podrían permitirse el lujo de ignorarlo.