Los grandes de hoy en día (III): Kate Winslet
Hay personas que caen de pie en el mundo. Mientras que millones y millones de personas están condenadas desde su nacimiento a ir de desdicha en desdicha, hay unas cuantas a las que parece que todo les sale bien. En el mundo del cine, la británica Kate Winslet parece la perfecta encarnación de esta afirmación, siempre teniendo en cuenta su talento y el esfuerzo que le habrá conllevado su hasta ahora casi perfecta carrera artística. Porque, ¿qué pero se le puede poner a la trayectoria de Winslet? Casi ninguno, si acaso el haber participado en proyectos que parecían prometedores («La vida de David Gale», «Todos los hombres del Rey») y que terminaron siendo fiascos, pero incluso en estos casos se comprende su decisión de aceptar el papel. ¿Qué ha hecho Winslet para lograr un estátus tan inmaculado como el suyo? Intentaremos explicarlo en los próximos párrafos.
1.Un comienzo fulgurante
Una Winslet de apenas 19 años, que sólo había hecho teatro y algo de televisión, se precipitó sin previo aviso al corazón de los cinéfilos del mundo con su asombrosa interpretación en una de las cimas del cine de Peter Jackson, la soberbia «Criaturas celestiales» (1994). Un papel arriesgadísimo, una adolescente paranoica que, junto a una amiga y posterior amante, acaba convirtiéndose en asesina, después de crear en su mente un mundo imaginario, fue abordado por la actriz novel con un desparpajo y una naturalidad impresionantes. Un papel, que si hubiera tenido más edad y más nombre, seguramente le hubiera colocado en todas las quinielas de los Oscar. No contenta con eso, al año siguiente, apareció en uno de los grandes éxitos del año, la gran adaptación de Ang Lee del clásico de Jane Austen «Sentido y sensibilidad». En un reparto británico de puro lujo, Winslet consiguió hacerse un hueco y dotar de vida a la enamoradiza, luchadora y madurada de golpe Marianne Dashwood, lo que le reportó su primera nominación a los Oscar. Pero esto no queda aquí. Tras asentar su estrellato en Gran Bretaña con «Jude», de Michael Winterbottom, y el estelar «Hamlet» de Kenneth Brannagh, llamó Hollywood a su puerta con, nada más y nada menos, la oferta de coprotagonizar el gran proyecto del año, el mastodóntico «Titanic» de James Cameron. Y, así, en medio de una disparidad crítica ya eterna, un cúmulo de efectos especiales elefantiásico, un revuelo mediático irrepetible y un Leonardo DiCaprio amo y señor de las carpetas de las adolescentes, la Winslet se convirtió en el único punto de consenso del multioscarizado filme. Todos coincidieron en señalar que estaba fantástica: deliciosa en la comedia romántica que es el primer tramo de la película, sensual en su ya mítico posado y llena de fuerza en la dramática segunda mitad del metraje. Una nueva estrella había nacido.
2.Talento al servicio del riesgo = premios
Nuestra protagonista no ha tomado nunca el camino fácil. Pese a su condición de estrella, nunca se ha dejado seducir por comedias romáticas facilonas o por el enésimo thriller con protagonista femenina, y ha optado más bien por enfrentarse cara a cara con papeles complicados e incluso antipáticos: mujeres atormentadas con su sexualidad («Quills»), esposas descontentas con su matrimonio y aspirando o recurriendo al adulterio («Juegos secretos», «Revolutionary Road», «Mildred Pierce»), la antipática madre de «Un dios salvaje», la joven obsesionada con la espiritualidad de «Holy Smoke» o la impulsiva chica de la tan marciana como encantadora «¡Olvídate de mí!». Roles con aristas y con grandes toboganes emocionales llevados a buen termino por una actriz que casi siempre da con el tratamiento perfecto para cada uno. La combinación ideal para llenar de premios sus estanterías. No en vano, Winslet ya atesora un Oscar (por otro papel arriesgado, el de «El lector») y es la mujer más joven en haber alcanzado las seis nominaciones, habiendo ganado también dos Globos de Oro y dos BAFTA.
3.Una irreprochable elección de papeles
Winslet es un modelo a seguir en el modo de llevar su carrera. A los anteriormente mencionados papeles de riesgo (que son los que le dan el prestigio), se le une un reseñable buen gusto para seleccionar papeles más comerciales (que son los que le dan visibilidad y fama entre el gran público), habiendo participado en filmes tan dignos como «Contagio», «Descubriendo Nunca Jamás» o «The Holiday» y un gran olfato para saber debutar a lo grande, con «Mildred Pierce», en el cada vez más asentado y prestigioso mundo de las series de televisión.
4.Un físico dúctil
Pocos aspectos pueden llegar a marcar tanto la trayectoria de un intérprete como el físico. Y la británica lo tiene perfecto para poder optar a todo tipo de papeles. Fotogénica y atractiva, pero sin una belleza que cautive al primer instante, la Winslet puede optar, debidamente realzada, tanto a papeles de mujer sexy y apetecible como, sin tener que recurrir a kilos de maquillaje como Charlize Theron, a roles que requieran un aspecto afeado y desagradable, sin olvidar que es perfecta para encarnar a la mujer media actual. También cabe destacar, desde el nada baladí aspecto comercial, que su cuerpo, tirando más bien a rechoncho y de pronunciadas curvas, puede llegar a atraer a muchos hombres pero, a la vez, no intimida a las mujeres, que no la ven como una rival y empatizan con ella.
5.Una imagen pública inmaculada
Otro signo de inteligencia de nuestra actriz. Pese a que Winslet ha tenido una tumultuosa vida personal, con dos matrimonios fallidos con otros tantos cineastas (Jim Threapleton y Sam Mendes), la muerte a causa del cáncer del novio de su juventud y su presencia en un vuelo que fue amenazado de secuestro, la británica ha conseguido apartar los focos de estos aconteceres y centrarlos en asuntos tan loables como la lucha contra la excesiva delgadez que impone Hollywood y su colaboración con campañas contra el autismo y el maltrato animal.
Cinco razones cualquiera para intentar desentrañar lo bien que nos cae esta mujer, pero las razones realmente importantes son 22, el número de películas que ha protagonizado una de las grandes intérpretes del cine de nuestro tiempo.
Nunca me ha gustado esta actriz, la verdad. Con ésto no quiero decir que sea mala, pero sí pienso que está bastante sobrevalorada. Excelente entrada. ¡Un abrazo!
¡Un abrazo, Alex! Sobre gustos no hay nada escrito y no hay verdades absolutas. A mi, sin embargo, me parece una excelente actriz y, sobre todo, una persona muy inteligente.
Hola Alberto,
Ante todo, y antes de que se me olvide, felicitaros por este magnífico, sorprendente y ameno blog que hacéis Jorge, Rodrigo y tú. Creo que es digno de mencionar y agradecer. Un día pasé por aquí de casualidad, y me quedé ‘a dar la vara’ ;-)
En cuanto a Kate, pues que queréis que os diga: a mí ‘ni fu ni fa’. Considero que es buena actriz, tiene talento de sobra y lo ha demostrado con creces, y en cuanto a lo personal vive su vida de la manera más discreta posible, sin alardes, y con las apariciones justas en los ‘media’, cosa que en este mundo de la farándula es algo poco habitual.
Sin embargo, causa un poco el mismo efecto que la Streep (salvando las distancias galácticas, y que su personalidad es diferente), siendo Kate mucho más joven y teniendo que demostrar mucho todavía: es la empollona de la clase, y todos hemos tenido empollones en nuestras clases (¿o ya no os acordáis?) :-)))).
No te cae mal porque le ves el mérito y la dedicación en lo que hace, y dicho sea de paso, porque nunca ha ido de diva, no como otras con mucho menos talento que ella; pero tampoco acabas de congeniar, de empatizar (Alberto, aunque tú crees que las mujeres sí lo hacemos, yo no estoy del todo de acuerdo) porque todo lo hace bien, sin margen de error, como un perfecto reloj suizo, preciso, exacto, constante.
En mi opinión, una gran actriz no es lo mismo que una gran intérprete: requiere carisma, humanidad, vulnerabilidad, magnetismo, y hasta un cierto exceso y un histrionismo medido en ocasiones. Y es precisamente esa ‘perfección’ la que la que la distancia un poco del público (le pasa un poco lo mismo a Jodie Foster, creo que ambas tienen el mismo perfil; ¡qué casualidad!, juntas en ‘Un dios salvaje’).
Nunca te acabas de ‘enamorar’ completamente de ella -o al menos yo- por esa forma de interpretar pelín fría, tan técnica, perfeccionista y ajustada que hace que en muchas ocasiones veas a ‘la Winslet interpretando magistralmente a un personaje’, pero no al personaje en sí, olvidándote de la actriz.
No sé, igual se me ha ido la olla (y las teclas del ordenador por lo que veo) y exagero, pero es lo que yo siento cuando la veo en acción (ídem con la Foster). Vence pero no me convence, no me llega y me desarma con una actuación, al menos a mí. La Streep sí.
Pues nada más, que apuréis lo que queda de fin de semana, y nos vemos por aquí ;-)
Saludos.
Muy interesante el tema que introduces, Tamara. Siempre tendemos a empatizar más con aquellos que muestran de vez en cuando errores, que no son perfectos. Y sí, es más que evidente el paralelismo de la Winslet con la Streep (los Oscar parecen considerar a Kate descendiente directo de Meryl a la hora de las nominaciones). Aunque yo no la veo tan fría; más bien la veo sutil, y sí veo un puntito de locura en ella, sobre todo, en papeles arriesgados como los de «Criaturas celestiales» o «Juegos secretos» y, sobre todo, en «Olvídate de mí», con la que, muy acertadamente en mi opinión, supo dar un vuelco a su imagen de «academicista». Ese talante frío, de un perfeccionismo que me tira un poco para atrás sí lo veo yo en otra de las actrices que nombras, a Jodie Foster. Un saludo, Tamara, un placer recibir comentarios tas interesantes.
A mí la Winslet me encanta. La encuentro terriblemente atractiva sin necesidad de ser una diosa de otro planeta, y me parece que quizás su único problema, como ya apunta muy acertadamente Tamara, es que es tan terriblemente perfecta en todo lo que hace que ya casi no reparamos en ella, o al menos no nos damos cuenta del mérito que tiene estar siempre a un nivel sobresaliente, lo damos ya por descontado. Es de esos intérpretes que, como todo lo hace bien, pensamos que es que es fácil y no le cuesta esfuerzo…
Quizás debería dejarse engordar 30 kilos, o afearse hasta parece una troglodita, o hablar como una mongólica, o simplemente tartamudear durante dos horas para que todos nos levantemos de los asientos a aplaudir su genial interpretación… Pero es que a mí ese tipo de papeles ‘garantizaoscars’ me parecen casi más fáciles de hacer, y si algo admiro de la Winslet es la tremenda naturalidad y verosimilitud que otorga a todos y cada uno de sus papeles. Me ha encantado la descripción que hace Tamara de ella: «es la empollona de la clase». Y sí, puede serlo. Yo también diría que es la atractiva vecina de al lado. Aquella que no puedes dejar de mirar de la forma más disimulada posible cuando te la cruzas en las escaleras o en el ascensor. Una mujer de carne y hueso, con la que podrías mantener una entretenidísima conversación sobre el tiempo, pero con la que nunca te atreverás a ir más allá…
Y Tamara, mil gracias, pero no nos trates tan bien ni nos digas siempre cosas tan bonitas que nos lo vamos a acabar creyendo…
Rodrigo, querido, sobre tus gustos en mujeres, ‘diosas de otros planetas’ y ‘vecinitas de al lado’ no me voy a meter ;-) pero por favor no le digas a la pobre que engorde 30 kilos ni de broma porque puedo llegar a entender lo que debe suponer para ella mantener el tipo que tiene ahora: quizás el interpretar cómo lo hace sea algo natural en ella, pero te aseguro que con su constitución haber perdido tanto peso y mantenerse delgada como está ahora le supone un gran esfuerzo diario. Y de eso las mujeres sabemos un rato.
Un beso de una mujer de carne y hueso (si es que las hay de otro tipo, ja,ja,ja).
PD: Y los cumplidos no son gratuitos, chicos; son para que no decaiga el nivel, y sigáis manteniendo nuestro interés ;-)
No, por Dios, por supuesto que no quiero que engorde 30 kilos, eso se lo puede permitir Charlize Theron, que en realidad serían 15 o 20, los que fuesen, pero es que la pobre, buena actriz, lo necesitaba para que algunos se la tomasen realmente en serio como intérprete… Que es a lo que iba, que la Winslet no lo necesita!
Y no nos engañemos, cuando estaba un poco más «rechoncha», como diría Alberto, que probablemente sería en «Titanic», para mí estaba preciosa. Recuerdo, y ha llovido bastante, que cuando fui a ver esta película, fuimos corriendo al baño nada más terminar el film (lógico, tras tres horazas de ver agua por todas partes) y éste estaba colapsado por decenas de chavalitas. La mitad llorando a moco tendido, al borde del desmayo, abrazándose… un espectáculo dantesco, nunca he visto nada parecido en mi vida, supongo que en las sesiones de la saga «Crepúsculo» será algo parecido… La otra mitad se dedicaba a echar pestes contra esa «gorda» (dixit) que había osado enamorar a su amadísimo Leonardo diCaprio. Y yo flipando. Bueno, cosas que pasan cuando no discernimos… A lo que voy, que muchos de los odios y críticas que pudo recibir, especialmente en sus comienzos, pudieron ser tan irracionales como ese que describo, por lo que yo tampoco tengo claro que TODAS las mujeres empaticen precisamente con ella, que seguro que a día de hoy algunas de esas chavalitas ya han crecido y seguro que se la guardan…
Tampoco creo que esta ¿crítica? absurda sea exclusiva de algunas mujeres, porque muchas veces he leído u oído lo de la «gorda» de Titanic para referirse a ella. Inexacto, impreciso e injusto. Quizás esa experiencia (y las malditas exigencias de Hollywood… o de nosotros, que al fin y al cabo somos el público) explique los grandes esfuerzos diarios que tiene que hacer para mantenerse como se mantiene. Insisto, en «Titanic» estaba guapísima, y dio una lección actoral, y así ha seguido haciéndolo en mi opinión hasta nuestros días.
Por cierto… ¿qué pensarán ahora esas chavalitas al ver el tallaje que se gasta DiCaprio (al que también admiro muchísimo, por cierto) en los últimos tiempos?
En fin, otro desvarío. Pues otro beso para ti, Tamara, y nos esforzaremos en seguir manteniendo el ritmo…
Me gusta el artículo y comparto tus comentarios acerca de ella. Y también me gusta el estilo de Tamara (¡qué bien escribes, maja!). Eso sí, a Jodie no me la toquéis, pues creo que está a años luz de las varias maravillosas interpretes que mencionáis. Un saludete.
Mira tú que me imaginaba que saltarías con esto, Arzu. No niego en ningún momento la validez de la Foster como actriz, pero sí que es verdad que tengo de ella una sensación de frialdad, que me hace empatizar menos con ella que con otras actrices. ¡Un saludo!
No entraré en polémicas. Y añadiré… :)
Uy ¿cómo me he perdido perder este post de la Winslet desde abril?. Alberto, tu punto cuarto me espanta, te lo tenía que decir. Tanto en cómo describes su físico como en tu visión de con que empatizan las mujeres, eso sí, dicho desde el cariño y respeto con el que ya llevo tiempo leyéndote. Menos mal que han aparecido los comentarios de Rodrigo y he recuperado la fe en algunos hombres en general y del Cadillac negro en particular!!.
Yo no veo a la Winslet como la empollona de la clase, las empollonas no se arriesgan y ella a veces es una kamikaze eligiendo. Para mi la suya es una belleza en conjunto. La belleza que a mi me conmueve. Es esa que no es perfecta, que puede pasar desapercibida, pero que, de repente, resplandece y no hay quien le haga sombra, porque trasciende y te abruma. La intensidad de una mirada, la forma en la que se mueve, un gesto…. y en mi caso particular que el susodicho tenga un índice en el ipod aceptable, eso sí que me conmueve!!.
Siento que no te haya gustado el comentario, Rubia. En ese párrafo, no hablo tanto de percepciones personales individuales, sino en el lenguaje que utiliza el despiadado Hollywood actual y muchos otros sujetos económicos que no tienen entre las cejas más que dólares y dólares. En ese aspecto, Winslet no es la típica Megan Fox o, incluso, en una vertiente de mayor prestigio, Charlize Theron. Sin embargo (y es lo que quería decir en el post, aunque puede que no lo lograra comunicar de la mejor forma) , tiene una belleza digamos más sutil, la que admiran muchos más hombres de los que estarían dispuestos a admitirlo. Nada más lejos de mi intención el menospreciar a la Winslet por su físico. Simplemente, reitero, estaba utilizando un argot similar al que creo que utilizan los ejecutivos de Hollywood a la hora de tomar decisiones sobre repartos. Espero haberte aclarado algo mi posición, Rubia, y gracias por dar tu opinión al respecto. Un saludo!
No te preocupes Alberto, si en general estoy de acuerdo contigo, por eso me he referido expresamente a ese punto, lo demás, impecable. Es que lo de la Winslet me toca la fibra. En una tertulia de cine, cuando se estrenó Titanic, en la sección de cine, bromeaban diciendo que «al final ella no muere porque las focas sobreviven a temperaturas gélidas». La campaña de «la actriz de Titanic está gorda» me dejó perpleja y aún hoy me alucina. Menos mal que no les ha dado con lo mismo con Christina Hendricks.
Y gracias a ti.