«Los mercenarios» de Stallone: los viejos rockeros nunca mueren
¡Ay, los videoclubes de barrio!… Aquellos entrañables locales plagados de cintas de vídeo VHS y Beta hicieron más por la educación de la generación Naranjito que toda la EGB. Los 80 nos provocan mucha nostalgia a aquellos que vivimos aquellos años maravillosos en nuestra más tierna infancia, pero si algo recuerdo con especial melancolía son aquellas visitas al videoclub después del colegio para hacer acopio de películas para el fin de semana. Todavía me acuerdo hasta del número de socio de mi tienda favorita. Dos, tres, hasta cuatro cintas podían caer en la saca cada viernes a condición de ser devueltas el lunes siguiente, algunas de ellas sin haberlas llegado a ver, y ahí se abría un maravilloso universo fílmico en el que cabía de todo, desde lo excelso hasta la mierda pura, sin distinciones. Desde las míticas e indiscutibles para toda la chavalada -“Los Goonies”, “Gremlins”, “Cazafantasmas”, “Regreso al futuro”, las de Indiana Jones, las de Superman, las de Star Wars,- a las de terror cuya calificación para mayores de 18 años nos pasábamos por el forro – “Alien”, “Pesadilla en Elm Street”, “La mosca”, “Tiburón”-, pasando por las de ciencia ficción (“Terminator”, “Enemigo mío”, “Encuentros en la tercera fase”), las de Clint Eastwood en el Oeste, las que ganaban Oscars y alquilabas por curiosidad aunque no les pillases el punto –“Memorias de Africa”, “Platoon”, “El expreso de medianoche”- , las de Bruce Lee y sus miles de imitadores, las de Esteso , Pajares y su corte de tías en bolas, las de Bud Spencer y Terence Hill, y, por supuesto, las de Stallone, que eran un género en sí mismas.
Las películas de Sylvester Stallone eran especiales porque casi siempre estaban protagonizadas por un pobre diablo maltratado (por un sheriff cabrón, o un alcaide joputa, o un hijo que te desprecia, o por la vida misma, que se niega a darte una oportunidad para demostrar tu valía) que lejos de rendirse ante las circunstancias siempre presentaba batalla. Eran historias simples, pero inspiradoras y honestas. Algunas también podían ser semifascistoides y propagandísticas, pero eso a un chaval de diez años se la resbala y, además, no es el tema. Stallone era el más humano de los héroes de acción. El Chuache molaba también e incluso tenía más músculos pero no era un ejemplo de superación como Sly. Sus películas podían ser mejores o peores, pero tenían el poder de tocarte la fibra. Me niego a revisar muchas de esas cintas que tanto me impactaron en su momento (“Yo, el halcón”, “Cobra”, “Encerrado”) porque sospecho que se me caería el mito, pero siempre defenderé que “Acorralado” es uno de los mejores filmes de acción de todos los tiempos y “Rocky»… bueno, Rocky Balboa era el puto amo. Siempre que me encuentro por casualidad con alguna película de la saga cuando la ponen en TV recuerdo aquellos primeros visionados junto con mi padre, los dos a grito pelado, levantándonos del sillón, descargando adrenalina por todos los poros, empujando al Potro Italiano a dejarse hasta el último gramo de fuerza para tumbar a Apollo Creed, Clubber Lang, Ivan Drago o quien osase ponerse por delante. Joder, es escuchar “Going the distance” o “Gonna fly now” y todavía se me ponen los pelos como escarpias…
Pero la edad de oro de los videoclubes llegó a su fin en algún momento de los años 90 (su defunción llegaría algo más tarde, con internet y las copiadoras de CDs) y también en algún instante del tránsito de la infancia a la adolescencia empecé a dejar a muchos de mis antiguos ídolos atrás. Y aunque ví las películas que Stallone hizo durante los primeros 90 (“Máximo riesgo”, “Demolition man”, “El especialista”) y alguna de ellas (la de la nieve) era superior a muchas de los 80, ya no era lo mismo. Servidor ya estaba más crecidito y empezaba a descubrir que otro tipo de cine era posible, uno en el que no había sitio para el bueno de Sly. Así que me despedí de él sin amarguras ni reproches más o menos al mismo tiempo que su estrella empezaba a declinar y sus películas cada vez concitaban menos atención. Stallone pasó de ser uno de los actores más taquilleros de Hollywood en los 80 a uno que se arrastraba en proyectos cada vez más infumables que nadie quería ver. Películas cuyo destino más apropiado, paradójicamente, eran los videoclubes en los que se gestó su leyenda, pero en un contexto radicalmente distinto en el que ambos (tanto Sly como los videoclubes) eran ya especies en vías de extinción.
Esto era así hasta que en 2006 Stallone recurrió a una maniobra a priori desesperada pero que terminó siendo todo un éxito; resucitar a su mayor icono, el viejo Rocky Balboa, para darle una sincera despedida con todos los honores, aquella que no fue “Rocky V”. Fue el momento en el que muchos nostálgicos, entre ellos un servidor, nos reconciliamos con Sly. Sí, fui al cine y no pude reprimir una lagrimita, porque aquello era un reencuentro en toda regla con un leal colega de la infancia. Más pegada al espíritu callejero del filme original e impregnada de un delicioso sabor crepuscular, “Rocky Balboa” era un más que digno autohomenaje y un emotivo reencuentro. Envalentonado y sin ningún tipo de complejos, Stallone procedió entonces a desempolvar la artillería pesada, es decir, a su no menos mítico ex boina verde. “John Rambo” dejaba la nostalgia aparcada a un lado y se limitaba a ser una película como las de antes. Una orgía de violencia y destrucción, brutalidad ajena a lo políticamente correcto y ritmo furioso y desaforado. Los músculos podían haberse debilitado, pero el corazón y las tripas del héroe eran las mismas.
La pregunta después era “¿y ahora qué?”. La respuesta no pudo ser más de cajón para Stallone. ¿Por qué no recuperar a las viejas estrellas del cine de acción de los 80 y los 90 y demostrar que en pleno siglo XXI una panda de viejos dinosaurios aún podía seguir pateando culos a diestro y siniestro? Y así llegaron “Los mercenarios”, otra irresistible llamada a la nostalgia para los que alguna vez fueron amantes del cine de bíceps, sudor, sangre y cerveza. La idea era innegablemente brillante, pero luego pudimos comprobar que el “all-star” distaba mucho de ser completo. Schwarzenegger y Bruce Willis forman con el propio Stallone la santísima trinidad del género, pero estos solo aparecían en pantalla unos breves instantes. Impagable pero demasiado escaso. Y en la lista final figuraban nombres que, admitámoslo, nos la pelaban. ¿Terry Crews, Randy Couture, Steve Austin? WTF? Menos mal que estaban por ahí Mickey Rourke (otro que merecería un post aparte), el entrañable Dolph Lundgren, el gran villano Eric Roberts y, bueno, el carismático aunque perteneciente a una generación muy posterior Jason Statham. “Los mercenarios”, con sus saludables dosis de humor autoparódico, era lo que uno podía esperar, pero sabía a poco. Por eso, la noticia de que para la segunda parte el Chuache y Willis tendrían más protagonismo y que al elenco se sumaban Chuck Norris y Jean-Claude Van Damme prometía que, ahora sí, el festín sería completo.
Y aquí me tienen. Pagando religiosamente (¡en estos tiempos!) una entrada para ver una película con Stallone, Schwarzenegger y Willis repartiendo estopa juntos, el sueño de todo adolescente ochentero flipado por los “action-hero” cumplido a los 36 años. Viendo en el cine una película que de ninguna otra manera habría visto protagonizada por otros tipos y, qué diablos, pasando un rato endemoniadamente divertido con sentencias descacharrantes, compadreo entre machotes del bueno, apariciones apoteósicas (la de Norris mereció ovación de gala en la sala), hostias limpias, patadas voladoras, tiros y explosiones a cascoporro. Este post iba a ser una crítica de “Los mercenarios 2”, pero dado que un filme como éste no puede valorarse con los raseros habituales, tampoco se merecía una crítica al uso. Stallone, como Rocky y como Rambo, ha demostrado que los viejos rockeros nunca mueren y que todos cometimos un grave error al darles por muertos. Y yo me alegro. Keep on rockin’!
Subscribo lo que dices, no se puede juzgar como a otras. De cualquier forma, este tipo de cine de acción pura y dura. Era mucho mas agradable para pasar el rato que el actual. Donde todo parece demasiado light y los protagonistas mas preocupados de poner la pose interesante mientras lucen traje moderno, que en repartir mamporros a diestro y siniestro.
Vídeo club de barrio si, pero me alegro de la vuelta de estos que son la esencia, ante los sucedáneos amariconados y acomplejados actuales. Cuídate
vi los mercenarios el año pasado y me pareció muy muy mala, es q no tenia ningun sentido, con esta me espero mas de lo mismo
Tengo q ver Rocky, por lo visto es un peliculon, me apunto acorralados también
un saludo
Buenas a todos.
En primer lugar, enhorabuena Jorge, en apenas dos párrafos te has pulido una década entera de mi vida :-)
Ignoro si para la generación actual, estos años son emblemáticos en lo que respecta al cine dirigido a ellos. Por mi parte, tengo muy claro que, aunque nos «comimos» muchos productos malos (pero malos, malos, malos), otros muchos suplían la falta de presupuesto o de FXs con enormes dosis de imaginación (o mala leche y humor negrísimo en caso del cine de acción).
Por mi parte, estoy convencido de que jamás volveré a vivir una época de oro (de 24 kilates, oigan) como la que supuso la década de los 80 y principio de los 90.
En esos 12 o 13 años se concentran los más grandes títulos de acción, los mejores filmes de ciencia ficción, los mejores títulos de los actores que nos han dejado una marca a fuego en nuestras retinas y nuestros corazones y un larguísimo etcétera.
Quizás si cogemos un título (o una saga) de aquella época por separado, no parezcan tan grandes como realmente son…pero al unirlas al resto de estrenos de esa semana, uno se daba cuenta de que tenía una paga muy pequeña. Y es que, recuerdo veranos que se me hacían muy cortos para poder ver todos los títulos de interés que llegaban a las carteleras.
Con 14 años era complicado poner a toda la pandilla de acuerdo para ir a ver una película al cine…hoy se hace complicado encontrar un título que merezca la pena reunirnos en una sala, y no en un restaurante. Por no ir más lejos, organizar un buen programa doble con la cartelera actual, es casi una tarea imposible.
No dudo de que hoy en día también se estrenen grandes títulos que seguirán dando de qué hablar en años venideros; pero, para los que hemos vivido plenamente el cine de los 80 y 90, creo que estamos de acuerdo en que estamos actualmente en una larga travesía por el desierto, en la que cada ciertos meses encontramos un oasis de agua fresca.
Creo que no me equivoco si digo que somos los nacidos en la década de los 70 los que estamos aupando a las grandes series de tv de hoy en día, porque son el sustituto perfecto a los que el cine nos ofrece en la actualidad (remakes imposibles, prácticamente sacrilegios, falta absoluta de imaginación y de respeto al espectador).
Aunque soy consciente de que estoy generalizando y que hoy en día aún salgo del cine asombrado y emocionado…cada vez se distancian más esos títulos que consiguen ponerme la piel de gallina. Quizás sea el cine, quizás sea yo…quizás seamos ambos. El caso es que este «matrimonio», actualmente, apenas se habla.
No puedo opinar de «The expendables 2» porque aún no la he podido ver (¡¡¿y para eso nos metes todo este rollo sobre generaciones pasadas?!!); aunque la primera me gustó por lo que significaba (más que por lo que me contaba). Era la vuelta al cine de acción más salvaje y sin sentido de mi adolescencia. Ese cine en el que el protagonista se pregunta porqué pegarte un tiro si, por el mismo precio, te puedo arrancar los brazos a mordiscos, y lanzar tus restos por un precipicio atado a un kilo de C4, mientras suelto un chascarrillo (estilo: «tanto gilip#ll#s…y tan pocas balas»).
Estoy seguro de que las buenas críticas y la taquilla que obtuvo la primera entrega habrán animado a todos a aparecer más minutos en este «Ocean´s eleven» del cine de acción ochentero. A la mínima oportunidad que tenga, pagaré por verla.
No quiero olvidarme del bueno de Tarantino, ya que fue el primero que tuvo la brillante idea de juntar al Chuache, a Sly y a Willis en un mismo film («I’ve said it once and I am going to say it again. I want Bruce, Sly and Arnold for my World War II epic»).
De hecho, obtuvo el sí de los tres (incluso ajustó la agenda de rodaje para que, el por entonces gobernador de California, pudiera rodar sus escenas durante sus vacaciones)…pero, como siempre, problemas de agenda, retrasos y presupuesto, le obligaron a cambiar la película.
Su título: «Inglourious Basterds»
Un saludo a todos y enhorabuena de nuevo a Jorge por esta crítica que huele a palomitas, refresco y toneladas de munición.
Alfa.
Muchas gracias, plared, hartmanfiction y EstaciónAlfa por vuestos comentarios.
Dice hartmanfiction que vio «Los mercenarios» y le pareció muy mala. Al comprobar después que no ha disfrutado de «Rocky» ni «Acorralado» entiendo que su motivación para verla era muy distinta a la de aquellos que mamamos (?) a Stallone y cia en los 80. Como bien apunta Alfa, el reclamo de estas películas es lo que significan y no lo que cuentan. Obviamente, si los action hero ochenteros no significan nada para tí es lógico que «Los mercenarios» y su secuela te puedan parecer una ful.
Por otro lado, muy interesante, como siempre, la aportación de Alfa, que se desliza sutilmente hacia el debate de si el cine de los 80 y los 90 era superior al de ahora. Está claro que Hollywood atraviesa en estos últimos años una crisis creativa galopante y estoy plenamente de acuerdo en tu teoría de que muchos treintañeros nos estamos volcando en las series de calidad en gran medida empujados por el páramo que solemos encontrar en las salas de cine. Pero que tengamos idealizadas las películas de una determinada época (aquellas que vimos en la edad adecuada para que nos golpeasen como quizás no lo harían con unos años más) no significa, creo, que fuesen superiores, en general, a las de épocas posteriores. Un chaval de la generación 2000 ha podido disfrutar de primera mano de la trilogía del Señor de los Anillos, de Harry Potter, del boom de los superhéroes (nosotros teníamos a Superman, a Batman y para de contar), de «Avatar», del universo Pixar, de los «Kill Bill» y de «300», así, sin pensar demasiado, y seguro que, como buen carroza, me dejo alguna decisiva en el tintero. ¿Estas películas no nos habrían molado mazo también en nuestra época? Yo creo que sí. Y nosotros, como adultos que somos ahora (ejem), creo que también hemos disfrutado enormemente en la última década de cintas que en los 80 y primeros 90 no estábamos en disposición de apreciar en su justa medida. No voy a hacer listas, que me canso y no es el momento, pero creo que a todos nos faltarían dedos en las manos para contar los peliculones que hemos podido ver en los últimos diez años. No, el cine, el gran cine, no está muerto, solo que últimamente nos llega cada vez más con cuentagotas y nos da más pereza acercanos a las salas para descubrirlo, pero todavía está ahí. No me cabe duda. Si no, este blog no tendría sentido.
Un saludo!
Simplemente genial. Me he emocionado. Stallone siempre ha sido un grande. A mi me marcó tanto q siempre digo q mi película favorita es Acorralado, un filme q sin exagerar habré visto decenas de veces. Yo nunca abandoné a Sly, como nunca lo haré con Schumi. jajajaj.
Je,je, kikinho, sabía que podría tocar la fibra con este post a uno de los mayores fans de Stallone que he conocido. Creo que me está apeticiendo la enésima revisión de «Acorralado». Es cierto que ya no se hacen películas como esa y que tampoco quedan tipos como Sly. Un saludo, amigo!
Stalloneloredanna mai lavvvv – miy you you miy lavvvvyou-ailavvv-you stallone-loredanna-sylvester
Cómo me reído con este post! Pero risa de la buena, eh? De la positiva… Y eso que nunca he sido de Stallone. Eso de que no asumiese su rol de estrella de acción y quisiese ser actor (que es lo que le diferenciaba de de Arnie, como has apuntado tú refiriéndote a esos personajes con más «vida interior» que representaba Sly) me tocaba un poco las narices: yo quiero ver hostias como panes, me da igual su motivación personal para darlas!
Pero sí, recuerdo que en el autobús del cole nos ponían pelis (por entregas, como te gustan a ti) para q nos estuviésemos quietecitos, y coincidió el final de «Yo, el halcón» con el final de la ruta… El conductor tuvo que esperar a que acabase la película, y el jolgorio de la chavalada fue espectacular.
A todo esto… ¿de qué hablábamos? ¡Ah, sí, de Los Mercenarios! Pues justo le decía a Loranca el otro día que no me imporataría verla. Me puso cara rara, pero, claro, él es un poco más joven, jeje.
No he sido nunca de Sly. Ni del exgobernador de California. Tampoco de Van Damme. Ya en su momento me parecía basura. De pequeñito ya era de Spielberg. Soy así de raro. No esperaba la última de Sly sino la última del tito Steven, ya fuera como productor (sonbre todo) o como director (las menos, esa década de los 80…)
A Sly le reconozco una obra maestra (Rocky) y un gran cinta de accion (Máximo riesgo) ¡Renny Harlin, cuánto prometías y cómo te cortaron la cabeza! Todo lo demás me parece muy liviano.
Al exgobernador, Terminator 2, en menor medida T1, Depredador y Desafío Total. Punto. No, Mentiras arriesgadas no.
Sí creo que el cine de acción (puro y duro, el de manual) vivió su cénit en aquella maravillosa e irrepetible década de los 80 al abrazo de la Guerra Fría y aquella tensión entre dos superpotencias nucleares. Aquél contexto desapareció y con él la necesidad de héroes de una pieza, incorruptibles, inviolables. Después empezaron a pensar na dudar (que casi es peor) y se terminó el cine de acción.
Evidentemente había cine de acción de músculo (éste que representan estos viejecillos adorables) y un cine de acción más elaborado (La jungla de cristal, El último boy-scout o Arma Letal) Ese cine de acción era otra cosa. Y no, ese cine ya no volverá. McTiernan, Harlin, Donner ya no están y no volverán. Ahora están Bay y sus secuaces. Nada que ver, claro.
Larga vida al cine ochentero.
Un recuerdo muy emotivo a Tony Scott. No lo he querido incluir porque creo que sería hacerle de menos. Este tipo filmó Marea roja y Amor a quemarropa. Palabras mayores. DEP.
Hombre, Jaycee, alabados sean los ojos! A ver, yo de pequeñito también era de Spielberg (como bien apuntas, su nombre estaba detrás de casi todos los hits juveniles de la década) pero eso no me impedía disfrutar como el enano que era con las aventuras de Sly y el Chuache (de Van Damme no, sorry). Y la verdad, a mí en aquella época me molaban igual «Commando» y «Depredador», «Perseguido» y «Terminator», «Rocky» y «Rocky III». Lo de empezar a separar las buenas de las malas ya es de mayores y le quita la gracia al asunto. Totalmente de acuerdo con que desde la llegada de Bay y similares el cine de acción ya no es lo que era (pero lo cierto es que yo tampoco). Saludos, amiguete!
Me alegro, Lamu, de volver a leerte por aquí y de haberte dado motivos para el descojone (del bueno) :-) La anécdota que cuentas sobre el autobús del colegio es un perfecto ejemplo del efecto que ejercían aquellas pelis de Sly sobre la chavalada. Estábamos todos con él, ya fuese echando pulsos, dando hostias como panes o masacrando charlies. En cuanto a lo de ver «Los mercenarios» con Loranca en el cine, déjame que te diga que sería una mala jugada, teniendo en cuenta que el amigo Jaycee no es un «true believer». Las pocas balas que tenéis al año es mejor que las gasteis en otro menester. Besos!
El Cadillac Negro le debe un homenaje a Tony Scott. No habéis estado a la altura de las circunstancias. No hablamos de un tipo cualquiera. Hablamos de uno de los directores comerciales más prolíficos, interesantes e innovadores de los 80. Quizá con Cameron el que mejor supo de su generación aplicar las nuevas tecnologías a la cinematografía. Además de parir dos obras maestras indiscutibles tiene media docena de grandes obras. Tony Scot NO ERA SOLO UN DIRECTOR DE ACCIÓN, tal y como leí a los becarios que escribieron su necrológica en los diarios de este jodido país. Tony Scott era un maestro del ritmo cinematográfico, un maestro como ha habido pocos en las últimas décadas. De lo contrario no se puede filmar Spy Game. Es imposible.
Un tipo que además tuvo que vivir con la putada de tener un hermano mayor artista. Un hijo de puta que soltó de golpe Los duelistas, Alien y Blade Runner. Así,nada más empezar. Tony se rehizo y logró tener un estilo particular, alejado de las excentricidades de Ridley y fue capaz de estar más centrado que su hermano durante muchos años.
Le debéis una al bueno de Tony y a sus caballos lipizanos.
Posiblemente tengas razón, pero por la parte que me toca, su fallecimiento me pilló en vacaciones y ni me enteré. De todas formas, tendrías que preguntarle a alguno de los otros conductores del Cadillac, porque yo del Scott pequeño no controlo mucho. «Top Gun» es de los pocos títulos míticos de los 80 que nunca me sedujo y tengo que admitir que no he visto «Marea roja» (aquella copia que hacías rular por el curro nunca llegó a mis manos, ni yo tampoco hice mucho por que así fuera…) ni «Spy game». Me gusta «Amor a quemarropa» y moderadamente «El fuego de la venganza» y «Déjà vu», las dos con Denzel Washington. El tipo era todo un esteta, para lo bueno y lo malo. Filtros por doquier, montajes videocliperos, encuadres bombásticos… La verdad es que me extraña que le tengas en tanta estima, tú que has sido siempre tan fordiano, je,je,je.
Sé que algún chico del Cadillac homenajeará como debe a este gran hombre. Es evidente que sin ver «El ansia», «El último boy-scout», «Marea roja» o «Spy game» tu opinión sobre Tony se debe quedar en nada. Bueno, en «amor a quemarropa», el mejor Tarantino de siempre. Mejor que el propio Tarantino.
Ahora que Tony ya no está con nosotros creo que deberías darle una oportunidad a Marea Roja y a Spy Game. Sobre todo a la primera. Cine del grande, sin ninguna duda. Es su obra más mesurada visualmente, vibrante, angosta. Mecida por la mejor banda sonora de los 90 (y perdón por la sobrada pero de eso sé un rato). El duelo interpretativo es impresionante. No es solo que Gene Hackman se enfrente a Denzel Washington sino que ambos se lo toman en serio y estaban por aquel entonces de dulce.
En el siglo XXI Tony puso ya el piloto automático y filmó una y otra vez la misma historia.
Un saludo a todos mis amigos del Cadillac!!
Nuevamente coincido punto por punto. Nunca.me cansaré de reivindicar acorralado…. Los que tenemos 36 años y crecimos en la.época del beta y del VHS o del sistema.2000 valoraremos este peliculo en su justa medida. Es cierto tb lo pensé que.los.mercenarios 1 y 2 no.son criticables ya que es una peli que se disfruta ,que no se valora , es un homenaje al.cine de género . Saludos , te enlazare en mi blog
«Están enfrentándose a un hombre que es un experto en la lucha de guerrillas, ese hombre es excepcional con armas de fuego, con el cuchillo, con sus propias manos. Un hombre que está entrenado para ignorar el dolor, las condiciones climatológicas, vivir de lo que da la tierra, comer cosas que harían vomitar a una cabra… en Vietnam la misión de mis hombres era eliminar a ciertos enemigos. Matar. Punto. Matar o morir… y Rambo era el mejor». Coronel Trautman.
Saludos!