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Muse y «The 2nd Law»: renovarse o morir

09/10/2012

Si hace unos días hablábamos del “Battle born” de The Killers, ahora nos toca ocuparnos de otro de los “blockbusters” de la temporada musical, el protagonizado por los británicos Muse bajo el nombre de “The 2nd law”, disco que desde que se anunció que incorporaría el dubstep (dícese de cierto estilo de electrónica disonante y sincopado que puede llegar a resultar bastante rallante) a la paleta sonora del trío ya sembró la red de incertidumbres y debates entre sus seguidores sobre lo que se encontrarían en su sexto trabajo de estudio. Históricamente las bandas que arrastran legiones de fans suelen tener el problema de no contentar a todo el mundo, y muchas veces a casi nadie, cada vez que se alejan de su estilo habitual y experimentan en otras direcciones sonoras. Muchos guardianes de las esencias de la autenticidad se sienten traicionados, denuncian que el grupo ya no es lo que era o suspiran por que algún día regresen al sonido de aquel disco que ellos consideran canónico y del que nunca deberían haberse apartado  (menos mal que Bowie nunca les hizo caso). Por eso no es de extrañar que este “The 2nd law” haya suscitado tantas opiniones negativas, tal y como he podido comprobar en un pequeño rastreo por foros y blogs.

Vaya por delante que no soy fan de Muse, aunque hay canciones suyas que me gustan mucho (como me gustan varias de Coldplay o The Killers). Les reconozco su habilidad para crear himnos de gran vehemencia  emocional, su energía violenta y su pericia técnica, pero me mosquea que habitualmente manejen solo dos registros: intenso y mucho más intenso. Quizás podrían haberme encantado a los 16 años, pero cuando uno ya es perro viejo la apelación permanente al barroquismo desatado, la pomposidad exagerada y el melodrama sin medida terminan irritando y levantando un molesto dolor de cabeza. Que conste que no tengo ningún problema con la épica y la grandiosidad en la música (al contrario, he amado y siempre amaré a U2, Queen y Pink Floyd), pero cuando estos elementos no se gestionan con un mínimo grado de sensatez se corre el riesgo de sonar artificial, o lo que es peor, impostado. En mi opinión, a Muse le ocurre con frecuencia. Yo no puedo escuchar un disco suyo de principio a fin. Me empachan. Mi táctica con ellos es la de consumir su música a pequeños y controlados sorbos; entonces sí puedo disfrutar de los buenos temas que admito que tienen. Por esa misma razón casi les prefiero cuando se salen de su zona de confort (por ejemplo, en “Undisclosed desires”) y por eso “The 2nd law” es el primer trabajo del trío que puedo escuchar del tirón sin sentirme tan agotado como si hubiera corrido una media maratón.  Porque para desgracia de los fans de “Origin of symmetry”, Muse se muestran más contenidos y templados que nunca (bueno, todo lo contenida que puede estar una banda de estas características) y durante los 53 minutos que dura la obra se generan espacios para respirar y permitir que se aireen las habitaciones. Posiblemente no sea el mejor disco de Muse – aunque en ese caso yo no sabría ofrecer una alternativa clara-, pero sí puedo decir que es el que más fácilmente me ha entrado, pese a que también tiene su morralla.

 

“Supremacy” abre la obra al más puro estilo del trío, ambicioso y al límite del exceso. Un riff pesado envuelto en una cuerdas épicas que recuerdan al “Kashmir” de los Zeppelin  dan paso a una melodía característica de Matt Bellamy que avanza sobre una marcha militar y arropada por unos fascinantes arreglos de cuerda inspirados en John Barry, entre los que también se cuelan lejanas trompetas con sabor morriconiano. Buen arranque al que da continuidad el sorprendente single “Madness” , un cálido tema sustentado en una trama electrónica minimalista que recuerda poderosamente a los U2 noventeros. Concretamente el exultante tramo final parece que estuviera interpretado por el Bono de los tiempos de “Zooropa”. El factor sorpresa (positivo) se alarga con “Panic station”, una canción musculosa y bailable, de resonancia funkoide, en la que Bellamy invoca al espíritu del infravalorado Michael Hutchence (INXS) y en la que dejan su huella los músicos de metales que intervinieron en la inmortal “Superstition” de Stevie Wonder.

Un breve pasaje instrumental nos introduce en la ya conocida “Survival”. Sigue siendo un imposible despropósito hinchado de épica bizarra que suena como si al “Bicycle race” de Queen le extirparan todo el sentido del humor, aunque para sentido del humor el del tribunal o comité que la seleccionó como canción oficial de los Juegos Olímpicos. Una de las letras más bochornosamente ridículas que yo pueda recordar certifica el primer resbalón del disco, que recupera la compostura con el pop espacial de “Follow me”, tema en el que aparecen las cacareadas gotas de dubstep, cortesía de unos de los gurús del género, Nero. La combinación del sonido Muse tradicional y tecno domesticado se digiere bien, pero aún más conseguida es “Animals”, una oscura y densa pieza que remite a la complejidad rítmica de los Radiohead post-OK Computer añadiéndole una atmosférica guitarra robada a David Gilmour. “Explorers” en cambio es una nana que recuerda a antiguas melodías del grupo (concretamente a “Invicible”) y que no puede evitar sentirse como si se tratara de Keane haciendo una versión del “No surprises” del grupo de Thom Yorke. Precisamente el siguiente corte confirma que el vocalista de Radiohead ya no es el principal referente de Bellamy, sino Bono. Así, “Big freeze” podría pasar por una de las caras B de “Achtung baby”, lo cual, lejos de resultar peyorativo, debería ser todo un halago.

“The 2nd law” se interna después en un tramo perfectamente olvidable que coincide con las dos canciones en las que el bajista Chris Wolstenholme se hace cargo, por primera vez (y no lamentaríamos que última), de la voz principal. “Save me” es simplemente mediocre, mientras que “Liquid state”, el número más ortodoxamente rockero del lote, parece un  remedo de Queens of the Stone Age. La obra se cierra con una sinfonía semi-instrumental en dos partes menos pretenciosa que “Exogenesis”, la saga que ponía fin a “The resistance”. “The 2nd law: Unsustainable” presenta una distopía robótica entre coros operísticos, arreglos orquestales, lamentos vocales de Bellamy y brochazos maquinales, en tanto que “The 2nd law”: Isolated system” reinterpreta en clave onírica a Mike Oldfield ahogándose en las melodías etéreas de Robert Miles. Un sugerente y satisfactorio final para una obra que dista de ser perfecta pero que, a mi juicio, abre nuevos horizontes para un grupo que aunque nunca dejará de ser grandilocuente está aprendiendo a disimularlo. “The 2nd law” parece un disco de transición hacia un lugar todavía por determinar. Que Muse lleguen hasta ahí dependerá en gran medida de su capacidad para resistir los pataleos, protestas y abucheos de sus fans más integristas.

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10 comentarios leave one →
  1. 09/10/2012 15:44

    Me llaman la atención dos de las cosas que dices: “Vaya por delante que no soy fan de Muse, aunque hay canciones suyas que me gustan mucho (como me gustan varias de Coldplay o The Killers)” y “Yo no puedo escuchar un disco suyo de principio a fin. Me empachan.”

    A mí, como a ti, hay varias canciones suyas que me gustan mucho y otras que no soy capaz de escuchar sin sucumbir a la tentación de pasar de canción antes de que acabe. Y también estoy de acuerdo contigo en que escuchar un disco entero suyo puede resultar cansado. Pero muchas muchas veces busco canciones suyas específicas para reproducir en mi ipod, y me encantó verles en directo en el Calderón el año pasado (ahí sí que mola que sean un pelín pasados de rosca en lo épico y exagerado. Así que, si me preguntan, sí diría que soy fan de Muse (y de Coldplay o The Killers), aunque en general no me gusta mucho la expresión “ser fan” :p. Y es que, si me paro a pensarlo, mi consumición de música no va por discos. Yo voy descubriendo canciones sueltas, y al final, los grupos de los que me gustan más número de canciones (o me gusta más su estilo) son los que suelo citar como “música que me gusta”.

    Vamos, que, salvo algunas excepciones, no suelo ponerme discos enteros de muchos grupos, tengo miles de canciones en el ipod y listas de con canciones de muchos artistas distintos y así es cómo oigo la música en general. Y como mucho, cuando un grupo ya tiene una discografía suficientemente abundante, me hago discos tipo “The Best of” con las canciones que más me gustan a mí de ellos.

    En fin, leyendo tu crítica, a lo mejor me animo a escuchar el disco entero del tirón para hacer mi selección personal. :)

  2. hartmanfiction permalink
    09/10/2012 21:16

    muy de acuerdo en todo lo dicho, Muse es un grupo para un rato y un par de canciones porque acabas exhausto, pero cuando te pones el aleatorio y toca una de sus eléctricas canciones te emocionas.
    De este disco destacaría las tres primeras canciones y Big frezze, aunque la unica qur me parece que quedara para el recuerdo sera Madness, no se me gusta mucho
    Lo dicho un disco normalito, para ser Muse te esperas más

  3. Jorge Luis García permalink*
    11/10/2012 1:01

    Hola, musictvlife y harmanfiction, muchas gracias por dar vuestra opinión.
    A mí la expresión «ser fan» tampoco me apasiona, pero la uso para marcar la diferencia entre aquellos artistas con canciones que me pueden molar (y aquí se abre un espectro amplísimo que podría abarcar hasta Lady Gaga o Rihanna) y aquellos con los que tengo una identificación especial, que me tocan la fibra casi siempre, no solo por su música, sino también por su actitud. Definitivamente para mí el album sigue siendo una de las mejores varas de medir mi afinidad con una banda o un solista. Pese a estos tiempos vertiginosos y fragmentados que vivimos, aún sigo creyendo en el disco como un viaje apasionante que me lleva desde un punto A a un punto B. Eso no quiere decir que no nutra de canciones sueltas mi MP3, como musictvlife, pero espero seguir disponiendo del tiempo y las ganas para escuchar una obra completa,
    Hablando específicamente sobre Muse, siempre me he quedado con las ganas de comprobar si son tan buenos en directo como se dice. El año del Calderón estuve a punto pero al final no me decidí, y me temo que tampoco estaré dentro de unos días en el Palacio.
    ¡Un saludo!

  4. JUANCAR76 permalink
    14/10/2012 13:44

    Saludos Jorge,
    Cuando he leído el titulo de la reseña he pensado rápidamente en ella de forma peyorativa. Es lo que he pensado que le hace falta a Muse a partir de ahora…
    Aunque confieso que estoy muy de acuerdo con tu análisis, no puedo dejar de pensar en que este disco cada vez que lo escucho, sube un escalón en mi ranking de aburrimiento.
    Esto, así, te puede parecer una paradoja…me explico. Me compré el disco nada mas salir y me lo puse rápidamente en el coche. Me encantó. Flechazo, digestión fácil. Así he seguido con el los días sucesivos. Pero poco a poco se me ha ido haciendo la escucha mas pesada, monótona…no se, el ultimo tramo me aburre un montón, y son 4 canciones, casi 20 minutos de disco. También hay alguna por la mitad que me corta el rollo.
    Resumiendo, es un buen disco, no hay duda, gran producción, Pero le falta algo. No me gusta comparar los trabajos de un grupo, pienso que la música es evolución, así que digo esto de ESTE DISCO, no lo comparo con ningún trabajo anterior de Muse.
    A mí los Muse me gustan, y mucho. Estuve en el concierto del Calderon (madre mía lo que os habéis perdido) y cuando he leído en alguna entrevista que «The 2nd Law» tendría influencias de Hans Zimmer, no pude mas que contener las lagrimas. Escucho a Hans Zimmer desde los 14 años, tengo casi todas sus BSO (y originales ¿eh?).
    Pero nada, ni así…
    Todo esto no quiere decir nada, el disco lo sigo escuchando del tirón, en este aspecto soy como tu, me gusta escuchar las obras completas. Soy muy fiel al formato DISCO.
    Nada más, lo dicho, buen análisis Jorge.

    PD: Ya que habéis comentado por aquí algo del «Battle Born», os diré que con este me pasa todo lo contrario, cada día me gusta mas. Grandes The Killers…

  5. 14/10/2012 19:21

    Me ha parecido el de Muse un disco, por sobre todo, arriesgado. El álbum lo encuentro sólidísimo en su primer mitad y quizás para el final carece de algo de peso, pero como mínimo me parece un muy buen álbum. No es perfecto, pero la banda no se estanca y se concentró esta vez simplemente entregar un disco muy bien trabajado, que muestra variadísimas influencias y que cuenta con un puñado de tremendas canciones.

    Con Muse cada vez hay menos puntos medios. Se les ama, se les odia. De ahí a que se lea mucha crítica hacia ellos fundada meramente en ese rechazo «porque si». Sin embargo, creo que en lo objetivo Muse sigue demostrando estar entre las 3 bandas más grandes e interesantes de los últimos 15 años.

    http://politomusica.blogspot.com

  6. Jorge Luis García permalink*
    18/10/2012 2:01

    Juancar76 y politocopia, muchas gracias por vuestros comentarios. Es enriquecedor leer otras opiniones sobre el disco, especialmente si son de personas más afines a la banda, como es vuestro caso. Las puertas del Cadillac están abiertas para vosotros siempre que queráis. ¡Un saludo!

    • JUANCAR76 permalink
      18/10/2012 17:30

      ¡Al cadillac le tengo ya en favoritos jeje!, todos los días me doy una vuelta por aquí.
      Solo una cosa os pido…me gustaría leer en esta WEB una reseña del futuro disco de Everything Everything («ARC» creo que se llamara) allá por Enero.
      Me encantaría saber vuestra opinión sobre esta maravillosa banda británica.
      Saludos y seguir así.

      • Jorge Luis García permalink*
        18/10/2012 19:11

        Hola, Juancar76. Me alegro mucho de tenerte como pasajero habitual en el Cadillac. Que nuestras cosillas sean lo suficientemente interesantes como para que algunos os quedéis permanentemente con nosotros es una satisfacción impagable. Sobre Everything Everything, tendríamos que preguntar a alguno de los otros conductores, porque lamentablemente yo no los conozco. De todas formas, tomamos nota de tu sugerencia. Un saludo y keep on ridin’!!!

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