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“Boardwalk Empire” y los monstruos

05/12/2012

BoardwalkEmpire_Season3 (1)

(ALERTA SPOILER: Revela detalles importantes de la trama de la serie, hasta el último capítulo de la tercera temporada)

Cuando alguien me pregunta, y ya me ha ocurrido unas cuantas veces, qué tal está “Boardwalk Empire”, creedme que nunca sé muy bien qué responder. Si el verdadero sentido de la pregunta fuese si me parece una buena o una mala serie, no tardaría ni medio segundo en contestar que, para mí, “Boardwalk Empire” es cojonuda. O cojonudísima. Pero lo que en realidad la gente suele esperar es que les digas si les recomiendas que la vean o no, y ahí ya me asaltan, y mucho, las dudas. Algunos incluso ya han visto tres o cuatro capítulos, aún no están del todo convencidos y vienen y te preguntan si merece la pena seguir dándole más oportunidades… Cuestión peliaguda, que yo al menos difícilmente podría resolver, puesto que la serie ambientada en Atlantic City en los años de la Ley Seca es actualmente una de mis preferidas y, aún así, entiendo que haya gente a la que no le guste tanto, o incluso a la que no le guste en absoluto.

No me siento del todo cómodo teniendo que recurrir a mencionar eso de los ‘paladares exquisitos’, ni asegurando que algo ‘no es apto para todo el mundo’, pues creo que se corre el riesgo de caer en el elitismo, el complejo de superioridad, incluso el esnobismo, y a mí al menos eso no me mola nada. Es cierto que, y no es casualidad que sea una serie de la HBO, con “Boardwalk Empire” todo apunta a que sus creadores siguen la máxima de David Simon, uno de los gurús de la cadena: «que se joda el espectador medio». Yo por mi parte casi preferiría hablar de ‘sensibilidades’ o, casi mejor, ‘afinidades’. Cada persona es un mundo, y por qué a unos les gustan unas cosas y a otros otras resulta indescifrable. A mí, por ejemplo, me encanta la ciencia ficción, pero nada comparable con la pasión que siente mi hermano, mientras que mi padre pasa olímpicamente del tema. Se me ocurre ahora que “Los Soprano”, “The Wire” y “Deadwood” probablemente sean las tres mejores series, con permiso de “A dos metros bajo tierra” y no necesariamente en ese orden, que se han emitido en esta gloriosa cadena, al menos en mi humilde opinión, pero aún así no me ofenderé si hay alguien que piensa que son infumables. Pues muy bien. “Boardwalk Empire”, en cualquier caso, formaría parte del selecto club integrado por las series antes mencionadas, y al menos es a ese tipo de público al que va dirigida. Y aún así, añade una complicación más, pues la serie creada por Terence Winter y co-producida por Martin Scorsese es cada vez más densa, sombría y fúnebre, y está protagonizada además por un monstruo con el que cada vez nos cuesta más empatizar… o mejor dicho, está poblada por decenas de seres monstruosos, aunque uno de ellos destaca sobre todos los demás. La prueba de ello la hemos tenido en la oscurísima tercera temporada que, el pasado domingo, llegó a su fin con el capítulo “Margate Sands”. 

BoardwalkEmpireMargaret

A mí “Boardwalk Empire” me ganó desde el principio, con ese sublime capítulo piloto firmado por el propio Scorsese, y disfruté como un enano con su primera temporada, pero reconozco que fue en su segundo año en antena cuando todas las piezas comenzaron a encajar y sus engranajes a funcionar a la perfección. Muchos acusan a la serie de ser demasiado lenta, o van más allá y dicen directamente que la mayoría del tiempo no pasa nada… Cuántas veces habremos escuchando eso, aplicado también a otras series de la misma estirpe, y qué gran error. A “Boardwalk Empire” le gusta, le encanta jugar con esos momentos de calma chicha para arrojarnos indefensos a la tormenta cuando menos lo esperamos, es experta en ir cocinando sus tramas a fuego lento para ofrecernos cada cierto tiempo un atracón de violencia descarnada e incontenible. Pero muchas veces es en esos aparentes momentos de tranquilidad, sosiego, falsa intrascendencia cuando la serie se va construyendo, siempre con muchísima elegancia, y va creciendo y creciendo y creciendo lenta pero inexorablemente. Esta fórmula alcanzó la perfección en esa insuperable y excelsa segunda temporada. No diría que “Boardwalk Empire” fue la mejor serie de 2011, aunque estuvo entre las mejores, pero sí me atrevería a afirmar que dos de sus capítulos, “Gimcrack & Bunkum” y, sobre todo, “To the Lost”, fueron los mejores del año, de ésta y de cualquier serie. Y no es casualidad que ambos estuviesen filmados por Tim Van Patten, uno de los productores ejecutivos de la serie, un tío con un currículum para caerse de culo, sin duda el mejor director (televisivo) de la actualidad. Cada vez que veo ‘Directed by’ y su nombre en pantalla no puedo evitar removerme en el sofá, esperando algo jodidamente grande, y nunca, nunca decepciona.

Que la tercera temporada no haya volado tan alto no quiere decir que haya sido decepcionante, ni mucho menos. “Boardwalk Empire” debe asumir que muchas de sus grandes virtudes a veces pueden terminar complicándole la existencia. Las grandes series de la HBO son expertas en planificar cada temporada con mimo y precisión, en afrontar cada tanda anual de diez o doce capítulos con voluntad de construir una unidad narrativa en la que todo, o casi todo, funcione, y en la que muchas de sus grandes cuestiones queden incluso cerradas. Así, y como ya comentó hace medio año mi compañero Jorge en ‘“Boardwalk Empire”: la sangre es más espesa que el whisky’, la serie dio un salto al vacío al final de su segunda temporada de dimensiones aún incalculables, con la decisión muy valiente pero arriesgadísima de liquidar a su segundo personaje más importante, y al favorito para muchos espectadores. La muerte de Jimmy Darmody fue sobrecogedora, memorable, épica, inesperada y probablemente inevitable, algo que uno comprende cuando observa las cosas en frío (difícil, muy difícil) y con perspectiva. Que era la decisión correcta, es posible. Que la serie se ha resentido sin el bueno de Michael Pitt, eso también es una verdad como un templo. Y además, su asesinato acabó con las últimas trazas de humanidad que aún pudiesen quedar en el alma de Enoch ‘Nucky’ Thompson.

BoardwalkEmpireNucky&GypRosetti

Pensemos un momento de nuevo en “Los Soprano” y en el personaje de Tony, un grandísimo hijo de la gran puta que en cambio nos cae, al menos durante buena parte de sus seis temporadas, estupendamente, o en Al Swearengen de “Deadwood”, ídem, o en los muchísimos malhechores que desfilan por “The Wire”, algunos de los cuales nos resultan mucho más entrañables que los supuestos ‘buenos’ de la serie. Malos que nos caen bien, para que nos entendamos. Pero con Nucky esto ahora mismo no sucede, o al menos a mí no me pasa. Más que culpa es mérito del grandioso Steve Buscemi, que ha vuelto a bordar en esta temporada a un personaje más cruel, despiadado, sibilino y escurridizo que nunca. El nivel de desprecio y perversidad que ha derrochado no sólo con sus enemigos, sino con sus más allegados, no ha tenido límites y ni siquiera sus momentos de flaqueza ni su puro y sincero, pero irracional y temerario, enamoramiento por la actriz (y meretriz) Billie Kent (Meg Chambers Steedle) han podido redimirle. Es más, su imparable proceso de monstruización se aceleró tras el trágico desenlace de esa historia, aunque reconozco que cuando la guerra estalló en las mismas calles de Atlantic City, llegando un Nucky herido, acorralado, contra las cuerdas, a ser desposeído momentáneamente de su Reino, deseé con toda  mi alma que fuese él quien saliese victorioso. Porque los monstruos que tenía como adversarios eran incluso aún peores. El más despreciable de todos, por supuesto, ha sido ese Gyp Rosetti que se ha erigido en el gran villano de la función, y que hemos conocido con la amenazadora pose y el inquietante rostro, siempre a punto de rajarse en un estallido de locura, de Bobby Cannavale. Desde la primera (y escalofriante) vez que le vimos en pantalla hasta su última aparición, este irascible y acomplejado matón no ha dejado de inspirarnos asco y pavor en idénticas dosis.

BoardwalkEmpireAlCapone

Arnold Rothstein, Joe Masseria, ‘Chalky’ White, Johnny Torrio, ‘Lucky’ Luciano, Meyer Lansky, Dean O’Banion, George Remus, ‘Manny’ Horvitz, y ese sucio (y confuso) entramado de Washington con Andrew Mellon, Gaston Means, Harry Daugherty y Jess Smith conforman otra monstruosa galería de seres tenebrosos y miserables, de la que se salva, quién nos lo iba a decir, ese Al Capone interpretado por el pequeño e inmenso Stephen Graham. El Capone de “Boardwalk Empire”, que aún no es el puto amo de Chicago, aunque lleva camino de serlo, nos ha regalado algunos de los momentos más luminosos, bellos y tiernos que hemos visto en los 36 capítulos de la serie emitidos hasta ahora, los compartidos junto a su hijo sordo, capaces de ablandar hasta el corazón más duro. Imposible no amarle después de eso. Como imposible no amar a otro ser patéticamente entrañable, Nelson Van Alden, o George Mueller (Michael Shannon), cada vez más sumido en el fango y alejado del camino de la rectitud pero sostenido por el insospechado amor de la resolutiva Sigrid. Y, por supuesto, cómo no amar, adorar, reverenciar a Richard Harrow (Jack Huston), mi personaje favorito, ese tipo al que muchos ven precisamente como un monstruo pero que esconde en su interior el alma más pura y noble de la serie, en contraposición con ese demonio pelirrojo llamado Gillian Darmody (Gretchen Mol). Su último y brutal acto heroico, precisamente en “Margate Sands”, es de los que desarman a cualquiera. Confío en que volvamos a verle. Lo imploro.

BoardwalkEmpireRichard

“Boardwalk Empire” nunca ha sido amiga de los efectismos facilones ni ha tenido por costumbre recurrir a esos ‘cliffhangers’ de los que tanto abusan otras series, pero en esta ocasión sí hemos tenido algunos claros ejemplos, momentos devastadores, navajazos a traición, estratégicamente situados en los minutos finales de episodios como “You’de Be Surprised”, “The Pony” o “A Man, A Plan”. Pero esto tiene su justificación en una temporada en la que la tragedia ha estado sobrevolando, acechando, en todo momento, dejándose caer cada cierto tiempo y golpeándonos casi siempre donde más nos dolía. Especialmente atroz  fue el lugar que el destino tenía reservado para el buenazo de Owen Sleater (Charlie Cox), un golpe que acabó haciendo añicos las últimas esperanzas que le quedaban a una para nada inocente Margaret Thompson (Kelly Macdonald). La mujer puede que haya comprendido al final, aunque quizás haya sido demasiado tarde, que ella ha sido responsable en buena parte de sus miserias, acumulando también unos cuantos pecados y su buena ración de culpa, que puede seguir escondiendo debajo de la alfombra, como hasta ahora… o no.

BoardwalkEmpireBillie

Volviendo a la cosecha de 2011, los capítulos “Gimcrack & Bunkum” y “To the Lost” eran tan puñeteramente buenos que tendrían que ser objeto de estudio en todas las escuelas de cine del planeta, pero esta tercera temporada no se ha quedado atrás y nos ha regalado también pequeños prodigios, como los citados “A Man, A Plan”, “The Pony” o “Margate Sands”, estos dos filmados por Van Patten, cómo no, pero también han brillado, y de qué manera, “The Milkmaid’s Lot”, “Two Impostors” (sí, la traca final ha sido de órdago) y esa joya absoluta titulada “Blue Bell Boy”, el cuarto de la temporada y mi más firme candidato, aunque supongo que me quedaré solo, a mejor episodio del año. Y encima acabamos de enterarnos de que dos escritores de la talla de Dennis Lehane y George Pelecanos, que ya se han fogueado como guionistas de series en “The Wire”, se subirán al carro de la cuarta temporada, prevista para septiembre de 2013. Yo no sé ustedes, pero yo ya estoy contando los minutos.

BoardwalkEmpire_Season3 (2)

5 comentarios leave one →
  1. 05/12/2012 11:09

    MENUDO SPOILER PARA LOS QUE AÚN NO HAN VISTO LA SEGUNDA TEMPORADA, HAY QUE JODERSE… En ese momento he dejado automáticamente de leer.

  2. Anónimo permalink
    05/12/2012 16:34

    Adolfo hijo, te avisa claramente debajo de la fotografía…. no sabes que este post va dirigido a los que sí han visto ya todas las temporadas???

  3. Jorge Luis García permalink*
    06/12/2012 0:23

    Fantástico post, Rodrigo, y muy de acuerdo con tu reflexión sobre las distintas sensibilidades de los espectadores. Como a tí, a mí también me fascina «Boardwalk Empire», pero no me atrevo a recomendarla abiertamente a según qué personas. Lo cierto es que la serie de la HBO navega a contracorriente en una época en la que las ficciones televisivas se afanan en ofrecer emociones intensas y moverse a un ritmo frenético (lo cual no es ni mucho menos malo, y ahí tenemos a «The Walking Dead», «Dexter» o «Homeland» para demostrarlo). «Boardwalk Empire», como «Mad men», como en su momento «The Wire», exige paciencia para sumergirse en sus enrevesadas tramas y se toma su tiempo para mimar a sus muchísimos personajes. La recompensa merece la pena pero entiendo que lo que ofrece no es lo que buscan muchos espectadores.
    En cuanto a esta tercera temporada, yo creo que ha estado un peldaño por debajo de la anterior. Soy de los que cree que el vacío dejado por Jimmy Darmody no ha podido ser cubierto. El psicópata de Rosetti acojona cada vez que sale porque nunca sabes cuándo va a estallar (memorables sus escenas con la pelirroja en el último capítulo), pero no tiene la dimensión trágica del personaje que interpretaba Michael Pitt.
    También en algunos momentos de esta tanda de episodios he pensado que la serie estaba siendo víctima de su excesiva ambición narrativa. Demasiados personajes, demasiadas tramas, demasiadas piezas en un rompecabezas que uno no sabía si terminarían encajando. Contrariamente a los que piensan que en esta serie no pasa nada, yo creo que a veces pasan demasiadas cosas, tantas que uno tiende a pensar que sería beneficioso sacrificar algunos afluentes para centrarse en la corriente principal. Por ejemplo, siempre me ha molado Nelson Van Alden, pero a estas alturas no sé qué pinta en la serie, su trama está casi completamente desconectada del resto y ya no está justificada (¿qué tal un spin-off?).
    Y sin embargo, en el sobresaliente tramo final de la temporada, (casi) todas las vueltas que se han dado, las luchas de poder entre clanes, los tejemanejes de cada personaje, han terminado teniendo perfecto sentido, una vez más. Y uno termina la temporada con la convicción de que «Boardwalk Empire» sigue siendo una de las grandes series de la actualidad. Un saludo!

  4. paola permalink
    25/03/2013 6:26

    Me encanto tu post creo que hace un resumen muy bueno sobre quien es quien en Boardwalk Empire 3, estupendo trabajo.

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