«Boardwalk Empire»: la sangre es más espesa que el whisky
En estos tiempos en los que tantos y tan buenos productos asaltan las pantallas de televisión uno tiene que tener cuidado con lo que elige ver. La decisión no es para tomarla a la ligera, ya que seguir una serie conlleva invertir una buena dosis de tiempo y nada fastidia más que darte cuenta demasiado tarde de que has apostado por un “bluff” o por una medianía insustancial con la que pasas el rato y poco más. Hoy ya no podemos conformarnos con cualquier cosa. El nivel televisivo ha subido escandalosamente y necesitamos garantías, y para ello un factor muy importante (que no el único; para eso están los colegas en los que confiamos) es la marca. Hay productos que no es necesario que sean puestos a prueba, te enteras de qué cadena lo emite y decides en conformidad. Ahí están la emergente AMC, Showtime, FX, pero, por encima de todas, HBO. Home Box Office, posiblemente la cadena de TV por cable más popular de EE.UU, lleva ya muchos años produciendo algunas de las ficciones más memorables del medio y transformando la manera en la que éste es consumido. Ahí están “A dos metros bajo tierra”, “Deadwood”, “Roma”, “Hermanos de sangre” y, sobre todo, esos dos pináculos que cambiaron para siempre el modelo televisivo adulto, “Los Soprano” y “The Wire”. A partir de ahí la gente empieza a equiparar la TV con el cine, pese a las evidentes diferencias que les separan, y HBO, liberada de las limitaciones de los canales convencionales, se convierte en el estandarte de las series de calidad y complejas, que anteponen la construcción y profundidad de sus tramas y personajes al efectismo, sin renunciar a éste, en forma de sexo y violencia descarnadas. En realidad no es que el producto HBO se parezca al cine, sino que llega a donde el cine comercial de nuestro tiempo ya no tiene interés en ir.
Pero el factor marca no es suficiente a menos que se renueven periódicamente los buques insignia. No puedes vivir eternamente del pedigrí de tus viejos éxitos y ahí están “Juego de tronos” y “Boardwalk Empire” para mantener bien viva la llama. Porque “Boardwalk Empire”, la serie que nos ocupa, es puro HBO, y es condenadamente buena. Por supuesto, pertenece a la estirpe de las series que crecen con cada temporada y, también, es de las que exigen paciencia y cierto esfuerzo al espectador para desentrañar sus alambicadas tramas. Pero el billete hacia esa Atlantic City de los años 20, en plena ley seca, vale la pena. La serie de Terence Winter (una de las mentes pensantes detrás de “Los Soprano”) es un estudio minucioso sobre la forja de una nación cuyas bases se asientan en la corrupción generalizada, las ambiciones desmedidas y mucha sangre derramada. En “Boardwalk Empire” el poder es el único objetivo y los pecados que se puedan cometer en su nombre se esconden debajo de la alfombra; nada que no podamos extrapolar al aquí y al ahora, como esa pariente lejana española que es “Crematorio”.
Al contrario que “Los Soprano”, que desmitificaba el mito del género mafioso subvirtiendo sus códigos, “Boardwalk Empire” explora el nacimiento y sublimación de la figura del gangster como icono, y para poner en marcha el invento nadie mejor que el tipo que más y mejor se ha acercado a esa cultura tan fascinante como aterradora, el señor Martin Scorsese. Efectivamente, el director de “Malas calles”, “Uno de los nuestros”, “Casino” y tantos otras historias sobre la épica del hampa deja su impronta en el capítulo piloto con sus ágiles movimientos de cámara y sus montajes paralelos operísticos, sentando las bases visuales sobre las que se moverá la serie para después ejercer simplemente como productor ejecutivo.
En “Boardwalk Empire” hay mucha pasta invertida y eso se nota en cada plano. La puesta en escena es apabullante y la dirección artística, apoyada por unos perfectos efectos infográficos, recrea de manera soberbia toda una época y un lugar (desde la suntuosa casa del Comodoro hasta el lujo del restaurante Babette) pero el epicentro de la serie no descansa en sus sobresalientes valores de producción, sino en sus guiones de acero y en sus fantásticos personajes. El eje, aunque no su único motor, es Enoch “Nucky” Thompson, tesorero y verdadero capo “de facto” de una ciudad que centraliza en su paseo marítimo (el “boardwalk” del título) todo un imperio turístico de hoteles, restaurantes y casinos desde el que se suministra alcohol de contrabando al resto de las urbes del país. El personaje, basado en un “capo” real, está interpretado por Steve Buscemi, un tipo que como eterno secundario se ha pasado media carrera robando películas a otros y que aquí por fin lleva todo el peso sobre sus hombros. Buscemi está impecable en la piel de un individuo sin escrúpulos y terriblemente despiadado. Un tipo que no dudará en cometer el acto más horrible si es necesario para conseguir sus fines (e incluso si no lo es), pero que a la vez es capaz de mostrarse encantador, sarcástico, diplomático, persuasivo y autoritario según quién sea su interlocutor.
Junto a él, un potente elenco de personajes, algunos con un peso similar y otros más liviano. Ahí está Margaret Schroeder (interpretada por una convincente Kelly McDonald), la joven muchacha católica irlandesa que se gana en primer lugar la compasión de “Nucky” y termina convirtiéndose en su amante, intentado encarrilarle pero haciendo la vista gorda ante sus chanchullos por su propio bienestar y el de sus dos hijos; o Jimmy Darmody, un joven protegido de Enoch que regresa a Atlantic City tras la Primera Guerra Mundial y se pone a trabajar como chófer y matón suyo, aunque en su corazón alberga pretensiones mayores. El personaje, soberbiamente interpretado por Michael Pitt, sirve entre otras cosas para fijar las relaciones paterno-filiales (tan decisivas en el devenir de la segunda temporada), los conflictos morales que conllevan la fidelidad a tu sangre y un complejo de Edipo morbosamente latente con su joven madre, Gillian. Los asuntos de familia, como en cualquier serie negra mafiosa que se precie, son un asunto vital en la trama.
Mención aparte para personajes que habrían merecido su propio “spin-off” como el agente federal prohibicionista Nelson Van Alden (Michael Shannon), un obsesivo y fanático religioso que husmea en los asuntos de “Nucky” y que acaso haya terminado siendo un tanto desaprovechado, o Richard Harrow (Jack Huston), un enigmático veterano de guerra que cubre su rostro brutalmente desfigurado con una máscara y que actúa como fiel escudero de Jimmy. De hecho, si algo puede reprochársele a “Boardwalk Empire” es la gran cantidad de secundarios con potencial poco exprimido y los muchos frentes que abre la historia. A eso puede sumársele la descomprensión narrativa (lo que muchos llaman lentitud), problema éste que, de haberlo, queda completamente corregido en la segunda temporada. Por supuesto, estamos ante una serie de diálogos que se toma su tiempo para profundizar en la psicología de sus personajes principales, de forma que finalmente todo tenga una razón de ser convincente. Eso también posibilita que los momentos de acción o violencia seca, que surgen como navajazos en la noche, tengan mayor impacto, especialmente en una segunda season que no escatima en ramalazos “gore”.
Pero “Boardwalk Empire” también es una fotografía en movimiento de una época de cambios en EE.UU, un tiempo en el que surgen las primeras luchas raciales (ahí está el personaje de Chalky White –interpretado por Michael Kenneth Williams, el inolvidable Omar Little de “The Wire”-), las mujeres alcanzan el derecho al voto, la lucha por la independencia de Irlanda tiene sus ecos en América (los contactos de “Nucky” con el IRA en la segunda temporada) o el imparable ascenso de Al Capone y Charles «Lucky» Luciano, desde Chicago y Nueva York, respectivamente, poco más tarde patriarcas del crimen organizado en todo el país. Incluso acontecimientos de la época, como el célebre combate de boxeo entre el campeón de los pesos pesados Jack Dempsey y el aspirante George Carpentier, se integran perfectamente en la trama principal.
La epopeya de “Boardwalk Empire” aún sigue en construcción (en otoño se espera su tercera temporada) pero nadie duda de que en sus 24 episodios ya ha dado muestras suficientes de clase y calidad para estar considerada entre las grandes series de la HBO y, por extensión, de la historia. Quizás, no tenga el grado de carisma que “Los Soprano”, ni el hiperrealista y rompedor enfoque de “The Wire”, ni tampoco cuenta una historia que no hayamos oído antes, pero vence y convence con facilidad por su inteligencia, su inagotable capacidad de fascinación y por lo bien que entiende el concepto de temporada como arco argumental. En ese sentido, el capítulo final de la segunda es tan magistralmente majestuoso y supone un salto al vacío de tales dimensiones que uno estaría tentado a pensar que es el punto y final perfecto, pero claro, hablamos de la HBO, palabras mayores.
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La tengo pendiente. Me han hablado muy bien de ella. Además, dicen que Steve Buscemi se sale, ¿no?
Sublime, perfecta reseña de la una de las mejores series de la actualidad, y que como bien dices, lleva camino de convertirse, si no lo ha hecho ya, en una de las mejores de la historia. La legítima heredera, pero con sus propios valores y virtudes, de «Los Soprano».
Poco más se puede añadir a lo que ya has dicho, sólo me gustaría reivindicar la figura del que es, probablemente, el mejor director de televisión de la actualidad, Timothy Van Patten, que además aquí ejerce también de productor ejecutivo. Sí, soy así de friki. Pero es que el tipo ha firmado muchísimos capítulos en series como «Homicidio», «The Wire», «Deadwood», «Roma», «The Pacific», el arranque sublime de «Juego de tronos» y hasta 20 episodios de «Los Soprano», entre otras. Casi nada. Hace unos meses, mientras veíamos esta segunda temporada de «Boardwalk Empire», cada vez que veía tras los títulos de crédito ‘Directed by Tim Van Patten’ (hasta en cuatro ocasiones), le decía a mi mujer: «Este capítulo va a ser memorable». Y no me equivocaba. Me atrevo a decir que «Gimcrack and Bunkum» y el magistral cierre que es «To the Lost» son los dos mejores capítulos que pudieron verse en televisión en 2011, de ésta y del resto de series, y mira que hemos podido ver cosas buenas…
SPOILER / SPOILER / SPOILER //// La serie, tras la valientísima resolución de su segunda temporada, tiene pinta de que va a seguir y seguir creciendo. Es el momento de que Al Capone y ‘Lucky’ Luciano comiencen a erigir sus respectivos imperios, y pasen de meros comparsas a ser los putísimos amos… Un dato: la ciudad a la que se ‘exilia’ Van Alden en el último capítulo es Cicero, que es en donde Capone comenzó a forjar su poder antes de tomar el control absoluto de Chicago. O sea que ya sabemos por dónde vendrán los tiros a partir de ahora //// SPOILER / SPOILER / SPOILER
Otra serie mas que quiero ver pero es que son muchas ya, algun dia lo intentare
Es ‘Una de las nuestras’. Una joya que va creciendo y se hace gigante. La segunda temporada es una de las más perfectas que he visto. Está tan bien hecha y es tan entretenida que parece que hay truco.
Tras verla vi, por segunda vez, Los Soprano. Veo a Boardwalk Empire como una precuela incluso. La presencia de Lucky Luciano, padre de las 5 familias y los planos que aparecen en Los Soprano del desmejorado paseo marítimo de Atlantic City las unen.
http://planetamancha.blogspot.com.es/search/label/Boardwalk%20Empire
Alex y hartmanfiction, hacedle un hueco en vuestra agenda y seguro que no lo lamentareis, especialmente si os gusta el producto HBO.
Rodrax y pepmmc, celebro estar de acuerdo con vosotros en que «To the lost» y sus sublimes minutos finales es lo mejor que ha pasado en TV en mucho tiempo.
SPOILER/SPOILER/SPOILER/// Esa escena bajo la lluvia es absolutamente sobrecogedora. Es un final inmejorable para Jimmy, aunque mientras lo veía no me lo podía creer. No sé si la serie podrá volver a volar a la altura de esta segunda temporada. Y suscribo lo dicho por pepemmc en su blog: «Me hubiera gustado que este fuera el final completo de la serie porque puede que no exista uno mejor». Desconocía el dato sobre Cicero (lo cierto es que no esperaba que Van Alden fuese a seguir en la serie), aunque supongo que sí tirarán del hilo de Capone y Lucky Luciano.///
SPOILER/SPOILER/SPOILER
Muy buena entrada, estoy totalmente de acuerdo contigo. Boardwalk Empire es una joya con muchísimos secundarios de lujo y ese gran Steve Buscemi perfecto para el papel. Si que puede costar un poco al principio engancharse porque seguir todas las tramas es complicado, casi cada escena tiene relación con algo más, pero una vez empiezas, no puedes dejarla.
SPOILER!!! -> Eso si, el final de la segunda temporada, (me pareció increíble el nivel de todo el capítulo acabando con la escena bajo la lluvia), acaba con un personaje que me encantaba y con él se cierra una trama bastante interesante (la extraña y cambiante relación entre Nucky y Jimmy, e incluso la relación entre Jimmy y su madre, que también daba mucho juego) que seguro que echaré de menos.
SPOILER/SPOILER/SPOILER!!!!!
musictvlife, muchas gracias por tu comentario. Yo también echaré mucho de menos a Jimmy. Creo que ha sido el personaje clave de la temporada, casi diría que el corazón de la historia. Supongo que su hueco tendrá que rellenarlo de alguna forma Richard Harrow, aunque es de esperar que también lleguen nuevos personajes en la tercera temporada. Un saludo.
Me gusta mucho esta serie, tiene de las cosas que más me gustan, es como una película pero de muchos episodios, los personajes como Enoch Thompson son de lo mejor, muy malos y corruptos pero a la vez les tienes cierta lástima, y la fotografía y la música también están muy buenas.