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«Homeland»: nueva partida, nuevos desafíos

02/10/2013

Homeland_Poster Season 3

(ALERTA SPOILER: Revela detalles importantes de la trama de la serie, hasta el primer capítulo de la tercera temporada)

Hay series que se construyen sobre una premisa central tan potente y perfectamente esférica que solo admiten ser desarrolladas en una única temporada, pero a las que el éxito obliga a perpetuarse artificialmente hasta que las costuras quedan al descubierto y la idea original termina deformada o, en el peor de los casos, pisoteada de mala manera hasta el punto de resultar dolorosamente irreconocible. A todos nos viene a la mente el caso de “Prison Break”, un espectáculo frenéticamente adictivo en sus primeros 22 episodios y una mala parodia de sí misma en entregas posteriores, especialmente en aquellas  involuntariamente cómicas tercera y cuarta temporadas. En El Cadillac Negro nos temíamos que “Homeland” pudiese formar parte de este grupo tras visionar su modélicos, inmaculados, primeros doce episodios. Y es que el thriller de espionaje perpetrado por las mentes de Alex Gansa y Howard Gordon, basado en la israelí “Hatufim”, tomaba el pulso al corazón de la Norteamérica post 11-S administrando con enorme sabiduría tensión, suspense y toneladas de ambigüedad moral. “Homeland” era un producto televisivo endiabladamente perfecto porque sorteaba la aridez de una propuesta tan similar como la desdichada “Rubicon” sin renunciar a la complejidad ni a la densidad dramática y porque sabía cuándo pisar el acelerador y escorarse hacia la explosividad de “24”. Y además nos presentaba a dos personajes tan memorables como la bipolar agente de la CIA Carrie Ann Mathison y el marine Nicholas Brody, dos almas torturadas que funcionaban como las dos caras de una misma moneda y sobre las que recaía (casi) todo el peso del show.

Esa primera temporada resolvía tan impecablemente la mayoría de sus dilemas y bifurcaciones éticas que muchos pensábamos que era innecesaria una continuación. Y casi desde el primer capítulo de su segundo “round” Gansa y Gordon nos demostraron (felizmente) que estábamos completamente equivocados. De hecho, los cinco primeros capítulos de la segunda temporada fueron un vendaval de sorpresas y emociones de una magnitud colosal, posiblemente lo mejor que vimos en TV en 2012. “Homeland” supo reinventarse apostando por un notable incremento de la dosis de adrenalina aunque sacrificando algunos retazos de verosimilitud en el camino. Sabemos que algunos no compartís nuestra opinión (expresada por mi compañero Rodrigo en este post) pero, a pesar de algunas flaquezas en su segunda mitad, nosotros consideramos que la segunda temporada no desmerece en absoluto a la primera, y así lo constatamos al situarla en el primer puesto de nuestras favoritas del año. Sin embargo, y pese a que el final de “The Choice” dejaba las puertas convenientemente abiertas para una tercera  temporada, vuelven a surgirnos las dudas, dudas que no despejan (ni tampoco acrecientan, para ser honestos) “Tin man is down”, el primer capítulo de la tercera tanda. Y es que “Homeland”, por la propia naturaleza de su propuesta, está “condenada” a examinarse de nuevo con cada nueva temporada. Porque en un escenario en el que la carta de la ambigüedad de Brody está ya más que exprimida y la tortuosa relación entre sus dos protagonistas muy explotada, Gansa y Gordon están obligados repartir juego en otras direcciones para que la serie siga viva. El desafío aquí está en aplicar la máxima de Lampedusa de cambiarlo todo para que todo siga igual. El riesgo de perder su identidad en la apuesta es evidente, pero concedamos a estos tipos algún crédito después de lo que les hemos visto hacer. Desgranemos, pues, las posibles jugadas y maniobras que sugiere “Tin man is down” para esta nueva partida de “Homeland”, a sabiendas de que en cualquier momento toda previsión que hagamos puede venirse abajo estruendosamente.

Carrie Mathison

La acción se sitúa 58 días después de la brutal matanza de Langley que dejó a la CIA descabezada y en el punto de mira tanto del Gobierno como de la sociedad estadounidense. Desaparecido momentáneamente el ex congresista Brody, obviamente el peso de la serie va a recaer en un principio en Carrie, a la que volvemos a ver muy cerca del abismo. Por un lado convive con un fuerte sentimiento de culpa por no haber podido evitar el ataque terrorista, sensación que no hace sino acrecentar la fuerte presión a la que le somete la comisión de investigación presidida por el implacable senador Andrew Lockhart, un nuevo personaje que aún no sabemos si será circunstancial o si tendrá largo recorrido pero que parece decidido a acabar con la CIA por su gestión de los acontecimientos que desembocaron en el atentado. Por otro lado, la agente Mathison está obsesionada con la búsqueda de Brody y con limpiar el nombre del otrora héroe de guerra. Entre unas cosas y otras, descubrimos que ha sustituido la medicación indicada para su enfermedad por ingentes cantidades de alcohol y que baña sus penas nocturnas en sexo furtivo con desconocidos. La traición de la que es víctima en el tramo final del capítulo nos lleva a un escenario reconocible para Carrie, la de agente con todo en contra, repudiada por los suyos, y que además tiene que hacer frente a su peor enemigo, sus propias inseguridades, sin apenas ayuda. Territorio abonado para el lucimiento de Claire Danes, a la que muchos han criticado su tendencia al histrionismo (parodiada incluso, no sin cierta mala leche, por Anne Hathaway), pero cuya actuación se me antoja la mejor manera de meterse en la piel de un personaje al límite que demanda hiper-expresividad y emotividad a flor de piel para funcionar. La cuestión está en saber si los guionistas serán capaces de no caer en la repetición de esquemas o de abusar en exceso de un personaje al que quizás ya hemos visto sufrir demasiado.

Saul Berenson

En ese sentido la baza de Saul Berenson, el actual jefe de la CIA tras el desmantelamiento de su cúpula, se presenta como una de las más efectivas que Gordon y Gansa pueden jugar esta temporada. El hasta ahora jefe de operaciones para Oriente Medio, interpretado con una dignidad excelsa por el gran Mandy Patinkin, se encuentra en una posición incómoda, no solo por la crítica situación en la que se encuentra la organización, sino por las decisiones comprometidas que va a tener que tomar para intentar salvarla ante el acoso político y mediático que la rodea. Saul siempre ha sido el puto amo en el juego de espías, pero el de la alta política ya tiene otras implicaciones. No digamos ya lo de liquidar objetivos con total frialdad. Por suerte (o no), tiene a su lado a un experto en estas lides, un tipo con bastantes menos escrúpulos, convencido de que el fin justifica los medios, y que no dudará en empujarle a tomar resoluciones drásticas. Sí, hablamos de Dar Adal. El misterioso jefe de operaciones clandestinas que ya apareció en el tramo final de la season anterior y que ahora se postula como personaje regular (y muy prometedor) en la piel del no menos grande F. Murray Abraham. De momento, su influencia ya se ha dejado sentir en la controvertida (y execrable) decisión de Saul de poner a su protegida a los pies de los caballos, revelando su bipolaridad y su affaire con Brody ante la comisión de investigación con la única motivación de salvaguardar la maltrecha reputación de la CIA. Es una actuación que difícilmente podríamos haber visto en el Saul Berenson de las dos temporadas anteriores, en las que se erigió como íntegro centro moral del show. El nuevo pragmatismo del personaje abre nuevas posibilidades para su desarrollo, y al mismo tiempo alimenta las suspicacias de aquellos que siempre le han considerado el topo de la CIA. Desde este blog siempre nos hemos negado a creer en esa posibilidad, por trilera y tramposa, y por mucho que los guionistas quieran seguir jugando la carta de la ambigüedad respecto a Saul, a mí me resulta inviable tragarme que el tipo que confiesa, completamente desvalido, sus dudas e incertidumbres en la intimidad de su habitación ante su mujer pueda terminar siendo el villano de la función. Sencillamente es imposible. Y si así fuera, sería un insulto al personaje, al propio Patinkin, y al mismo espectador.

Peter Quinn

Todo thriller de espías que se precie necesita un oponente a la altura. En la primera temporada  el quid de la cuestión era descubrir si Brody era héroe o villano, o si podía ser ambas cosas, mientras que en la segunda el gran adversario fue Abu Nazir, ese émulo de Osama Bin Laden que puso en jaque a todo el sistema de seguridad de un país y que, a última hora, incluso llegó a quebrarlo. ¿Qué hay para la tercera? “Tin man is down” de momento no ha arrojado muchas pistas, pero sí nos ha deslizado un nombre: Majid Javadi, conocido como “el mago”, un extremista de áurea mítica involucrado en grandes atentados en el pasado pero cuyo paradero actual es todo un enigma y cuya detención (o defunción) podría ser todo un espaldarazo para el maltrecho prestigio de la CIA. ¿De nuevo el fantasma del déjà vu? Hombre, pues depende. No creo que los guionistas sean tan elementales como para repetir otro caso Abu Nazir punto por punto y, en todo caso, confío en que sepan llevar la trama por caminos distintos. Caminos en los que probablemente estará involucrado Peter Quinn (Rupert Friend), el expeditivo Black Ops que se reveló como uno de los grandes hallazgos de la segunda temporada, especialmente con aquella escena en la que intimidó al mismísimo David Estes. Que Quinn, un tipo extremadamente eficiente en lo suyo pero no exento de conciencia y criterio propio (¿verdad, Brody?), tendrá mucho protagonismo en esta tanda es algo que ya se nos anuncia desde la primera escena del primer capítulo, en la que le vemos ultimando un artefacto explosivo. Su función será, en principio, la de brazo ejecutor de la CIA, como prueba la tensa y bien resuelta escena de acción de este “Tin man is down”, con la que culmina una ambiciosa operación destinada a acabar con seis objetivos en tres continentes de la red terrorista que auspició la matanza de Langley.

Dana Brody

Los guionistas parecen resignarse a seguir jugando también la carta de la desventurada familia Brody, aún a sabiendas de que ese fue el flanco más débil de la temporada anterior. Es un ejercicio de riesgo, como ya demuestra “Tin man is down”, puesto que sus escenas están ahora mismo bastante desconectadas del resto del show y no pueden evitar sentirse como lo más prescindible del capítulo. Las consecuencias de los “actos” de Nicholas, ahora buscado por la justicia en todo el mundo, nos dejan a una familia herida que trata de recomponerse como puede, acuciada por los problemas económicos, el rechazo social y la presión de prensa. Dana (Morgan Saylor) regresa al hogar después de haber pasado un tiempo en un centro de rehabilitación tras un intento de suicidio y tontea con un chico al que conoció en la terapia; Jessica (Morena Baccarin) ha desempolvado el diploma de contabilidad y busca trabajo mientras lidia como puede con el trauma de su hija; su madre se ha unido a la familia para hacer piña o a sembrar cizaña, según se mire; Chris… bueno, Chris se limita a estar ahí, cada vez más grandote, eso sí; y el bueno de Mike Faber parece haber abandonado el barco cual rata almizclera. Muchos minutos que aún no sabemos si van a estar justificados o si son concedidos por mera inercia. La sensación que queda es que nada de esto nos importará demasiado a menos que vuelva a tener alguna relación crucial con el pater familias ausente, lo que nos lleva a Nicholas Brody, el comodín, o el as en la manga que de momento se guardan Gansa y Gordon.

Nick Brody

La jugada de guardarse a Brody en la recámara de momento me parece acertada, aunque su ausencia pueda notarse más de la cuenta. Como decíamos más arriba, el personaje en realidad, tal y como fue concebido, ya está amortizado, pero el show no puede prescindir de él así como así (ni de él ni del turbio magnetismo de Damien Lewis) por lo que se hace necesaria una reinvención, una reformulación del mismo, de sus motivaciones y de sus objetivos. Del éxito de esa maniobra y de cómo lo encajen en el nuevo contexto de la serie dependerá en gran medida que esta tercera temporada funcione. No nos queremos aventurar a pensar cómo, cuándo, dónde ni por qué se producirá esa reaparición, porque si por algo se caracterizó “Homeland” en sus dos primeros años fue por triturar nuestras expectativas, por juguetear con nuestros pronósticos con absoluta impunidad y por golpearnos siempre por el lado menos pensado. Así que no, no jugaremos a adivinos para no pasarnos de listos. De momento “Tin man is down” se ha limitado a colocar algunas piezas en el tablero sin demasiada prisa pero con elegancia. No es un capítulo al nivel del piloto de la primera temporada, ni tampoco al de aquel “The Smile” con el que la serie regresaba por todo lo alto en su segundo año advirtiendo de sus intenciones de no hacer prisioneros entre los espectadores. Tampoco tiene por qué ser síntoma de nada negativo, puesto que el escenario es ahora distinto y las reglas, necesariamente, han de ser otras. Demos tiempo a Gansa y Gordon para llevar la partida a su terreno y comprobemos, dentro de once episodios, si nos han vuelto a ganar por la mano.

5 comentarios leave one →
  1. 04/10/2013 15:40

    Saludos:

    Como ya dije en otra entrada del blog, no soy un fan a muerte de esta serie, a la que respeto, pues tiene calidad de sobra, pero no me produce esa sensación de ser la pera limonera que tanta y tanta gente, por lo visto, comparte. Problema mío y de las series británicas.
    Lo mejor para mí de la serie, es precisamente Mandy Patinkin, dando vida y encarnando -casi literalmente- al, de largo, mejor personaje de los que pululan por los capítulos. Y sí que me parece casi desde el principio que es el topo -mejor dicho: EL TOPO- perfecto. Todo parece beneficiarle casi por casualidad para que alcance puestos cada vez más altos.
    No me parece que fuera una solución trilera ni tramposa -me gustaría que alguien, algún día, explicase adecuadamente qué se considera tramposo y qué no, más que nada para saber a qué atenerme-, ni, por supuesto, que pueda considerarse un insulto ni al personaje ni al actor que le da vida.
    Puede ser que me equivoque y los guionistas me hayan engañado empeñándose en mostrar a un personaje extremadamente ambiguo, para luego salir por la tangente. Eso, mira tú por dónde, sí que me parecería más trilero y tramposo: significaría que no respetan demasiado al espectador. Pero, ya digo, si es así, no me flagelaría demasiado. No será la primera, ni la última vez, que suceda.

    Simplemente, prestaré más atención la próxima vez.

    Juan Constantin

    • Jorge Luis García permalink*
      04/10/2013 19:48

      Hola Juan, gracias por tu comentario. Te explico por qué, en mi opinión, Saul no puede ser el topo. Al contrario que tú, Berenson no me parece en absoluto un personaje ambiguo, sino precisamente todo lo contario, el centro moral de la serie, al menos hasta ahora. Un tipo íntegro por los cuatro costados, sensato y entrañable. Otra cosa es que circunstancias ajenas le hayan podido «favorecer», pero tal y como nos lo han presentado, es la brújula y el alma de la serie. Y una serie que va de frente no puede reventar su centro de gravedad a menos que su juego sea el «todo vale», y eso, en mi opinión nuevamente, es de serie pequeña y trilera. El giro argumental porque sí. Que Saul fuese el topo (que, por otra partem la existencia de un topo me parece una cuestión secundaria que se ha amplificado demasiado en redes sociales y blogs) implicaría que muchos comportamientos y decisiones de Saul durante la serie habrían sido incomprensibles (¿por qué habría entregado el video de Brody a la CIA cuando lo descubre oculto en una bolsa? ¿Por qué permite que Carrie vaya a una muerte segura en Langley cuando siempre ha sido su protegida, su gran debilidad? etc.). Sería de una incoherencia con la trayectoria del personaje intolerable. Incluso lo que hemos visto de Saul en «Tin man is down», esa escena doméstica en la que le vemos tan desvalido ante su mujer, nos muestra a alguien carcomido por una responsabilidad que a todas luces no desea y no a un tipo ambicioso al que le va todo según dictan sus planes. Ahora bien, no me extraña que los guionistas, en vista del jaleo que se ha montado con que si Saul es o no es el topo, quieran seguir explotando esa duda, cosa que a mí no me agrada en absoluto. Pero muy bien tendrían que hilarlo y explicarlo para que yo comprara que Saul es un «villano». Un saludo.

      • 05/10/2013 0:48

        Saludos:

        Hola, Jorge, gracias por contestar. Aunque no estemos de acuerdo en varias cosas es muy de agradecer que expliques tus puntos de vista.
        Me he excedido en resaltar la ambigüedad de Saul, que, para mí, es bastante sutil. Es cierto que su personaje parece ser el centro moral de la serie, pero eso sería la mejor tapadera posible para un topo. Hablo de topo y no de «durmiente».
        Puede mandar a Carrie a la muerte por varios motivos, pero uno es que puede evitarse futuros problemas. Por muy protegida suya que haya sido se está convirtiendo en un incordio cada vez mayor.
        En la escena de «Tin Man is down», Saul está carcomido por la responsabilidad ¿o por sus remordimientos? No creo que todos los topos deban comportarse de la misma manera; algunos habrá más fríos y calculadores, y otros tendrán más problemas de conciencia. Precisamente creo que la mayor altura moral de Saul con respecto a los demás personajes le podría haber convertido en el mejor topo posible, se plantea cosas que los demás no hacen, o hacen en mucha menor medida. Es muy empático y racional, quizás demasiado para su trabajo.
        En cuanto al giro argumental porque sí, ¿no crees que la serie ya ha dado unos cuantos? Los primeros episodios mostraban la ambigüedad de Brody, ya parecía un pobre hombre atormentado por su cautiverio y tortura, ya un auténtico durmiente con el cerebro completamente lavado. Con Carrie, tres cuartos de lo mismo: o era una agente con problemas mentales que imaginaba conspiraciones, o la única que capaz de ver la verdad.
        Con los protagonistas principales dando bandazo tras bandazo, no sería mala idea que el personaje que se presenta como el más centrado, fuera al final el auténtico infiltrado.
        No creo que el tema del topo sea secundario en una serie que trata sobre los servicios secretos, mucho más prescindible me ha parecido la relación de Brody con su familia, salvo en los primeros episodios.

        Bueno, no quiero ser un plasta, simplemente razonar mis opiniones. Es un placer poder comparar distintos puntos de vista, sin necesidad de discutir. No en todos los blogs puede hacerse. Está muy bien que en este sí.

        Hasta otra.

        Juan Constantin

      • Jorge Luis García permalink*
        06/10/2013 23:49

        Como bien dices, Juan, es un placer confrontar puntos de vista distintos y por eso comentarios como el tuyo siempre serán bienvenidos por aquí. Espero que algún día comprobemos si Saul es o no es un topo y entonces podremos continuar la discusión. Un saludo.

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