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«Breaking Bad»: al final de la escapada

01/10/2013

BreakingBadFelina

(ALERTA SPOILER: Prohibido leer sin haber visto hasta el último capítulo de la serie, “Felina”)

Hace un mes y medio decíamos en “Breaking Bad: si no sabes quién soy…” que no necesitábamos esperar a su conclusión para reconocer que la serie de Vince Gilligan pertenecía ya por derecho propio al Olimpo de las ficciones televisivas, y tras aquel “Blood Money” con el que se iniciaba la segunda mitad de su quinta y última temporada ni siquiera contemplábamos la posibilidad de que se nos escamoteara el deseado broche de oro a una de las obras que más y mejor ha explorado los límites de la moralidad y la naturaleza humana. Lo que no sabíamos entonces es que en sus siete últimos capítulos “Breaking Bad” iba a colocar su listón aún más alto de lo que habíamos soñado, que iba alcanzar su versión definitiva en una tanda de episodios sobrenatural, casi imposiblemente pluscuamperfecta, en la que, durante muchos momentos, cada secuencia ha sido una jodida obra maestra, estableciendo un nuevo canon, un nuevo modelo de hacer televisión, al que previsiblemente a partir de ahora muchos tratarán de acercarse y ojalá alguno sea capaz de igualar. Además, en su último estertor “Breaking Bad” se ha convertido en todo un fenómeno colectivo que ha pulverizado sus propios records de audiencia con cada capítulo (hasta los increíbles 10.3 millones en EE.UU del último) y que ha hecho arder las redes sociales cada lunes, aunque, por una vez, toda la algarabía estaba más que justificada. Tendríamos que remontarnos a “Perdidos” para recordar algo parecido. Durante este mes y medio todos habremos padecido alegrías y sinsabores, reveses y pequeñas victorias, incertidumbres y certezas en nuestras vidas cotidianas, pero si de algo estábamos condenadamente seguros es de que al menos durante aproximadamente 47 minutos a la semana el tiempo se iba a detener e íbamos a vivir algo especial. Ahora envidio a todos aquellos que no se subieron al carro y han asistido al acontecimiento desde la barrera, posiblemente mosqueados por la locura que cada siete días se ha adueñado de la red, porque ellos tienen la oportunidad de vivirlo todo por primera vez desde el principio al fin. Entonces comprenderán a qué venía tanto jaleo.

Y el final ha sido “Felina” (Fe, Li y Na; hierro, litio y sodio; sangre, metanfetamina y lágrimas), la conclusión que la serie merecía y necesitaba. Esta mini-temporada ha sido tan gloriosa y sublime que a estas alturas los deberes estaban más que hechos, y con matrícula de honor. En ese sentido, “Felina” no era una reválida de ningún tipo, ni el prestigio de la serie iba a depender de una ocurrencia final más o menos afortunada (un saludo a “Dexter”!). Con “Ozymandias”, ese mítico capítulo que ya está grabado a fuego en la historia de la TV, “Breaking Bad” llegó a su cénit. La taquicárdica e imprevisible sucesión de “Blood Money” “Buried”, “Confessions”, “Rabid Dog” y “To’hajiilee” alcanzaba su explosión final en esa maravilla absoluta filmada por Rian Johnson (el mismo director de “Fly”) en la que el Imperio de Heisenberg saltaba por los aires en mil pedazos sin posibilidad de vuelta atrás. Así, “Granite State” y “Felina” han funcionado como una especie de epílogo en el que el ritmo ha sido mucho más pausado, el tono más oscuro y el trazo más minimalista. Y han llegado a donde la historia demandaba que había que llegar, sin más florituras ni requiebros, con honestidad y contundencia. Sin cabos sueltos ni margen para la elucubración. Todo atado y bien atado. Vamos, un FINAL en toda regla en el que al menos yo no he podido evitar las lágrimas (y eso que en ningún momento se ha pecado de sentimentalismo), lágrimas derramadas por Walter White, ese ser humano imperfecto al que hemos odiado, admirado y compadecido a partes iguales, pero también lágrimas vertidas por el final de un viaje apasionante e irrepetible, como cuando éramos pequeños y al final del verano teníamos que despedirnos de la aventuras y emociones del pueblo para volver a la normalidad de la ciudad.

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En última instancia, “Felina” supone la aceptación por parte de Walter White de su verdadera naturaleza, de sus auténticos motivos para hacer todo lo que ha hecho. “Breaking Bad” ha sido la historia de un hombre resignado a su propia mediocridad al que la vida ofrece la oportunidad de avivar un fuego interior que ni siquiera sabía que existía, y que encuentra en la producción clandestina de metanfetamina y en todos los peligros que ello conlleva una manera de volver a sentirse vivo. Durante toda la serie Walt ha justificado su progresiva conversión en Heisenberg, ese monstruo soberbio, orgulloso e implacable, en la necesidad de proteger a su familia y asegurar su futuro, y por supuesto que siempre hubo mucho de eso, pero en el fondo todos sabíamos que todo era una cuestión de ego, de la insuperable sensación de sentirse por una vez el puto amo de algo. “I did it for me. I liked it. I was good at it. And I was really… I was alive”. Esa desarmante confesión de un Mr.White repudiado por los suyos ante Skyler en su último encuentro es el epicentro emocional de toda la serie. No hay arrepentimiento moralizante, sino reconocimiento de sí mismo. Walt ya no culpa a los demás ni se escuda en el cáncer. La responsabilidad de todo el dolor causado es suya, y la asume. Por eso, cuando la venganza contra los arios está por fin completa, Walt regresa con nostagia una vez más a ese laboratorio en el que realmente consiguió ser alguien y por fin puede descansar en paz. A pesar de todas las maldades y de todos los desastres que ha provocado, es imposible no reconciliarse en ese momento con Mr.White. Es mérito de un trabajo de guión superlativo, pero también de un Bryan Cranston estratosférico que en estos ocho episodios ha vuelto a devorar la cámara en una escena tras otra, desde aquel perturbador encuentro en el garaje con Hank hasta esa devastadora radiografía de la soledad más absoluta que fue “Granite State”, pasando por su acojonante meta-actuación en el DVD que envía a los Schrader, la colérica conversación telefónica con Pinkman en el coche camino del desierto o el dolor absoluto que precedió al asesinato de su cuñado. Cranston ha completado un recital a la altura de los más grandes de todos los tiempos, que dentro de más o menos un año le deberá reportar sin atisbo de duda su cuarto Emmy.

Breaking Bad_Ozymandias

Pero “Breaking Bad” también ha dibujado durante estas cinco temporadas una de las relaciones paterno-filiales más intensas, complejas y turbulentas nunca vistas en una pantalla de cine o TV. Y sin que hubiese lazos de sangre entre sus protagonistas: un apocado profesor de química y su antiguo alumno, un entusiasta yonqui de poca monta, que se ven envueltos en una odisea “bigger than life” de la que no saldrán indemnes. Y es que la relación entre Walter White y Jesse Pinkman, entrañable, tensa y convulsa, siempre se ha desarrollado según las reglas de Mr.White, que pese a sentir un incuestionable aprecio personal por su pupilo no ha dudado en manipularle y mentirle a su antojo. Esta season ha marcado el definitivo punto de inflexión entre ambos y ha sido acongojante ver cómo Jesse (enorme, una vez más, Aaron Paul) llegaba al límite, primero en aquel primer sobrecogedor encuentro en el desierto acompañados de Saul Goodman en el que le espeta, desesperado, a su mentor “Would you just, for once, stop working me?” para recibir posteriormente entre el más puro terror y el cansancio más absoluto el abrazo (¿real, impostado?) de Heisenberg, y después en el epifánico momento en el que descubre quién perpetró el robo del ricino para lanzarse después a tumba abierta con un bidón de gasolina en la mano. Nunca un escupitajo fue más doloroso que el que lanza en To’hajiilee, ni nunca una confesión fue más obscenamente cruel que la que un iracundo Heisenberg le hace a Jesse en “Ozymandias”: “I watched Jane die. I was there, I watched her overdose and choke to death. I could have saved her. But I didn’t”. Y pese a todo, al final de “Felina” Mr. White, que nunca quiso acabar con Jesse hasta que no le quedó más remedio, se intenta redimir ante su pupilo, salvándole la vida y ofreciéndole una pistola para que haga lo que tenga que hacer. Y Jesse se niega. El juego de miradas con el que ambos personajes se despiden es absolutamente memorable. No hacen falta más palabras ni grandes discursos. En esa breve mirada, de alguna forma, ambos vuelven a reconocerse y quedan en paz el uno con el otro. Walter ya sabe cuál es su destino, y Jesse, maltrecho pero después de todo vivo, nos deja con un grito de liberación de significado revelador. Y nosotros nos alegramos por él porque se lo merecía, aunque en el fondo intuimos que su destino es muy incierto.

Breaking Bad_Felina_Jesse

También ha sido la temporada de Hank Schrader (un grandioso Dean Norris), un tipo duro de los de verdad, que nunca se arrugó ante el desafío de Heisenberg, ni siquiera cuando la partida parecía claramente decantada en su contra. Y si no le tembló el pulso en su cacería fue porque se obligó a dejar de ver al Walter que siempre había querido y respetado para focalizarse únicamente en el criminal y gran capo de la droga. Al menos, tras doce meses de frustración, Hank pudo darse la satisfacción de atraparle, de ganarle el juego a su némesis, aunque para ello tuvo que sacrificar su vida. Y pocas veces veremos a alguien afrontar con tanta entereza y dignidad un trágico destino que no le correspondía. Para siempre quedará su “You’re the smartest guy I ever met, and you’re too stupid to see he made up his mind ten minutes ago. Do what you’re going to do”, antes de recibir un balazo en la cabeza. También hemos visto a una Skyler más oscura y siniestra que nunca, porque en los momentos en los que Walter flaqueó y quiso abandonar el partido (“Don’t let me have done all of this for nothing”), fue ella quien le instó no solo a resistir, sino a no dejar ningún cabo suelto y liquidar a Jesse en aquel escalofriante “We’ve come this far. For us. What’s one more?”, aunque en su caso, su prioridad sí que fue siempre la seguridad de sus hijos. Es cierto que posteriormente una bofetada de realidad le hizo despertar y desmarcarse del camino de Walt, pero quiero creer que ella al final sí llega a comprender, de algún modo, el drama de su marido y no puede evitar las lágrimas cuando éste se despide para siempre de la pequeña Holly en una estremecedora escena, quizás la única concesión lacrimógena de la season finale.

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Nosotros también nos hemos despedido para siempre de Walter Jr., ese amado hijo que siempre estuvo en la inopia pero que cuando descubrió toda la verdad no dudó en abominar de su padre y someterle al peor de los castigos. Descorazonador ese “Why are you still alive? Why don’t you just die already?” que le espeta en “Granite State”, y desolador ese plano de “Felina” en el que Walt le  observa por última vez desde la distancia, sin posibilidad de decirle adiós. Y tampoco volveremos a ver a Lydia, esa survivor bitch sin escrúpulos que se lleva su merecido casi de casualidad; ni a Todd, ese frío, desconcertante y letal motherfucker; ni al bad-ass de su tío Jack y su banda de nazis nauseabundos, todos ellos víctimas de la venganza final de Heisenberg, única forma de rendir tributo a su cuñado que encuentra un Walter White que puede marcharse sabiendo que ha hecho lo posible para que al menos no todo fuese en vano. A quien sí nos encontraremos de nuevo en el futuro es a Saul Goodman en ese spin-off que ojalá se convierta en el “Frasier” de “Breaking Bad”, aunque está por ver cómo funciona un personaje perfecto como secundario cáustico y cómico llevando sobre sus hombros todo el peso de un show.

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“Breaking Bad” nos deja por todo lo alto, metiéndose ya sin complejos en esa pugna por el título oficioso de mejor serie de todos los tiempos con “Los Soprano” y “The Wire”, y señalando el futuro a seguir para esta Edad de Oro de la TV. Un futuro en el que cualquier punto de partida por descabellado que parezca puede ser bueno si hay unas generosas dosis de talento detrás; en el que las series serán concebidas como obras totales con su presentación, nudo y desenlace, despreciando las temporadas de transición y las tramas de relleno; en el que los detalles siempre serán importantes, el espacio físico será un personaje más de la trama, y en el que el drama de altos vuelos y el sentido de la pausa sabrán convivir con el ritmo frenético y el suspense adrenalítico. Y por supuesto, en ese hipotético futuro, cualquier serie tendrá que convivir con la comparación eterna con la obra que dio el paso al frente.  “Breaking Bad” es, desde ya, un hito histórico y un punto y aparte. Por dios, que alguien se atreva a tomar el testigo.

Heisenberg

27 comentarios leave one →
  1. Lambda permalink
    01/10/2013 5:13

    Me termino pareciendo un poquito apresurado todo el desenlace. Siento que una temporada más le hubiera dado los espacios como para desarrollar BIEN Y DE FORMA PROFUNDA todos los frentes «abiertos» que abruptamente se cerraron de un momento para el otro (Skyler, Marie, Flynn, entre otros). Ésta tanda de episodios debería, a mi parecer, haber terminado con Heisenberg y su huida.
    Por otra parte, el papel de Hank terminó no estando a la altura de lo esperado luego de taaantas insinuaciones desde la primera temporada como «malo final». Su muerte tuvo un sabor agridulce también.
    El final, tanto de Walt como de Jesse (y el último encuentro entre ellos), fue, cuanto menos, tirado de los pelos (la muerte de Walt…sin comentarios).

    Por último, y con todo respeto hacia quien escribió la entrada, ponerla al nivel de Los Sopranos es…Demasiado.

    Breaking Bad es una serie «adolescente», mientras que Sopranos y Mad Men, por ejemplo, son series adultas. La primera está llena de «cliffhanger» (como el 99% de las series), mientras que las otras dos poseen capítulos autoconclusivos, que no necesitan dejarte con la duda de «x» factor para que quieras ver como sigue la trama).

    Saludos.

    • Reservoir permalink
      01/10/2013 10:14

      Yo he visto tanto The Sopranos como The Wire, para mi está, sin lugar a dudas, a la altura de estas dos. Las tres grande.

    • Asier permalink
      01/10/2013 11:46

      Esto de que tener cliffhangers es adolescente es un criterio personal que te has sacado de la manga. The Wire era otra serie que te dejaba con un WTF continuo capítulo a capítulo… ¿Es por ello peor que otras? Breaking bad está a la altura de las mejores series de la historia teniendo en cuenta todos los parámetros técnicos y artísticos. Y no lo digo yo, lo dice un 99 sobre 100 en Metacritic. Que te guste más o menos, eso entra ya en un terreno personal.

  2. Reservoir permalink
    01/10/2013 10:12

    Perfecto análisis, como siempre. Te felicito.

    BrBa pasará a los anales de la historia como una de las mejores series de la televisión jamás realizadas, como tu bien dices, junto a The Sopranos y The Wire.

    Ha sido una última temporada perfecta, sublime, que ha terminado como debía terminar y que nos ha regalado momentos magistrales como el capítulo 14. No cambiaría ni un ápice de esta temporada, de toda la serie. Excelente.

    No la voy a comparar con Dexter, son series de temática totalmente diferente, pero por haber terminado casi paralelas en el mismo tiempo, y como fan que he sido tanto de una como de otra serie, comentar que a los productores y guionistas de Dexter les debería caer la cara de vergüenza viendo una y otra temporada final. Una ha rozado la perfección, la otra ha hecho el ridículo.

  3. eeepod permalink
    01/10/2013 10:13

    Muy buen artículo. Totalmente en desacuerdo con Lambda, sobretodo en el punto en el cual dice que Breaking Bad es una serie «adolescente». Decir eso de una serie donde se exponen debates morales y relaciones personales y familiares tan maravillosamente complejas me parece quedarse sólo con el artificio. Un saludo.

  4. 01/10/2013 10:27

    ¿Qué puedo decir si ya está todo dicho en el artículo?. A mi me ha gustado bastante. Yo si la pongo por delante de Los Soprano y The Wire que curiosamente no me terminaron de enganchar. Lambda, a mi BB me parece una serie perfecta, sobre gustos los colores.

  5. Rodrigo Martín permalink*
    01/10/2013 13:16

    Enhorabuena por este magnífico post, Jorge, y por todos los anteriores que le has dedicado en este blog a «Breaking Bad», que han estado a la altura de la serie y le han hecho justicia, y eso es decir mucho. Y muchísimas gracias por haberlo escrito no precisamente en las mejores condiciones posibles, pero sobre todo mi agradecimiento eterno porque fuiste tú el que me metió en vena este gozosísimo vicio que ha sido la serie de Vince Gilligan, y para el que difícilmente encontraremos un reemplazo.

    Poco más se puede añadir a lo que tú has escrito, el adjetivo «pluscuamperfecta» nunca ha estado mejor elegido para calificar a una temporada de una serie. Pero así ha sido. «Ozymandias» probablemente haya sido lo mejor que se ha rodado jamás para televisión (aún hoy sigue ostentando un 10 en IMDB con la votación de 34.589 personas), pero tanto los cinco episodios precedentes como los dos últimos, que algunos creo que equivocadamente califican como «epílogos», son igualmente memorables. No cambiaría ni uno sólo de los minutos que hemos visto este verano. Y eso porque estamos centrándonos en esta última temporada, porque algún día nos tocará volver a revisitar «Breaking Bad» entera del tirón, desde su capítulo piloto hasta este «Felina», y ahí nos daremos aún más cuenta de su grandeza.

    Difícil no darle vueltas una y otra vez en la cabeza a lo que acabamos de ver hace sólo unas horas. A mí me ha marcado especialmente su cruel (pero merecida) forma de vengarse de los Schwartz, su despedida/confesión ante Skyler y sus últimos momentos con Jesse. Y por supuesto, esa última imagen, y el puntazo de que además el mito de Heisenberg se mantenga hasta el final, y la policía encuentre su cadáver en el laboratorio y todo el mérito de la metanfetamina azul (mejor que nunca, dicen Badger y Skinny Pete) que ha estado rulando en el último año se lo acaben atribuyendo a él. Walter muere como tiene que morir y donde tiene que morir. Pero yo pienso en el próximo lunes y… yo qué sé.

    Tampoco tiene sentido ponerse ahora a decidir si «Breaking Bad» es mejor que «Los Soprano» o «The Wire» o pollas en vinagre. Alegrémonos de que existen las tres y otras muchas series cojonudas, y que la existencia de una no anula a las otras. Y que siempre las tendremos ahí para poder revisionarlas cuando queramos. Pero la primera vez que nos enfrentamos a ellas, que las disfrutamos, que las vivimos en nuestras carnes, eso nunca volverá a repetirse. Hemos asistido a un momento único, e histórico. Y confío en que, aunque seguro que tendremos que esperar, algún día volveremos a decir lo mismo de otra serie.

  6. 01/10/2013 13:51

    Muy buen resumen y homenaje a Breaking Bad.

    El final superó mis expectativas y estoy de acuerdo. Esta segunda parte de la quinta temporada ha sido impresionante.

    Tiene mucho mérito el seguimiento de esta serie. La comparas con Lost, yo también lo he hecho, pero esta lo corresponde con calidad.

    Puede que haya sido la primera serie con este nivel que logra la atención de tanto público. Esto es muy bueno porque esos 10,3 millones, más los que lo hemos visto fuera de USA, exigirá una calidad similar en el resto de producciones por aquello de acostumbrarsea lo bueno.

    En mi opinión, estaría por debajo de Los Soprano, Six feet under, Mad Men, Boardwalk Empire, Treme, The Wire. Como digo en mi blog ha creado un escalón entre lo muy bueno y lo inmejorable.

    http://planetamancha.blogspot.com.es/2013/10/final-de-breaking-bad-live-free-or-die.html

  7. 01/10/2013 17:11

    Bravo por el post, magnífico. Me uno a tu petición de que alguien coja el testigo, y que no tarde demasiado por favor. Desgraciadamente no tengo las expectativas muy altas respecto al spin-off con Saul.

  8. Diego permalink
    01/10/2013 21:11

    Me gustó mucho el análisis final de la serie y sus personajes.
    En lo único en que no acuerdo es en que Hank tuviera respeto por Walt, creo que había un afecto basado en cierta imagen de inferioridad. Hank veía a Walt como un hombre muy inteligente pero débil, un cerebrito sin ambiciones, que había terminado siendo profesor porque no le daba para más, un blando. Y creo que lo explosivo de la revelación de la verdadera identidad de Walt es precisamente que es todo lo contrario de la imagen que tiene Hank. El duro es Walt y que él sea el duro prueba hasta qué punto Hank es un blando, un policía que no pudo hacer su trabajo -descubrir al narco- cegado por un prejuicio. De hecho Walt ha logrado montar un imperio de metanfetamina en sus narices, lo hizo lidiando con una enfermedad terminal y él no lo descubrió hasta el momento en el que Walt ya prácticamente estaba fuera de ese embrollo. El asesinato de Hank es más producto de su impericia policial, que es lo que hace que no pueda contarle a casi nadie lo que sabe y tenga que ir prácticamente sin apoyo al desierto, que una victoria pírrica y final.
    Saludos!

  9. 01/10/2013 23:09

    En primer lugar, muchas gracias Jorge por esta brillante crítica.
    A punto has estado de apretar aún más el nudo en la garganta que llevo desde el lunes a mediodía. Mira, la piel de gallina, cabronazo…(desde el cariño).

    Ahora mismo me siento como esa persona que intenta (infructuosamente), en el funeral de un ser querido, resumir toda la vida del fallecido con un discurso de apenas tres minutos…y este fallecido era, es y será muy, muy querido.

    Me incorporé a Breaking Bad cuando en EE.UU. se estaba emitiendo la tercera temporada. La primera crítica que leí sobre la primera temporada, en una desconocida web americana, (y responsable de que, finalmente, le diera una oportunidad a esta serie), decía algo así como: «Breaking bad necesita el compromiso del espectador durante los primeros tres episodios, ya que no sabrá a ciencia cierta si se encuentra ante un drama social, una comedia negra o un thriller…tras esos tres episodios, se esconde una prometedora historia de ambición». (Respeté aquella crítica aconsejando paciencia durante los primeros episodios a cada persona a la que se la recomendé).

    Apenas terminé de ver la primera temporada, (con aquel «THIS…is not meth» aún retumbando en mis oídos y el nuevo look de Heisenberg clavado en mis retinas), comprendí que tenía que hacer espacio en el disco duro para lo que se me venía encima. Ya estaba enganchado, ya era un compulsivo comprador de la metanfetamina azul.

    Y, tras lo que ha parecido un simple parpadeo desde aquellos días, llegamos al final…final sobre el que diré únicamente que no me esperaba que fuera tan «feliz» para Heisenberg. Durante las últimas temporadas, adquirió peso la teoría de que Heisenberg viviría un infierno en vida, bien porque W.W. jr. moriría por su culpa, bien por un suicidio de Skyler…y este ha sido un «dulce» final. Al fin y al cabo, una vez más, se salió con la suya: venció a los malos, liberó a los buenos que quedaban, se aseguró de que nadie continuara su emporio, su dinero servirá para asegurar el bienestar de su familia, evitó que le detuvieran y, para colmo, la policía encuentra su cadáver en un laboratorio en el mismísimo Albuquerque, delante de sus propias narices; cuando le tenían como el más buscado a nivel nacional. Acaricia un contenedor de metal, sonríe y cae al suelo mortalmente herido…pero al mismo tiempo se eleva, alto, muy alto. Su leyenda se hace gigantesca.
    Casi podríamos decir que el «It´s over. I won» de la cuarta temporada podría ser el último pensamiento de Heisenberg, el que le provoca esa última sonrisa.
    Cierto que vive el repudio de su familia…pero esa era la familia de Walter, no la de Heisenberg (que finalmente se revela con un incontestable «lo hice por mí»)…y ya estaban perdidos hace mucho.
    Una pregunta al respecto que me he hecho estos últimos meses es: ¿en qué momento la última traza de Walter dejó de existir?…en mi opinión, en el momento que utilizó la vida de Brock para salirse con la suya.
    Hasta ese momento, había sido testigo de muchas muertes. Algunas podía haberlas evitado, otras no. Todos eran personajes oscuros, corrompidos, algunos incluso malignos, cuyas muertes (moralmente) podían ser asimiladas…pero cuando puso en riesgo la vida de alguien puramente inocente, fue cuando Heisenberg devoró lo poco de Walter que quedaba aún.
    Si se me permite reformular una frase de TDK: «Heisenberg no tiene límites…pero Walter White, sí». Si quitamos al padre de familia de la ecuación, se acabaron las cadenas morales.

    Hoy, la (ridícula) polémica es la pugna por el cetro entre «The Wire», «The Sopranos» o «Breaking Bad»…el eterno «¿a quién quieres más…a papá o a mamá?».
    (Una pista: a quien no hay que querer, es a quien te haga elegir).

    Pero hoy, lo que sí puedo afirmar es que tras 62 episodios que, temporada tras temporada, podíamos dividir entre aquellos que sembraban el terreno (personajes, tramas, desafíos, etc) y los que hacían saltar la banca emocional por los aires…puedo decir que el mono que va a sufrir este «yonki» que os escribe, no es comparable al de ninguna otra serie que haya visto jamás.
    Pienso en la cantidad de veces que oiré en los próximos meses/años «es la nueva Breaking Bad», sobre series que no se merecerán ni lamer el suelo que ha pisado la creación de Gilligan y me entra pena por haber visto concluir un momento que deseaba y repudiaba a partes iguales: Dar un broche de oro a una grandísima historia y, al mismo tiempo, privarme de uno de los mayores placeres que la tv me ha dado. Al mismo tiempo, tengo la esperanza de que esta serie cambiará aún más el concepto de «espectador + caja tonta» que tienen aún muchos productores, directores, guionistas, etc

    De Walter White me despedí hace tiempo, hoy me toca decir adiós a Heisenberg. Un tipo al que jamás llegué a odiar del todo…y al que (inexplicablemente) he querido.

    Me despido con una frase de Bryan Cranston que también hago mía:

    «Durante el resto de mi vida, siempre habrá un poco de Walter White dentro de mí
    .
    .
    .
    y de Heisenberg».

    Saludos.
    Alfa.

  10. Jorge Luis García permalink*
    02/10/2013 1:14

    Muchísimas gracias a todos los que os habéis pasado por aquí y especialmente a los que os habéis tomado tiempo para dejar vuestras apreciadísimas aportaciones. Entre todos habéis vuelto a conseguir que este modesto blog pulverice su record de visitas en una sola jornada, aunque el mayor mérito hay que adjudicárselo a esta droga maravillosa que nos ha proporcionado tantos momentos impagables a tantísimos de nosotros.
    Por empezar por algún sitio, vayamos con lo de la «batalla» por el título de mejor serie de la historia. Como bien habéis dicho algunos, es una discusión estéril que en realidad no lleva a ninguna parte. Baste con decir que «Breaking Bad» ocupa un lugar de honor entre las más grandes y que todas ellas, en algún momento, han sido nuestra serie «favorita». Ojalá que este selecto club admita nuevos socios más pronto que tarde porque todos saldremos ganando, que es de lo que aquí se trata. Sin embargo, lo que sí hace especial a «Breaking Bad» es que ha sabido capturar lo mejor de las mejores series «adultas» (como las llamaría Lambda), a saber, «The Wire», «Mad men» o «Los Soprano», es decir, ambición de planteamientos, rigor y excelencia narrativas, profundidad y complejidad temáticas, interpretaciones excelsas y voluntad de sublimar un determinado género. Pero a ello le ha añadido esas cualidades propias de productos de vocación más mayoritaria («adolescentes», que diría Lambda), que solo buscan ser un intrépido entretenimiento por la vía de la adrenalina, del ritmo desaforado o por el uso efectivo y eficiente de cliffhanger como recurso narrativo, y eso no es nada despreciable. ¿Qué es mejor, «El padrino» o «Star Wars»? «Breaking Bad» ha sabido atrapar lo mejor de ambos mundos en su fórmula y, en ese sentido, es la serie TOTAL, una tan capaz de satisfacer las necesidades del espectador más exigente como de enganchar al neófito que solo busca entretenerse de vez en cuando. («Homeland» también se busca la vida en es liga, pero para hablar de ella ya tenemos otro post). Por ello es la serie que primero se nos viene a la cabeza para recomendar a cualquiera con la (casi) seguridad de que no le decepcionará, cosa que, por ejemplo, no puede hacerse con «The Wire».
    Por lo demás, a Diego, entiendo tu punto de vista de que hay cierta condescendencia en el trato de Hank a Walter, pero yo sí creo que el agente de la DEA respeta la inteligencia de su cuñado, que al fin y al cabo es quien le convenció de que Heisenberg seguía suelto cuando él ya creía que el caso estaba cerrado. Lo que sí que no comparto es que llames «blando» a Hank. Ha sido un poli de los pies de la cabeza hasta el final y ha perseguido su presa como nadie lo hubiera hecho, pero Walt jugaba con demasiada ventaja y de eso se aprovechó durante toda la serie.
    En cuanto al momento en el que Heisenberg perdió su última traza de Walt, yo no creo que se llegara a desprender de ella nunca, y uno de los grandes aciertos de la serie ha sido saberse mantenido en la frontera de la ambigüedad moral hasta el final. Cuando Heisenberg llegaba demasiado lejos, de alguna forma siempre había un momento en el que reaparecía Walt. De hecho, yo creo que Heisenberg siempre estuvo ahí, en el interior de Mr.White, esperando florecer. Y, a pesar de todo lo ocurrido y de haber terminado irremediablemente solo, el final de la serie, con Walt acariciando el contenedor de metal y con sus últimos objetivos cumplidos, parece querer decirnos que para él todo valió la pena. Y a mí me encanta que la serie sea en ese sentido tan moralmente provocadora. Lo que sí que tengo claro es que el momento a partir del cual no hay vuelta atrás para el personaje es cuando deja morir a Jane en la segunda temporada.
    Por lo demás, comparto esos sentimientos indescriptibles que expresan Alfa y Rodrigo sobre el final de la serie y sobre su inabarcable grandeza. Mis agradecimientos eternos a Alfa por descubrirme esta maravilla y a Rodrigo por haberme hecho caso.
    Para terminar, os contaré una anécdota que no vi oportuno incluir en el artículo pero que sí puede tener su hueco aquí en los comentarios. La madrugada en la que se emitía en EE.UU «Felina» yo sufrí sin previo aviso un doloroso cólico biliar que me llevó directamente a Urgencias. Y allí, entre dolores nada recomendables, diversas pruebas médicas y todas las mierdas que se le pasan a uno por la cabeza, no podía evitar pensar que lo peor de esa putada era que me había pasado a las puertas del final de «Breaking Bad», que me iba a perder EL MOMENTO televisivo del año y que no podría acudir a la cita con El Cadillac Negro a tiempo. Para que veáis hasta dónde llega mi adicción. Al final me mandaron para casa (con la amenaza de una operación en ciernes), pude sobar un poco y recuperarme lo suficiente para cumplir con el ritual de la despedida y rendir mi modesto tributo a esta obra maestra que no olvidaremos jamás. Gracias, «Breaking Bad», por todo.

  11. Jorge Garcia permalink
    08/10/2013 8:41

    Hola, mi más sincera felicitación por esta entrada. Siento envidia sanísima por ello. Si después de leerlo uno no se anima a ver la serie ya no sé qué puede animarle a hacerlo. Recuerdo que empecé a ver la serie por un compañero de trabajo con el que comparto el gusto por las series. Al principio me pareció un pelín rara, no me parecía demasiado atrayente pero después pensé que podía tener su punto. Afortunadamente no me equivoqué y he de decir que la visión ha merecido la pena absolutamente. Esta última mini temporada he estado almacenando los capítulos para verlos del tirón. Huyendo de cualquier referencia y luchando contra mi mismo para no caer en la tentación de ir viéndola capitulo a capítulo. La espera mereció la pena. Junto a The Wire para mí lo mejor que he visto. El auténtico puto amo mundial es Mr.Heisenberg, ni Bárcenas ni gaitas. Un malo en el fondo muy humano. El plano final, viendo a Mr. White tumbado en el suero y alejándose con la canción de fondo para mí genial. Volveré a verla dentro de un tiempo.

    Muchas gracias por el blog y os animo a seguir. Gracias a vosotros he podido descubrir cosas que me han alegrado la vida.

    Un saludo a todos.

    • Jorge Luis García permalink*
      09/10/2013 14:07

      Muchas gracias, tocayo, por tus elogios y tus ánimos. Que nos digas que gracias a nosotros has descubierto cosas que te han alegrado la vida es impagable. No creo que un blog pueda aspirar a más. Seguiremos en El Cadillac Negro hasta que el cuerpo aguante. Eso sí, espero que el artículo no lo haya leído nadie que no hubiera visto la serie (ahí estaba el aviso de spoiler) porque significaría que le habríamos reventado el final (aunque también me temo que no se habría enterado de nada). Un saludo!

  12. Anónimo permalink
    22/10/2013 17:19

    La verdad es que, he de felicitar a Jorge Luis por tan excelente comentario y resumen de la serie. Un poco largo (casi un tratado de derecho civil), pero no le sobra nada. Pero no me aguanto y he de señalar un momento en la serie… Cuando Hank, en la comida familiar, y después del asesinato del químico, les suelta que el caso está cerrado, y que Heisenberg está muerto. Recuerdo la cara de Walt, un poco borrachín ya, reabriendo el caso él solo… (se podía haber callado y seguir con el negocio), diciéndole a su cuñado que el químico no era el profesor, sino el alumno…. que las notas no aportaban nada, no describían nada, porque eran los apuntes de un alumno. El genio, la mente prodigiosa… le había vuelto a engañar.
    Yo disfruté con esa escena, casi tanto como con la otra… cuando Hank se da cuenta de la realidad….. INSUPERABLE.
    Gracias por la excelente calidad del blog. De seguir así… te vas convertir en una referencia obligada para cualquier aficionado o adicto, como yo, al cine en vena.

    • 22/10/2013 17:32

      Y ya me has fastidiado porque me haces seguir el blog… je, je, Y te tengo que recomendar a mis amigos aficionados a ese mundo de ilusión, ese mundo virtual antes de la informática, llamado… cine.
      Un saludo.

      • Jorge Luis García permalink*
        22/10/2013 19:30

        Pues es un honor, Jose, recibir comentarios tan elogiosos como el tuyo, y desde luego el más poderoso motivo que se me pueda ocurrir para que El Cadillac Negro siga en la carretera por mucho tiempo. Tienes toda la razón en tu fascinación por esa escena en la que el ego de Heisenberg puede más que la prudencia que habría evitado su hecatombe. Una prueba más de por qué esta serie ha sido tan grande. Un saludo y confío en que sigamos dándote razones para seguir el blog.

  13. panfilo permalink
    09/12/2013 1:26

    hola a todos en especial al creador del blog, se nota que has sido un fan de esta obra de arte, no voy a decir nada de la serie porque esta de mas, pero que algunos usuarios quieren polemizar con el asunto de la mejor serie de la historia, solo dire que disfrute mucho de sopranos y the wire, pero BB es la serie mas completa que vi en la vida, asi de simple,cuando vayan por la calle y escuchen baby blue se acordaran de que estan hechas las obras maestras

    saludos cordiales

  14. 09/12/2013 6:24

    Gran Fan de Breaking Bad, y ahora se prepara precuela con Saul Goodman

  15. digitalwaiteronline permalink
    27/02/2021 8:19

    nearby restaurants app – thanks for sharing.

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