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«Masters of sex»: criaturas misteriosas

19/12/2013

Masters of sex_Poster

Hace unos días me comentaba un colega cinéfilo pero muy escéptico con la actual fiebre por las series de televisión que no podía creerse que de verdad hubiese ahí fuera tantas joyas maravillosas, tantos productos de visionado imprescindible y tanto proyecto de obra maestra que no nos podemos perder si no queremos quedarnos rezagados en las tertulias más in. Consideraba que esto es una moda pasajera a la que se apunta todo dios para estar a la última, una burbuja que, como la inmobiliaria, tarde o temprano terminará explotando. Puede que mi colega tenga algo de razón y haya cierta obsesión entre blogueros y webs especializadas por encontrar “the next big thing” un día sí y otro también, y tampoco me cabe duda de que entre las tropecientas series que se estrenan cada temporada un porcentaje muy alto seguramente no merecen la pena (más o menos como ocurre con las tropecientas películas que se estrenan y se seguirán estrenando en las salas de cine todos los años), pero también tengo claro que mientras siga apareciendo cada cierto tiempo un producto como “Masters of sex” la denominada Edad de Oro de las Series de Televisión tendrá cuerda para rato.

La serie de Michelle Ashford –guionista y productora de “The Pacific”- se nos vendió desde un primer momento como el intento de la cadena Showtime por dar réplica a nuestra venerada “Mad Men”, un peligroso arma de doble filo, pues si bien de entrada conseguía capturar la atención del espectador más exigente que no encuentra con facilidad en la parrilla televisiva las dosis de clase, elegancia y magisterio que atesora la serie bandera de la AMC, el listón también estaría colocado mucho más alto y la vara de medir sería más rigurosa. El capítulo piloto, emitido a finales de septiembre y dirigido por John Madden (“Shakespeare in love”), dejaba muy buen sabor de boca y prometía un largo recorrido para la serie, aunque para ser honestos el nivel de excelencia de “Mad Men” aún quedaba lejos. Varias entregas  después, a la altura del memorable quinto episodio de la tanda titulado “Catherine”, “Masters of sex” pegaba el estirón definitivo, terminaba de encontrar su propio tono y se confirmaba definitivamente como una de las mejores noticias del año cinéfilo, alcanzando unas cotas de calidad que ya no ha perdido hasta la conclusión de su primera temporada. Aunque aún le queda mucho camino por recorrer, la comparación con la serie de Matthew Weiner ya no suena a boutade o a descarada maniobra publicitaria.Masters of sex_Bill_Virginia

La otra baza que juega Showtime para reclamar el interés del público es, claro, la infalible palabra que aparece en su título: el sexo. No en vano, los protagonistas del show son los pioneros en la investigación del comportamiento sexual humano William Masters y Virginia Johnson, una pareja que publicó revolucionarios estudios sobre el tema y que incluso se convirtió en una auténtica celebridad que llegó a la portada de “Time”. La serie, basada en la biografía del mismo título escrita por Thomas Maier, se ubica inicialmente en los albores de esa colaboración, a finales de la década de los 50, cuando Bill ya era una eminencia de la ginecología en la Universidad de Washington y Virginia se convirtió en su asistente, y explora los escollos y dificultades que ambos se encontraron para llevar a cabo sus controvertidos experimentos con centenares de participantes anónimos. Sin embargo, “Masters of sex” no es estrictamente una serie sobre sexo, sino más bien sobre lo que gravita alrededor del sexo, que en realidad es todo lo demás, y ahí reside su auténtico valor. Sí vemos cuerpos desnudos y escenas algo subidas de tono, pero hay más sensualidad y erotismo en sus impagables títulos de crédito que en cualquiera de los asépticos experimentos clínicos que suceden en la sala de reconocimiento número cinco.

Más allá de los avatares de una investigación visionaria y provocadora para su tiempo, lo que importa en la serie es la turbulenta relación que se establece entre dos personajes muy distintos entre sí, casi antagónicos, pero que comparten un vínculo tan poderoso como es la pasión por el descubrimiento, la excitación por pisar nuevos territorios. Bill Masters, interpretado por un inconmensurable Michael Sheen, es uno de los caracteres más complejos vistos recientemente en una pantalla de televisión. Un tipo respetadísimo en su profesión, consciente de ser el mejor en su campo, pero tremendamente frío, introvertido y estirado, casi asocial en su comportamiento con su entorno. Vive en una perpetua contradicción porque toda la pasión que invierte en su trabajo, especialmente en esa nueva investigación que cambiará la manera de entender el sexo en la sociedad, se transmuta en rutina y auto-represión –motivada seguramente por la esterilidad que ladinamente oculta a su esposa– cuando vuelve al calor del hogar e interactúa con una mujer a la que parece querer pero a la que es incapaz de amar. No es un personaje fácil de interpretar para Sheen porque la muralla que se levanta entre él y los demás también alcanza al espectador, que muchas veces desearía propinarle un par de collejas, pero la grandeza de la serie es que al final del último capítulo, “Manhigh”, uno siente que esa barrera se ha ido resquebrajando, aunque solo sea un poco, y podemos comprenderle mucho mejor.

Masters of sex_Bill Masters

Por el contrario, Virginia Johnson es una mujer liberal y extrovertida, madre separada con dos hijos, consciente del poder de su sexualidad pero también de las limitaciones que le impone una sociedad que todavía no está preparada para aceptar plenamente la igualdad de género. Es imposible no enamorarse de una chica tan adorable y encantadora como Virginia. Tan luminosa, inspiradora y talentosa, pero con sus propios problemas a los que siempre hace frente sin compadecerse de sí misma más de la cuenta. La vida no se lo ha puesto fácil pero ella es una luchadora que nunca se ha conformado y nunca lo hará. Ella es Lizzy Caplan, que puede que no sea un pivón de manual pero tiene algo que impide que fijes la mirada en otro sitio cuando ella está en pantalla. Se llama carisma, y eso le permite devorar la cámara cada vez que la enfoca, cosa que por fortuna para el espectador sucede muy a menudo. Que los Globos de Oro se hayan olvidado miserablemente de ella en sus nominaciones solo aumenta mi desprecio por esos galardones.

Masters of sex_Virginia Johnson

Como toda buena serie de personajes, “Master of sex” no descuida a sus secundarios, y entre todos ellos, que los hay con mayor y menor peso, tejen un tapiz (cierto que no tan extenso ni tan minucioso como el de “Mad Men”) de deseos, frustraciones y adulterios que reflejan la sofisticada pero conservadora sociedad norteamericana de los años 50, elementos que de no manejarse con la suficiente sutileza, pausa y equilibrio entre lo dramático y lo humorístico podrían derivar en el melodrama más pueril. Entre estas criaturas misteriosas –como las define el propio Bill– que rodean a la pareja protagonista sobresalen Libby Masters, la convencional y demasiado comprensiva esposa del ginecólogo, más preocupada por darle un hijo a su marido que por su propia felicidad, interpretada por Caitlin Fitzgerald como si se tratara de una precursora de Betty Draper, aunque mucho más ingenua y candorosa que ésta; o el joven doctor Ethan Haas (Nicholas D’Agosto), brillante discípulo de Masters, con el que protagoniza una tensión que va más allá de lo profesional debido a su inevitable obsesión por Virginia. También reclaman su cuota de gloria el apuesto doctor Austin Langham (Teddy Sears), uno de los primeros voluntarios en los experimentos sexuales de Masters & Johnson, incapaz de rendir a pleno rendimiento si no es con la deliciosa Jane Martin (Heléne Yorke), una de las participantes más entregadas a la causa de Masters; o la doctora Lillian DePaul (Julianne Nicholson, también vista en “Boardwalk Empire”), tan brillante como sus colegas pero víctima de un sistema mojigato que aún desconfiaba de las verdaderas aptitudes de la mujer en puestos de responsabilidad.

Masters of sex_Ethan y Libby

Pero si hay dos personajes que están cerca de robarle la función al dúo protagonista esos son el decano de la Universidad de Washington Barton Scully (interpretado con gran aplomo por Beau Bridges), mentor de Bill e inicialmente reticente a apoyarle en su nueva aventura, pero sobre todo poseedor de un inconfesable secreto que podría dar al traste con su carrera y su familia, y especialmente su esposa Margaret, una conmovedora Allison Janney que firma una composición desarmante en su patetismo, frustración vital y fragilidad emocional, sin pasarse nunca de la raya. Su actuación en la escena en la que hace la entrevista preliminar para participar en el estudio de Masters es de levantarse y aplaudir. Es una lástima que a estos dos personajes no les vayamos a ver, por motivos de agenda, en la segunda temporada porque eran de los que elevaban varios grados la temperatura sentimental del show.

Masters of sex_Barton y Margaret Scully

En una época en la que se cancelan series con la misma velocidad con la que se les da luz verde, “Masters of sex” consiguió con bastante rapidez la renovación para una segunda temporada, y, según ha declarado Ashford, hay un plan bastante ambicioso (de cinco o seis tandas) para contar la historia de Masters y Johnson. Dado que ambos son personajes reales y bien conocidos (aquí puedes ver el aspecto de los auténticos protagonistas de la historia), no es ningún secreto que finalmente contrajeron matrimonio en 1971 y permanecieron casados más de 20 años, durante los que siguieron trabajando codo con codo. Si tenemos en cuenta que el último capítulo de esta primera temporada concluye en agosto de 1957 –cuando David G. Simons culminó su gesta semi-espacial a bordo del “Manhigh”– y que el primer libro publicado por la pareja –“Respuesta sexual humana”– data de 1966, parece obvio que en la próxima temporada deberá producirse un salto temporal que nos lleve a otra etapa de sus vidas. Habrá, pues, nuevos escenarios, nuevos usos y costumbres sociales y lógicamente nuevos personajes, mientras que otros no tendrán cabida en las nuevas líneas argumentales y desaparecerán.  Así que, sin llegar por supuesto a los extremos de “American Horror Story”, “Masters of sex” promete ser una serie en constante evolución en la que cada temporada puede resultar muy distinta de la anterior. Solo esperamos que durante el trayecto sepa conservar las señas de identidad que la han convertido en uno de los productos más distinguidos, seductores y recomendables de 2013.

Masters_of_Sex_title

8 comentarios leave one →
  1. javichul permalink
    19/12/2013 18:43

    chapeau! por tu análisis!

    • Jorge Luis García permalink*
      19/12/2013 21:40

      Muchas gracias, javichul, celebro que te haya gustado. Un saludo.

  2. ceciliagarcia138300784 permalink
    27/12/2013 20:40

    Estupendo análisis de una serie que ha sido una auténtica revelación este año. Como bien dices, más allá de sexo, Masters of Sex es una historia de emociones, que trata de reflejar la problemática (prejuicios, tabús, lucha de géneros) de una época desde varios puntos de vista. El punto fuerte de esta historia es, sin duda, sus actores. Personalmente el trabajo de Allison Janney me ha parecido formidable (tampoco ha sido nominada a los Golden Globes, lo que me hace dudar tanto como tú de los galardones), aunque todos han hecho un trabajo formidable. Un saludo y gracias por el artículo. Acabo de descubrir el blog y me ha gustado mucho :)

    • Jorge Luis García permalink*
      28/12/2013 11:55

      Hola Cecilia, bienvenida al Cadillac. Espero que ahora que nos has descubierto te pases a menudo por aquí. Ciertamente, «Masters of sex» brilla de forma especial en buena parte gracias al trabajo de sus actores protagonistas, y lo de Allison Janney es un escándalo (tanto su maravillosa actuación como que haya sido ignorada en los Globos de oro). Personalmente también me gusta mucho esa estirada y orgullosa Julianne Nicholson, una especie de versión femenina de Bill Masters inevitablemente lastrada por los prejuicios sociales de la época. Un saludo!

  3. Fernanda permalink
    22/07/2014 19:39

    ¡Interestante texto, ahora quiero ver Masters of Sex 2, me llama mucho la atención esta serie!

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