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La deriva emocional de «The Leftovers»

11/09/2014

The Leftovers_Poster

Pocos tipos deben haber sido más insultados, vilipendiados y denostados en su profesión que Damon Lindelof, el hombre que ofendió a tantos millones de espectadores con el polémico y cuestionadísimo final de “Perdidos”, probablemente el mayor fenómeno televisivo de todos los tiempos y razón por la que muchos volvimos a (re)engancharnos a aquella afición tan de nuestra adolescencia que era ver series. Es una lástima que a Lindelof le hayan caído (y le sigan cayendo) todo tipo de palos como máximo responsable de aquella conclusión tan insatisfactoria para todos aquellos espectadores que hubieran deseado una larga lista de explicaciones lógicas que dejara atados todos y cada uno de los misterios de aquella isla, sepultando por el camino el mérito de haber sido uno de los impulsores clave de una las aventuras más extraordinarias, alucinantes, ambiciosas y adictivas de la televisión moderna. Ahora, diez años después de la emisión de aquel mítico capítulo piloto que presentaba a los supervivientes del vuelo 815 de Oceanic, muchos parecen renegar de “Perdidos”. Pero claro, desde entonces todos hemos disfrutado de tantas y tan buenas series que podemos caer en la tentación de subestimar a la creación de J.J. Abrams, Jeffrey Lieber y el propio Lindelof, u olvidar por qué a su modo (que no es el de “Los Soprano” o “The Wire”) y a pesar de sus posibles flaquezas fue tan grande, revolucionaria e irrepetible. En El Cadillac Negro seguimos teniendo una deuda pendiente con “Lost” que esperamos saldar algún día como se merece, porque agradecemos eternamente los impagables momentos que nos proporcionó.

Pero hablábamos de Lindelof, el tipo que además de ejercer muy a su pesar de sempiterna piñata humana es el responsable máximo, junto a Tom Perrotta, de “The Leftovers”, la última apuesta fuerte de una HBO decidida a conservar su hegemonía en el campo de la ficción de calidad ante el empuje de AMC, FX o Showtime. Lindelof es muy hábil con las premisas conceptuales, y la de su nuevo invento (el 2% de la población mundial desaparece del planeta sin explicación aparente, y tres años después los que se quedaron siguen lidiando como pueden con el duelo colectivo) es en principio bastante sugerente. Pero, consciente de que las comparaciones con “Perdidos” no iban a tardar en llegar y de que muchos iban a tomar “The Leftovers” como una reválida personal, el showrunner advirtió desde el principio que la serie no iba a centrarse en resolver el misterio que sirve como mcguffin, sino en sus consecuencias (como también ocurre en la novela de Perrotta, Ascensión, que sirve de base) . No creo que ni Lindelof ni ningún otro creador deban ofrecer justificaciones previas sobre su trabajo, pero dado los precedentes se puede entender que esta vez tratara de cubrirse las espaldas. Quizás en esta ocasión sí era pertinente indicar al espectador dónde y qué mirar. Y quien haya sabido, podido o querido entrar en el juego de “The Leftovers” ha terminado siendo sacudido por un artefacto tan imperfecto como altamente estimulante y demoledor. En una época en la que el público y la crítica tiende a dictar sentencia desde el primer episodio, sin esperar a una mínima maduración (“The Wire” lo habría seguido teniendo tan crudo en estos tiempos como en su momento), la serie de Lindelof y Perrota no ha jugado a ponerle las cosas fáciles al espectador medio.

The Leftovers_Rapture

A “The Leftovers” cuesta tomarle las medidas porque su propuesta es deliberadamente árida, su ritmo moroso y sus personajes, arrojados a la pantalla sin asideros para conectarles emocionalmente con el espectador, resultan antipáticos de entrada, algunos de ellos directamente irritantes. Su estructura narrativa, aparentemente anárquica, como un puzzle críptico cuyas piezas por sí solas no resultan atractivas, abre una distancia inicial con el espectador, al que se demanda un cierto grado de paciencia que muchos no están dispuestos a conceder pero que termina reportando jugosos beneficios. La serie subvierte los patrones del relato televisivo clásico, adoptando soluciones y desvíos arriesgados que, milagrosamente, terminan funcionando y ofreciendo la impresión final de que aquí el conjunto es muy superior a la suma de sus partes.

Pocas series de este año (o de cualquier año) habrán examinado más minuciosamente la deriva existencial del ser humano arrastrado por la pérdida, el dolor, la ira y la frustración de enfrentarse a una situación que no comprende. “The Leftovers” habla de almas rotas, de seres al borde del precipicio emocional, algunos dispuestos a precipitarse al vacío ante la imposibilidad de pasar página y otros a agarrarse con todas sus fuerzas a cualquier brizna de esperanza, por minúscula e improbable que ésta sea. “The Leftovers” golpea las tripas del espectador y lo hace con más contundencia a medida que transcurre su temporada y el rompecabezas va tomando forma, como las pinturas que conforman la cúpula de los créditos de inicio, a través de simbolismos, metáforas, cuidadas rimas visuales, brotes de nihilismo, secuencias de un impacto sencillamente brutal, de esas que quedan grabadas en la retina, y una atmósfera enrarecida, ligeramente irreal, recorrida por turbulentas corrientes internas. Algunos de estos elementos también se hallaban en “Perdidos”, serie con la que finalmente hay más conexiones de las que en un principio se reconocieron y con la que también comparte enigmas indescifrables y preguntas sin respuesta (el “National Geographic” de mayo de 1972 bien podría ser una actualización de los legendarios números 4 8 15 16 23 42), ciertos ingredientes sobrenaturales y connotaciones religiosas o espirituales. De alguna forma, “The Leftovers” podría funcionar como el reverso lánguido y depresivo de “Perdidos”, aun cuando no tenga por qué gustar lo más mínimo a los fans de esta última, y al revés.

The Leftovers_Tom

Y de igual manera que algunos admirábamos a la serie de la ABC no tanto por los osos polares, el humo negro o las escotillas misteriosas, sino especialmente por su capacidad para articular miniaturas narrativas plagadas de ingenio y perfumadas con cierto aroma místico en sus mejores flashbacks, “The Leftovers” brilla y despega de manera concluyente cuando apuesta por el retrato psicológico y detallista de un único personaje, como ocurre en “Two Boats and a Hellicopter” y sobre todo en “Guest”, el sexto, a partir del cual la serie ya no ofrece tregua y agarra definitivamente al espectador por el pescuezo para no soltarle hasta el climático final de “The Prodigal Son Returns”.

Es cierto que “The Leftovers” no es redonda, pero también lo es que toda experimentación conlleva sus riesgos. Mientras que algunos personajes que inicialmente solo suscitan indiferencia en el espectador -como su protagonista Kevin Garvey Jr, el sheriff de Mapleton, la pequeña localidad de Nueva York en la que se centra la historia (ajustado, comprometidísimo Justin Theroux), o la devastada Nora Durst (una sobresaliente Carrie Coon)- sí logran emocionar al irse revelando poco a poco las capas de angustia que los recubre y la culpa que les devora, otros – la joven Jill y sus amigos adolescentes, la Meg Abbott de Liv Tyler o los a veces más exasperantes que inquietantes Culpables Remanentes como colectivo- no terminan de calar hondo pese a que sí lleguemos a comprender sus razones para actuar como lo hacen. La bellísima banda sonora de Max Richter y la ecléctica selección de piezas ajenas –Nina Simone, The Black Keys, Jody Reynolds, Metallica via Apocalyptica,…- contribuyen, en sus mejores instantes, a acentuar la intensidad de la escena, a multiplicar su significado o incluso a cercenarla súbitamente, pero en otras ocasiones subrayan quizás con innecesaria grandilocuencia el impacto emocional de la misma.

The Leftovers_Laurie Garvey

La serie deja varios cabos sueltos e interrogantes en el aire que podían resolverse (o no) en una segunda temporada ya aprobada por la HBO, pero su primera tanda opera como un bloque autónomo que funcionaría igualmente sin prolongaciones ni suplementos, salvo que uno intente racionalizar y encontrarle sentido a todo lo que ve, porque en ese caso quizás debería alejarse de “The Leftovers” como de la peste, no sea que vaya a sentirse “estafado”. No he leído la novela de Perrotta en la que se basa la historia, pero me consta que el final de la misma y el de primera temporada llegan prácticamente al mismo punto, por lo que una continuación deberá de sustentarse en material nuevo y volar más libremente. Esa será una nueva reválida para Lindelof, pero por el momento el examen de “The Leftovers” lo ha pasado, y con nota, aunque para muchos, haga lo que haga, siempre seguirá siendo el tipo que jodió seis años de sus vidas.

TheLeftovers_title

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6 comentarios leave one →
  1. 11/09/2014 11:08

    A mí el final me ha dejado como estaba en el capítulo cuatro, por poner uno al azar. Es muy Perdidos en cuanto a que tiene capítulos excepcionales, los de esta primera son los divisibles entre tres (3,6,9), y a que hay mucho relleno bíblico, pretencioso, etc, que no conduce a nada. Esto se puede hacer mejor o peor, True Detective lo hizo mejor por ejemplo. A Lindelof esto creo que no le sale muy bien, in my opinión…

    En conjunto creo que queda algo agradable con buenos personajes, es lo mejor de la serie yo creo.
    Saludos.

  2. 11/09/2014 12:09

    He visto vuestro enlace en la crítica del País y me ha decepcionado la lectura de la misma. Aquí, después de leeros me quedo con un pequeño buen sabor de boca. Con dos matices, amigo García: a) El libro de Tom Perrota, editado en España como Ascensión; es plano a plano la serie. b) la disponibilidad del talento de Lindelof en esta serie es un 50%. El mismo, lo confiesa en las premieres e interviús que dieron conjuntamente. En Youtube hay material para reventar un comedor social. Por último, a mi Perdidos no me gustó, exceptuando, el capítulo piloto que JJA suele hacerlos como una película y en su caso; una genialidad. La historia era muy previsible. The Leftovers ha ido de menos a más. HBO, acierta con un producto muy trabajado desde su producción ejecutiva. Os invito a leer mi crítica para que saquéis vuestras conclusiones. Saludos cordiales, Jon

    http://200mghercianos.wordpress.com/2014/08/18/the-leftovers-el-postapocalypse/

  3. 11/09/2014 12:14

    Me ha gustado más de lo que pensaba. Yo, que soy de los pocos a los que el final de Lost no me irritó, más bien todo lo contrario, empecé The Leftovers por curiosidad. Espero que el tiempo ayude a que Lindelof no sea criticado tan gratuitamente. La gente se queda con lo peor.
    The Leftovers es una serie que va en contracorriente. Ninguna estrella mundial como actor, aunque muy buen y acertado casting, ningún misterio por resolver (la ascensión no tendrá respuesta, han asegurado), un tema tan difícil para el espectador como la muerte y el dolor…
    Para mí, es una apuesta valiente. El último capítulo es tremendo. Tan cruel, tan terrorífico, tan dramático. Uf, visualmente muy potente la imagen de Nora en la mesa.

    Habrá reseña de Sons Of Anarchy? Qué difícil mirarla! Saber que ya no habrá más!
    xD

    Saludos

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