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Wilco y «Star Wars»: el despertar de la fuerza

24/07/2015

Wilco_Star Wars

“The Whole Love”, publicado ya hace cuatro largos años, fue un disco de consenso entre las distintas facciones de seguidores de Wilco, los que aman a la banda neoclásica bien pegada a las raíces y los que desearían que en estudio se lanzaran con más asiduidad por las pendientes de la experimentación que frecuentan en sus demoledores directos. El secreto del grupo probablemente esté en la sabia combinación de ambas vertientes (como tratábamos de explicar en “Wilco: magisterio entre el clasicismo y la vanguardia”) y aquel trabajo de 2011 afinaba con precisión la mezcla de los distintos ingredientes como no había ocurrido en “Sky Blue Sky” (2007) ni en “Wilco (The Album)” (2009), ambos discos sobrados de bellas canciones atemporales pero inscritos en una dimensión sonora más conservadora o tradicionalista que la inquieta dupla formada por “Yankee Hotel Foxtrot” (2002) y “A Ghost is Born” (2004), y por tanto responsables de la maliciosa coletilla de “dad-rock” que ha acompañado a la banda de Illinois durante la última década.

“Star Wars”, el flamante nuevo disco de la banda de Jeff Tweedy, no ambiciona ser una secuela de “The Whole Love” en el sentido de funcionar como catálogo de todos los poderes de Wilco y así satisfacer a todos los fans, sino que en muchos aspectos es su trabajo más espontáneo, urgente, fresco y directo en mucho tiempo, uno con el que parecen querer sacudirse las acusaciones (en mi opinión, injustas) de anquilosamiento y perfeccionismo abrumador colindante con el aburrimiento. Desde la elección de un título que parece un chiste privado (o una hábil maniobra para obtener más búsquedas en Google en año galáctico), hasta la inclusión de un adorable gatete en la portada (recurso que no es la primera vez que utilizan), pasando por la sorpresiva maniobra de regalar el disco en internet sin previo aviso o el escaso minutaje de 33 minutos, todo parece estudiado para tratar de restar importancia al relevante hecho de que Wilco está de vuelta con nuevo material después de un periodo de barbecho inusualmente largo en la trayectoria de la banda. El riesgo de esa estrategia es que el público se tome “Star Wars” como un disco menor, y aunque es verdad que este lote de canciones no encandilará en primera instancia a un determinado perfil de seguidor del grupo, no es menos cierto que estamos ante su trabajo más tenso, primario y audaz desde “A Ghost is Born” y, como casi siempre ocurre con Wilco, se trata de un grower que no debería despacharse ligeramente con la primera escucha.

Wilco_2015

El líder del combo ya advirtió en la gira de promoción de “Sukirae” (2014), el disco publicado el año pasado junto a su hijo Spencer y acreditado simplemente a Tweedy, que el siguiente trabajo de Wilco se abordaría desde una óptima más descuidada y menos metódica. Tampoco es que “Star Wars” sea un émulo de aquel notable aunque excesivamente largo “Sukirae”, pero sí bebe de ese impulso por no manosear demasiado la canción, de dirigirse a su esencia conservando sus aristas, de concentrarse en el tuétano más que en el aderezo. En este nuevo álbum hay varios cortes que en otras épocas la banda se habría tomado su tiempo para pulir y repulir hasta encontrar su versión más pluscuamperfecta, pero que aquí se presentan casi en bruto y sin refinar, decisión que termina revelándose como todo un acierto. También es un disco más contundentemente guitarrero, bien nutrido de riffs gruesos y cargados de fuzz que remiten al glam rock setentero (incluso la voz de Tweedy se emparenta en varias ocasiones con la de Marc Bolan), pero aunque se escuchen borbotones de guitarras no esperen aquí al Nels Cline fino y estilista de “Impossible Germany”, sino más bien a la espasmódica bestia ruidista que se multiplica en el manejo de los pedales en los conciertos. En ese sentido, la inicial “EKG”, un instrumental de poco más de un minuto, es toda una declaración de intenciones. Líneas angulosas y atonales de eléctricas y acústicas que se enmarañan en un incómodo torrente sonoro digno de Sonic Youth. No, esto no anticipa precisamente un remanso acústico al estilo de “Either Way”.

El segundo corte, “More…” abre una tríada de temas rockeros cortos y directos marcados por un alud de guitarras tórridas y ritmos entrecortados. El primero de ellos es el más instantáneamente memorable, con un fantástico y adhesivo estribillo que termina desapareciendo en una nube de ruido invocada por Cline con su particular Mjolnir. Por su parte, “Random Name Generator” juguetea con una insistente melodía interpretada por Tweedy en tono grave y guiada por un doble riff de guitarras abiertamente glam a las que se van sumando capas de sonidos para firmar uno de los temas más expansivos y contagiosos de lote, mientras que en la chispeante “The Joke Explained” conviven el deje sinuoso de Bob Dylan y la chulería macarra del Lou Reed de “Transformer”; otra canción redonda y certera en su perfecta brevedad.

 

“You Satellite” cambia el escenario y nos sumerge en un crescendo de brumas atmosféricas pintadas por unas guitarras que cabalgan entre el shoegazing noventero y el post-rock, en tanto que Glenn Kotche demuestra por qué es uno de los bateristas más sutiles e inventivos del panorama actual. La pieza, la única que supera los 5 minutos, es también quizás el único instante del álbum en el que el contorno del formato canción se difumina para abrazar una de esas catarsis sónicas habituales en sus shows y mucho menos explotadas en sus discos de estudio. Tras este viaje cuasi-espacial, la banda vuelve a pisar tierra firme y reconocible en “Taste that Ceiling”, el tema de sabor más country-pop del álbum, con esa maravillosa melodía tan cristalina y melancólica arrullada por acústicas y cenefas de teclados y pedal steel; la canción más identificable con los Wilco clásicos de toda la vida.

“Pickled Ginger” es un rock minimalista y veloz pasado por el filtro no-wave de Suicide que en una primera escucha puede parecer a medio acabar y un tanto desubicado en el tracklist, pero cuyo pálpito áspero y maníaco termina siendo de lo más efectivo de “Star Wars”. En “Where Do I Begin” Tweedy retoma su olfato melódico en una bonita y lánguida balada que en la era “Sky Blue Sky” habría venido vestida con ropajes acústicos, órgano y piano, pero que aquí se sostiene únicamente con dos eléctricas rasgueadas antes de desembocar en un inesperado epílogo de guitarras chirriantes y sonidos manipulados. Los dos siguientes temas, “Cold Slope” y “King of You”, comparten el ADN de un tipo de rock a medio tiempo en la tradición de aquel “Kingpin” del “Being There”, números correctos que quizás en directo alcancen todo su potencial pero que no figuran entre lo más relevante del lote. El álbum se cierra con “Magnetized”, una pequeña joya que comienza como una nana psicodélica de John Lennon arropada únicamente por un órgano Moog a la que se le van sumando batería, teclados y theremin para terminar en un decorado de melancólica sinfonía pop a lo “Pet Sounds”.

Me resulta muy aventurado determinar qué estatus ocupará “Star Wars” en la discografía de la banda cuando todavía acumula tan pocas escuchas en comparación con el resto de sus trabajos. Sí podría asegurar que no superará en mi ranking personal a ninguno de los discos comprendidos entre “Being There” y “A Ghost is Born”, y tampoco creo que sea superior a su antecesor -para eso haría falta un “Art of Almost”, y lo cierto es que no lo hay- pero sí significa un decidido paso adelante en su trayectoria. No rompe realmente amarras con su pasado, pero sí que abre algunos caminos que no habían explorado antes y retoma otros que habían sido desechados hace tiempo. No es un trabajo con el que vayan a ganar nuevos fans, y tampoco será del agrado de toda su parroquia de fieles, lo cual al menos sí le convierte en un disco valiente, y eso, en una banda ya veterana, siempre es un triunfo.

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2 comentarios leave one →
  1. 25/07/2015 2:09

    Ok, que bueno que lo mencionas. Nunca he sido fan de Wilco pero ‘The whole love’ me pareció un disco brillante y este, al ser bastante más monocorde, lo había desechado tras la primera escucha. Pero le daré más chance.
    Saludos!
    Esteban
    http://politomusica.blogspot.com

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