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‘Regresión’: Amenábar se recupera… a medias

14/10/2015

regresion Ethan Hawke

Es obvio que Alejandro Amenábar, el otrora ‘chico de oro’ del cine español (puesto que ahora ha pasado a ocupar J.Bayona), necesitaba que su flamante ‘Regresión’ fuera toda una revalida después de aquel ‘coitus interruptus’ que supuso ‘Agora’ y sus posteriores seis años de hiato creativo. Los que clamábamos en su día por la llegada a la madurez del cineasta de ambición desatada que firmó las tan esperanzadoras ‘Tesis’ y ‘Abre los ojos’ quedamos más que satisfechos cuando el madrileño pisó ligeramente el freno para lograr un equilibrio perfecto en su obra maestra particular, ‘Los otros’, y, en menor medida, en una ‘Mar adentro’ en la que la excelencia actoral y los precisos diálogos se imponían a una excesiva tendencia a buscar la lágrima fácil. Pero cuando todo estaba preparado para que se convirtiera en un director de referencia a escala mundial, casi nos arrepentimos de aquellos deseos al comprobar como Amenábar había dado un frenazo demasiado brusco en la citada ‘Agora’, una timorata superproducción que parecía no querer serlo a la que solo salvaba parcialmente una mayúscula Rachel Weisz y que puso en entredicho buena parte del gran crédito adquirido (para una disección completa de su filmografía anterior, nada mejor que leer el soberbio post que le dedicó recientemente mi compañero Sergio).

Esta madurez mal interpretada reaparece, por desgracia, en ‘Regresión’. Amenábar se toma su tiempo, demasiado, en presentar la investigación que emprende el detective Bruce Kenner (Ethan Hawke) en una pequeña ciudad de Minnesota en 1990. Lo que parece un claro caso de abusos sexuales de un padre hacia su hija (Emma Watson) se va complicando después de que el progenitor admita su posible culpa pero sea incapaz de recordar nada y de que un pionero psicólogo (David Thewlis) empiece a aplicarle el novedoso procedimiento de la regresión inducida para que pueda recuperar su memoria. El relato avanza moroso, pesaroso, con un tono en exceso grave, pareciendo imbuido en la bella, sombría pero demasiado monocorde fotografía que presta Daniel Aranyó al filme. Solo el gran duelo interpretativo de un contenido Hawke (en la misma y excelente línea de la última parte de su carrera) y ese magnífico secundario que es Thewlis mantiene a flote la propuesta, quedando por encima de una Watson muy correcta, pero que echa de menos una mayor presencia en pantalla y que ya es demasiado mujer para encarnar a una desamparada chiquilla.

regresion Ethan Hawke David Thewlis

Es solo cuando Amenábar se decide a coger el toro por los cuernos, deja de lado unas pesquisas bastante insustanciales y se centra en lo que realmente quiere contar cuando sale relucir al innegable talento del autor de ‘Abre los ojos’. Es casi a la hora de metraje cuando el cineasta emprende un viaje al centro de la mente de Kenner que convierte a la obra en algo parecido a un cruce entre ‘Zodiac’ y ‘El exorcista’. El espectador queda totalmente inmerso en el punto de vista de un detective crecientemente obsesionado con el caso y sus posibles ramificaciones satánicas, como marioneta en manos de un Amenábar que juega a su antojo con nosotros y nuestros cerebros, incapaces de distinguir entre lo que es real y lo que es mera imaginación. La mente como esa vecina del piso de arriba eternamente desconocida y presta a confundir nuestras percepciones, esa mente tan fácil de manipular tanto a nivel individual como colectivo si se sabe tocar el prejuicio adecuado. Casi media hora de excitante juego cerebral que recupera lo mejor de este acumulador nato de espectadores en las taquillas.

Lástima que esos momentos de brillantez tengan que convivir con unas atonales escenas de terror tan tópicas como típicas y que se vean coronados por una resolución tan previsible como torpe, haciendo que la irregularidad se manifieste como la única constante de un filme que, más allá del incruento y algo desmedido varapalo crítico con el que ha sido recibido, será inscrito en ese grupo de producciones ‘malditas’, fallidas pero con arrebatos de genio que tanto gusta descubrir a muchos aficionados,  a aquellos que se divierten buscando agua en el desierto.

regresion ethan hawke

‘Regresión’, en definitiva, recupera algunas de las constantes vitales del cine de Amenábar y con eso, por tanto, supera las prestaciones de ‘Agora’. Sin embargo, como sucedía en ésta última, el ‘qué’ cuenta sigue estando muy por encima del ‘como’ lo termina haciendo, algo que no sucedía en su mucho más equilibrada producción anterior, de la que esta nueva obra se sigue quedando, desgraciadamente, lejos. Toca, por tanto, nueva revalida pendiente para el próximo intento. Si esa vez no se logra, quizás tengamos que ir despidiéndonos del que era un grande en ciernes.

5 comentarios leave one →
  1. 15/10/2015 10:47

    Yo no veo arrebatos de genio por ningún lado, y mira que me gustaría. En mi opinión, es una película correcta, entretiene y se ve bien, pero nada más. ¿Confundir la realidad con la imaginación? se agradece la referencia y el guiño cinéfilo de Amenábar, pero el merito se queda solo ahí, la única sensación que provoca es las ganas de volver a ver Repulsión. Fotografía, ambientación, etc. sobadísimas, una ligera variación de lo que hemos visto mil veces en películas de temática similar. En general, es decepcionante. Pero bueno, no hay problema, ya se sabe que la inspiración va y viene.

    • Alberto Loriente permalink*
      15/10/2015 18:26

      Hola, Pablo, y gracias por comentar.

      Absolutamente de acuerdo: ‘Regresión’ da muchas ganas de recuperar ‘Repulsión’ y otras grandes películas de temática parecida (justo lo pensaba mientras estaba en la butaca del cine).
      A partir de ahí, coincidimos en la decepción que nos ha causado la como bien díces «sobadísima» ambientación, pero veo que disentimos en dos aspectos: no me parece que sea apenas entretenida y que se vea bien, veo un guión que se estanca en demasiadas ocasiones y que provoca pérdidas de atanción y a mi si hay momentos en que se me asoma el Amenábar que todos esperamos, aquí, en concreto, al prestidigitador que era en ‘Abre los ojos’, aunque esos momentos sean demasiados escasos.
      Es cierto que la inspiración va y viene, pero como hablaba con mi compañero Jorge, eso no es un problema en un Woody Allen que va al ritmo de una película anual, pero para el que se impone una ausencia de seis años, un ritmo muy Kubrick, sí necesita de crear un mayor impacto. Y Amenábar lleva dos pinchazos seguidos, con lo que su último momento de inspiración fue…¡hace 11 años! Mucho tiempo, demasiado en un cineasta como él.
      Nos quedamos confiando en su resurrección, Pablo.

      Un saludo y un placer comentar contigo.

  2. 16/10/2015 11:55

    Si si, está claro que ha pasado demasiado tiempo. Cuando un director te marca a fuego con alguna película, uno siempre espera volver a sentir el esplendor en la hierba, a pesar de las continuas decepciones (véase Ridley Scott por ejemplo). Así que lo dicho, seguiremos confiando. Creo que estaremos de acuerdo, por otro lado, en que Woody Allen es un caso totalmente excepcional. Un placer también para mi, un saludo!

    • Alberto Loriente permalink*
      16/10/2015 14:05

      Hola de nuevo, Pablo, de acuerdo, Alleh es un caso exagerado, como el Ridley Scott que mencionas (ya le hubiera gustado firmar a Amenábar proezas como ‘Blade Runner’ ‘Los duelistas’ o ‘Alien’), pero el ritmo convencional de los directores es normalmente de una película cada dos/tres años, con lo que subsanar un error es menos complicado. En nuestro caso, si Amenábar no brilla en su siguiente proyecto ya lo vería prácticamente irrecuperable.

      Un saludo!

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