La triste agonía de «Bloodline»
(ALERTA SPOILER: En el siguiente post se desvelan algunos detalles esenciales de la tercera temporada de ‘Bloodline’, si aún no la has visto, ya sabes, paciencia y vuelve después de hacerlo)
Ya sabréis a estas alturas que en este blog hemos sido claros defensores de «Bloodline». Tanto cuando, tras una rimbombante ‘premiere’ en el Festival de Cannes y llevando el peso de ser uno de los grandes estandartes de Netflix, su magnífica primera temporada (aquí analizada) fue recibida, allá por 2015, con una injusta frialdad, como cuando, ya el pasado año, lograba salir indemne del difícil punto y aparte que supuso la desaparición de su protagonista estrella, Danny Reyburn (Ben Mendelsohn), ofreciendo una segunda entrega (que aquí reseñamos) que iba creciendo y creciendo tras un tibio comienzo hasta quedar en un nivel notable.
Nos gustó especialmente que, tras el final de esa segunda temporada, «Bloodline» quedara liberada por fin del yugo que suponía la ausencia de Danny y dejara la trama en un punto tan culminante como pleno de sugerentes caminos que explotar: John huyendo hacía nadie sabe donde, dejando atrás su pesada carga familiar y personal, Kevin claramente amenazado tras asesinar en un arranque de ira a un Marco Díaz que estaba a punto de destripar los oscuros secretos de la familia Reyburn, Meg en trance de abandonar a sus parientes de nuevo y Eric O’Bannon guardando una bomba de relojería para hacerla explotar en cualquier momento.
Las grandes esperanzas que albergábamos pronto se ven confirmadas con un excelente inicio de temporada: los acontecimientos se suceden sin parar en las horas siguientes al asesinato de Marco, la noche tórrida, húmeda y magnética de Florida, con sus peligrosos caimanes al acecho, sirve de embriagador telón de fondo de las peripecias de unos personajes perdidos, perseguidos por las sombras de sus recientes actos, intentado huir de los efectos de ese poderoso imán en que se ha convertido su, otrora paradisíaco, ahora cenagoso hogar. Con la investigación policial atando cabos poco a poco, los hermanos Rayburn intentan entretejer una tela de araña inexpugnable que tienda sus hilos hacia otros presuntos culpables, no dudando para ello de ayudarse de personajes tan oscuros y peligrosos como ese Roy Gilbert que con tanta clase interpreta el hermanísimo Beau Bridges. Uno, pobre iluso, fantaseó llegados a este punto que «Bloodline» se permitiera, ya en su confirmada última entrega y con la ventaja de tener tan sólo diez capítulos por «rellenar», el gustazo de ponerse ambiciosa y desarrollar íntegramente esta tercera temporada en esa única noche. Posteriores acontecimientos me hicieron confirmar que el actual estado de forma de los creadores de la serie estaba muy lejos de poder acometer semejante virguería.
Con el preámbulo del funeral de Marco, único fragmento de lucimiento de Meg en una temporada especialmente discreta para este personaje, «Bloodline» decide levantar el pie del acelerador, alejarse de la excitante intensidad que supuraba hasta ese momento y, en una muy controvertida elección, hacer dar a la trama un salto de varios meses adelante. Al modo de aquella insuperable «Delitos y faltas» del mejor Woody Allen, nos encontramos con una realidad que da de bofetadas a cualquier atisbo de moralidad: el asesino Kevin vive el mejor momento de su gris existencia, estrenando paternidad y con un futuro laboral aparentemente más despejado que nunca gracias a su creciente interacción con Gilbert y su red de negocios, mientras que John, que ha abandonado definitivamente cualquier tentativa de abandonar su ‘patria chica’ , convive razonablemente con su nuevo estatus de separado.
En esta zona intermedia, los distintos episodios son resueltos con oficio -detrás de la cámara están, entre otros, un reconocido artesano de Hollywood como Mikael Häfstrom, el ínclito Mario Van Peebles o incluso el honorable veterano Michael Apted– y logran mantener el interés, pero queda demasiado claro que estamos en una zona de transición, un puente hacia el esperadísimo final, y no hay nada que nos haga exaltarnos y saltar del sillón. La trama se encamina peligrosamente hacia un convencional drama judicial en torno a la causa que finalmente implica a O’Bannon como el presunto asesino de Marco. No parecía la mejor opción resolver de una manera tan poco imaginativa un argumento tan potente, pero los diferentes testimonios en el estrado se postulaban como una solución narrativa medianamente convincente para que, de modo definitivo, fueran puestas las cartas sobre el tapete y se explicite la ingente cantidad de verdades ocultas que guardan celosamente los personajes.
Sin embargo, la serie se torna excesivamente dubitativa y no parece decidirse en otorgar al juicio esa máxima responsabilidad para llevarnos al esperado final. Pese a los numerosos giros que acontecen en esa vista, con las sucesivas comparecencias de John, Kevin y Sally y la decisiva -en todos los aspectos- intervención de Chelsea, esa adorable hermana de O’Bannon encarnada de nuevo a la perfección por Chloe Sevigny, todo queda demasiado diluido y escaso de intensidad al tener que alternarse en exceso con otras vertientes de la trama bastante poco satisfactorias, como la cada vez mayor implicación de Kevin en los sucios asuntos de drogas de Gilbert, el definitivo final del matrimonio de John y ese simplón portazo al personaje de Ozzy, que finalmente queda en muy poca si tenemos en cuenta las expectativas que generó su aparición en la segunda temporada.
A estas alturas, la tónica es descendente pero se encuentra dentro de unos cauces convencionales. Todo hasta que llega el fatídico noveno capítulo de la tanda, uno de los más desafortunados que un servidor ha presenciado en los últimos años. Sitúense: estamos únicamente a falta de dos episodios y quedan aún un gran número de interrogantes por resolver, además del deber ‘moral’ de dar el final más satisfactorio posible a una producción que rayó a tan alto nivel no hace tanto. Pues bien, había numerosos caminos que poder tomar, el más razonable el ir comenzando ya en este noveno episodio a cerrar varias de las tramas para concluir el resto en el capítulo final o bien acabar ya con todas en este noveno y dedicar el décimo a realizar una coda que nos aclare el futuro de la familia Reyburn. Casi todo era válido menos lo que «Bloodline» nos acaba ofreciendo: aprovechando el ‘cliff hanger’ con que concluye el episodio 8 sobre un accidente de un submarinista, lo único que nos queda claro es que la víctima es John. A partir de ahí se suceden 55 minutos absolutamente vacuos en la que nos adentramos en la confusión mental que le ha provocado el suceso, presentándonos toda una serie de confusos sucesos contradictorios -con la ‘fantasmagórica’ reaparición de Danny incluida- que obligan al espectador a replantearse la situación a cada minuto, hasta que llega un momento en el que éste simplemente renuncia y presencia el resto de este infumable ejercicio de estilo entre la indiferencia y la indignación más absoluta. Diez minutos hubieran estado bien, incluso un capítulo entero si la temporada es larga (recuerden, ejemplo, los devaneos de Charlie con las drogas en las maratonianas entregas de «Perdidos»), pero desperdiciar un capítulo completo cuando únicamente tienes diez a tu disposición es de una irresponsabilidad y una ignorancia supinas.
Ante la papeleta que tiene que resolver, al ‘grand finale’ de «Bloodline» no le queda más remedio que exhibir una notable fluidez narrativa para ir tapando los múltiples agujeros. Sin embargo, la precipitación a la que se ve abocada no deja apenas espacio para propiciar momentos memorables. Es la desesperación de Sally -en uno de los grandes momentos de lucimiento de una Sissy Spacek sobresaliente a lo largo de toda la serie- el cénit de un último capítulo que deja al gran protagonista de esta entrega, el Kevin de un crecido Norbert Leo Butz, con una conclusión tan enrevesada como mal resuelta, que deja en la absoluta inopia al personaje de Meg y que juega demasiado sin acabar de rematarla bien con la trama de John, de nuevo con un excesivo protagonismo del fantasma de Danny.
Finaliza así «Bloodline» casi boqueando de agotamiento y dejando a su espectador con sensación de alivio, algo que no esperábamos para nada al encarar esta tercera temporada, que parecía una perfecta plataforma de reivindicación para la eternidad para una serie que casi siempre había recibido mucho menos de lo que merecía. Tristemente, «Bloodline» quedará en los anales para el común de los mortales como una producción fallida de Netflix, algo muy desesperanzador cuando en su primera temporada caminó por las alturas del Olimpo -ennobleciendo la ficción televisiva con su aire de tragedia griega, la madurez de su planteamiento y un estudio de personajes para enmarcar- y que en fragmentos de la segunda y -más escasos- de la tercera, mantuvo un nivel homologable a las ‘grandes’ del panorama actual. Pero así de dura es la competencia en la televisión de nuestros días, al mínimo descuido caes en el olvido. Y los creadores de «Bloodline» se han despistado demasiado en el momento de la verdad. Aunque, desde ahora, siempre miraremos con sospecha las preciosas playas de Florida.
Con el paso del tiempo es muy fácil decirlo pero lo más sensato hubiera sido terminar tras la ausencia definitiva de Danny, que tanto daño le ha hecho. Desde entonces se toman demasiado tiempo en tratar de llevar al espectador al mismo nivel emocional de sus personajes. A veces lo consigue, ahí es cuando Bloodline vuelve de verdad. Aquella tensión, el drama tras la puerta cerrada.
Yo, que clasifico estúpidamente las series en comprables o no: es decir, en volverlas a ver, Bloodline la compraria seguro. Sobretodo la primera…
Y me gustó mucho mucho el último plano, por cierto.
Saludos
Hola, Guillem,
La verdad es que coincido contigo, disfruté mucho la primera temporada, pero al ver su conclusión, deseé en secreto que la cosa se quedara ahí, puesto que me parecía imposible que lograra mantener el nivel tras la desaparición de este tremendo personaje que es Danny. Curiosamente, ese puente que es la segunda temporada consiguió dejar las cosas muy apetecibles para la tercera, pero, en mi opinión, no se han atrevido a ir más allá, a dar pasos decisivos para remontar la trama, que al final ha quedado demasiado encerrada en los escenarios de siempre y se han equivocado en su búsqueda del impacto por el impacto, sin tener en cuenta que lo que a la mayoría de sus seguidores nos atraía era su sobriedad y su madurez, su huida de los caminos fáciles. Pero bueno, siempre nos quedará esa memorable primera entrega.
Un saludo y gracias por comentar
Yo me quedé entre la primera y la segunda y con un buen sabor de boca cuando casi la tenia en el buen recuerdo un amigo la vio completa y con ganas de poder argumentar con el la acabé…piiiii craso error, ya no lo voy a recordar igual, hasta incluso ese testimonio desgarrador de Sally que tan duro fue no sumaba , al contrario, y creo q hasta el fantasma de Danny ya ni se creia la historia….no bloodline asi no se termina
Gran review Gracias
Quien era la morena guapita – rayburn creo…q igual aparecia con ozzy, el hijo de Danny y hasta con Danny» espiritu»…jo q lio.😎
FANTAstico tu analisi. Describiste tal cual lonque senti al ver el capitulo 3×9. Expr saste todo lo que me paso cuando lo vi.
Mil gracias, Liz.
La verdad es que he encontrado gente que defiende ese capítulo en concreto, pero a mi me pareció un bajón absoluto y toda una losa para una serie que merecía mucho más por todo lo que nos había dado, sobre todo en su primera temporada.
Un saludo
Asi anduve yo tambien navegando con esta serie que me engancho desde el primer capitulo y poco a poco fue descendiendo entre arenas y playas fanganosas, al punto de que los ultimos episodios de la tercera temporada me brincaba algunos bloques, en fin..como siempre coincido con este excelente articulo..y mas excelente la frase final , tambien mirare con suspicacia las playas de Florida, cuando las conozca, ja,ja!
Hola, Rosa,
Muchas gracias por los elogios y por comentar.
Me alegro de que siga habiendo gente interesada en una serie que pasó demasiado desapercibida en sus comienzos y que después no supo reivindicarse.
Nos vemos en Florida!
Hola, poco a poco voy descubriendo esta pagina y sus maravillas…gracias! nos vemos en Florida!
Seriaza. Completamente de acuerdo con el autor del post. Qué pena el capítulo 3×09, soporífero. Pero por lo demás, un 10, y la conclusión… sí, algunos personajes se merecían más (Meg, John…), pero bajo mi punto de vista es un final «digno», ni espectacular ni decepcionante. Los guionistas hicieron lo que pudieron, a veces es imposible rizar más el rizo sin caer en el recurso fácil. Esas apariciones y devaneos de John paranoico puede ser que sobren, pero emfatizan el «dolor» que siente un personaje atrapado por un sentimiento de culpa que le carcome desde joven. Vamos, yo la recomiendo a todo el mundo. Las dos primeras temporadas excelentes, y la última, salvo capítulos concretos como el susodicho 9, notable alto bajo mi punto de vista. Saludos!
Hola,
Como ya sabes, soy un poco menos entusiasta que tú con «Bloodline», especialmente con esa temporada final que tan bien comienza y, para mi gusto, va decayendo, pero coincido contigo en que es una serie totalmente a reivindicar y a la que espero que el tiempo le haga justicia.
Un saludo
Maravillosa critica, he asistiendo con alivio y decepción a esta serie que tanto me hizo sentir en la primera y segunda temporada. Quien diablos escribio el demencial capítulo 9????
Mil gracias por las alabanzas y por comentar!
Que excelente reseña, no podría estar mas de acuerdo. Estuve en Islamorada tiempo despues de finalizada la serie, y debo reconocer que el marco que habian elegido para desarrollar la serie era increíble. Una pena como cayeron en picada .
Muchas gracias, Marcelo. Envidia que me das por haber visitado semejante escenario.
Un saludo
Acabo de ver la serie al completo y coincido totalmente con el articulo, creo que ha sido uno de los finales mas decepcionantes que he visto en una serie, todavía no me creo lo que han hecho en los dos últimos capítulos, llegas al final totalmene enganchado y deseando saber el desenlace, sea el cual sea, y tachan!!, a la mi..da!!, cualquier final predecible a la americana habría sido mejor, una lástima, creo que hasta podría haber tenido continuación con mas temporadas de haber seguido por el buen camino.
Hola, Julius,
Creo que en su día ya tenían decidido finalizar la serie antes de emitir la tercera y última temporada, con lo que no tenían ya ninguna intención de buscarle un ápice de continuidad. La serie, con ese reparto tan lujoso, salía muy cara para la escasa atención que recibió, aunque parece que coincidimos en estimar que mereció mucha mejor suerte…menos en ese tramo final.
Un saludo y muchas gracias por comentar.
Demencial esa es la palabra!
la serie me encanto soy argentina y fue espectacular,la trama muy ditinta a los asesinatos, drogas, policias corruptos y a todo lo que nos tiene acostumbrados Hollywood.- Muuuuy buena,. mencion especial KILE CHANDLER se actua toooooodo.-Muy buena actuacion.-
lo mejeor de la serie Kile Chandler actorazo que no supieron aprovechar
es cierto ….de lo mejor
Me parecio un final abierto muy bueno que interpreto que John camina por el muelle para decirle la verdad a Nolan, es decir que el mato a su padre Espectacular serie.- de lo mejor
Pasaron más de tres años de tu post y aún hoy recibes comentarios de la serie. Y qué bueno que sean tan contrapuestos! así de variado es el interés del público y lo que exige de una serie para considerarla y recomendarla. LLegué a Bloodline tentado por el copete de la promoción que anunciaba que la serie estaba «concluida». Y éste no es un tema menor, me he clavado con series que, inesperadamente fueron levantadas, otra cuya siguientes temporadas llegaban tan aplazadas que te obligaban a ver de nuevo la anterior y otras que aguardan -como la humanidad toda- superar el flagelo del virus. Bloodline no me tentó sólo por eso. Como dices tú y todos los comentaristas, el escenario es irresistible y la actuaciones de todo el cast: memorable. Las temporadas 1 y 2 hacen que lamentes que sólo haya una 3ra… Pero llega el fatídico episodio 9 y te preguntas ¿¡por qué no leí el Excelente Post de Alberto Loriente!? y aceptaba el spoiler…
Creo que los guionistas nos deben unas disculpas. Delineados los personajes y, haciéndoles cometer actos incompatibles con lo que nos mostraron de ellos, se ha subestimado la inteligencia del espectador. Tú bien te has referido al simplón final de Ozzy. No menos infantil es la decisión del Sheriff Aguirre, que en 25 segundos da por concluidas, con candidez, toda el despliegue de artimañas para conservar el poder e inculpar a su rival -temática en la que se fundamentó buena parte de la 3ra temporada. El rol de un personaje protagonismo, como el de Meg, pasa al cajón de lo irresoluto, sitio en el que almacenaremos, también la solución a las escenas de las pesadillas recurrentes de los hermanos con las puertas que no pueden cerrar -por más que pretendan explicárnoslo desde lo psicológico- Las imágenes y los diálogos surrealistas que se atropellan hasta el final nos transportan desde el asombro hasta lo ridículo, desde lo incomprensible hasta el bodrio. Sólo las soberbias actuaciones nos mantienen expectantes porque creemos que esos personajes, que hemos disfrutado y padecido en tantos capítulos, no merecen el final que les escribieron.
De hecho, propondría al director poner en plano abierto a toda la platea al final del embarcadero y a los responsables del guión avanzando hacia ella ofreciendo las debidas disculpas o para arrojarse como alimento a los tiburones, como el espectador desee interpretar…
Recibe un abrazo desde Buenos Aires
Hola, Bautista,
Muchas gracias por los elogios y, sí, a mi también me sorprende que siga llamando la atención, tanto tiempo después, tanto una serie que pasó (injustamente) desapercibida para la mayoría de seguidores de series como ese desafortunado traspiés final que nos deja tan mal sabor de boca. Pero, si seguimos hablando de ella y tanta gente se va animando poco a poco a descubrirla,, la razón está clara: a pesar de todo, «Bloodline» es una gran serie.
Un saludo para ti y para Buenos Aires!
Gran serie y excelentes actuaciones. Coincido que el capítulo 9 fue sumamente desafortunado. En realidad, los dos últimos capítulos estaban desencajados, como si fueran de otra historia. Me pareció una serie muy contundente, sin embargo, creo que muchas historias, quedaron sin cerrar y eso me dejó un sabor amargo. Fue una serie fuerte y bien lograda que merecía un mejor final. Me pareció que todo quedó por la mitad.Como si en tu canción favorita te sacaran el estribillo a la hora de cantar. Destaco las actuaciones del personaje de John, Chelsea y por supuesto Danny. Excelente ambientación y buen guión. La super recomiendo.
Hola, Florencia, gracias por comentar.
Veo que tenemos una visión muy parecida sobre ‘Bloodline’, una serie que mereció mucha mejor suerte durante su desarrollo, pero que se despidió boicoteándose un poco a sí misma.
Un saludo!
Excelente resumen de lo que fue la lamentable agonía y muerte de una serie que, con sus dos primeras temporadas, habría podido estar en el top de series de Netflix. Una pena realmente e incomprensible cómo destrozaron lo alcanzado en las dos primeras temporadas.
Hola, gracfer, y gracias por comentar.
Creo que estamos muy de acuerdo en nuestra visión general de ‘Bloodline’, dos grandes temporadas iniciales -para mi, sobre todo, la primera- y una tercera en la que, especialmente, en su parte final, la dejan en una posición en el recuerdo demasiado lejana a la que debería tener.
Un saludo