«FLOWERS for VASES/descansos» de Hayley Williams: otro parto del confinamiento

Ya dije, cuando hablé de Soul, lo necesario que es quitarnos de la azotea aquello de que un minuto sin ser aceptadamente productivos nos convierte en un fracaso. Que todas aquellas publicaciones cuarenteniles que nos animaban a llevar a cabo el proyecto de nuestra vida fueron cuanto menos contraproducentes. Sin embargo, lo que no se puede negar es que aquellos meses sirvieron para ampliar un poquito el universo creativo buscando escapar. Yo misma comencé un podcast, y haríais bien en ir a Señoras del leño (espacio publicitario patrocinado por nadie), Taylor Swift grabó los dos mejores discos de su carrera, y no han sido pocas las muestras de cine y literatura que han visto la luz fruto del confinamiento.

El pasado año, Hayley Williams publicaba el que sería su primer álbum en solitario, tras años como líder de Paramore en medio de toda la euforia emo dosmilera. Petals for Armor es un disco autobiográfico que se pasea por el synthpop, el rock y todos los estilos en los que la artista se siente cómoda, y fue gratamente acogido por la crítica. El plan (¿os acordáis de lo de tener planes vitales?) era publicar una segunda parte del álbum como siguiente paso en su creciente carrera de solista, pero lo que ha venido después es una suerte de precuela creada en soledad y nacida del mirar hacia dentro. Es una delicia, de esas que hacen cosquillitas en el alma y pueden acabar en lagrimeo.

Hayley dice que FLOWERS FOR VASES/descansos es su Folklore, y lo cierto es que no nos extraña, las similitudes circunstanciales son evidentes. El álbum fue anunciado sólo unas horas antes de su lanzamiento, concebido en el mismo período temporal y cuenta con los mismos niveles de desnudez e introspección que su antecesor. Y esta necesidad creativa en medio de la hecatombe es preciosa, no hay más que mirar hacia los resultados. La candidez acústica de «First Thing To Go» (tema que abre el disco), «Asystole» o «Good Grief». La inocencia de las cuerdas de «Find Me Here», que casi parecen querer contarnos un cuento.

Es la primera vez que la artista se encarga de grabar todo lo que captan nuestros oídos en esta inmersión sonora. Todos los instrumentos y voces que suenan en este regalo tan íntimo corren a su cargo. Es tan personal que podríamos pasar horas jugando a adivinar lo que quieren decir esas risas y conversaciones de niños en un patio de colegio en «Descansos», por qué la primera vez que escuchamos «My Limb» pensamos en una banda a la que algunos no hemos escuchado más que por pura casualidad.

Encuentro algunas reminiscencias al Punisher de Phoebe Bridgers en varios temas del disco, como «Wait On» o «HYD», pero es una sensación general que me produce el trabajo en su totalidad. Un trabajo en el que también los teclados adquieren un gran protagonismo («KHYR», «No Use I Just Do») y cuya cumbre se alcanza en los cortes «Just A Lover» (la pieza más rockera), «Inordinary» y «Trigger».

Nunca había prestado demasiada atención a Hayley Williams, pero aquello de «en unas horas os dejo un disco nuevo» empieza a funcionar como un reclamo infalible. A mí me ha funcionado. Y agradezco esta bendita curiosidad que me ha llevado a dar con el que todo apunta a que puede ser uno de mis trabajos musicales favoritos del año, aunque sólo estemos en febrero. ¿No se os está haciendo larguísimo este epílogo de 2020? Porque tanta distopía resulta ya agotadora. Menos mal que nos queda la música…