Los grandes de hoy en día (IX): Daniel Day-Lewis
Los Oscar representan toda una vorágine en el mundo del cine. Durante meses los aficionados vamos engrosando nuestras quinielas, acudiendo a cada estreno con la agenda para apuntar posibles candidatos de cara a nuestras apuestas. Pero tan rápido como llega la gala, se analizan los premios otorgados durante unos pocos días y, ¡voilá!, todo olvidado. Se acabó de hablar del tema, ya en febrero el nuevo asunto de moda son las expectativas de cara a los ‘blockbusters’ del verano. La inusitada celeridad de este mundo en el que vivimos prácticamente nos impide examinar los detalles, ni siquiera uno tan importante como que un actor ha superado la que parecía infranqueable cota de dos estatuillas como Actor Protagonista. Daniel Day-Lewis llegó, vio y venció un premio que no por muy esperado debiera ser menos valorado. Y es que nos encontramos ante un intérprete que ha logrado el sueño de cualquier miembro de esta estirpe: participar en lo que le da la gana, acumular reconocimientos y loas, tomarse un buen descanso de dos o tres años, elegir un papel entre los que le ofrecen los mejores cineastas del planeta, rodar durante unos meses en el proyecto que le da la gana y vuelta a empezar.
El londinense se ha convertido en una especie de deidad inalcanzable, pero para ello tuvo que luchar mucho e irse labrando poco a poco la esplendorosa carrera que le contempla. En esta serie he solido ir desgranando cronológicamente los distintos hitos de la trayectoria del actor elegido. Pero estamos ante alguien excepcional, que no merece otra cosa que un tratamiento especial. Por ello, he creído que la mejor forma de rendirle tributo es recordar sus mejores momentos, las ocho interpretaciones que a un servidor le han hecho valorar a Day-Lewis como lo que ya es: uno de los más grandes actores de la Historia. Por supuesto, esta lista está muy lejos de ser objetiva o neutra, simplemente es la expresión mediante el teclado de la admiración de un humilde autor de un blog hacia un astro, por lo que está claro que cada uno de vosotros tendrá la suya propia, tan válida o más que la que se halla bajo estas líneas. Por lo cual, son admitidas con gusto todas aquellas (educadas) disensiones que podáis tener.
1. BILL ‘EL CARNICERO’ (‘GANGS OF NEW YORK’, 2002)
Once años después, seguramente la gloria posterior cosechada por Day-Lewis ha sepultado en el recuerdo su última colaboración con Martin Scorsese en la tan ambiciosa como irregular ‘Gangs of New York’. Sin embargo, es una interpretación capital para su carrera, la que le devolvió a la primera plana hollywoodiense tras largos años de inactividad en EE.UU y la que permitió que, entre otras cosas, nuestro actor se vea glosado en este post. Para un servidor, y creo que para muchos, supuso toda una revelación presenciar la faceta más salvaje de un Day-Lewis al que teníamos un pelín encasillado como especialista en películas de época y comprometidas. Realmente, Bill ‘El Carnicero’ es lo mejor con diferencia del filme, un pionero jefe mafioso del siglo XVIII. que hiela la sangre de verdadero terror con cada una de sus apariciones, especialmente en sus inconmensurables ataques de furia, solo comparables al de todo un Joe Pesci en ‘Uno de los nuestros’ o ‘Casino’. Magnetismo puro, la extrema interpretación casa perfectamente dentro del filme y supone el mejor de los roles ‘histriónicos’ del actor.
2.ABRAHAM LINCOLN (‘LINCOLN’, 2013)
Pasemos al filme responsable de la creación de este post, responsable de la definitiva entrada de Day-Lewis al Olimpo. Desde que se confirmó que el británico protagonizaría el largamente esperado proyecto de Steven Spielberg el grabador de las estatuillas de los Oscar se puso en marcha para adelantar trabajo. Ya lo sabíamos todos, el virtuosismo de nuestro protagonista es casi aburrido de tan previsible. Dicho y hecho, como bien glosó mi compañero Jorge en su post sobre la película, Day-Lewis no interpreta a Lincoln, es Lincoln. De hecho, su actuación es tan portentosa que ensombrece al resto del (irregular) filme. El malogrado presidente republicano le dio la oportunidad de mezclar lo mejor de sus distintos registros en un solo personaje. Si bien estamos, como últimamente nos acostumbra, ante un rol excéntrico, casi un asceta entre los estresados consejeros y congresistas de ese monumento a la ansiedad que es la Casa Blanca, Day-Lewis, seguramente bien aconsejado por Spielberg, no se limita a ofrecernos un festival de histrionismo. Desde la moderación y un difícil equilibrio que nunca se rompe, el actor recorre un amplísimo arco interpretativo, desde el arrojo en sus inolvidables discusiones con su mujer (una Sally Field esplendida, saliendo más que airosa de un difícil envite) hasta el recogimiento de sus incomprendidos momentos de reflexión; desde el brillo y la sagacidad de sus maquiavélicos ardides para lograr la aprobación de la ley abolicionista hasta el apesadumbrado pero heroico conocimiento de la inminencia del fin. Una interpretación para analizar, pero sobre todo para gozar, hasta el infinito.
3.DANNY FLYNN (‘THE BOXER’, 1997)
Situada, dentro de la filmografía de Day-Lewis, inmediatamente antes de su etapa más inactiva, ‘The boxer’ ha podido quedar, sobre todo para los lectores más jóvenes, un tanto olvidada. Nada más injusto, puesto que, para un servidor, se trata de la película más redonda de Jim Sheridan (sí, espero palos por situarla por encima de ‘En el nombre del padre’). Basándose en un argumento de lo más clásico, un recién excarcelado que busca un lugar en el mundo para vivir en paz, objetivo que las presiones de su antiguo entorno ponen muy difícil. Sin embargo, la peculiaridad de que el protagonista sea un antiguo miembro del IRA y, especialmente, el magnífico manejo de todos los elementos de Sheridan, que exprime al máximo la potencialidad del filme le hacen muy especial. Y entre esas potencialidades, está un Day-Lewis extraordinario. El británico se nos muestra en su versión más contenida, interpretando a un personaje tan introspectivo por fuera como volcánico por dentro, sacando toda la expresividad desde la mirada y haciéndole crecer poco a poco, logrando finalmente hechizar al espectador, que arde en deseos de que Danny pueda finalmente huir de todo y vivir su incipiente amor con Maggie (una magnífica Emily Watson).
4.GERRY CONLON (‘EN EL NOMBRE DEL PADRE’, 1993)
Una de las interpretaciones icónicas de Day-Lewis, justo en el momento de mayor efervescencia de su carrera, triunfando tanto en su país como en su incursión en Hollywood. De nuevo uno de sus directores fetiches, Jim Sheridan, y de nuevo uno de sus temas fetiches, el IRA. La transformación de un joven airado y vividor a un hombre roto mediante una odisea en forma de encarcelación injusta y emocionante proceso judicial redentor es aprovechada por nuestro protagonista para darle una evolución admirable a Gerry, en una interpretación que desde la viveza inicial va mudando en una desesperanzada madurez. Su consolidación entre los grandes de este negocio.
5.DANIEL PLAINVIEW (‘POZOS DE AMBICIÓN’, 2007)
Ciertamente estamos ante uno de los roles clave de Day-Lewis, el Daniel Plainview de ‘Pozos de ambición’, el papel que le dio su segundo Oscar. La conjunción parecía perfecta: uno de los mejores actores del mundo, recuperada su mejor forma, colaborando con Paul Thomas Anderson, uno de los mejores cinco cineastas de lo que llevamos de siglo (y de la última década del anterior). Claramente influido por el visionado de ‘Gangs of New York’ y la insuperable interpretación del británico como Bill ‘El Carnicero’, Anderson vio en él al único actor capaz de llevar a buen puerto la encarnación de uno de los personajes más extremos que se recuerdan en el cine reciente. Un empresario petrolero cegado por la ambición y carente de sentimiento alguno, con tintes metafóricos incluidos al EE.UU post-invasión de Irak, que le dio carta libre al londinense para exhibir su faceta más histriónica. Éste no desaprovechó su oportunidad, dando lugar a su personaje más excesivo, siempre recorriendo el fino alambre que supera lo sublime de lo ridículo. Aquí ya entra el aguante de cada uno hacia esa faceta. Muchos creen que es su mejor interpretación y, por ende, una de las mejores de la historia; otros se horrorizan con solo ver una mínima parte del amplísimo repertorio de gestos y ‘tics’ que nos regala. Un servidor estima que el devenir de su interpretación corre paralelo al del mismo filme: encaja perfectamente y está al mismo nivel que los excelentes tres primeros cuartos de metraje; resbala inapelablemente en ese regodeo en el exceso que supone el tramo final. Sea como sea, parezca lo que nos parezca, una interpretación que depara tantos comentarios dispares, más allá de buena o mala, es, ante todo, importante.
6.CHRISTY BROWN (‘MI PIE IZQUIERDO’, 1989)
La revelación internacional (y su primer Oscar) de nuestro actor llegó con un durísimo drama de superación de, él otra vez, Jim Sheridan. Papel bombón donde los haya, la historia del irlandés con parálisis cerebral que solo podía hacer uso de su pie izquierdo y que, pese a ello, pudo labrarse una carrera artística, además de una dura carrera sentimental, permitió que su labor actoral cruzara el charco y cautivara a un Hollywood siempre gustoso de este tipo de interpretaciones, máxime en una época en la que aún resonaba la exitosísima (y discutidísima) labor de Dustin Hoffman en ‘Rain Man’. Un papel al límite; no podemos negar que, visto ahora, el trabajo de Day-Lewis puede parecernos un tanto excesivo. Seguramente estamos demasiado viciados por la proliferación de clichés que se han sucedido en los últimos años en las encarnaciones de personajes con minusvalías; sin embargo, en su día, la labor del británico nos dejó impactados por su arrojo y desnudez. Sin duda, un ‘must’ dentro de la filmografía del actor.
7. NEWLAND ARCHER (‘LA EDAD DE LA INOCENCIA’, 1993)
No pintaba fácil el proyecto para Day-Lewis. No escaseaba en atractivos la propuesta: ser el protagonista, nada menos, de una película de Martin Scorsese en su segunda tentativa hollywoodiense es un espaldarazo impresionante que demostraba el tremendo prestigio del que ya gozaba el británico en los primeros años noventa. Sin embargo, no estábamos ante uno de los filmes ‘ganadores’ del italoamericano, sino ante una de esas desviaciones que toma de vez en cuando para salirse de sus lugares comunes (algo que ya había experimentando en cintas como ‘La última tentación de Cristo’, ‘¡Jo, qué noche!’ o ‘ El rey de la comedia’). En este caso, la apuesta era un lujoso drama amoroso basado en la novela homónima de Edith Wharton sobre la alta sociedad neoyorquina de finales del siglo XIX. Newland Archer no es el clásico héroe romántico, sino un estirado y discreto noble atormentado por una duda eterna: seguir los pasos que le impone la sociedad bienpensante y casarse con su convencional prometida u optar por los mandatos de los instintos, provocar el escándalo y escapar con su nueva amada, la imponente Condesa Ellen Olenska. Haciendo alarde del mayor grado de contención, pero expresando virtuosamente la tormenta que se cierne en su cerebro, Day-Lewis sale finalmente triunfante del difícil reto, pese a que esta vez quede por debajo en el recuerdo de una gigantesca Michelle Pfeiffer en el mejor tramo de su carrera.
8.OJO DE HALCÓN (‘EL ÚLTIMO MOHICANO’, 1992)
En esta vida siempre tenemos que pagar un peaje para conseguir nuestros objetivos. Y más si eres un actor británico que intenta entrar en la industria de Hollywood, por mucha estatuilla dorada por la que vengas respaldado. Y eso, en la Meca del Cine quiere decir, sobre todo en los años noventa, protagonizar un ‘blockbuster’. Si George Clooney tuvo ‘El pacificador’, a Day-Lewis le tocó en suerte ‘El último mohicano’, que también supuso el primer gran intento, tras su brillante carrera televisiva, del director Michael Mann. Referente del cine británico de prestigio en esa época, pasar a ser el héroe de una superproducción épica estadounidense podía suponer un paso muy abrupto. Pero es en estos casos donde sale a relucir la madera de un mito. Si bien el que escribe estas líneas nunca comulgó (pese a ser admirador de Mann) con una cinta demasiado dubitativa y encajonada entre sus ambiciones artísticas y su necesidad de ser un producto para todos públicos, lo cierto es que ‘El último mohicano’ fue un éxito de taquilla (y, para qué lo vamos a negar, de crítica). En lo que no hubo disensiones, fue en la capacidad de Day-Lewis de encarnar a un héroe clásico, tan carismático en las escenas de acción como convincente en el drama romántico. Pocos pueden imaginarlo ahora, pero nuestro objeto de análisis fue pasto de carpetas adolescentes… hasta que llegaron Brad Pitt y ‘Leyendas de pasión’ y las quinceañeras realizaron un rápido relevo de poder. Quien nos iba a decir entonces que, veinte años después, esa pugna se dirime ahora en las estanterías de los cinéfilos más exigentes.
Muy buena seleccion, yo no olvidaria su interpretacion en » La insoportable levedad del ser»…
Gracias, Christian. Podría entrar, como bien dices, esa interpretación, pero tuve que poner un límite para que no saliera un post eterno y teniendo en cuenta que Day-Lewis no ha sido muy prolífico, un poco más y pongo todas sus pelis.
Un saludo
Gracias por el post. También soy un ferviente admirador de Day-Lewis, pese a que no he visto aún algunas de sus cintas, como «The boxer», «La edad de la inocencia» o «Lincoln». En mi opinión, sus interpretaciones en «Mi pie izquierdo», «En el nombre del padre» y «Pozos de ambición» suponen la cumbre en materia actoral. Me regodeo pensando que aún tengo películas suyas que ver. Un saludo.
Hola, Leoncito
Pues casi te envidio por tener tan buen material por descubrir sobre Day-Lewis. Las tres que citas son todas ellas interesantes por diferentes aspectos y las tres tienen actuaciones estelares de nuestro actor. Si me permites el consejo, a mi la que más me gusta de las tres es ‘The Boxer’, por si quieres empezar con ella. Un filme a reivindicar, sin duda. Tu particular ‘top 3’ es casi indiscutible, aunque lo bueno es que con Day-Lewis es que hay mucho material más que podría entrar en esa selección.
Un saludo