«Boardwalk Empire»: sin eslabones débiles
(ALERTA SPOILER: Revela detalles importantes de la trama de la serie, hasta el último capítulo de la cuarta temporada)
Parece mucho más tiempo pero sólo han pasado tres años desde el estreno a bombo y plantillo de aquel piloto de “Boardwalk Empire” dirigido por Martin Scorsese que recibió todo tipo de parabienes y que convirtió a la entonces flamante nueva serie de la HBO en “the next big thing”, en un más que probable nuevo clásico televisivo. Tres años y cuatro temporadas después, tengo la sensación de que se habla muy poco de “Boardwalk Empire”, de que son muchos los que en algún momento de la travesía se bajaron del barco y bastantes menos los que aún seguimos siendo fieles. No culpo a los desertores. La serie de Terence Winter, fiel al más puro espíritu de David Simon, nunca ha querido ponérselo fácil al espectador medio. Demanda una predisposición y un estado de ánimo muy poco frecuentes en el actual panorama televisivo, y ante tales exigencias es normal que el televidente escoja otras opciones (ojo, no digo que peores) para sus momentos de ocio. Sin embargo, los que seguimos siendo devotos seguidores creemos que nunca ha dejado de ser una maravilla y que, digan lo que digan las audiencias, es, junto con “Mad Men”, la serie adulta con más clase y calidad (así, en bruto) de la actualidad. En mi caso, el enorme vacío dejado por “Breaking Bad” en mi menú televisivo semanal lo ha cubierto la cuarta temporada de “Boardwalk Empire” bastante más satisfactoriamente que el resto de opciones que me he planteado. HBO también lo debe ver de la misma forma, puesto que, a pesar de que los ratings en EE.UU de esta manga han sido bastante discretos, no tardó mucho en anunciar la renovación para una quinta temporada. Es de agradecer que una cadena de TV, aunque sea de cable, apueste con tanta firmeza y convicción por un producto en el que cree, sin sentirse coartada por un millón más o menos de espectadores. El tiempo terminará dándoles la razón (como en su momento se la dio con “The Wire”; semi-ignorada cuando fue emitida, hoy por hoy unánimemente considerada una obra maestra) porque, aunque algunos no se enteren, “Boardwalk Empire” son palabras mayores.
A estas alturas, los que seguimos en la partida ya conocemos las reglas y sabemos cómo se juega. Aquí se trata de dejarse llevar por una narrativa pausada y elegante que se toma su tiempo para ir desgranando sus múltiples líneas argumentales y las dobleces de sus personajes, acuchillada puntualmente por estallidos de violencia que siempre se las arreglan para ser impactantes. Se trata de paladear cada capítulo como si fuese una pieza de un gigantesco rompecabezas que sólo al final revela su total grandeza, y es que no hay una serie que entienda mejor que ésta el concepto de temporada como arco argumental dentro de una historia aún mayor. En su cuarta season, “Boardwalk Empire” ha sido perfectamente fiel a sí misma y a su enrevesada estructura coral, pero no se ha limitado a reciclar viejos argumentos y a repetir esquemas sino que ha puesto sobre la mesa nuevos personajes y nuevos situaciones en las que involucrar a los antiguos.
Por supuesto, el centro neurálgico de la serie, el punto por el que de una forma u otra terminan confluyendo todas las tramas es Nucky Thompson (un siempre convincente Steve Buscemi). Es evidente que el peso del show cada vez descansa menos sobre sus hombros pero aunque la serie ha ofrecido probadas muestras de que puede funcionar sin que sea el constante centro de atención, todavía se hace impensable que pudiese continuar sin él. En esta tanda hemos visto a Nucky llevar la pesada carga de la corona con cierto cansancio y nostalgia por un tiempo en el que las cosas eran más sencillas. Enoch sigue en el negocio por inercia, porque hacer dinero ilegal es lo que ha hecho durante toda su vida y quizás no sepa hacer otra cosa, pero tras los dramáticos sucesos de la tercera temporada parece haber perdido ambición y filo en los colmillos. Aunque en esta tanda ha seguido buscando nuevas vías de ingresos menos expuestas (su aventura en Tampa), cada vez se siente más hastiado solventando conflictos entre sus socios, nunca amigos, y librándose por los pelos de situaciones límite. Un retiro a Cuba junto con la independiente y fuerte Sally Wheet (Patricia Arquette, el tiempo no pasa en balde) posiblemente sea el mejor antídoto contra la soledad nocturna de su autoimpuesto exilio en el hotel “Albatross” y el inevitable desgaste del poder, pero quizás para algunos hombres haya cosas que son imposibles de dejar atrás.
Por ejemplo, Nucky nunca ha podido dejar atrás a Eli, y éste a su vez nunca ha podido evitar la certeza de que su vida entera está condicionada por los designios de su hermano mayor. El eterno segundón a la sombra del gran capo ha sido uno de los grandes protagonistas de la season (excelente Shea Whigham). Su segunda traición en la serie podría haber olido a déjà vu, pero en esta ocasión está mucho más justificada y se antoja más inevitable que la anterior. Al fin y al cabo, lo que está en juego es el futuro de su hijo Willie: una condena por un asesinato torpe e innecesario o un puesto al lado de Nucky como el nuevo Jimmy Darmody. A Eli no le gusta ninguna de las dos opciones porque ambas significan perder a su vástago, pero tiene claro que lo que no desea de ninguna de las maneras es ver a su primogénito entre rejas. El destino de Eli parecía el mismo que tuvo el desdichado Jimmy en aquel sobrecogedor “To the lost” que culminó la segunda temporada, pero los guionistas se las han arreglado para reubicarle en la órbita de Chicago, no sin haber protagonizado antes uno de los highlights del año con su brutal pelea a muerte con el agente del FBI Warren Knox, posiblemente la escena más bestial que haya habido nunca en la serie (y ya es difícil) y clara candidata a la más violenta de la temporada en cine o TV.
Precisamente Knox (Brian Geraghty) ha sido uno de los grandes hallazgos de la temporada, un auténtico lobo con piel de cordero. Porque tras esa fachada de baby face inofensivo se escondía un tipo con pocos escrúpulos, obsesivo y ligeramente psicopático, pero atormentado por cierto complejo de inferioridad y por una frustración creciente. Él fue el responsable de que uno de los personajes más entrañables de la serie, el siempre digno y eficiente Eddie Kessler, se despidiese prematuramente, mortificado por la culpa, en el excelente “Erlkönig” (dirigido, cómo no, por el inconmensurable Tim Van Patten, responsable una vez más de los mejores episodios de la tanda). El empeño de Knox por dar con el eslabón débil del conglomerado criminal de Nucky bajo los auspicios de un bisoño Edgar J. Hoover -que de todas formas nunca se tomó demasiado en serio la operación- ha sido, de alguna forma, el relevo perfecto para las pesquisas prohibicionistas del Nelson Van Alden de la primera temporada, un antagonismo desde la trinchera de la ley que había estado ausente en las últimas entregas.
Después de un villano tan memorable como el volcánico, desquiciado y absolutamente monstruoso Gyp Rosetti, reconocido por los Emmy con un galardón al gran Bobby Cannavale, los responsables de “Boardwalk Empire” han sido lo suficientemente inteligentes como para no tratar de rellenar ese hueco con otro personaje de perfil similar, y han acertado presentándonos al taimado, refinado, altivo y despiadado Dr. Valentin Narcisse (sublime Jeffrey Wright), un capo del crimen de Harlem con ínfulas intelectuales y obsesionado con la superioridad de la raza afro-americana (los “libios”, como él los llama) sobre los blancos que llega a Atlantic City con la intención de sacar una buena tajada, aunque en última instancia solo sea un cínico pragmático que pactaría con el mismo diablo con tal de salvar su trasero. Es memorable esa escena final con Hoover en “Farewell Daddy Blues” en la que queda expuesta su verdadera catadura moral. La llegada de Narcisse ha supuesto también un cambio de estatus en uno de los personajes más longevos de la serie, Chalky White, quien ya tuvo más protagonismo en el tramo final de la tercera tanda y que en ésta se ha convertido casi en el rol principal. Y es motivo de celebración, porque Michael Kenneth Williams por fin recibe materia prima para volver a brillar como lo hizo en la piel del célebre Omar Little tras mucho tiempo arrinconado en segundo plano. White, que ahora regenta el Onyx Club y tiene un papel preponderante en la escena de Atlantic City, tendrá que lidiar con la amenaza que supone la aparición de Narcisse y sus heroínas (una, la droga que pretende hacer correr por las calles de la ciudad; la otra, Daughter Maitland, esa hermosa pantera de ébano encarnada por Margot Bingham). De orígenes humildes y sin educación pero orgulloso de haber prosperado en un mundo dominado por blancos, Chalky es la antítesis del sibilino Narcisse, y la batalla que ambos emprenden por su pedazo del pastel ha sido una de las tramas más apasionantes, violentas y, finalmente, dramáticas de la temporada, con momentos álgidos tan inolvidables como el salvaje final del ominoso Dunn Purnsley en “The old ship of Zion”.
Aunque a “Boardwalk Empire” nunca le ha temblado el pulso a la hora de deshacerse de personajes importantes, incluso protagonistas, lo cierto es que a los que se mantienen en pie siempre les ha tratado con mucho mimo y cuidado. Los guionistas parecen tener claro que detrás de cada una de sus criaturas hay una historia que merece la pena ser contada y que, aunque por momentos no lo parezca, tendrá su trascendencia en la resolución de la trama principal. Es el caso de Richard Harrow, el veterano de guerra de rostro desfigurado cubierto por una máscara interpretado con nobleza encomiable por Jack Huston, un auténtico favorito de los fans. Esa subtrama en la que regresaba a sus orígenes y terminaba desertando de la violencia y el asesinato que había sido su forma de vida parecía un tanto desconectada del resto pero ha cobrado todo su sentido en la season finale. Echaremos mucho de menos a Harrow, pero no habría sido creíble repetir una jugada similar al inolvidable baño de sangre de “Margate Sands”. Su momento ya había llegado. Harrow se ha marchado en paz y con la satisfacción de haber garantizado el bienestar del pequeño Tommy y su amada Julia. No es un mal destino en una serie como ésta. Desde luego es mucho mejor y bastante menos cruel que el que los guionistas le han reservado a Gillian Darmody (Gretchen Mol), otra de las antiguas supervivientes cuyo mantenimiento en la serie a veces tiene uno la sensación de que no está del todo justificado. Y sin embargo Gillian también tenía que cumplir su parte en el plan maestro de los guionistas, y sobre todo era necesaria para cerrar ¿definitivamente? la historia de Jimmy Darmody. Al final uno no puede evitar sentir lástima y compasión por un personaje que probablemente haya hecho méritos para merecer todo lo que le ha pasado pero que también ha tenido que batallar con demasiada pérdida y dolor.
Y hablando de personajes supervivientes, ahí está también el apocado George Mueller, o mejor dicho, Nelson Van Alden, porque fue un placer volver a verle on fire en “Marriage and hunting” después de muchos capítulos aguantando bromas y humillaciones por parte de unos y de otros. Como es habitual, Michael Shannon ha bordado su parte y es una pena que no disponga de más minutos, aunque eso podría solucionarse en la quinta temporada, donde la subtrama de Chicago debería cobrar más protagonismo después de que por fin el violento, irascible y colocadísimo Al Capone de Stephen Graham haya tomado el mando tras forzar la retirada del viejo John Torrio.
Otros personajes que han pasado a un discreto segundo plano sin que la serie se haya resentido por ello han sido Margaret Thompson (circunstancia forzada en parte por el embarazo de Kelly Macdonald); Arnold Rothstein, al que por primera vez le vimos perder el control en “All in”; o Charlie Luciano, aunque la curiosa alianza surgida entre los dos primeros y la importancia histórica del último en la escena del crimen organizado de la época garantizan que seguiremos viéndoles en próximas entregas y que posiblemente recobren parte del protagonismo perdido. Precisamente quizás lo que más se le pueda reprochar a “Boardwalk Empire” en estas últimas dos temporadas es que ya no está tan interesada en integrar en sus tramas acontecimientos históricos reales como hacía en sus primeros tiempos. Peccata minuta para una serie que sigue siendo una perfecta fotografía en movimiento de un tiempo y un lugar convulsos y que explora minuciosamente la forja de una nación sobre las bases de la corrupción, la ambición, la traición y toneladas de sangre y alcohol. A “Boardwalk Empire”, como al imperio de Nucky Thompson, seguimos sin encontrarle eslabones débiles. Y nos felicitamos por que así sea.
Buen análisis. Gran final para una temporada que empezó de forma bastante lenta, no por ello creo que sea malo. Todo se ha ido cociendo lentamente y el final fue sublime y tristísimo por lo de Harrow, ese disparo fallido…
Sólo añadir la gran calidad musical, casi tanta música como en Tremé, y la colaboración de uno de los mejores escritores, en la actualidad, de novela negra; Dennis Lehane. También fue guionista de The Wire.
La mejor serie de la puta historia
me parece un análisis acertadísimo,lo define a la perfeccion tu frase:»paladear cada capítulo como si fuese una pieza de un gigantesco rompecabezas que sólo al final revela su total grandeza». Perdonadme pero le voy a poner un pero,Steve Buscemi, a nivel actoral le faltan dobleces,hondura,peso, no voy a recurrir al inmenso Gandolfini,pero si a uno que le pilla cerca, Shea Whigham, tremendo! un actor en el que puedes ver como en su interior pasan 100 cosas a la vez y nunca hace de mas.
Me parece muy certero el análisis, prácticamente estoy de acuerdo en todo. Me gustaría ver a un Nucky Thompson con más brío la próxima temporada, ya veremos.
El mejor análisis de Boardwalk Empire que he leido en internet. Estoy ansioso por conocer cómo evolucionan las historias de Chalky White y el Dr. Narcisse en la 5ª temporada. Para mí, dos inesperados cabos sueltos de la season finale. Magnífica temporada, sí señor.
Hola, agradezco el post. No la he visto todavía, estaba esperando a que finalizara esta cuarta temporada para ver las cuatro del tirón. Con las series que me da el tufillo de que son buenas es lo que suelo hacer. Me paso un buen tiempo aguantando como puedo y luego me doy la gran satisfacción. No me importan los spoilers, todos sabemos lo que nos pasará al final de la vida y no por ello dejamos de vivirla. Hay que disfrutar de ella. A mí con las series me sucede lo mismo.
No me enrollo más.
Un saludo y a seguir así.
Hola, muchas gracias a todos por vuestros comentarios y elogios, y disculpadme por la tardanza en contestar. Yo sí creo que Buscemi está perfecto como Nucky Thompson, aunque no necesariamente sea el mejor actor que hay en la serie. Creo que le tiene perfectamente tomada la medida al personaje y no es responsabilidad suya que los guionistas le hayan desplazado del primerísimo primer plano durante esta temporada, en la que ha pasado a ser una especie de catalizador en la sombra de los destinos de los demás. Y estoy de acuerdo con Nomeko en la excelencia de la banda sonora de la serie, especialmente en esta tanda, en la que ha tenido más protagonismo la música gracias sobre todo a esa maravillosa Daughter. Un saludo a todos!
Me gusta mucho como esta serie retoma los años 20, los gánsters de la época, Al Capone y la aprobación de la Ley secacomo punto de partida de esta serie, creo que todo esto fue el complemento perfecto para que Atlantic City se volviera el lugar del pecado.
Hola:
Acabo de ver el último episodio de la temporada y aún estoy en shock. Todos los últimos capítulos de cada temporada han sido una sacudida brutal y en parte inesperada. Tenía el pálpito a medida que iba viendo los capítulos que alguno de los dos personajes que me gustan acabaría muerto; pensaba en Chalky pero ha sido Richard, ha sido lo peor.
Me ha encantado el artículo y estoy de acuerdo en todo.
Espero con ansia la siguiente temporada.
Un saludo.
Hola, Fernanda y LadyLomon, muchas gracias por vuestras aportaciones. Era evidente que alguno de los personajes principales iba a caer en este final de temporada. Yo creo que la muerte de Harrow, por mucho que nos duela, era la conclusión más lógica. Su arco prácticamente ya se había agotado y no habría sido sencillo seguir incluyendo al personaje en tramas futuras. Al menos ha tenido un final precioso que, creo yo, le hace justicia. Un saludo.
Buena critica, pero seré mas feliz el día que el engreído y racista de valentin narcisse tengan un final doloroso y sangriento a manos de del Sr. White
Pero hasta que llegue ese día, si es que llega, que nos dejen seguir disfrutando de un personaje tan mezquino y odioso.
No es la «Los Soprano en los años veinte» que nos quisieron vender. Sin embargo, es una pedazo de serie. Algunos le han achacado una cierta lentitud narrativa y puede que sea cierto, pero todo el material es de primera: la ambientación, la música, los actores…Estoy terminando la tercera temporada y el nivel sigue siendo muy alto. Dicen que la quinta será la última. Tal vez sea mejor así, si mantienen el nivel, que termine en lo más alto.
Se dice que es el fin de Boardwalk Empire con Steve Buscemi si es así ojala que la terminen de una forma decente