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«Mi amigo el gigante»: el grande y bonachón Spielberg

20/07/2016

The BFG

No es difícil imaginar que, años después de que Roald Dahl publicase en 1982 «The BFG (The Big Friendly Giant)«, Steven Spielberg se encontrase buscando buenas historias que contar en la cama a su primogénito Max, fruto de su primer matrimonio con Amy Irving; y probablemente este cuento de Dahl fuese una de sus historias favoritas. Roald Dahl ha sido un popular escritor y guionista que ha gozado de varias adaptaciones de sus obras al cine, entre las que destacan «Matilda«, «James y el melocotón gigante» y «Willy Wonka y la fábrica de chocolate«, que años después Tim Burton volvería a adaptar bajo el título «Charlie y la fábrica de chocolate«. De su novela «El hombre del sur» también bebieron el maestro Alfred Hitchcock y posteriormente Quentin Tarantino para rodar una de las historias que formaba «Four Rooms«. Como guionista, triunfó adaptando al cine tanto a Ian Fleming en «Sólo se vive dos veces» y «Chitty Chitty Bang Bang«, como a sí mismo en «Willy Wonka y la fábrica de chocolate».

Aunque «Mi amigo el gigante» sea la primera colaboración entre Steven Spielberg y Disney, de alguna forma Roald Dahl ya sirvió de nexo de unión entre el director y la factoría; pues uno de sus cuentos publicado en 1943 y encargado por Disney para promocionar una película que nunca llegó a estrenarse, serviría de inspiración para el episodio «Pesadilla a 20.000 pies de altura», cuarto fragmento de «En los límites de la realidad» que , aunque lo dirigía George Miller, Steven Spielberg también formaba parte del equipo de dirección al responsabilizarse de dirigir el segundo fragmento. Ese mismo cuento sería también la base para otra gran película producida por Steven Spielberg en 1984…el cuento de Roald Dahl se llamaba «Los gremlins«. Sin embargo, si había algo importante que Steven Spielberg estuviese haciendo en aquel 1982 en el que Roald Dahl publicaba su obra más popular, era terminar el rodaje del que sería uno de los títulos más reconocibles y determinantes en la carrera del Rey Midas de Hollywood. Un film que ayuda a entender aún más la implicación del director en la adaptación de la obra de Dahl. Una película con la que Spielberg inició un largo camino que hoy, con «Mi amigo el gigante», concluye. Esa línea de salida era «E.T. El extraterrestre«.

BFG Londres

Fue con la aventura del alienígena con la que Steven inició su colaboración con la guionista Melissa Mathison (ex-esposa de Harrison Ford, fallecida a finales del año pasado) y para la que «Mi amigo el gigante» es su último trabajo (sirve de homenaje póstumo en los títulos de crédito). Aunque ambos títulos están protagonizados por un ser muy distinto a nosotros, con extraños poderes y problemas de dicción; «Mi amigo el gigante» se queda bastante lejos de lograr ser un nuevo «E.T.» para las más jóvenes generaciones presentes. Habiendo pasado 34 años entre ambos títulos, la cúspide de creatividad, magia y sentido de aventura que alcanzaba Spielberg con el título de 1982, se muestra inalcanzable para este gigante bonachón, que acaba conformándose con una meta menos ambiciosa.
No hay que olvidar que, aunque la última incursión del director en el cine infantil sería «Las aventuras de Tintín» en 2011 (donde también el protagonista era el omnipresente CGI), realmente los últimos títulos de imagen real para toda la familia se remontan a «Parque Jurásico» en 1993 y «Hook» dos años antes. Con casi un cuarto de siglo de diferencia entre estos títulos y más de 60 años desde que el director abandonó su infancia, Spielberg acaba por presentarnos una visión idealizada y distante de lo que puede ser la infancia en la actualidad.

BFG secuestro

«Mi amigo el gigante» arranca con una nocturna y neblinosa visión de un casi dickesiano Londres bajo la óptica del polaco Janusz Kaminski, el director de fotografía casi omnipresente en la filmografía de Spielberg desde que en 1993 colaborara en «La lista de Schindler«.
A las 3 de la madrugada, hora de las brujas según Sophie (Ruby Barnhill) la pequeña protagonista recorre las instalaciones del orfanato donde vive, ayudando a finalizar las tareas que puedan haber quedado a medio hacer durante el día. Tras llamar la atención a unos bulliciosos borrachos a las puertas del orfanato, Sophie acierta a ver una gigantesca figura que se oculta entre las sombras y callejones, estupefacta, no se percata hasta ser demasiado tarde de que el gigante también la está mirando fijamente. Aunque intenta ocultarse bajo las sábanas de su cama, la enorme figura acaba por raptarla y llevarla a la carrera hasta su casa, situada en un país de gigantes. Afortunadamente para Sophie, este gigante tiene una dieta vegana, con el enorme y nada suculento pepinasco como principal protagonista alimenticio; en clara contraposición a sus nueve hermanos que se pirran por un tipo de carne en particular (una pista). Si sus gustos alimenticios y su defensa de los débiles ya le distancia del resto de su familia, su hobby por coleccionar en tarros los sueños de los humanos tampoco ayuda a evitar el acoso constante de sus hermanos.

BFG_Hermanos

Será en este país de gigantes donde transcurrirá gran parte de la historia, estableciéndose la relación entre los dos protagonistas, conociendo esa especie de laboratorio de sueños en la que nuestro gigante los mezcla y combina a modo de alquimista (componiendo un onírico concepto con el que Spielberg podría estar muy de acuerdo), conociendo el terrible destino del anterior huésped que tuvo nuestro gigante; todo ello inundado por las composiciones que John Williams crea para esta nueva colaboración con Spielberg (alguna de ellas recordando concretamente a su trabajo más reciente en «Star Wars: el despertar de la fuerza«).

THE BFG

En lo que podríamos definir como un claro síndrome de Estocolmo, niña y gigante acabarán forjando una amistad para impedir que los otros gigantes devoren a humanos. Y una parte importante de ese plan que idean Sophie y el gigante involucra directamente a la mismísima Reina de Inglaterra (Penelope Wilton).
Es precisamente en la visita que ambos protagonistas realizan al Palacio de Buckingham cuando Spielberg se suelta la melena y nos ofrece probablemente la más numerosa serie de gags de su carrera, con una hilarante serie de situaciones provocadas por el inmenso tamaño del invitado y comentarios con segundas lecturas que disfrutarán adultos y niños, en la que no faltan flatulentos descuidos monárquicos (Spielberg, quién te ha visto y quién te ve) derivados de un elixir llamado gasipum que el propio gigante destila (un consejo: desconfiad de cualquier bebida carbonatada, tanto si las burbujas suben a la superficie…como si bajan). Son unos minutos que difícilmente encajan con el resto de la película; pero se agradece enormemente ser testigo de como un maestro se mete en el terreno de la comedia ligera.

BFG Queen

Como no podía ser de otra forma, la reina ofrece todos los recursos de los que sus fuerzas armadas disponen para vencer definitivamente a los gigantes (únicos personajes que, todo sea dicho, aportaban energía y dinamismo al título); en lo que salvando las enormes distancias podríamos catalogar como una dulce precuela del «Pacific Rim» de Guillermo del Toro.

A pesar de todo el CGI que inunda la película, la sublime interpretación de Mark Rylance consigue superar las capas y capas de gráficos generados por ordenador que dibujan su personaje para ablandar el corazón del espectador más gélido. A diferencia de su anterior (y oscarizada) colaboración con Spielberg en «El puente de los espías«, donde destacaba su parquedad en palabras; este gigante (en cierta forma, también un espía) tiene su fuerte precisamente en su amplio y siempre confuso (a la par que divertido) vocabulario.
Por su parte, Ruby Barnhill consigue una creíble Sophie con una interpretación a veces más teatral que cinematográfica y muy lejos del Christian Bale de «El imperio del Sol«, sin duda el mayor descubrimiento de su carrera en lo que a niños se refiere…pero, si con doce años has convencido a Steven Spielberg para que te otorgue el papel protagonista, está claro que tienes un don interpretativo.

The_BFG

«Mi amigo el gigante» sale en defensa de quienes son distintos y de la mezcla de culturas, lo cual no deja de ser una curiosa coincidencia que su estreno llegue justo cuando los ingleses acaban de votar que no aguantan más a los que son diferentes a ellos, ni quieren seguir siendo un territorio donde se alojen otras culturas.
Lo que vemos en pantalla acaba siendo un título que, aunque tiene gran parte de la magia atribuible al genio que sigue siendo Steven Spielberg (quizás no en su mejor momento), sí se intuye que ha representado un esfuerzo menor al que otros de sus títulos le exigieron años atrás. Aún sin lograr ese sentido de aventura que comentábamos al inicio (nunca llegamos a temer por la integridad de Sophie, a pesar de estar rodeada de enormes caníbales) y habiendo explorado en anteriores ocasiones las relaciones entre niños y adultos de forma más efectiva; al creador de «Tiburón«, «Salvar al soldado Ryan«, «La lista de Schindler» o «Inteligencia Artificial» le sobran tablas para que incluso una (por momentos errática) adaptación de Dahl se convierta en un sabio uso de la melancolía, transportándonos durante dos horas a un lugar perdido ya en la memoria: nuestra infancia.

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Aquellos que no creen en la magia, nunca la encontrarán

 

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