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«Orange Is The New Black»: prisión, dulce hogar

30/06/2014

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(AVISO DE SPOILERS: Se recomienda no seguir adelante con la lectura sin haber visto la serie, ya que este post revela detalles de sus dos temporadas completas. Si aún no has llegado a «We Have Manners. We’re Polite», a partir de aquí, monstruos.)

La ficción, ese lugar confortable, ese universo paralelo en el que el público adora a las reclusas. No cabe duda de que Netflix encontró su gallina de los huevos de oro el pasado 2013 con esta serie basada en la novela autobiográfica de Piper Kerman. Orange Is The New Black nos muestra el día a día  y bucea por las historias de las reclusas de la prisión federal de Litchfield de un modo desenfadado que nos ha vuelto locos a todos. Ya casi nadie escucha ese «You’ve Got Time» de Regina Spektor sin acordarse de la cabecera de la serie. Además no nos la van sumistrando en dosis pequeñas, ya que siendo Netflix su principal y primera red de distribución (lo que ocurre después es otra historia), tenemos la temporada completa en un solo día para irla disfrutando a nuestro ritmo, lo que para muchos significa un maratón de trece horas con palomitas y alguna que otra parada para ir al baño y ventilar la habitación. Y es que a pesar de su temática resulta muy ligera y casi adictiva. A esta serie no hay que dejar de concebirla como lo que es, una muestra magnífica de que los productos que tienden al entretenimiento y la evasión no tienen por qué ser de baja calidad, ni vacíos, ni parecer una película de sobremesa que nunca termina con personajes más planos que la suela de mis zapatillas. Es realmente buena en lo que es y en lo que ofrece.

Mucho tiene que ver  la mano de Jenji Kohan, creadora no sólo de Orange Is The New Black (OITNB a partir de aquí), sino también de Weeds, aquella serie de Showtime que durante ocho años nos dejó disfrutar de la gran Nancy Botwin y sus desastres sin límite. Conviene nombrarla porque ambas tienen algo en común, a parte de sus grandes delincuentes femeninas, y es la capacidad de mostrar realidades poco acogedoras y muy duras sin dar demasiada importancia al drama, de una manera muy refrescante que siempre consigue quitar hierro a la gravedad de las historias para que disfrutemos de unas dramedias estupendas y con un estilo muy propio.

Reconozco que la primera temporada funcionó muy bien y, desde luego, nos llevó a esperar esta segunda entrega con ganas. Sin embargo existe una diferencia notable entre ambas y la evolución ha sido evidente. Ha habido cambios que han dejado a la serie crecer y superarse. Los episodios emitidos en 2013 se centraton principalmente en la historia de Piper Chapman, concebida como protagonista, y su previa relación con la impresionante Alex Vause. Relación que, dicho sea de paso, la llevó a prisión. El problema es que la Piper de la primera temporada no resultaba demasiado carismática, más bien se percibía como una niña mimada que en un acto de rebeldía comenzó una relación lésbica con una mujer peligrosa y se embarcó con ella en unos cuantos juegos delictivos que resultaban excitantes. Una niña que no encajaba en prisión y que aún se dejaba  manipular por su ex, débil pero dañina a causa de su eterna indecisión. Aunque no negaremos que la relación entre Piper y Alex siempre nos ha encantado y nos ha parecido más real que esa relación con tan poca química que mantenía con Larry, que esa vida tan políticamente correcta que la esperaba fuera. Hemos tenido muy poquito de Vause esta temporada, ya que sólo ha aparecido en cuatro episodios, pero no desesperamos, Laura Prepon ha confirmado su vuelta como personaje regular en la tercera.

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Hablaba de ciertos cambios en OITNB y el más importante es que la temporada ha sido muy coral. El resto de reclusas demostró desde el principio su capacidad de brillar con luz propia y contarnos unas historias interesantísimas, haciendo gala de algunas grandes interpretaciones. Es algo que han sabido explotar este año, profundizando más en personajes que en su día tuvieron una relevancia menor y dejándonos momentos exquisitos. Nadie imaginaba, por ejemplo, que nuestra dulce Morello estuviera en la cárcel por acoso. Tampoco imaginábamos que la gran Miss Rosa fuera una atracadora de bandera, no conocíamos la verdadera historia de Taystee ni esperábamos que alguien de carácter tan duro como Gloria Mendoza hubiera sufrido malos tratos por parte de su expareja. Esta serie es un desfile de mujeres interesantísimas que día a día tienen que aprender a convivir con el resto, consigo mismas y con sus propios demonios.

La temporada anterior se despedía con Piper propinándole a Pennsatucky la paliza que llevaba mereciéndose mucho tiempo, casi anunciando el alzamiento del personaje que tendría lugar esta temporada. Chapman ha cambiado, sabe cuidar de sí misma y defenderse, consciente de que podría estar en un lugar aún peor y, lo más importante, ha conseguido aceptar quién es y dejar la negación a un lado, llegando a definirse como un «lobo solitario». Preferimos sin duda a esta nueva Piper, más honesta, cuya relación con Alex (ahora en el exterior) sigue basándose en el engaño y las puñaladas. Y tampoco es que su relación con los que tendrían que estar esperándola fuera funcione mejor. Larry, que siempre ha sido un capullo insoportable y autocompasivo, no quiere saber nada más de ese «sol» que es Piper Chapman, y su familia no está muy dispuesta a pasar por el aro, ya que una hija en prisión es una mancha en la historia.

En ese aspecto, creo que «40 OZ of Furlough» ha sido un episodio importantísimo para el personaje. Ha perdido a su abuela, que, cómo se nos muestra, ha jugado un papel mucho más importante en su educación y crecimiento que su propia madre. No deja de ser duro, un permiso que supone un milagro para todos y que le permitirá pasar un par de días con la mujer a la que más admira, despedirse. Un permiso que acaba sirviendo para asistir a su funeral porque el tiempo no ha jugado a su favor y ahora tiene que vivir con ello. Esas cuarenta y ocho horas llegan con una situación incómoda a la que hacer frente, el encuentro con familiares a los que ni siquiera le apetece ver. Todos la miran como si fuera un bicho digno de estudio, alguien que no debería estar ahí en medio de tanta pulcritud y buenas maneras, alguien a quien juzgar, mientras ella reafirma casi con un orgullo pícaro su identidad. Su padre no la visita en la cárcel porque «echa de menos a su Piper» y lo único que puede contestar es que esa hija a la que echa de menos es la que tiene delante y no esa idea tan cómoda y encantadora que guarda en su cabeza y que realmente nunca ha existido, más allá de esas mentiras y toda esa función de teatro que no puede ir a más.

No sólo se ha dado cuenta de quién es en realidad, sino que hasta cierto punto disfruta de su aceptación. Por eso cuando le recuerdan lo bondadosa, honrada y recta que era y le preguntan si no extraña a esa mujer que solía ser, su «no» es absolutamente rotundo. Esto nos deja un cierre de episodio magnífico, en el que no puede aguantar en esa celebración de boda improvisada que ha montado su hermano ni un minuto más, en el que por fin ha cerrado del todo una relación que no existía desde hace mucho, en el que decide que la prohibición de beber alcohol no es tan importante, en el que se marcha, y mira con tristeza el restaurante cerrado de Red porque una promesa es una promesa. Nos quedamos con ella en ese puente, con la noche, la ciudad y el ruido incesante del tráfico como única compañía, pero sabiendo por fin quién es de verdad Piper Chapman.

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Uno de los motores principales de la segunda temporada ha sido, sin duda, la inserción de nuevos personajes. Es cierto que Soso ha servido más bien de patada en la espinilla, por más que su rebelión hippie y sus huelgas de hambre hayan movido a un pequeño sector. El punto fuerte ha sido la entrada magistral de Vee, el personaje más odiado en los veintiséis episodios que hemos podido disfrutar. Odiada pero magnífica, todo quede dicho, porque ha llegado para poner patas arriba la prisión de Litchfield como la matona que es, a aprovecharse de los más débiles, a poner de su parte a la fuerza a toda la que ha podido servirle de algo. Enfrentada a Red desde hace mucho y tutora de Taystee en materia delictiva, ha conseguido convertir la cárcel en un lugar más sectario del que aún es.

Parte del refrescante sabor de la serie yace ahí, precisamente, en cómo interactúan unos grupos con otros. Religiosas, blancas, negras, latinas, mujeres de la tercera edad que no olvidan sus días de gloria. Aquí hay para todos y resulta una delicia. Vee, por supuesto, con su lengua viperina y su inteligencia venenosa, se pone al frente de nuestras negras favoritas con la falsa promesa de velar por ellas y cuidarlas. Más de lo de siempre, niñas perdidas que paguen por ella cuando sea necesario. Que se lo digan a Poussey, sola, enamorada y maltratada por no querer participar en esta trampa, y es que su amistad con Taystee se ha visto colgando de un hilo. Sin embargo, la mayor víctima ha sido la pobre Suzanne (Crazy Eyes), más inestable que nunca, engañada para creer que ha encontrado una líder perfecta, una aliada, casi una madre, alguien que le diga lo que realmente vale. Ha sido un títere durante estos trece episodios y nos ha partido el corazón a ratos. De ello hablaremos más tarde.

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La trama de Vee se ha visto estrechamente relacionada con la trama de Red, quien es, para mí, el mejor personaje de la serie. Su confrontación ha llegado muy lejos con ese reinado del terror que su oscura majestad ha impuesto. Ambas han encontrado su manera de traficar, aunque la gravedad de pasar heroína queda muy lejos del contrabando de cosméticos y golosinas para mantener contentas a tus chicas. Relegada a un segundo plano con las reclusas doradas, la rusa no pasa por su mejor momento. Sus chicas, tras el incidente de la temporada anterior, le guardan las distancias, y encontrarse a Parker en los baños es como mirar de frente al fantasma de las Navidades pasadas. Su trabajo en el invernadero le abre (literalmente) nuevos horizontes.

Al menos esa soledad se ha visto paliada por la compañía forzosa de Chapman, quien a pesar de cumplir con su parte, no es capaz de mirar a los ojos de su compañera y confesarle que su restaurante ha terminado de caer. Las derrotas de una en una. ¿Quién lo diría? Que llegaríamos a ver a Galina muerta de miedo cuando un día tuvo prácticamente su propio trono. Un miedo que la lleva a tratar de terminar con la manipuladora existencia de Vee y acaba postrándola en cama con una soberana paliza por parte de ésta.

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Ya que hablamos de contrabando, uno de los temas que más se ha explotado este año ha sido el de las condiciones en prisión y la eficiencia de sus trabajadores, que, dicho sea de paso, deja mucho que desear. Protestas, un boletín semanal, nada de esto resulta eficiente a la hora de frenar el hecho de que todo el presupuesto vaya a los zapatos caros de Figueroa, hasta que llegan las indagaciones de Piper. La gota que colma el vaso, nunca mejor dicho, es esa noche de tormenta de «It Was the Change» donde las precarias condiciones de la cárcel quedan al descubierto. Instalaciones eléctricas de todo a cien, generadores sin gasolina, ratas, inundaciones… Inmundicia que a Caputo viene de perlas.

Los trabajadores de Litchfield son negligentes a más no poder, de eso hemos sido testigos durante dos años. Fischer es la santidad personificada pero nunca ha servido para su cometido, de ahí que termine en la calle, Mendez siempre ha sido un impresentable (aunque afortunadamente su vuelta ha durado un asalto) y Bennett os parecerá encantador, pero tiene un punto hipócrita que a mí no termina de convencerme. Sí, actúa bajo presión, y sí, tiene a las latinas (fantásticas todas esta temporada) en los talones, pero nadie lo apuntó con un arma para que empezara una relación con una reclusa. Luego están sus majestades, claro, la malvada bruja Figueroa, el homófobo y sólo a ratos comprensible Healy, con sus favoritas, y un Mr. Caputo que, reconozcámoslo, nos ha decepcionado.

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Y supongo que ha llegado la hora de hablar de esa finale de noventa minutos que nos ha ganado a todos. Una series finale que ha supuesto la caída definitiva de Vee porque todas la querían fuera del mapa y cada una lo ha intentado a su manera. Sus chicas, conscientes de que hace mucho que traspasaron los límites (especialmente porque Warren está a punto de pagar las consecuencias de un pecado que no ha cometido), deciden plantarle cara y eso la deja con una única opción, la más inteligente: escapar por el túnel de Red. Ahora sí está sola y ha cabreado a demasiadas reclusas. Lo que nos parte el alma es ver a la pobre Crazy Eyes llorando como si se le viniera el mundo encima, víctima del falso amor de Parker. La verdad es que ha tenido sus momentos bajos esta temporada y la paliza que propinó a Poussey nos dolió a todos tanto como a ésta, pero sólo fue otro ejemplo de la que ha sido su función todo este tiempo: la de títere y segundona.

No nos olvidemos de Piper, abrazada a las cartas del amor de su vida, pidiendo a Polly y Larry que denuncien a Alex para poder tenerla a su lado y de paso verse compensada por los estragos causados. No deja de encantarme que para quererla la apuñale, es algo muy de ellas y toda su relación está basada en eso. ¿Y qué hay de Bennet y Dayanara? Cargados con la culpa de haber encerrado a un hombre que no es exactamente inocente pero que no ha cometido crimen diferente al suyo. Claro, que cuando por fin deciden decir la verdad, es el peor momento de todos para Mr. Caputo.

Cuarenta y ocho horas. Sólo tenía que guardar el orden de la prisión durante cuarenta y ocho horas para que el puesto de la ahora desterrada Figueroa fuera suyo. Decía que nos había decepcionado, y es que, al menos para mí, aceptar esa mamada con expresión complaciente le ha restado al personaje unos cuantos puntos. Aunque lo cierto es que sus intentos por hacer de héroe han servido para poco. Ni parar los traslados, ni esconder negligencias, ni acabar con la huelga de hambre han podido evitar que a la hora de la verdad se le escapen dos reclusas.

Qué final tan absolutamente maravilloso, señores. El médico acaba de dar como mucho tres semanas de vida a Miss Rosa y no hay tratamiento que nadie esté dispuesto a pagar. Su muerte es inminente y va a ocurrir en la cárcel, un sitio poco acogedor donde para los altos cargos no es más que un apellido. Sin embargo, la confusión por la fuga de Parker acaba llevando a nuestra encantadora Morello (queremos su altar pronto) a darle la última oportunidad que tendrá en la vida. Es perfecto, precioso, le dice que no muera ahí, que vaya a hacerlo a su manera, que conduzca rápido. Y así lo hace. Con lo que no contaba Vee es con morir a manos de esa señora que siempre le ha parecido tan triste, y es que justo cuando consigue salir a carretera, se produce un cara a cara que termina con la muerte de ésta. Miss Rosa se permite el placer de atropellarla y lo único que le queda por decir es un simple «always so rude, that one»… y todo sigue su curso. La carretera, el aire en la cara, el olor a gasolina y asfalto, ese maravilloso «Don’t fear the reaper» sonando en la radio que nos acaba transportando a otra realidad. Miss Rosa sonríe y su rostro se transforma de felicidad, de repente se nos muestra joven y llena de vida, preciosa, cargada de la ambición de otro tiempo. Un final maravilloso, repito, que nos ha hecho reír y llorar a la vez. Francamente, sólo espero que la policía no consiga alcanzarla porque no quiero saber absolutamente nada más de este maravilloso personaje. No quiero saber cómo se va ni cómo vive sus últimos días, sería romper toda la magia. Me gustaría que esta sublime escena fuera lo último que vemos de Miss Rosa, me encantaría que su historia terminara así.

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Creo que hablo en nombre de todos los seguidores de Orange Is The New Black si digo que me muero de ganas por averiguar qué nos deparará la tercera temporada. Sólo espero que sepan mantener el nivel y que sigan dando un protagonismo equilibrado a todas las reclusas, pues es lo que definitivamente ha dado a la serie el empujón que necesitaba para evolucionar. Mientras tanto, me quito el sombrero.

8 comentarios leave one →
  1. 01/07/2014 21:45

    Que El Cadillac tenga cada vez más ocupantes es una notícia estimulante. Más lectura interesante, por tanto. Mi felicitación sincera al análisis de la segunda temporada de OITNB. Bien es cierto que la serie no es una obra maestra pero entretiene, y mucho, sobre todo sostenida por esas maravillosas actrices secundarias. La evolución de Piper era tan necesaria que si no hubiera sido así, imagino que todo se habría tambaleado un poco. Aún así echo de menos una trama más potente. Más peligro, más drama, más tensión, qué sé yo. Vee ha logrado ponerme de los nervios durante toda la temporada, eso sí.
    Siempre consigue emocionarte con sus historias. Qué triste la historia de Morello, pobre Suzanne, Red…No me gusta nada el personaje de Alex Vause, cuya imitación por no recuerdo qué personaje, se convirtió en uno de mis momentos preferidos de la temporada.
    Saludos!

  2. Javi permalink
    12/08/2014 18:06

    «You are not a nice person»
    Esta frase que le dice Crazy Eyes a Piper es un perfecto resumen de la segunda temporada. Piper nos demostrará episodio a episodio, que aunque aparentemente va de niña buena, es una mala persona. Miente al juez, manipula a Healy, a Larry, a la nueva, – también se lo dice Boo , eres una persona horrible-, y hace que toda la lástima que sentimos en la primera temporada desaparezca. Por no hablar lo que le hace a Alex al final.
    Desde luego no tiene nada que envidiar a Vee como mala. A ver en la tercera si se sigue destapando.

  3. paco permalink
    18/08/2014 13:02

    Yo creo que Caputo ha estado bien, por supuesto RED es genial, y no habéis nombrado a la chiíta, que creo ha aportado mucho, me recuerda a ANDY el cuñadisimo en WEEDS, y sus discursos reivindicativos y criticas al sistema y a ala sociedad, muy buenos. Y decir que no esta Mendez es bueno, NO estoy de acuerdo, necesitamos un malote(aparte de figueroa) y el tío lo bordaba, en fin fabulosa serie, y esperemos la Tercera con ganas, y si Alex Vause pone y mucho.

  4. paco permalink
    18/08/2014 13:03

    Yo creo que Caputo ha estado bien, por supuesto RED es genial, y no habéis nombrado a la chiníta, que creo ha aportado mucho, me recuerda a ANDY el cuñadisimo en WEEDS, y sus discursos reivindicativos y criticas al sistema y a ala sociedad, muy buenos. Y decir que no esta Mendez es bueno, NO estoy de acuerdo, necesitamos un malote(aparte de figueroa) y el tío lo bordaba, en fin fabulosa serie, y esperemos la Tercera con ganas, y si Alex Vause pone y mucho.

  5. Lamu permalink
    28/08/2014 1:44

    Cuando vi que en El Cadillac salía un post sobre OITNB pensé «seguro que lo ha escrito la chica», porque esta serie es una serie «de chicas». No conozco a ningún chico que le haya gustado. O, al menos, a ninguno heterosexual. Alguno habrá al que le guste, no digo que no, igual que seguro que habrá alguna lesbiana a la que no le guste.

    La serie tiene un target muy específico, y eso hace que a mucha gente no le guste y que, por el contrario, sus seguidores sean absolutamente fieles. Pero yo creo que ése es un defecto: cuando una serie es buena, le gusta a todo el mundo.

    A mi esta segunda temporada me ha gustado bastante más que la primera por dos razones: una, que ha dejado atrás sus pretensiones de ser «seria» y se ha abandonado hacia la comedia; dos, que Piper ha perdido protagonismo en favor de los personajes secundarios. Porque otro de los defectos de OITNB (y van dos) es que la protagonista cae bastante mal. Vamos, que es tonta del culo. De hecho, el primer capítulo de esta segunda temporada se centra en Piper y es todo un coñazo, mientras que el segundo se desarrolla sin ella y, sin embargo, es bastante interesante. Si no fuese la historia de Piper, deberían eliminar el personaje.

    Me llama la atención que en el post se diga que es una sorpresa el delito por el que está Morello en la cárcel, pero claro, el tercer defecto gordo de la serie es que te pintan la prisión como se vería en un sketch de Benny Hill. Le faltan las guardianas con minifalda y liguero. El caso es que a veces nos olvidamos de que es una cárcel, y, cuando te explican que Morello es una acosadora, te sorprendes. Pero vamos, que todas son delincuentes.

    Otro punto: Alex Vause. A mi su relación con Piper me parece otro rollo. Su historia de amor no me convence ni me interesa. Pero eso es personal. La gente, en general, lo flipa con Laura Prepon.

    Y poco más por mi parte. Bueno, y que Vee ha sido un personaje espectacular.

    • Irene B. Trenas permalink*
      28/08/2014 13:15

      Vaya, es curioso. A la mayoría de mis amigos heterosexuales les encanta esta serie. De hecho, bastante más que a mí, que no la tengo entre mis favoritas.

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