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«Better Call Saul»: entre la ley y el desorden

09/04/2015

Better Call Saul_Promo

(ALERTA SPOILER: No leer sin haber visto hasta el último capítulo de la primera temporada de «Better Call Saul»)

Vince Gilligan y Peter Gould sabían, todos lo sabíamos, que la alargada sombra de “Breaking Bad”, esa inapelable obra maestra de la televisión, iba a planear para bien y para mal sobre “Better Call Saul”, su legítimo spin-off, lo que de entrada iba a concitar sobre su nuevo producto una atención y una predisposición que jamás habría captado de otra forma, pero también provocaría que la vara de medir fuese en última instancia más estricta, que las comparaciones pudieran ahogar los posibles méritos y subrayar hipotéticos errores. En definitiva, todos, en mayor o menor medida, teníamos cierto temor a que “Better Call Saul” se quedase en un voluntarioso pero a la postre innecesario intento de prolongar la fórmula, o que se convirtiese en una predecible imitación de la serie madre ideada para satisfacer al fandom nostálgico de las peripecias de Walter White. O peor aún, que simplemente no diese la talla. Sus dos primeros capítulos, “Uno” y “Mijo”, emitidos en dos jornadas consecutivas, sirvieron para disipar casi todas las dudas iniciales que pudiéramos albergar. “Better Call Saul” molaba, sí, pero había que esperar a visionar toda la temporada para comprobar hasta qué punto iba a ser capaz de capitalizar el legado de “Breaking Bad”, de transformarlo a su favor sin pervertirlo ni verse fagocitado por él, de ser SU propio serie. Mi compañero Rodrigo ya dijo, muy acertadamente, en un post escrito tras aquel díptico inicial que “para que un spin-off tenga sentido, tiene que mantener parte del espíritu en el que germinó la semilla pero ofrecernos, asimismo, algo radicalmente distinto, novedoso, complementario. Que no sea más de lo mismo, aunque eso mismo fuese muy bueno.” Ahora podemos decir que “Better Call Saul” lo ha conseguido. No solo mola, sino que es GRANDE, y lo mejor es que se atisba que puede ser aún MÁS GRANDE.

“Better Call Saul” conserva el maravilloso estilo visual de la serie madre (no en vano gente como Michelle MacLaren, Terry McDonough o Thomas Schnauz ya pusieron sus talentos al servicio de “Breaking Bad”), sus planos insólitos más propios del cine de autor que de la televisión convencional, el uso de los colores como elemento simbólico o el magistral manejo de los espacios para transmitir determinadas sensaciones, pero sabe encontrar su propia personalidad y su propio tono, más ligero en apariencia, con instantes impregnados de un delicioso humor negro, pero no exento de momentos terriblemente dramáticos. Incluso los deliberadamente cutres y cambiantes títulos de crédito han revelado una voluntad clara de hacer las cosas a su propia manera. Temáticamente no es una serie que se deje clasificar fácilmente porque a lo largo de sus diez episodios muda de género y de piel varias veces. Su estructura volátil se asemeja a piezas que no quieren encajar de todo, cambiando de tramas a su conveniencia, moviendo el foco aquí y allá, pero terminan complementando una primera temporada ejemplar, en la que si ha habido alguna flaqueza ésta queda oculta al contemplar el cuadro completo. Entonces sí, se percibe aquí la huella de “Breaking Bad”, pero corresponde a una bestia distinta, una que con el tiempo podría pelear de tú a tú a con su progenitor con opciones de victoria. Y eso son palabras mayores.

Better Call Saul_Chuck_Jimmy

Gilligan y Gould no han querido tomar atajos para llegar a Saul Goodman, el picapleitos criminal más verborreico y con menos escrúpulos de Albuquerque, y eso que tras sus primeros episodios muchos pensamos que Saul estaba a la vuelta de la esquina y que probablemente antes de que terminara la temporada ya le tendríamos instalado en su vistoso despacho enfangado en asuntos poco éticos bien secundado por Mike Ehrmantraut. Pero en la búsqueda de Saul, Gilligan y Gould han dado con Jimmy McGuill, un personaje de alguna manera mucho más interesante y con más claros y oscuros que Saul, y sobre él han construido pacientemente y sin prisas la season.

El gran mérito de los creadores de la serie es haber conseguido que Jimmy nos importe por ser quien es ahora, y no por haber sido (o más bien por ser en el futuro) nuestro querido Saul Goodman. Gilligan y Gould, junto con la incalculable aportación de un Bob Odenkirk estratosférico, desencadenado por fin como un intérprete todoterreno de primera clase, han conferido al menor de los McGuill una humanidad desconocida para los espectadores de “Breaking Bad” (si bien, es cierto, que se podía intuir de alguna manera cierto buen fondo en Saul Goodman). Desde el primer momento estamos ante un personaje que se gana la simpatía del espectador porque le vemos lidiar con una existencia que quizás no corresponda a sus auténticas habilidades (es fácil detectar parte de las cualidades del locuaz consigliere de Mr.White). Y durante toda la tanda vemos a un tipo que trata de ganarse la vida como abogado haciendo lo correcto, bregando por respetar las reglas sin buscar a toda costa el beneficio personal (y metiéndose en un buen lío cuando se las salta), preocupándose verdaderamente por un hermano al que tiene en un altar y del que solo espera que pueda sentirse orgulloso, pero al que la realidad abofetea una y otra vez. No estamos tan lejos del Walter White de la primera temporada de “Breaking Bad”, pero, a diferencia de aquel, Jimmy sí tiene un pasado turbulento del que escapar, “Slippin’ Jimmy”, el timador más fino y efectivo de Cicero, una losa demasiado pesada que nunca podrá levantar. De hecho, su entorno parece ponerse de acuerdo en catalogarle como un embaucador de poca monta, la clase de abogado que solo contratan los culpables, o simplemente (la imagen más cruel de todas) como un mono con una metralleta. Si “Breaking Bad” examinaba el concepto de cambio o transformación, “Better Call Saul” parece cuestionarse la imposibilidad de esa metamorfosis cuando el mundo entero parece conspirar en tu contra.

Better Call Saul_Jimmy_Kim
En “Marco”, el último capítulo de la tanda, un desencantado y profundamente herido Jimmy parece rendirse a la evidencia de que nunca podrá escapar de su pasado y que, de hecho, huir de ello tal vez sea un error. “If Slippin’ Jimmy is a lawyer and not making a bank then you’re doing it wrong”, le espeta su fiel escudero de los tiempos de Chicago en su breve retorno al hogar. Sabemos a ciencia cierta que Jimmy McGuill terminará convertido en Saul Goodman, y sus últimas palabras de la temporada (“I know what stopped me, and you know what? It’s never stopping me again”) le encaminan definitivamente hacia ese punto, pero personalmente dudo de que nos hayamos despedido ya del bueno de Jimmy. Hay todavía demasiadas fuerzas que tiran de él, empezando por su hermano Chuck, todo un hallazgo de la serie maravillosamente interpretado por Michael McKean. De hecho, la compleja relación entre ambos hermanos es la clave que define por qué Jimmy actúa como actúa, y uno de los bastiones de la serie. Chuck es alguien a quien admirar, una eminencia en el campo legal y una referencia vital para Jimmy, que le ofreció una oportunidad cuando su futuro pintaba muy negro detrás de los barrotes. La extraña y psicosomática hipersensibilidad electromagnética que sufre desde hace algún tiempo es otro motivo más para que Jimmy se desviva por su hermano, buscando su aprobación y esforzándose desesperadamente por no volver a defraudarle. Cuando finalmente se descubre –en “Pimento”, quizás la cumbre de la temporada- que es el propio Chuck la razón (no la única, pero sí la más poderosa) de que Jimmy esté permanentemente atascado en el limbo de la mediocridad es un momento realmente sobrecogedor. Puede que Chuck tenga su parte de razón al desconfiar de un “Slippin’ Jimmy”, con todos sus manejos y triquiñuelas, campando alegremente por la abogacía (y a “Breaking Bad” nos podemos remitir), pero lo que de verdad subyace tras su “traición” es su enorme ego, un complejo de superioridad condescendiente que le impide aceptar que el trilero de su hermano en verdad pueda redimirse y terminar jugando en su propia liga.

Better Call Saul_Jimmy_Mike
“Breaking Bad” no fue una serie estrictamente coral, aunque a lo largo de sus cinco temporadas logró trazar y definir perfectamente a sus secundarios hasta lograr que algunos de ellos quedaran para siempre en el imaginario colectivo. Esa es quizás una de las tareas pendientes para el futuro de “Better Call Saul”, que de momento ha jugado pocas cartas en ese sentido, presentando a sus personajes de apoyo despacio y con pocas pinceladas (aunque exactas). Si bien algunos como los Kettelman han sido perfectos en su brevedad, otros caracteres como el de Kim Wexler (Rhea Seehorn), quizás el único apoyo moral sincero de Jimmy; Howard Hamlin (Patrick Fabian), un villano que al final resultó no serlo tanto; o ese Nacho (Michael Mando) del que nos quedamos con ganas de más, han representado bien su papel pero se les intuye más potencial del que han exhibido en esta tanda de episodios. El caso de Mike Ehrmantraut es más especial, puesto que junto al propio Saul es la conexión más sólida con la serie madre (además del cameo de Tuco Salamanca, y, claro está, los guiños aquí y allá para fanáticos), y por ello era un asunto delicado hallarle acomodo en este universo sin que su presencia fuese desestabilizadora. Los guionistas le fueron introduciendo con mucha delicadeza, sabedores de que su mera aparición ya era un reclamo (Mike es uno de esos personajes míticos a los que aludíamos más arriba), hasta colocar el foco de atención definitivamente sobre él en “Five-O”, quizás el episodio más “Breaking Bad” de toda la tanda – junto con los primeros 20 minutos de “Mijo” y el segmento del propio Mike at the top of his game en “Pimento”-, también uno de los mejores, aunque (o precisamente porque) su estructura, narrativa, historia hard-boiled y tono más oscuro y dramático rompiesen el estilo de la serie. De Mike ya sabíamos todo lo que era necesario saber, pero el desarrollo de su pasado nos ha permitido profundizar en sus motivaciones, las de un tipo con un código de honor inquebrantable pero con pecados muy dolorosos a la espalda que tratará de expiar a cualquier precio. Enorme de nuevo Jonathan Banks, llevando aún más lejos esa tristeza inabarcable que siempre ha flotado alrededor de su personaje y alcanzando grandes cotas de emoción en el momento cumbre de “su” capítulo. Sería escandaloso que no le cubrieran a premios como actor de reparto.

Better Call Saul_Bingo
El a todas luces excesivamente tempranero anuncio de renovación para una segunda temporada por parte de la AMC es ahora la mejor de las noticias, porque nos asegura que el show tendrá continuidad a pesar de que las cifras de audiencia quizás no han sido las esperadas. La season premiere sentó a casi 7 millones de televidentes delante de sus pantallas en EE.UU, números deudores de la fiebre por “Breaking Bad” y equiparables a los mayores éxitos de la televisión por cable, pero con el paso de los capítulos el share fue moderándose hasta estabilizarse entre los 2.5 y 3 millones de espectadores. Datos en todo caso superiores a los que la serie de Walter White exhibió casi siempre (no olvidemos que su verdadero boom de audiencia se produjo a partir de la mitad de su quinta y última temporada, hasta alcanzar los 10.28 millones en la series finale) y similares a los del segmento de series de qualité con las que habría que alinearla, del tipo “Mad Men”. AMC debe ser consciente de que esta serie está más enfocada a consolidar su prestigio de marca que a reventar audímetros, que para eso ya tiene a “The Walking Dead” para rato. Lo que está claro, al menos para un servidor, es que “Better Call Saul” es una de las mejores series estadounidenses de la temporada y, dado el potencial que atesora, esperamos, lo deseamos, que sea también una de las que tire del carro de la Edad Dorada de la TV en los próximos años.

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4 comentarios leave one →
  1. paco permalink
    09/04/2015 23:48

    genial´review,as…usual,pero,porfa,qnosea,esto,comoCompararComicsconWalkingdead,ybreakingBadCONBettercallsaul,qsuerteLosqAunnovieron,BBypuedenAhora,disfrutarconBetterCallSaul…yLuegoVerBB

  2. Jose Juan permalink
    17/06/2015 12:06

    Suscribo prácticamente todo. Una grandísima serie con una inteligencia fuera de lo común. Para mí es la serie del año.

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