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Nacho Vegas: de las sustancias a los desahucios (en 12 pasos)

15/03/2017

Hubo un tiempo, tampoco demasiado lejano, en el que Nacho Vegas fue adalid de lo que se espera de un músico underground atormentado. Hoy Nacho Vegas está bastante más cerca de ser un cantautor social como los que en tiempos de la Transición proliferaron por estas tierras. Os propongo recorrer el camino que ha llevado Nacho Vegas en los últimos años, sin juzgar el destino, únicamente describiendo la ruta, y que cada cual decida o guste más de un extremo u otro, ya que ambos son lo suficientemente distantes como para poder comulgar con uno y a la vez detestar al otro. Yo tengo bien claras mis preferencias, pero ya se sabe eso de los gustos y los colores, por lo que voy a intentar mantener la neutralidad en un acto de equilibrista suicida. Dicho esto, introduzco un poco más al artista en cuestión, tampoco demasiado ya que tenemos un buen trecho por delante, y es que en un alarde de ingenio he decidido recordar la carrera de Nacho Vegas a través de 12 canciones, jugando así con los famosos 12 pasos que cierto estudio utiliza para la desintoxicación de ciertas sustancias (ya veis qué rápidamente se saca de paseo la palabra «ingenio»).

Pues eso, párrafo introductorio/resumen de su carrera: Nacho Vegas se hizo con su primer disco en solitario (tras abandonar su anterior banda, Manta Ray), «Actos inexplicables», con las portadas de las revistas más importantes e independientes de los kioskos, ya sabéis, RockdeLux y similares. Su fama de cantante maldito se acrecentó y consolidó con su segundo LP, «Cajas de música difíciles de parar», un torrente de oscuridad considerado por muchos como uno de los discos en castellano más importantes de los últimos años. Puntualizando que el asturiano siempre ha gustado de ir rellenando los paréntesis entre sus discos con abundantes EP’s, en cuanto a ‘larga duración’ propiamente dicho su tercer trabajo fue «Desaparezca aquí», ahondando en la tenebrosidad desde la portada y siendo posiblemente esta su colección de canciones más dramática. Su cima comercial la encontró con su siguiente trabajo, «El manifiesto desastre», el cual vino precedido de sus colaboraciones con Christina Rosenvinge («Verano fatal») y Enrique Bunbury («El tiempo de las cerezas»), y en él se intuía su primera apertura a base de nuevos matices sonoros, con la ironía abarcando una parte importante de sus letras, sin duda necesaria porque estaba jugando ya demasiado con el exceso y la posibilidad de caricatura se encontraba cada vez más al acecho. El siguiente álbum, «La zona sucia», continuó trazando la mutación, ahora instrumentalmente, ya que las atmósferas ásperas, minimalistas y sombrías dejaron paso a sonoridades y arreglos más livianos, más apegados al folclore y a la canción tradicional, y sin duda con más luz. Pero el primer y definitivo coqueteo con el nuevo Nacho Vegas llegó con la canción «Cómo hacer crac», presente en un minielepé de mismo nombre, y con la que el asturiano se acercó a la política más que nunca, enamorado del movimiento 15-M, del que enseguida se convirtió en parte. Y la conversión definitiva llegaría con «Resituación», donde ya letra y música van de la mano para presentar al nuevo y concienciado Nacho Vegas, pasando de los dramas de los yonquis del amor y de las drogas a las tragedias de las desigualdades sociales. Esto como rápido repaso a su discografía más elemental, profundizando algo más en su mutación en las próximas líneas a través de 12 de sus canciones más representativas.

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Paso 1. El Ángel Simón (Actos inexplicables,2001)

Comenzamos casi por el principio. Y digo ‘casi’ porque el primer trabajo en solitario de Nacho Vegas fue realmente el minielepé «Seis canciones desde el norte», a dúo con la cantante Aroah. Pero tras esa toma de contacto, se puede decir que su ópera prima fue «Actos inexplicables«, un estremecedor álbum con aroma a clásico, con un cantante abriéndose en canal a las primeras de cambio, desnudando su alma en temas como el sobrecogedor «El Ángel Simón», un ensayo de 8 minutos de extenso texto y sin estribillo en el que Nacho Vegas narraba la tormentosa relación con su difunto padre y en la que no había espacio para perdones, todo lo contrario, resultando una tormenta de reproches, únicamente interrumpida por los interludios de acordeón y por algún fogonazo de humor negro. (A destacar también: «Seronda», «Que te vaya bien, Miss Carrusel» o «Blanca»).

 

Paso 2. En el jardín de la duermevela (Cajas de música difíciles de parar, 2003)

Si ya de por sí el segundo disco (dicen que) es el más complicado, cuando el primero no ha recibido más que loas la tarea se complica, y si además ese debut ya era una radiografía a carne viva, la acometida se hace casi imposible, a no ser que la salida sea la huida hacia delante doblando la apuesta. De esta forma, «Cajas de música difíciles de de parar» podría ser el «Honestidad Brutal» de Nacho Vegas, dos horas y cuarto de emociones a flor de piel, y en ellas las drogas, la falta de las drogas y los efectos que producen las drogas ocupaban un espacio más que importante. El de Gijón se había comenzado a labrar una fama de artista maldito-adicto que este trabajo no se pudo más que reafirmar. Una de las canciones más explícitas y sobresalientes era «En el jardín de la duermevela», tema con una letra plagada de sensaciones, de amor y de odio, de placer y dolor, arropada por una tormenta de coros, guitarras y atmósferas que estallaba en un final alucinante en brazos de unas inquietantes teclas. (A destacar también: «Gang Bang», «En la sed mortal» o «Etcétera»).

 

Paso 3. El hombre que casi conoció a Michi Panero (Desaparezca aquí, 2005)

Me voy a permitir apuntar que mi disco favorito de Nacho Vegas es su tercer álbum, «Desaparezca aquí», con el que le conocí y tras el que posteriormente fui descubriendo sus discos precedentes y ya siguiendo su carrera en adelante. Siguiendo la estela de subjetividad, me atrevo a asegurar que aquí están presentes buena parte de sus grandes canciones, canciones en mayúsculas. El disco era más concreto que el anterior, si bien las composiciones continuaban siendo largas, de extensos textos. A estas alturas ya era incontestable la facilidad narrativa de la que hacía alarde Nacho Vegas, ocupando en ese momento algún escalón del podio de mejores letristas patrios. Pero además, los miembros de Las Esferas Invisibles (nombre de la banda de Vegas en aquella época) insuflaban a los temas de «Desaparezca aquí» una buena carga de energía, lo que junto a una buena presencia de ironía y sátira hacía que los dramáticos y a veces casi terroríficos textos no causaran indigestión. Quizás el gran himno de Nacho Vegas sea «El hombre que casi conoció a Michi Panero», una canción que debería ser de obligada escucha para cualquier oído, una letra inspiradísima sobre la condición humana, algo tan trascendente como el propio ser y su propia trascendencia en un acopio de defectos y errores, pero con la cabeza alta, un texto en principio pretencioso pero que con el sarcasmo y una luminosa melodía resultó simplemente magistral. (A destacar también: «Ocho y medio», «Nuevos planes, idénticas estrategias» o «Perdimos el control»).

 

Paso 4. Hablando de Marlén (Esto no es una salida, 2005)

Nacho Vegas gusta de completar su discografía elemental con numerosos minielepés, a los que llama «hermanos pequeños» (y que en 2011 agrupó en un recopilatorio con ese preciso nombre). Estos trabajos están repletos de pequeñas joyitas, algunas de las cuales llegarían a incluirse en álbumes posteriores y otras incluso quedando en su repertorio en directo una buena temporada. Ese es el caso de «Hablando de Marlén», tema compuesto, al igual que todo el EP «Esto no es una salida», en las sesiones de grabación de «Desaparezca aquí». Aquí el compositor dejó de destriparse para poner el foco en los dramas de otros, desconocidos muchas veces, elementos del paisaje urbano de cualquier ciudad, si bien su Gijón es el escenario de muchas de sus historias. En esta ocasión, una prostituta, de nuevo, como ya sucediera en «Que te vaya bien, Miss Carrusel», protagonizaba una ya acostumbrada larga narración de simple instrumentación apoyada en los arpegios de la acústica, muy al estilo de Leonard Cohen, y de forzada entonación (no es ningún secreto que el Nacho Vegas vocalista es el Nacho Vegas menos agraciado, aunque su forma de cantar quizás sea la necesaria para muchas de sus historias, resultando estremecedora por su insuficiencia en algunos pasajes).

 

Paso 5. Días extraños (El tiempo de las cerezas, 2006)

Posiblemente en el mejor momento de su carrera, el pánico saltó entre los seguidores de Nachín, siempre indies, al conocerse el proyecto de un disco conjunto con alguien tan mainstream como Bunbury. De aquella tan en principio antinatura mezcla salieron ambos artistas bien reforzados (Nacho Vegas ganando para la causa un buen puñados de nuevos simpatizantes y Bunbury logrando cierto calado y respeto del panorama independiente), pero lo más importante, quedó un gran disco, «El tiempo de las cerezas». En principio el álbum se limitaba a juntar un puñado de canciones de ambos y alternarlas en el cd, si bien se trata de temas compuestos exprofeso para este proyecto, con la misma banda y productor (el cada vez más afamado Paco Loco) y con colaboraciones puntuales de uno en los temas del otro, además de una única escrita al alimón («Látex»). Ya saben quienes me conozcan personalmente o quienes me hayan leído algún otro post por aquí que me reconozco admirador confeso de Bunbury, pero sin embargo he de admitir que en este disco fue Nacho Vegas quien aportó las canciones más destacadas, como la que abre el disco, «Días extraños», un tema que dejaba bien claro que en aquella época se le caían los temazos, se apreciaba una facilidad para componer letras inmensas que asusta (sobre todo porque se antojaba un nivel difícilmente sostenible demasiado tiempo). (A destacar también: «Secretos y mentiras», «La pena o la nada» o «La fin»).

 

Paso 6. Me he perdido (Verano fatal, 2007)

En «El tiempo de las cerezas» puso coros Christina Rosenvinge, y si no fue en esa grabación sería poco antes o después cuando Vegas y Rosenvinge comenzaron una cacareada historia de amor. La verdad es que la mezcla no podía ser más llamativa, y la historia quedó más o menos plasmada en «Verano fatal», otro disco conjunto, si bien en este las composiciones sí se perpetraron a medias. El resultado, pese a su brevedad, resultó algo irregular, aunque sí dejaron en él dos joyitas que además narraban con meridiana claridad su fugaz aventura amorosa, y que son la canción que da título al disco y, especialmente, «Me he perdido». Se trataba de una típica composición del Vegas más inspirado, de letra juguetona con continúas referencias y guiños a su partenaire, con algunos versos para echarse las manos a la cabeza de buenos, quedando la música, con una protagonista mandolina, como mero acompañamiento para unas estrofas que ocupaban toda la atención. Una historia de amor entre los escombros.

 

Paso 7. Dry Martini, S. A.  (El manifiesto desastre, 2008)

Después de dos álbumes colaborativos, del disco de tonadas tradicionales asturianas lanzado junto al guitarrista de su banda Xel Pereda bajo el título de «Lucas 15» y con su último LP unánimemente celebrado pero fechado ya tres años antes, quizás «El manifiesto desastre» fuera el disco más esperado de Nacho Vegas. El álbum supuso un pequeño rayo de luz en su discografía, abriendo cada vez más su abanico de estilos y con el humor cada vez más presente, haciendo de su imagen de maldito ya un juego, si bien creo que es el primer álbum en el que determinados temas quedaban evidentemente por debajo de las grandes joyas de la colección, resultando uno de los más irregulares de su trayectoria. El tema clave de «El manifiesto desastre» sería «Dry Martini, S.A.», de nuevo con el tema de su relación con Christina Rosenvinge a cuestas, en este caso el, digamos, traspaso de poderes, pero tratando el drama de ciertos pasajes con ironía, destacando la tercera persona que utilizaba en los coros para la narración, una tercera persona que volvería a repetirse en el futuro («Nacho has vuelto a hacerlo mal«). Como apunte curioso, los guiños entre Vegas y Rosenvinge seguían produciéndose, pero traspasando incluso los límites del álbum y saltando al trabajo que ella publicaría por similares fechas («Tu labio superior»). (A destacar también: «Morir o matar», «Crujidos» y «El tercer día»).

 

Paso 8. Las inmensas preguntas (El género bobo, 2009)

Me atrevería a decir que la despedida del Nacho Vegas más reconocido llegaría con el EP «El género bobo», en el que daba las últimas cuatro pinceladas con su estilo más definido, quedando cuatro temas perfectamente reconocibles en su registro, con un buen nivel medio, y sobresaliendo especialmente «Las inmensas preguntas», de nuevo rasgando la guitarra al estilo de Leonard Cohen y suavizando la angustia con una perspectiva casi humorística: «Con decirte que ya son varios días sin salir. Puedes creerlo o no, pero he sido moderadamente infeliz. Hice así una canción y creí que verías en ello un piropo, la escuchaste y después me dijiste: “lo tuyo es del género bobo“ «.

 

Paso 9. Taberneros (La zona sucia, 2011)

Con la «La zona sucia» Nacho Vegas se quitó definitivamente el sambenito de tío atormentado y/o aburrido, presentando ritmos casi bailables, como esa sorprendente «Reloj sin manecillas», o con ciertas melodías y coros de aire infantil («Perplejidad» o «Lo que comen las brujas»), que le hicieron llevar su propuesta melódica casi a las antípodas. Quedaban retales de lo que fue, especialmente en «La gran broma final», donde retrataba el final de su relación con Christina Rosenvinge, y que podría ser el corte más apegado a sus anteriores entregas (junto a «El Mercado de Sonora», este emparejado a su pasado más lejano), pero en general el cambio era más que evidente. Uno de los temas que mejor definían su nueva propuesta era «Taberneros», una deliciosa tonada de amor con aire a canción tradicional que en su estribillo mostraba todas sus (nuevas) cartas y que decía cosas tan bonitas como estas: «Hoy soñé que te tenía otra vez entre mis brazos, de saber que no era más que un sueño, no me habría despertado. Así que si hoy amaneces y los pies te están doliendo es porque estuviste toda la noche, caminando por mis sueños«. (A destacar también: «La gran broma final», «Perplejidad», «Cosas que no hay que contar»).

 

Paso 10. Cómo hacer crac (Cómo hacer crac, 2011)

El siguiente paso en la transformación de Nacho Vegas, y que ya iba a resultar demoledor, sería la temática. Si musicalmente el cambio había resultado más o menos paulatino, si el tono más amable y menos oscuro había sido la principal novedad en su anterior disco, el siguiente movimiento iba a ser un giro en el foco, cambiando lo personal por lo social. Con el movimiento 15-M en pleno auge y con la crisis es su momento de ‘máximo esplendor’, Nacho Vegas trazó un sensacional lienzo de lo que estaba ocurriendo en las calles en «Cómo hacer crac», una canción apoyada en una machacona percusión y con una letra que mezcla denuncia con su habituales ramalazos de sátira. El EP en el que se incluía se completaba con otras cinco canciones de relevancia desigual, destacando por arriba «Marquesita» y por abajo «Dos bandos», en la que insistía en su nuevo foco político, y que musicalmente era en general una leve y engañosa vuelta a sus orígenes.

 

Paso 11. Runrún (Resituación, 2014)

Tras tres años de silencio, quizás el periodo más amplio sin actividad musical en toda su carrera, «Resituación» confirmaría el giro social que había tomado el cancionero de Nacho Vegas, siendo la lucha contra la desigualdad, contra los poderes y contra las injusticias los temas centrales de buena parte de sus nuevos temas. Estilísticamente se insistía en ese gusto por las sonoridades populares y apegadas al folclore más tradicional que ya se introdujeron en «La zona sucia», con las cuerdas de las acústicas, mandolinas y ukeleles tomando el protagonismo. Uno de los ejemplos que mejor contextualizaba el disco podría ser «Runrún», en la que se introducían frases tan directas llamando levantamiento como «pero el miedo ha dejado de ser la actitud. Suena en cada cabeza un hermoso runrún»  o «nos quieren en soledad, nos tendrán en común», esta última tomada de un comunicado del Patio Maravillas, un madrileño centro social autogestionado, cuyo coro participa en la canción. (A destacar también: «Actores poco memorables», «Polvorado» o «La vida manca»).

 

Paso 12. Canción para la PAH (Canciones populistas, 2015)

Pocos meses después aparecería un nuevo EP, «Canciones populistas», absolutamente continuista con la idea marcada en «Resituación», o más, ya que en esta ocasión no hay casi ni un verso que se escape del tono protesta y reivindicativo. La primera de sus cinco canciones, «Vinu, cantares y amor», era la más apegada a su estilo de antaño, aunque el coro final y la letra se emparejaban indudablemente con el nuevo Vegas, resultado de esta mezcla posiblemente el corte más destacado de este ‘hermano pequeño’. Dos de los títulos que más llamaron la atención fueron «Ámame, soy un liberal» y «Mi novio es bobo», seguramente por su evidente carga humorístico-costumbrista y tocapelotas, pero realmente la canción más importante, aunque fuera con temas extramusicales, sería «Canción para la PAH», donde llevaba su nuevo papel hasta el extremo con un corte amenazantemente vocal y con versos tan poco misteriosos como «qué importancia tiene todo eso mientras haya un desahucio más». El culmen de este movimiento se produjo en un concierto en el Palau, bajo esponsorización de cierto banco, que tornó en un pseudomitin al grito de «sí se puede».

 

Hoy, su reciente presencia en las filas del sector más radical de Podemos no vislumbra nada que no sea su insistencia en la lucha social con la música como elemento catalizador, por lo que una vuelta a algún episodio pasado se antoja más que complicado a corto plazo. Por lo tanto, ahora Nacho Vegas es esto. Los defensores del Nacho Vegas actual no echarán en falta aquellos interminables textos con triste música hablando siempre de tragedias y desdichas, y los detractores del Nacho Vegas presente se mofarán de unas reivindicaciones populares y populistas adornadas con ukelele y coros livianos. Sea como sea, desde estas línea siempre defenderemos el derecho y la valentía de la evolución, aunque sea cambiando la soga por las pancartas y mientras sea sustituyendo el polvo por la pólvora.

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10 comentarios leave one →
  1. Pajero permalink
    07/04/2017 4:08

    Excelente. Saludos desde Buenos Aires.

  2. Pablo permalink
    12/04/2017 9:24

    Enhorabuena por una entrada tan completa.

    Soy un gran fan del Nacho atormentado, y la verdad, es que echo de menos su estilo más drámatico, y sinceramente, cuando escuché el disco de canciones populistas se me cayó el alma a los pies. Eso si, no pierdo la fe que en algún momento vuelva a sus raíces.

    Un saludo

    • Sergio Almendros permalink*
      12/04/2017 11:07

      muchas gracias por tu comentario. aunque traté de mantener cierta objetividad en el artículo, yo también prefiero al nacho vegas más oscuro.
      un saludo pablo

  3. Juan Pérez permalink
    04/06/2017 20:37

    A parte de su casa a la hora de comer, ¿en dónde le conocen?

    • Anónimo permalink
      30/06/2017 20:24

      Si te refieres a Nacho Vegas solo puedo decirte que has demostrado ser más tonto que una piedra con ese comentario.

  4. 18/06/2018 22:26

    Muy buen resumen de la trayectoria. Yo lo único que añadiría es un poco de atención en Ocho y medio, para mí, el tema más sobresaliente. Aunque comparta cierta nostalgia de los discos más antiguos, estoy escuchando Violética y me está tocando la fibra… veremos

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