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Los grandes de hoy en día (IV): Christian Bale

10/07/2012

Christian Bale pertenece a esa rara estirpe -a la que también están adscritos Scarlett Johansson, Josh Brolin o, incluso, Ron Howard- de triunfadores que han logrado auparse a lo más alto de Hollywood pese a esa losa que supone el hecho de haber sido una estrella juvenil (¿hay alguien en la sala que sepa dónde se ha metido Haley Joel Osment?). El actor galés pudo haber echado por la borda su prácticamente recién comenzada carrera cuando fue elegido en 1987 para protagonizar «El imperio del sol», uno de los trabajos peor valorados del todopoderoso Steven Spielberg. No solo salió más que airoso del reto -su interpretación fue muy elogiada- , sino que a partir de ese momento fue encadenando papeles en cine y televisión con regularidad, formándose poco a poco pero sin endiosarse ni acabar pensando más en fiestas y fans que en su propio trabajo. Sin duda, su recio carácter le supuso una enorme ventaja.

Ahora Bale puede mirar el mundo desde arriba. Su carrera ha eclosionado en menos de diez años y se ha convertido en uno de los grandes astros de la interpretación, reservándose un hueco en la historia al protagonizar una de las mejores sagas de la historia del cine, el Batman de Christopher Nolan de la que estamos a muy poco tiempo de presenciar su ansiado desenlace. Por el camino ha ido coleccionando papeles de lo más variado, siendo cada vez más reclamado por los directores más interesantes del mundillo y logrando todos los principales premios, incluyendo el Oscar, construyéndose una filmografía que aspira a la leyenda. Los sueños de aquel chaval que una vez fue a un casting de Spielberg se han cumplido. Ahora mismo es el actor ideal: suficientemente apuesto y vendible para poder sobrevivir en el despiadado Hollywood; suficientemente comprometido, virtuoso y prestigiado en su trabajo para que le caigan los proyectos más interesantes.

Tras «El imperio del sol», su gran proyecto de adolescencia, Bale fue apareciendo muy poco a poco pero, exceptuando algún escarceo con Disney, en proyectos muy respetables para su corta edad como el «Enrique V» de Kenneth Branagh  o «La isla del tesoro», junto a todo un Charlton Heston. Ya en la veintena, se le pudo ver en «Mujercitas», «Retrato de una dama», «Velvet Goldmine» y «El sueño de una noche de verano». Papeles cortos pero en filmes con gran proyección, lo ideal para ir aprendiendo y, sobre todo, estar en el objetivo de los directores para futuros proyectos mayores. Y un proyecto mayor para el galés fue «American Psycho» (2000), la controvertida adaptación de la celebérrima novela de Bret Easton Ellis dirigida por Mary Harron. La elección de casting no pudo ser más adecuada. El personaje de Patrick Bateman se ajustaba como un guante a las posibilidades de Bale. Un aspecto extremadamente pulcro, que incluso puede resultar aburrido, que esconde, sin embargo, una personalidad volcánica y un lado oscuro siempre a punto de estallar. Algo así como el nuevo Edward Norton, justo cuando éste estaba en el cénit de su carrera. Ya estaba instalado en el estatus de posible futura estrella.

Pero su despegue no fue rápido. Un vehículo tan fallido como «La mandolina del Capitán Corelli» no le sirvió para ello, ni el resto de películas que protagonizó hasta 2004, cuando fue valiente y se vino hasta España para rodar una de esas producciones con las que Filmax quiso internacionalizarse a principios de siglo: «El maquinista», de Brad Anderson. No era el filme más esperado del año, ni mucho menos, pero comenzaron a filtrarse fotos de un Bale literalmente en los huesos, con un aspecto espeluznantemente cadavérico y la expectación comenzó a crecer, tanto como las comparaciones con las transformaciones físicas de Robert de Niro. Nuestro protagonista interpretaba a un insomne en caída libre y siempre en  busca de un compañero de trabajo que le hace la vida imposible. Una cinta tremendamente opresiva, mortecina, que si bien no pasó a la historia sí que nos presentó, ya sin ningún tipo de duda, a un actor en estado de gracia, que tenía los arrestos suficientes para hacer el papel menos agradable posible y soportar casi por completo el peso de la película. Hollywood valoró estos hechos en su justa medida.

No hubo que esperar mucho, tan solo un año después de «El maquinista», para que el galés estrenara su definitiva consolidación en la élite cinematográfica, «Batman begins», la película con la que Christopher Nolan reinventó el cine de superhéroes. Como bien dijo el propio Nolan, Bale era el actor ideal para interpretar a las dos caras del mito del cómic: el guaperas y exitoso Bruce Wayne diurno y el Batman noctuno, el guardián de la paz en Gotham City. Tuvo la inmensa suerte de caer en la producción de este tipo que más y mejor ha profundizado en un personaje protagónico. El Batman de Nolan es atormentado, desesperado, taciturno, pero a la vez activo, galán, carismático. En definitiva, un personaje bombón que Bale supo rentabilizar como pocos.

Ya no había marcha atrás, Bale era uno de los grandes actores del momento y se permitió el lujo de poder elegir entre el tremendo caudal de ofertas que le llegaban. ¿El resultado? Pues un rosario de grandes películas, dirigidas por grandes directores y es que una cosa está clara: Bale sabe elegir. Así, el galés tuvo el honor de participar en una película del mito viviente Terrence Malick, «El nuevo mundo», pero fue de nuevo Nolan quien le dio otra gran oportunidad: «El truco final: el prestigio»,  una de las mejores películas no premiadas de los últimos años, otra soberana actuación de nuestro protagonista.  Y antes  de ponerse de nuevo el traje de murciélago, otras dos grandes filmes: su reencuentro con Todd Haynes en la dylanita y de culto «I’m not there» y ese vibrante thriller que se esconde en la piel de un western llamado «El tren de las 3:10», en la que mantenía un duelo interpretativo de verdadera altura con Russell Crowe.

En medio de este esplendor, regresa la saga Batman con su gran espaldarazo, «El caballero oscuro», una de esas películas que permanecerá siempre en nuestra memoria. Si ya «Batman Begins» era muy enjundiosa, ésta parecía ser poco más que una base sobre la que poder asentar su segunda parte. Si lo cerebral dominaba la primera entrega, su sucesora era mucho más visceral e iba mucho más al límite. Esta radicalidad era perfectamente encarnada por el personaje del Joker (en una interpretación ya legendaria del fallecido Heath Ledger), por lo que el trabajo de Bale como Batman corría peligro de ser arrasado por el carisma del más logrado villano de los últimos tiempos. Sin embargo, Nolan también había reservado jugosas escenas para el héroe, en pleno proceso de dudas existenciales, por lo que nuestro actor salió más que airoso del reto y situado en plena vanguardia del cine mundial. Esto se demostró con su siguiente papel, nada menos que el del agente del FBI Purvis en uno de los filmes más esperados de 2009, «Enemigos públicos» o el mito del gangster John Dillinger visto por el virtuoso Michael Mann. Parecía difícil estar al nivel de Johnny Depp en una película que parecía estar a su servicio, pero Bale supo hacerse un hueco con un personaje menos atractivo en apariencia y logró unas más que meritorias tablas con el ex novio de Wynona Ryder. Ya lanzado como gran estrella, Bale se permitió el capricho, como fan de la saga Terminator, de aceptar el reto de encarnar a John Connor en el relanzamiento de la franquicia, «Terminator Salvation», lo que nos permitió comprobar que también sabe desenvolverse al más puro estilo «action man» en el Hollywood más comercial. Un sonado incidente en esta película con el director de fotografía le pudo haber costado caro a su carrera, pero una oportuna disculpa a tiempo le permitió volver a pensar en cine. Lo único que le faltaba era un Oscar que acreditara su excelente momento. Y éste no tardó en llegar de la mano de «The Fighter», del siempre interesante pero desigual David O. Russell. El galés ejerció, desde un rol secundario, de «robaescenas» ante el protagonista, Mark Whalberg. El papel de Dicky Eklund le sentó como un guante, nunca mejor dicho, puesto que en el filme Bale interpretaba a un boxeador mítico en su ciudad que ha tocado la élite de este deporte pero que vive horas bajas y se tendrá que conformar con dar los mejores consejos a su hermano pequeño (Whalberg), que intenta seguir sus pasos.

Parece que Bale se ha tomado un tiempo para asumir un periodo tan intenso y fructífero pero ya está de nuevo con nosotros y a lo grande. Seguimos mordiéndonos las uñas ante el inminente estreno de «El caballero oscuro: la leyenda renace», conclusión de la gloriosa trilogía de Nolan en la que podremos ver a un Batman más avejentado y prácticamente retirado, lo que podría dar una mayor cancha a nuestro protagonista para lucir sus habilidades. También tenemos curiosidad por ver «The Flowers of War», la aventura china del galés a las órdenes del prestigioso Zhang Yimou, mientras que parece que tendremos que esperar hasta, al menos, 2013 para poder presenciar su actuación en dos nuevos títulos -«Knight of Cups» y «Lawless»- de un Malick que parece querer recuperar el tiempo perdido a marchas forzadas. Sin duda, un futuro que se presenta tan esplendoroso como ya lo es el presente para uno de esos mitos que podremos decir que vimos crecer y explotar. De esos que marcan nuestras vidas.

8 comentarios leave one →
  1. 10/07/2012 15:25

    Uno de esos actores cuyo nombre garantiza una historia merecedora de ser contada.
    Y demuestra, además, que el término «chico Spielberg» no tiene nada que ver con él.

    Muy acertado tu comentario sobre la losa que podría haber supuesto protagonizar «El imperio del Sol»…film ‘menor’ de Spielberg en cuanto a éxito de crítica y público, aunque uno de los mayores en ambición y presupuesto.

    A pesar de no gustarme «American Psycho», reconozco que tuvo mucho más valor que DiCaprio al aceptar semejante papel (para ser justos, también tenía menos que perder frente al recientemente ‘titánico’ Leonardo).

    Esa es una de las cualidades que yo más destaco de Bale: Sabe ver cualidades en un personaje, que el resto de actores no es capaz de distinguir.
    Llámese «instinto» u «olfato»…es algo que Christian tiene mucho más desarrollado que otros actores de su generación. Si a esto le unimos una valentía innata para afrontar grandes desafíos (Batman y Terminator no andaban por su mejor momento antes de que él llegara), voluntad para levantar arriesgados filmes de dudosa rentabilidad y una gran capacidad de transformación, tanto física (la más conocida) como interpretativa…el resultado es un actor de referencia.

    Sin querer quitar méritos a la espeluznante «The Machinist», creo que su repercusión en los medios se vio beneficiada por el anuncio de que Bale sería el próximo Batman.
    De hecho, una de las condiciones que Bale ponía durante la promoción de la película de Brad Anderson era que no se le preguntara por detalles de la película de Nolan.
    Un «yo he venido aquí a hablar de mi libro» en toda regla.

    Para un fan de Terminator como yo, el film de McG podría haber supuesto un mal comienzo de una prometedora trilogía…pero al final ha resultado ser otro mal intento por emular al gran Cameron (del que también espero un acercamiento en este blog).
    Parece que todo el mundo pensó que Bale era suficiente motivo para levantar una saga…pero obviaron que la enorme calidad de Batman se apoya en innumerables hombros de gente con muuucho talento, con Nolan a la cabeza.

    Sobre su interpretación en «The fighter», creo que conjuga una transformación física no tan extrema como «The Machinist», con un talento y una decisión en estado de gracia. El premio de la Academia es más que merecido.

    El final de la saga del caballero oscuro (faltan 10 días, por cierto) no supone ningún temor a este valiente actor, que ya ha demostrado numerosas veces su interés por contar historias distintas.

    Felicidades, Alberto, por este brillante análisis de la carrera de Christian Bale.

    Un saludo a todos.
    Alfa.

    • Alberto Loriente permalink*
      10/07/2012 15:44

      Poco puedo aportar a tus muy acertadas reflexiones, Estaciónalfa. Muy interesante tu comentario sobre el «olfato» de Bale a la hora de ver cualidades en los personaje. Lo comparto plenamente. Por otra parte, no creo que los responsables de «Terminator Salvation» quisieran competir en términos de calidad con el Batman de Nolan (para eso no hubieran contratado a McG como director), sino que creo querían darle un márchamo de prestigio y credibilidad con Bale a la cabeza. Cierto es que para competir con Batman, hay que tener a Bale, a Nolan, a todo su tremendo cast, a sus técnicos, etc…Algo muy difícil. Un placer hablar contigo por aquí. Un saludo y hasta pronto!

  2. 12/07/2012 18:18

    Esos amigos que te conocen bien y te mandan este tipo de links por mail… ;)

    A mí no me aporta nada nuevo, porque conozco todo sobre Christian, pero qué gusto da leer posts como este.

    Curiosamente, la película que hizo que me quedara prendado de Bale fue ‘Equilibrium’, un filme que quedó eclipsado por Matrix y que no fue distribuido en España. Y es algo más que una película de tiros y acción. Tiene un componente filosófico muy interesante.

    A partir de ahí, mi obsesión (como lo califican mis amigos) fue creciendo hasta hoy. Tengo una profunda admiración por él, no solo por su talento cinematográfico, sino también por su persona. Un grande.

    He estado ojeando otros posts del blog y os felicito. Sobre este artículo en concreto, como ya he dicho antes, ha sido un placer leerlo. ¡Gracias y enhorabuena!

    • Alberto Loriente permalink*
      13/07/2012 1:19

      Hola, Iker. Da gusto encontrarse con comentarios así, ¡no veas como suben la moral! Me apunto «Equilibrium» como película a ver como pueda próximamente. Y te comprendo, sinceramente a pocas personalidades actuales se las puede admirar tanto como a Christian Bale. Como persona no me atrevo a valorarle, pero el instinto me dice que tiene que merecer mucho la pena una buena conversación con él. Muchas gracias por los elogios y esperamos poder proporcionarte más lecturas interesantes por mucho tiempo. Un saludo.

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