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“Pacific Rim”: Del Toro oculto tras toneladas de metal

16/08/2013

Pacific Rim - Gipsy Danger 1

El mexicano Guillermo del Toro es, probablemente, una de las almas más creativas, ingeniosas, particulares e independientes que pueblan el panorama cinematográfico actual. Poseedor de un mundo propio y muy personal que ha ido plasmando a lo largo de una filmografía en la que ha hecho pocas concesiones a la industria (“Blade II”) y sí en cambio nos ha legado hasta la fecha un puñado de películas, mejores o peores, en las que nunca ha renunciado a sus grandes obsesiones y fantasías: su gusto por lo anómalo y lo tétrico, su fascinación por los monstruos, su devoción por los seres grotescos y marginados, su fetichismo por las máquinas… Es, asimismo, un personaje inquieto e incansable, con una loable y muy meritoria labor como productor (“El orfanato”, “Biutiful”, o el reciente éxito “Mamá”, entre otras) y una incipiente carrera como novelista (la “Trilogía de la Oscuridad”, escrita a cuatro manos junto a Chuck Hogan). Y es, además, un tipo indudablemente osado y valiente, que no ha dudado en escapar cuando lo ha estimado oportuno de las comodidades de Hollywood para realizar, en España, alguno de sus films, como “El espinazo del diablo” o “El laberinto del fauno”, siendo este último, de largo, su mejor trabajo y el que más alegrías le ha dado, con excelentes críticas y taquilla, seis nominaciones al Oscar y tres estatuillas.

Del Toro es, también, uno de esos niños grandes que se resisten a crecer tan necesarios en esta industria. Gordo, con gafas y barbudo, su entrañable aspecto y su innegable alma de friki siempre le han emparentado, al menos yo siempre lo he pensado, con ese otro loco neozelandés llamado Peter Jackson, por lo que resultó un movimiento completamente lógico su fichaje, a principios de 2008, como director de la adaptación cinematográfica de “El Hobbit”, una vez que el responsable de la trilogía de “El Señor de los Anillos” quiso echarse a un lado y ejercer sólo de productor y guionista. Pero los innumerables avatares y problemas por los que atravesó la producción acabaron agotando la paciencia del mexicano que, en mayo de 2010, decidió abandonar la Tierra Media, tras más de dos años de trabajo y antes de iniciarse el rodaje, para centrarse en los muchísimos proyectos personales que se acumulaban sobre su mesa. Pero, ironías del destino, fue precisamente tras su salida y con el regreso de Jackson como realizador cuando “El Hobbit” tomó carrerilla y la primera película de la ahora trilogía acabó viendo la luz en diciembre de 2012, antes de que el mundo viese estrenado un nuevo trabajo de Del Toro. Y el regreso de éste a la dirección, cinco años después de “Hellboy 2: El ejército dorado”, se produce por fin con “Pacific Rim”, que puede ser que algunos de los que leáis esto estéis poco o nada de acuerdo pero es, en mi opinión, y dejando “Blade II” a un lado, su trabajo menos personal, la película en la que menos se atisban su inconfundibles señas de identidad, la cinta menos Del Toro de su filmografía.

Pacific Rim - Kaiju

En principio, y sobre el papel, “Pacific Rim” lo tiene todo para encajar como un guante en alguna de esas obsesiones y fantasías del director de las que hablaba en un principio: monstruos, gigantescos monstruos, y máquinas, enormes máquinas. Y es un proyecto con intenciones plenamente lúdicas, y como tal cumple, vaya si cumple. Vaya por delante que el film da la que promete y es un ‘blockbuster’ veraniego condenadamente entretenido… siempre y cuando sepas lo que vas a ver. 132 minutos, casi dos horas y cuarto, de monstruos, gigantescos monstruos (Kaijus), y máquinas, enormes máquinas (Jaegers), liándose a mamporros en las aguas del Pacífico o en las calles de Hong Kong. Declarado homenaje a los géneros kaiju y mecha, sentarse en la butaca delante de un buen cuenco de palomitas (indispensable) para ver “Pacific Rim” significa que uno está dispuesto a tragarse unos dibujos animados japoneses de esos que tantas alegrías nos dieron hace unas cuantas décadas, pero rodados en imagen real (aunque un 80 o un 90% del mérito corresponda a los efectos digitales cortesía de Industrial Light & Magic) y a lo bestia… pero a lo bestia, bestia de verdad, con una espectacularidad pocas veces vista en una pantalla grande.

Pacific Rim - Charlie Hunnam & Rinko Kikuchi

El guión de “Pacific Rim”, obra de Travis Beacham y el propio Del Toro, aunque la autoría corresponda más bien al primero, bien podría estar escrito en cuatro tardes y en un par de servilletas. Y aunque parezca que lo digo en plan de burla o como una sonada crítica, no es así en absoluto. La historia está bien clara desde el principio. No tardamos ni diez segundos en ver al primer kaiju en acción, merendándose San Francisco, y el protagonista del film, nuestro idolatrado Charlie Hunnam, nos cuenta en no más de tres minutos, en un sencillo y conciso prólogo, todo lo que necesitamos saber. A partir de ahí, una trama simple y directa al grano, con diálogos siempre con su puntito inocente e incluso infantiloide, recordándonos, como decía, a esas entrañables series animadas y películas de género de nuestra infancia. No falta la pareja, ese dúo de científicos, que aporta sus dosis de humor (aunque en ocasiones se les vaya un poco la mano), sus personajes y armatostes salidos directamente de la imaginería manga, y sus situaciones no por mil veces vistas y previsibles menos efectivas. Lo contrario, haber intentado dotar a todo el invento de una cháchara y circunstancias cargadas de gravedad y profundidad, o lo que es lo mismo, haberse tomado demasiado en serio, hubiese lastrado toda la maquinaria y Del Toro se hubiese hundido con todo el equipo. De hecho, sólo hay un momento, con la arenga final, por suerte breve, del personaje encarnado por Idris Elba a sus tropas, en el que se llega a bordear el ridículo, pero la cosa no llega a mayores. En definitiva, “Pacific Rim” es divertida, muy divertida, porque se centra en lo que tiene que centrarse y no pretende ser otra cosa.

Pacific Rim - Charlie Hunnam (te sienta mejor el chaleco de cuero y la Harley)

Hasta aquí, todo bien. El problema surge, insisto en que esas fueron al menos mis sensaciones, si alguien se acerca al cine con hambre de reencontrarse con el Del Toro que todos conocemos, algo por otra parte lógico dada su prolongada ausencia. El Del Toro de los monstruos, sí, pero hasta ahora éstos, en realidad todos sus personajes, por rarunos y extravagantes que pudiesen llegar a ser, estaban siempre dotados de una humanidad, o un alma, o un algo que aquí brilla por su ausencia. En “Pacific Rim”, en cambio, todo es más bien plano y está supeditado al espectáculo, que está muy bien y funciona, pero veo muy poca contribución por parte del cineasta. Sólo cuando bajamos a los bajos fondos de Hong Kong, y aparecen precisamente los actores fetiche del director, Ron Perlman (compañero de fatigas, además, de Hunnam en nuestro club motero favorito) y Santiago Segura, tuve por momentos la sensación de estar viendo una película del mexicano. Durante el resto de, vuelvo a decirlo, disfrutable metraje, pienso que bien podría ser cualquier otro el encargado de llevar los mandos de la nave.

Pacific Rim - Idris Elba (te sienta mejor el abrigo gris y la corbata)

De todo lo anterior se deduce que no es “Pacific Rim” una película, precisamente, concebida para el lucimiento interpretativo de su elenco. Eso estaba claro desde el principio. Sí me da un poco de rabia que el primer gran rol en la pantalla grande de Charlie Hunnam sea éste, pues todos los seguidores de “Sons of Anarchy” sabemos que es un tremendo actorazo, pero en la piel del heroico Raleigh Becket no tiene forma de demostrarlo. Y como ya dije hace unas semanas en mi post sobre la grandísima serie “Luther”, ese descomunal talento llamado Idris Elba aún está esperando un puñetero papel decente en el cine, que claramente no iba a ser éste, aunque como siempre aporte sus toneladas de carisma, autoridad y presencia a la función. Cada vez espero con más ganas esa “Mandela: Long Walk to Freedom”… Sí sale muy bien parada la japonesa Rinko Kikuchi, descubierta hace unos años para el mundo en “Babel”, que aquí irradia encanto y magnetismo. Los ‘cómicos’ Charlie Day y Burn Gorman resultan excesivamente cargantes, Max Martini y Robert Kazinsky aportan el músculo necesario, la presencia de Diego Klattenhoff (el bondadoso Mike de “Homeland”) es poco menos que testimonial, y Perlman y Segura, como decía, añaden el ‘toque Del Toro’, tan necesario, a la receta.

Pacific Rim - Gipsy Danger 2

En resumidas cuentas, el espectáculo es mayúsculo, apoyado en unos efectos visuales insuperables, especialmente las luchas acuáticas, que confirman que la durísima pugna entre ILM y Weta Digital continúa. A todo ello se suma la música del alemán Ramin Djawadi, que para el que no lo sepa es un señor que ya se puede morir tranquilo (aunque espero que lo haga dentro de muchísimos años) por haber compuesto la cabecera de “Juego de tronos”, y que aquí entrega una partitura quizás en exceso funcional y aparatosa, con un deje industrial, pero efectiva. Y sea como sea, tener a Del Toro de vuelta, aunque aquí haya que buscarle oculto tras toneladas de metal, no deja de ser una buena noticia, y su “Pacific Rim” es en definitiva uno de los entretenimientos más dignos y honestos del verano, aunque en mi ranking personal no consiga desbancar a “Star Trek: En la oscuridad” como gran ‘blockbuster’de la temporada estival. Y ahora que el mexicano ha vuelto a asomarse a las pantallas, esperemos que aproveche la inercia… y con proyectos mucho más personales y reconocibles. De momento, parece que dirigirá el piloto de la adaptación televisiva de su primera novela, “Nocturna” (“The Strain” en el original) para la cadena FX, y que su próximo film, “Crimson Peak”, supondrá su regreso al género de terror y tendrá de nuevo a Hunnam como protagonista (¡bien!) junto a un reparto de campanillas: Benedict Cumberbatch, Jessica Chastain y Mia Wasikowska. Ese sí parece nuestro Del Toro.

Pacific Rim - The Breach

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3 comentarios leave one →
  1. Tamara de Lempicka permalink
    11/10/2013 16:20

    Pues yo soy el elemento disidente… Hace un tiempo leí un comentario de JJ Campanella que decía: ‘Hollywood abandonó todo intento serio de hacer películas para adultos, no le interesa’…y no se refería a porno ;-)

    Hablando de lo mismo, Tim Robbins comentaba: ‘Me encantaría vivir en un momento inteligente donde se hicieran películas para adultos que se merecieran respeto’ (y cada vez son más las voces que claman en este sentido), porque lo que está claro es que lo que prima es la taquilla (lógico, si se tiene en cuenta que el cine es un negocio), pero sobre todo es el PG, la calificación ‘para todos los públicos’. Los grandes estudios son muy conscientes de quién es el espectador medio que aún va al cine y por eso la mayoría de las producciones actuales tienen efectos especiales espectaculares, guiones raquíticos y personajes inverosímiles. No digo que todo tenga que ser drama y sesudo, pero se puede ofrecer entretenimiento de cierta calidad sin subestimar la inteligencia del espectador.

    Y lo cierto es que la mayoría de estas películas para mí son como los ‘kleenex’: las veo una vez (si llego) y ya, nunca las vería dos veces: 90% CGI + 5% guión + 5% labor actoral, y el director podría ser perfectamente un ingeniero informático. En esta, después de media hora, básicamente me he dedicado a bostezar y a contar los minutos esperando que se acabara (me pasó lo mismo con ‘Superman: Man of steel’ y ‘World War Z’, también citadas en el blog): ¡131 minutos para contarnos exactamente…nada! Sin pies ni cabeza.

    Lo siento pero cada vez me interesa menos este tipo de cine, y sinceramente creo que voy a dejar tan siquiera de intentarlo. Vuelvo a reiterarme en un comentario que hice ya hace tiempo aquí: creo que el público adulto está desertando masivamente del cine a las series de TV porque es donde verdaderamente se cuentan historias interesantes, hay diálogos trabajados, actores de verdad y un poco de madurez. Como bien decía nuestro querido Jorge en ese mismo post, ‘las grandes series de TV actuales están llegando donde al cine ya no le interesa ir’. Poco más que añadir.

    Saludos, chicos.

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